23 marzo, 2017
La otra opción más común es 16:9 que se suele usar en cortometrajes y películas de bajo
presupuesto, o como opción inicial para más tarde en postproducción cambiar la relación de
aspecto a nuestro gusto. Esta suele ser la segunda opción que suelen incorporar las cámaras
más económicas. Esta relación de aspecto es más rectangular, pronunciando algo más la
horizontalidad, generando así más dinamismo y acercándose más a lo que es nuestra visión.
A nivel profesional se suele utilizar 1.78:1, 1.85:1 y 2.35:1. Esto expande más si cabe la
componente horizontal, da mucho más dinamismo y prácticamente imita a nuestro campo de
visión. A día de hoy ya estamos acostumbrados a que las películas adopten esta relación de
aspecto en el cine por lo que asociamos la horizontalidad con el aspecto cinematográfico.
No obstante, hay muchos directores de cine que optan por otras relaciones de aspecto, incluso
se permiten modificarlas durante la película.
Buen artículo. Tengo una pregunta, ¿debo multiplicar 3 con 2.35 y con 1, para saber el
aspecto? ¿cómo hacer que mi DSLR consiga ese aspecto?
Gracias
Reply
CPA Online
Hola Juan Andrés, en primer lugar nos alegra que te guste. Respondiendo a tu
pregunta, para conseguir que el vídeo que grabas con tu DSLR tenga un aspecto de
cine tendrás que hacerlo en posproducción ya que por defecto el “aspect ratio” en las
DSLR suele ser 16:9. Una vez tengas el material, será en Premiere, por ejemplo,
donde recortes a razón de la proporción que desees. Esto hace que cuando estés
grabando, tengas que tener en cuenta el recorte posterior, para que no se te quede nada
fuera de plano (por arriba y por abajo). Esperamos haberte ayudado. Un saludo.
Reply
fran
29 septiembre, 2018 at 10:12 pm
si tengo un 16:9 y la resolución es 1920 por 1080 e quiere decir que 120 es la unidad que
debemos tener en cuenta a la hora de recortar? para darme una idea tengo que coger 1920 y
hacer que sea el máximo y si 120 es la unidad seria 120 x 16 lo cual 120 x 9 es 1080 que para
llegar al 2,35:1 seria 1920 dividido 2.35 y tendría el alto al que debo recortar ?
La relación de aspecto en el cine (aspect ratio en inglés) se refiere a la proporción que existe
entre el ancho y el alto de una imagen. Descubre la evolución de las relaciones de aspecto en
el cine.
No es lo mismo componer una imagen cuadrada, que una rectangular y alargada. Tampoco es
lo mismo hacerlo en horizontal, que hacerlo en vertical, como hacemos actualmente con los
smartphones.
En cualquier caso, este artículo no trata tanto sobre composición de la imagen. De eso ya
hablamos anteriormente al tratar la regla de los tercios.
Seguramente te suenen las resoluciones 4:3 y 16:9, porque son las más extendidas en
televisión. Pero en cine la relación de aspecto se expresa de otra forma. Por ejemplo, el 4:3 se
llama 1.33:1. ¿Por qué? Porque si divides 4 partes de ancho entre 3 de alto, obtienes 1,33. Y
porque era la proporción que debía tener cada fotograma en la película completa.
Esto quiere decir que esa pantalla o fotograma tiene una relación de aspecto 1,33 veces más
ancha que alta. En el caso del 16:9, la relación de aspecto es 1,77 más ancha que alta.
Es decir, en cine siempre se expresa la división del ancho entre el alto, y en decimales.
Durante la época del cine mudo, el tamaño del fotograma era el del estándar de la película
de 35mm. Esta tenía aproximadamente 2,4 cm de ancho y 1,8 cm de alto. Es decir, una
proporción 1.33:1 (4:3).
Con la llegada del cine sonoro, había que añadir una banda de sonido a la película. Y esto
hizo que se variara ligeramente el tamaño de la imagen en el fotograma. En 1932, la
Academia de cine estadounidense decidió compensar este cambio e impuso una relación de
aspecto ligeramente más apaisada. Esta relación de aspecto llamada “académica” era de
1.37:1.
Relación de
aspecto 1.37:1. Fotograma de “Casablanca”.
Grandes películas como El gran dictador (Charles Chaplin), Casablanca (Michael Curtiz),
Ser o no ser (Ernst Lubitsch) o Sunset Boulevard (Billy Wilder) fueron rodadas con esta
proporción de aspecto en la imagen.
En la década de los años 50 la televisión se había extendido por Estados Unidos. En 1952
había 11 millones de televisores en el país. Los espectadores de cine habían pasado de ser 90
millones semanales en 1948, a 56 millones en 1952.
Ahora el espectador podía ver las películas en su casa, en la misma relación de aspecto que en
el cine. Hollywood tenía que hacer algo. Y lo hizo: estirar la pantalla a lo ancho, haciéndola
más panorámica.
Cinerama
En 1953, Paramount hizo una nueva apuesta con la película Shane (“Raíces profundas”), de
George Stevens. Esta apuesta consistió en rodar en formato académico (1.37:1), pero
proyectar con una relación de aspecto de 1.66:1 ampliando la imagen sobre la pantalla, y
recortándola por arriba y por abajo.
