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Estupefacientes
Objetivo
Presentar los resultados de la lucha contra las drogas para el año 2013 en el que se integran
las consecuencias económicas, sociales y políticas de dicho fenómeno.
A menudo, las personas que están bajo los efectos de las drogas cometen delitos para
costear su adicción, y el delito forma parte de la violencia entre los grupos delictivos
organizados que se dedican al tráfico de drogas. Esto es especialmente patente en
Centroamérica, pero ningún continente está libre de esa lacra. Entre las consecuencias
económicas de la delincuencia relacionada con las drogas figuran no solo las que se derivan
directamente del delito en sí, sino también los costos asociados a las actividades de
aplicación de la ley, el sistema judicial y el encarcelamiento. La corrupción relacionada con
las drogas puede debilitar la gobernanza, lo que a su vez propicia el aumento de los cultivos
ilícitos para la producción de drogas y la producción, fabricación y tráfico ilícitos de drogas.
Esto se analiza en detalle en el informe anual de la JIFE correspondiente al año 2010.
Como parte de su diálogo permanente con los gobiernos, la Junta también efectúa
anualmente una evaluación de la aplicación por los gobiernos de las recomendaciones que
ha formulado en las misiones que envía a los países. De tal manera que en 2013, la Junta
invitó a los Gobiernos de los seis países siguientes, a los que envió misiones en 2010, a que le
informaran de los progresos logrados en la aplicación de sus recomendaciones: Croacia,
Gabón, Guatemala, India, Líbano y Myanmar.
Así pues, todos los años la Junta debe publicar dos informes (su informe anual y su
informe sobre la aplicación del artículo 12 de la Convención de 1988) y también, publica
informes técnicos basados en la información que deben comunicarle las partes en los
tratados de fiscalización internacional de drogas. Esas publicaciones, proporcionan a los
gobiernos análisis detallados de las previsiones de las necesidades de sustancias sometidas a
fiscalización internacional y de la fabricación, el comercio, el consumo, la utilización y las
existencias de esas sustancias.
Los gobiernos tienen la obligación de presentar a la Junta todos los años, a su debido
tiempo, informes estadísticos que contengan la información exigida por los tratados de
fiscalización internacional de drogas. La información se proporciona mediante un formulario
especial denominado “formulario D”, sobre sustancias utilizadas frecuentemente en la
fabricación ilícita de estupefacientes y sustancias sicotrópicas, a tenor de las disposiciones
del artículo 12 de la Convención. Hasta el 1 de noviembre de 2013, un total 123 Estados y
territorios habían presentado el formulario D en relación con 2012. Sin embargo, no
presentaron el formulario a tiempo 74 países, que no cumplieron, por lo tanto, las
obligaciones que les incumbían.
Con el capítulo III se hace un análisis de la situación mundial, analizando los siguientes
aspectos en cada uno de los continentes del mundo: las principales novedades; la
cooperación internacional; la legislación, políticas y medidas en el ámbito nacional; el cultivo
producción, fabricación y tráfico de estupefacientes, sustancias sicotrópicas, precursores y
sustancias no sometidas a fiscalización internacional; y por último, el uso indebido y
tratamiento.