Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Los ACV que afectan el bulbo raquídeo o el troncoencéfalo tienden a ser más severos, ya que
afectan las estructuras involucradas en el proceso que determina el control automático de la
deglución (inervación de los nervios craneales Trigémino, Facial, Glosofaríngeo, Vago, Accesorio,
Hipogloso. Estos nervios proporcionan la inervación sensorial y motora de la deglución y los
movimientos asociados del tracto respiratorio superior). Los trastornos que dejan indemne los
centros troncoencefálicos suelen en general ser menos graves y de mejor evolución.
La disfagia orofaríngea es una complicación frecuente que puede presentarse como secuela del
ACV. Cerca de la mitad de los pacientes con disfagia experimentan un aumento de la
morbimortalidad, bien porque fallecen, o bien porque sufren alteración hidroelectrolítica,
desnutrición severa, neumonía aspirativa o aumento de la estancia hospitalaria y hasta reingreso.
Cerca del 40 % se recupera espontáneamente y los restantes
conservan un déficit de deglución que afecta su funcionamiento, su recuperación y su calidad de
vida.