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interamericana
de DD.HH Y
Comisión
interamericana
de DD.HH
CURSO: DERECHO PROCESAL CONSTITUCIONAL
PROFESORA: SAENZ
INTEGRANTES:
2019
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INDICE
Introducción…………………………………………………………………………3-4
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INTRODUCCION
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Cumpliendo con su misión de interpretar la Convención a la luz del contexto histórico en que
nos encontramos, las sentencias de la Corte han extendido la protección del Sistema
Interamericano afianzando la necesidad de evitar daños al medio ambiente y establecieron
la justiciabilidad directa de los derechos sociales interamericanos, entre otras medidas
recientes. Este breve y puntual trabajo pretende dar a conocer, a través de una selección de
datos la evolución tanto institucional como jurisprudencial que ha tenido la Corte IDH en su
desempeño judicial. Para ello, se hace un repaso de la gestación del Sistema
Interamericano, evidenciando la permanente búsqueda de fortalecer su gestión. Asimismo,
se destacan algunas decisiones de la Corte que son consideradas emblemáticas por la
diversidad, alcance y trascendencia del aporte jurisprudencial en la justicia regional.
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I. ORIGEN Y EVOLUCION DE LA CORTE INTERAMERICANA DE
DERECHOS HUMANOS
Primero debemos tener en cuenta que hacia el año 1969 se aprobó la Convención
Americana sobre Derechos Humanos, o también llamado Pacto de San José de Costa
Rica, tratado internacional que entró en vigor el 18 de julio de 1978 adoptado en el
marco de la organización de estados americanos (OEA). Este documento regula el
funcionamiento del sistema interamericano de derechos humanos que está
conformado por dos órganos: la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y
la Corte Interamericana de Derechos Humanos, ambos con el objeto de promover la
defensa de los Derechos humanos, pero a través de distintos caminos y con
atribuciones muy diferentes.
La Corte está compuesta por siete jueces, para un periodo de seis años. Pueden ser
reelegidos una vez, permaneciendo en funciones hasta el término de su mandato. Sin
embargo, aun cuando su mandato haya terminado, los jueces siguen conociendo de
los casos a que ya se han abocado y que se encuentran en estado de sentencia, a
cuyos efectos no son sustituidos por los nuevos jueces elegidos. No podrá haber dos
jueces de la misma nacionalidad. Cada dos años se elige al presidente y
vicepresidente, en votación secreta de los jueces titulares presentes, con posibilidad
de reelección.
Los jueces son elegidos en la Asamblea General de la OEA de una lista de candidatos
propuesta por los Estados partes de la Convención, en votación secreta, y por mayoría
absoluta de votos de esos mismos Estados.
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Cada uno de los Estados partes puede proponer hasta tres candidatos, quienes
pueden ser nacionales del Estado que los propone o de cualquier otro Estado miembro
de la OEA
Para ser nombrado juez se requiere cumplir con los siguientes requisitos: ser
nacionales de alguno de los Estados miembro de la OEA; ser elegidos a título personal
entre juristas de la más alta autoridad moral; gozar de una reconocida competencia en
materia de derechos humanos, y reunir las condiciones requeridas para el ejercicio de
las más elevadas funciones judiciales conforme a la ley del país del cual sean
nacionales o del Estado que los proponga como candidatos. Ante el fallecimiento o
renuncia de un juez titular se nombrará un juez interino para reemplazarlo, debiendo
completar el periodo faltante; asimismo, sólo en casos contenciosos interestatales
puede nombrarse un juez ad hoc en el supuesto en que entre los jueces llamados a
conocer del caso, ninguno fuese de la nacionalidad de los Estados partes.
En los últimos 41 años, la Corte IDH ha dictado muchas sentencias importantes. Sus
fallos son vinculantes para los Estados que han aceptado su jurisdicción y han
obligado a los gobiernos a reformar su legislación y la práctica judicial y administrativa
en muchos campos.
Los temas sobre los cuales la Corte IDH ha dictado sentencia se refieren, entre otros,
al derecho a la vida, a la tortura, a la desaparición forzada de personas, a la pena de
muerte, a las garantías de debido proceso y a la protección judicial, a la protección
consular, a la libertad de pensamiento y expresión y su protección en armonía con
otros derechos, al acceso a la información, a los derechos de los niños y las niñas y de
la familia, a los derechos de la mujer y a los derechos políticos.
