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¿de qué hay recuerdo? ¿de quién es la memoria?

Estas dos preguntas se plantean según la idea de


la fenomenología husserliana. Hemos querido plantear la pregunta qué, antes de la de quién, pese
a la tradición filosófica que ha tendido a hacer prevalecer el lado egológico de la experiencia
mnemónica.

A este respecto, es instructiva la historia de las nociones y de las palabras: los griegos tenían dos
palabras, mneme y anam-nesis, para designar, por una parte, el recuerdo como algo que aparece,
algo pasivo en definitiva, hasta el punto de caracterizar como afección -pathos- su llegada a la
mente, y por otra parte, el recuerdo como objeto de una búsqueda llamada, de ordinario,
rememoración. El recuerdo, encontrado y buscado de modo alternativo, se sitúa así en la
encrucijada de la semántica y de la pragmática. En este sentido, la pregunta cómo, planteada por
la anamnesis tiende a apartarse de la preguntarse qué planteada más estrictamente por la
mneme.

La presencia, en la que, se cree, consiste la representación del pasado parece ser la de una
imagen. Una larga tradición filosófica que une de modo sorprendente la influencia del empirismo
de la lengua inglesa y el gran racionalismo de factura cartesiana, hace de la memoria una región de
la imaginación. La memoria r

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