El golpe maestro para conseguir una imagen panorámica lo realizaría otra compañía:
Twentieth Century Fox. Para ello, recurrió a las ópticas anamórficas que había ideado Henri
Chrétien en la década de los 20. Para los que no sepan en qué consisten, básicamente estas
ópticas distorsionan la imagen horizontalmente, y por eso dan ese desenfoque tan
característico, además de añadir flares o destellos.
El resultado de esta alianza entre la Fox y Chrétien fue el famoso Cinemascope. Y la película
que inauguró esta relación de aspecto fue The Robe (“La túnica sagrada”), que contó con una
proporción de 2.55:1 (23:9).
Fotograma
de “The Robe”
Tras esta película, y debido a algunos problemas con la banda de sonido porque los
fotogramas muy próximos al ser tan horizontales, finalmente la relación de aspecto estándar
del Cinemascope fue de 2.39:1 (aunque mucha gente dice erróneamente 2.35:1; yo el
primero).
Para demostrar que es 2.39, sólo tenéis que dividir el ancho entre el alto de las resoluciones
estándar internacionales. El resultado es exactamente 2.386. No es 2.39. Pero desde luego no
es 2.35.
DCI 2K Scope: 2048 x 858
DCI 4K Scope: 4096 x 1716
Sí, no se me ha olvidado. Esta resolución también surgió en los años 50. Y fue cosa de
Paramount, que como veía que lo de rodar en 1.37:1 y proyectar en 1.66:1 como hicieron con
Shane no terminaba de ser la solución, tenían que hacer algo.
A este sistema se le llamó Vistavision. Y con él se rodaron grandes películas como Los Diez
Mandamientos (1956, Cecil B. DeMille) o Vertigo (1959, Alfred Hitchcock), entre otras
muchas.
La proporción es muy parecida al 16:9. En concreto se trata de un 17:9, y por eso cuando lo
ponemos en 16:9 se le añaden dos bandas pequeñas arriba y abajo.
Además de todos los citados, el hecho de rodar en película de 70mm también ha gestado
relaciones de aspecto panorámicas fuera de los estándares mencionados anteriormente.
Por ejemplo, películas ampliamente oscarizadas como Ben-Hur (1959, William Wyler), que
tiene una relación de aspecto de 2.76:1; y películas como Patton (1970, Franklin j. Schaffner)
y Lawrence de Arabia (1962, David Lean) tienen 2.20:1.
Hoy en día, los grandes defensores de rodar en celuloide de 70mm son Quentin Tarantino y
Christopher Nolan. The Hateful Eight en concreto tiene una relación de aspecto de 2.76:1
(11:4).
En general, los formatos panorámicos son más parecidos a nuestra visión, ya que nosotros
tenemos una visión más horizontal que vertical. Quizás es por eso que los que nos dedicamos
al audiovisual y amamos el cine insistimos tanto en que la gente grabe en horizontal, y no en
vertical.
Aunque también es cierto que los nuevos formatos como los stories de Instagram están
pensados para encuadrar en vertical, no en horizontal.
En el caso del cine, hoy en día los estándares profesionales más utilizados son 1.77:1 (el
16:9, vaya), 1.85:1 y 2.35:1. Pero como siempre, la excepción confirma la regla. Y las reglas
están para romperlas.
Por eso Christopher Nolan o Wes Anderson incluso se han atrevido a mezclar diferentes
relaciones de aspecto dentro de una misma película. Y Xavier Dolan en Mommy hace que el
protagonista cambie la relación de aspecto, interactuando con el encuadre.
Y por poner un ejemplo cercano, mi buen amigo Juan Francisco Viruega acaba de rodar su
último cortometraje en una relación de aspecto de 1:1 (sí, cuadrada), y le está yendo genial
en festivales, donde no deja de acumular premios.
diegético
no diegético o extradiegético
En general, el sonido diegético es aquel sonido que perciben los personajes; y el no diegético
es aquel que no es percibido. Sin embargo, según Chion, existe el sonido diegético subjetivo
que corresponde a lo que imaginan y oyen interiormente los personajes, es la voz interior.
Debemos entender que, aunque no es percibido por el resto de personajes, sí que lo es por el
personaje que piensa.
Si bien el sonido extradiegético suele utilizarse como recurso dramático, algunos directores
como Gus Van Sant utilizan justamente el sonido diegético para acentuar el dramatismo
y la tensión. Un claro ejemplo es el Elephant (2003), donde el sonido diegético domina todo
el relato. Incluso, el momento anterior a la matanza, la música que escuchamos proviene del
piano de uno de los personajes principales.
No olvidemos tampoco a uno de los directores europeos más controvertidos, Lars von Trier.
En su film Los idiotas (1998), y en coherencia con las «normas» establecidas en Dogma 95, el
sonido diegético tiene una enorme importancia. Por una parte, este sonido acentúa el
realismo de la historia -de nuevo en consonancia con Dogma 95-; por otra parte, subraya el
dramatismo del relato.