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II. COMPETENCIA DE LA CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS
HUMANOS
LA COMPETENCIA CONSULTIVA
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En relación a la naturaleza de la función consultiva de la Corte Interamericana de
Derechos Humanos, algunos autores destacan que «... La función consultiva que
confiere a la Corte el art. 64 de la Convención es única en el derecho internacional
contemporáneo. Como la Corte ya lo ha expresado en otra oportunidad, ni la Corte
Internacional de Justicia ni la Corte Europea de Derechos Humanos han sido
investidas con la amplia función consultiva que la Convención ha otorgado a la Corte
Interamericana...»
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«... A pesar de la vasta competencia de la Corte, el segundo parráfo del artículo 64 le
impone una limitación al indicar que solo los Estados miembros de la Organización
están facultados para solicitar una opinión sobre la compatibilidad de cualquiera de
sus leyes internas y los instrumentos internacionales que describe el párrafo 1 del
mismo artículo...» .
Las Opiniones Consultivas, no tienen el efecto obligatorio que poseen las sentencias
contra Estados establecidas por la Corte en ejercicio de su función contenciosa; sin
embargo, algunos autores subrayan su importancia
«... En la práctica las opiniones de la Corte pueden gozar de gran autoridad y llenar
una importante función como medio de protección de los derechos humanos, en
especial si se tienen en cuenta las dificultades con que ha tropezado el ejercicio de su
jurisdicción contenciosa...»
LA COMPETENCIA CONTENCIOSA
En sentido concordante, y citando una de las similitudes, Juan Carlos Hitters subraya
que la facultad de aceptación de la competencia contenciosa de la Corte
Interamericana, tal como sucede en la Corte Internacional de Justicia y el Tribunal
Europeo de Derechos Humanos, se da a través de la "cláusula opcional», que da a los
Estados la posibilidad de realizar la declaración pertinente en cualquier momento.
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Para que un Estado sea demandado ante la Corte Interamericana, es necesario que
éste, además de haber ratificado la Convención Americana sobre Derechos Humanos,
haya hecho una declaración especial de aceptación de la competencia contenciosa.
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Al menos, tal como el destacado profesor Cançado Trindade afirma al respecto: «... La
preocupación de la Corte en asegurar un proceso equitativo y justo debe
necesariamente abarcar la cuestión de asegurar igualmente alguna forma de locus
standi de las presuntas víctimas (o sus representantes legales) ante la propia Corte,
en casos que ya le hayan sido enviados por la Comisión».
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COMPETENCIA DE MEDIDAS PROVISIONALES
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Cuando la Corte Interamericana no se encuentre sesionando, las medidas las puede
disponer el presidente del Tribunal; luego, le corresponde al pleno de sus integrantes,
la decisión acerca de ratificar o no, la providencia tomada por aquel.
Si bien las medidas provisionales se han convertido en útiles y necesarias ante hechos
de extrema gravedad y urgencia, un elemento importante es saber determinar cuándo
y sobre que violaciones deben emitirse, impidiendo a toda costa que con la misma se
intente resolver el fondo del asunto, ya que perderían la naturaleza por la cual fueron
creadas, su provisionalidad. En el estudio de casos se pudo constatar que, si bien la
Corte Interamericana por medio de las medidas provisionales, ha brindado protección
inmediata y de carácter urgente a una amplia gama de derechos reconocidos y
protegidos por la Convención Americana, han sido el derecho a la integridad personal
y a la vida, los que mayor protección y defensa han necesitado por el Sistema
Interamericano, por ser indiscutiblemente los más vulnerados.
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1. En el caso Masacre Plan de Sánchez en Guatemala donde el Presidente de la Corte
Interamericana, mediante Resolución de fecha 30 de julio de 2004 emitió medidas
provisionales, indicando a Guatemala, que adoptara sin dilación todas las medidas que
fueran necesarias para proteger la vida, integridad y libertad personal a los señores
Salvador Jerónimo Sánchez, Prudencia Cajbon, Faustina Tojom, Juan Manuel
Jerónimo y Buenaventura Jerónimo. El Presidente consideró que los antecedentes del
caso presentados previamente por los representantes de las presuntas víctimas y la
Comisión Interamericana, “…podría guardar una relación con el hecho de que los
señores Salvador Jerónimo Sánchez, Juan Manuel Jerónimo y Buenaventura
Jerónimo son testigos en los procesos internos que se tramitan en Guatemala por
genocidio, delitos de lesa humanidad y crímenes de Guerra en contra de los altos
mandos militares del régimen militar del ex presidente José Efraín Ríos Montt (…) y
que los dos últimos comparecieron recientemente como testigos ante la Corte
Interamericana en relación con el caso Masacre Plan de Sánchez (…); y que Salvador
Jerónimo Sánchez, Prudencia Cajbon, Faustina Tojom estuvieron presentes en la
audiencia pública sobre el referido caso como observadores…”Desde el inicio del
proceso el Estado mantuvo una actitud positiva, ya que adoptó de forma ágil y efectiva
los mecanismos necesarios de protección. Las medidas fueron suspendidas por la
Corte el 14 de junio del 2005. Este caso pone en evidencia, violaciones graves de
derechos humanos heredadas de gobiernos dictatoriales pasados, y sobre las que aún
los Estados se están pronunciando. Hecho que ocurre no solo en Guatemala, sino en
varios países de la región, en que la institucionalidad de derechos humanos, como
parte de la consolidación democrática está lejos de ser totalmente consolidada.
