Actualmente Colombia está pasando por un momento histórico.
Las dos principales guerrillas
que han hecho parte del conflicto social armado durante 50 años están en un proceso de desarme y cambio de la lucha armada por la política sin armas. La sociedad civil y los actores involucrados en ese proceso, está ante un posible cambio en las maneras de inclusión, participación y construcción política en el país. Pareciera que con los logros que se han conseguido con el proceso de paz con las FARC- EP en la Habana y el que se está llevando a cabo con el ELN abrirían paso no solo a los excombatientes de estos dos grupos, sino al conjunto de procesos y personas que han estado al margen de la dirección de este país. Pero al contrario de nuestras esperanzas, el modelo socio económico dominante, las clases que mantienen perpetuado este modelo y sus condiciones y los gobiernos cómplices de la miseria, la represión y mentira, nos han demostrado de que las cosas van a continuar de la misma manera, no van a haber cambios sustanciales ni apertura para la participación directa de los diversos actores que se están pensando una sociedad equitativa, con justicia social, solidaria y emancipada. Ante este panorama, los movimientos sociales de diverso tipo (étnico, de género, gremial, clasista, comunitario, juvenil entre otras) deberán empezar a pensarse nuevas maneras de crecer como procesos; evaluar críticamente sus discursos, sus formas de lucha y su tipo de organización, esto en el sentido de generar un proceso reflexivo sobre la manera de actuar como movimiento social y que se puede conseguir si se sigue actuando como se venía haciendo, ya se articulado con otros grupos o de manera independiente. En ese sentido, es importante mencionar que los movimientos sociales debido a su “naturaleza”, sus repertorios de lucha y sus ideas y concepciones de lucha que cada uno comparte, es lo que hace que cada proceso genere sus acciones a parte de otros movimientos sociales. De hecho, existen movimientos sociales que comparten características similares, pero no trabajan conjuntamente (por ejemplo: colectivos pertenecientes a procesos juveniles feministas, pero hacen parte de organizaciones distintas). Por lo tanto, las personas pertenecientes a procesos sociales, deberán generar, colectivamente, discusiones sobre porque seguir actuando apartados de los demás movimientos, que se puede construir trabajando colectivamente con otros procesos, aunque no sean del mismo tipo (ej: sindicato clasista, colectivo animalista, grupo anarquista), y, por último, como vamos ir construyendo caminos para lograr la unidad de los sectores que se movilizan contra las distintas problemáticas de la sociedad. Por otro lado, después de pasar por un momento autocritico y de replanteamiento de objetivos, formas, alianzas para continuar con las acciones colectivas que se tengan en mente, es importante pensarse cuál va a ser el esquema en el que los diversos movimientos sociales van a basarse para crear nuevos repertorios de lucha contra la negligencia estatal cómplice de la miseria neoliberal. Esto en el sentido de dejar de lado las antiguas maneras individuales de actuar de las organizaciones sociales, las cuales están permeadas por los “valores” de la cultura capitalista (elitismo, verticalidad organizativa, individualismo, competencia). Por lo tanto, se deberá construir colectiva y horizontalmente un nuevo modelo de unidad, lucha y estrategia, sin obviar el carácter de cada proceso, ya sea este de clase, reformistas o anti sistémicos. Para esto, será muy importante los aportes de todos los integrantes de dichos movimientos, ya que los militantes y sus voceros, son los que han construido las iniciativas y vivido las experiencias de las distintas acciones colectivas que han llevado a cabo; los miembros de los colectivos, grupos, nodos o parches serán los que nos aporten sus valiosas experiencias para conformar una gran propuesta para hacerle frente a las políticas del establecimiento. Por lo tanto, y terminando la idea con que inicie, la principal tarea de los movimientos sociales en Colombia es un gran movimiento pluralista y emancipador (en que cada movimiento conserve si identidad), que recoja todas las expresiones de movilización de la sociedad civil que se piensan, se proyectan e intentan lograr las transformaciones que se necesitan para la construcción de una sociedad más solidaria, en equidad y con la participación de todos los sectores en su organización. Para lograr esto, cada proceso empezaría por dejar atrás los vicios y formas de acción parcializadas, ya que las divisiones de los movimientos son en algunos casos, alimentada y aprovechadas por el mismo modelo capitalista. El único que se beneficia de las diferencias y parcialización de las luchas sociales emancipadoras son las elites económicas y sus gobiernos en el mundo. En conclusión, considero que los cambios y transformaciones sociales, económicas, culturales y políticas, no las podemos esperar de ningún gobierno, de hecho, si en algún momento de la historia de Colombia, algún representante de los movimientos sociales llega algún cargo estatal importante, eso no será ninguna garantía de desigualdad social o mejoras sustanciales en las condiciones deplorables del capitalismo global. Sera la permanente lucha de todos los sectores que representan los movimientos sociales los que desde sus diferentes luchas y articulados en un gran movimiento amplio plural y emancipador, el que desde abajo y no de manera inmediatista, el que podrá ir desbaratando el explotador e inhumano modelo capitalista neoliberal, aunque para que este propósito sea real, será necesarios que en el mundo también sean conscientes de que ese cáncer de sistema se puede caer.