Está en la página 1de 1

Queridos hermanos:

...se pregunta Salomón en la lectura de este día. “¿Es posible que Dios
esté en nuestra historia?”, podíamos preguntarnos precisando esa
presencia. Lo podemos nombrar responsable de nuestros actos…

Dios está en nuestra historia. Hace falta reconocerlo. No manipularlo. Y


hacerle referencia de cómo ir construyendo esa historia nuestra desde
la libertad.

No le situamos en nuestro vivir como referencia de cómo hemos de


orientar y vivir nuestra historia; cómo hemos de hacer vida –historia
nuestra- su palabra-“que no pasará”, dijo él. A veces el dios que se
introduce en nuestra historia es un dios falso.

Jesús nos enseña que en la vida hay cosas esenciales y cosas


secundarias, y que éstas nos pueden desviar de lo que es
verdaderamente importante y da sentido a la vida.

Ciertamente cumplir unas normas, realizar ritos o practicar unas


costumbres de tradición está bien y nos da seguridad. Pero, ¿es eso lo
más importante en nuestra vida? Podemos caer en la tentación de
olvidarnos de lo verdaderamente importante.

La vida de Jesús fue de cosas sencillas y fundamentales: la amistad, la


solidaridad, la justicia, la misericordia, el compartir, el trabajo de cada
día, la simplicidad en el vestir y comer, el descanso, la sobriedad…

Que nuestros ritos, nuestras costumbres se orienten a lo fundamental…


a amar a Dios y a nuestros hermanos... cumpliendo los preceptos pero
ante todo valorando la vida, las personas, que están por encima de
cualquier rito o norma.

También podría gustarte