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A) INTEGRACIÓN: Los miembros de la Comisión son propuestos por los Estados
miembros de la OEA y se eligen en la Asamblea General. Generalmente son
abogados pero no siempre. Deben ser personas de la más alta autoridad moral y de
una reconocida versación sobre la materia. Los miembros ejercen el período por
cuatro años y pueden ser reelectos solo una vez. Mientras ejerzan sus funciones los
miembros se comprometen a evitar conflictos de intereses. En caso de que se alega
violación de los derechos humanos en sus propios países los miembros están
obligados a abstenerse de participar en las deliberaciones de la Comisión. La mesa
directiva se compone de un presidente, dos vicepresidentes, electos por los miembros
de la Comisión por un período de un año.
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La comisión también puede incluir aquellos informes en los que no hubo violación a los
derechos. Otra sección del informe anual es la parte dedicada al análisis de la
situación de los derechos humanos en países particulares. La lista de los países varía
dependiendo de la situación de los derechos humanos, sin embargo, generalmente los
países que se mencionan en el Informe anual son aquellos que presentan un patrón
de violaciones graves de los derechos humanos.
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El peticionario no necesariamente debe ser ciudadano del país en contra del cual va
dirigida la demanda. Además ni la OEA ni la CIDH otorga ningún estatus consultativo
especial a organizaciones privadas como lo es la ONU. Los denunciantes a veces son
las propias víctimas de supuestas violaciones, con frecuencia las ONG son las que
median por las víctimas. Las denuncias usualmente se transmiten a través de una
carta, sin embargo no interesa el medio de comunicación sino el contenido.
Esta regla está sujeta a excepciones, cuando está claro que los recursos legales
domésticos no son efectivos, ya sea porque no existe en el país un mecanismo de
debido proceso legal o por que se le haya negado al denunciante el acceso a los
recursos legales, la Comisión en ese caso procederá a tramitar la denuncia sin más.
Otra excepción ocurre cuando ha habido un atraso irrazonable en dictar sentencia final
dentro del sistema legal interno. Además se hace una excepción cuando la persona
carece de los medios económicos.
Cuando un denunciante alega que no ha podido agotar los recursos internos el Estado
tiene la obligación de probar lo contrario. Si el Estado prueba que aún no se han
agotado los recursos internos, se considerará la denuncia inadmisible. Cuando una
denuncia es enviada a un gobierno este tiene 180 días para responder los cargos. La
Comisión al recibir la respuesta la envía al denunciante para sus observaciones. Una
vez hecho lo anterior estas observaciones son enviadas al gobierno para su respuesta
final. Una vez que se ha tenido el intercambio de las denuncias, respuestas y
observaciones y en los casos en los que la Comisión considera que ha habido
violación de los derechos humanos, la Comisión se pone a disposición de las partes
con miras a llegar a un acuerdo amistoso. Si se llega a un acuerdo justo la Comisión
archiva la denuncia, y podrán publicarlo si así las partes lo desean, mediante un
comunicado de prensa, o en el informe anual, pero si no se llega a un acuerdo la
Comisión redactará un informe.
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En ese informe la Comisión debe detallar los procedimientos que se siguieron en el
asunto, así como los hechos importantes establecidos y su conclusión sobre el fondo
del caso. Además formulará recomendaciones en estos informes y procederá a
enviarlos a ambas partes con la solicitud de que se mantengan confidenciales por
cierto tiempo.
Las visitas in loco que requieren ya sea la invitación de al menos, la anuencia del
gobierno en cuestión, le provee a los gobiernos, la oportunidad para que demuestren
su apertura y buena disposición en reconocer los problemas en el área de derechos
humanos.
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Un gobierno que sinceramente quiera reconocer o explicar a la comunidad
internacional y a su propio pueblo la situación de los derechos humanos, en su
territorio puede utilizar una de las visitas de la Comisión para este propósito.
Los gobiernos que invitan a la Comisión tienen que garantizar que las personas u
organizaciones que se presenten ante la Comisión no sufrirán ninguna represalia. Esta
garantía es difundida por los medios de comunicación locales y nacionales al principio
de la visita de la Comisión para que la ciudadanía se sienta en libertad de acudir a la
Comisión si así lo desea.
Las visitas de la Comisión históricamente han venido como una respuesta a problemas
de derechos humanos a gran escala o por lo menos en algunos casos a situaciones
particulares limitadas pero de mayor gravedad. Cuando la Comisión decide que se
requiere de una visita in loco, el Presidente o el Secretario Ejecutivo normalmente
tienen una conversación informal con el gobierno en cuestión, con frecuencia a través
de su embajador y representante ante la OEA, el Presidente explica el interés de la
Comisión y sugiere que el gobierno considere invitar a la Comisión para que lleve a
cabo su investigación, si no se da la invitación la Comisión envía una solicitud de
anuencia por escrito al Ministerio de Relaciones Exteriores, explicando sus
preocupaciones y fijando las fechas.
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Durante estas visitas se observa cárceles, pueblos, para tener una mejor idea de la
situación del país. También se reúne con miembros de la iglesia, ONG, medios de
prensa, movimientos de trabajadores, industrial, comercial y agrícola, además de
reuniones con los líderes políticos, dependiendo de la composición demográfica
también se recibe a representantes de los indígenas.
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Sin embargo, hay que tener en cuenta que la Comisión realiza estas actividades
«cuasi jurisdiccionales», con el objeto de llevar esos casos ante la Corte
Interamericana, que será el órgano encargado de resolverlos. Para ser gráficos
podemos decir que entre la Comisión y la Corte hay la misma relación que hay entre
el fiscal y el juez; si el primero acusa, el segundo juzga.
Cabe apuntar que sólo los Estados parte (en casos de conflictos interestatales) y
la Comisión Interamericana tienen derecho a someter un caso a la jurisdicción de la
Corte, cuyos fallos son definitivos e inapelables. Los individuos no pueden presentar
peticiones de manera directa ante la Corte (como sucede en los delitos de acción
pública, que solo el fiscal puede acusar).
Entre los países que se encuentran suscritos al famoso “Pacto San José”; son
alrededor de 22 que conforman esta comisión. En los cuales podemos visualizar
claramente a Perú, Argentina, Barbados, Bolivia, Ecuador, Costa Rica, Colombia,
Dominica, Chile, Salvador, Guatemala, Granada, Haití, Jamaica, Honduras, México,
Nicaragua, Panamá, Surinam, Uruguay, El Salvador y Brasil.
Parte de los que conformaban esta comisión se encontraba a Venezuela, pero hace
poco desistió, manifestando su renuncia y su posterior salida. Al igual, que lo hizo
Trinidad y Tobago, y República Dominicana.
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En el caso de Argentina, tuvo una participación particular y resaltante dentro del
Convenio Interamericano de Derechos Humanos: lo que motivo inicialmente era
proteger los derechos fundamentales y de la misma manera cada uno de los Estados
en toda América, buscar aquella concientización y apoyo mutuo entre países que
quisieran radicar la vulneración a los derechos humanos. Se empezó de a pocos, lo
principal y fundamental eran que los países Americanos reconozcan la defensa de la
libertad y derechos de todas las personas pertenecientes a una sociedad.
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En Argentina se propuso que los países americanos alcanzaran un estado de
justicia social que “…eliminase la miseria, el abandono, la explotación del hombre por
el hombre y asegurara la dignificación del trabajo y la humanización del capital” .5
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VI. CONCLUSIONES:
1) Es de suma importancia para latinoamericana la creación de la Convención
Americana de Derechos Humanos; ha sido uno de los primeros pasos, el
mundo ya decidió cambiar y ahí se va caminando poco a poco, sin embargo,
aún falta mucho por hacer; es necesario que todos los países, se sometan a la
jurisdicción de cualquier órgano internacional de protección de derechos
humanos (ONU, Convención Americana de Derechos Humanos, etc.) para una
efectiva protección mundial.
2) Mientras las sociedades no acepten o no entiendan y no se les obligue a
respetar los principios básicos y pilares de los derechos, el atropello descarado
de los derechos humanos seguirá siendo un problema de grandes
proporciones y no existirá sistema de protección legal que valga.
3) Es inconcebible que algunos países de nuestro planeta sean los primeros
promotores en el respeto a los derechos humanos, pero que en circunstancias
especiales sean los primeros en desconocer la autoridad de las instituciones
supranacionales, rompiendo de esta forma con los postulados universales de
unión, solidaridad y legítima defensa.
VII. BIBLIOGRAFIA
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