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Alejandra Kamiya LOS ARBOLES CAfDOS ‘TAMBIEN SON EL BOSQUE. BAJOLALUNA os Sided Au vec un someone Ajanta Kava conde Barns Ate: Rj Lata 2016 Tip i2h3z 1350, {SBN 978-967=1809-80-4 Pea seinen: may 2026 {© BAJOLALUNA, 25,2016 Corda 4709, 7.72 TN Cada e Bens Ais epic eg seayauna om oN 978. 9671608804 usta ec dei que bee ae 1.723 praca Ageia Desayuno perfecto No vas a esperar a que se cuele Ia uz por la ventana. Vas mirar a Takashi dormir au lado. Vas a pensar que es biteno que descanse porque lo espera un largo dia de trabajo. Vas a antarte del futén sin hacer ruido, y levisima vas 2 andar por el satami hasta la cocina, donde ce vas a vestir para no susgat cl suefio de papel de Hizo y de Takashi. Un desayuno perfecto requiere pescado fresco y el pes ccado mis fresco esté en os alrededores del mercado de Tsu Iii, Bs temporada de caballa, Vas air en tren a Tsukiji por una caballa perfecea. Una ver alli todas te yan a parecer bells, Ese reAejo azul, las Ineas de tigre en negro mojado, siempre moja do, como un recuerdo que nunca se seca, un recuerdo del océano, Vas a cerrar los ojas y vas 2 elegiz, No te vas a dejar llevar sélo por lo que veas. Vas a hacer el viaje de regreso a casa con Ia caballa per- fecra en una bolsa, deseando que no se produzca ninguna demora. Seria una pérdida de frescuta. Una Tisura de tu plan, Una ver en cast, vas a war Ia caballa a fa mitad y la vas a salat, para que retengg en ella su espiritu del maz. Vas ~Seitora, me voy, me voy a vivir con Alfonso. Voy a erat a seis cuadras, Puedo venir aver ~Sefiora, yo la aprecio a usted pero Alfonso quiere que me vaya a vivir con é. Estas cosas nunca se las die. Cuando iba a hacerlo siempre otta cosa salfa de mi boca ‘A veces cuando Alfonso me llamaba por teléfono, yo me quedaba pensindo. Casi podia verla a clla diciendo {Cémo me hacés algo asi” o haciendo cosas terrbles, y endo después, con la mano en el pecho “Vos me obli- gaste, Teresa’ como le habla dicho al sefior Juan Carlos cuando dijo todas esas cosas de él Entonces un viernes a la tarde me senté en el soft al lado de ella y la mie Parecié darse cuenta de algo. No me dijo que me le- Me acord de eémo era Ia primera ver que la habla visto, Tenia el pelo oscuro, la piel sin pecas los ojos como encendidos. Se le habian apagado, Pensé en la yerba que teaia para mi Después me levanté y no sé si ella me miré 0 siguié mirando televisién. EL lunes no vole Las botas (Cuesta arriba va mis despacio, Se despega del asienta y pedalea parada para ic mis ripido, Tira todo el peso del cuerpo a un lado y al otto. Va a llegar tarde. Deja atrés la planta incendiada de Pesca Sur. La mirada adherida a cada uno de los sesenta negros del frente Es como algo que no est4. Lo que falta siempre dispara preguntas, piensa. Pero quedan tiradas en el camino junto ala huella de la biciceea Hace unos dias, en medio de una proresta de los file- feros, unos encapuchades quemaron siete plantas de pro- Por suerte antes de llegar el amine baj Siente el to dspero en la cara Saluda al guardia en la puerta. Coste quitindose la cam- pera yentraal vestuatio arrastrindola. Deja caer el bolso en tun banco. Se saca y tira la ropa al piso, y en pocos segundos «sti lista. De punta en blanco: pantalones, chaqueta, gorro, barbijo, guantes de lites. Como una cieujana, Busca botas Queda un solo par. Son 35 y ella ealza 38, Mete el pie en punta y después el otro. Tiene medias gruesis. Corte a fa planta, pasa la tarjeta y el visor denuncia ceatorce minutos de reteaso. Agarra un cajén yun cuchillo y vvaala mesa de fleteado en la que esti Lidia El pescado esti revién descargado. Uno aletca, Ella ins- pira profundo y huele. Le encanta el olor a mar cuando el pescado llega, Le molesta cuando escucha a alguien hablar del olor del pescado como si fuera ese olor que hay en las sderias de Buenos Aires. Ese olor a amoniaco que agre- ae las marinas ye epi, "Ese no es lor pscade?, dice a voces, timida, El pescado tiene olor a mat. Se pregunta si ‘entonces nosotros tendremos olor a tierra “Qué te pass?” le dice Lidia. “Tengo a la més chica con gripe”. “la dejaste en lo de tu vija?”. "No, quedé la mayor cuidindola. La de nueve, que estaba con paro de acstros’. Hablan de costado, sin mirase y sin dejar de Fleteas. “;Dijo algo Romero?”, pregunca ella. “zPor qué? Porque llegaste tarde? Qué va a decir... Ademnds vino més gente. Los barcos que estaban haciendo langostino salieron la merluza’ la es a fileera mas répida, y como en los westerns ser 1 mis ripido infunde respeto. Agarra un pescado, lo atra- vies con el cuchillo a un lado, al otto, quita el espinazo, 12 piel, limpia los residuos, emprolija los bordes y piensa cen la tos de su hija. Tiene los dedos de los pies doblados ‘como en una reverencia, Pasa el dorso de la mano libre por el bolsillo y se cerciora de tener el celular. Barre con la ‘mirada las otras mesas. Es verdad, hay més gente que en las liltimas semanas. Ve a Susana. Los ojos sobre los barbijos dena y ora se saludan, También estd Natalia, la chica que centré hace un par de meses. Antes trabajaba en el cabaret adonde van los marineras. Algo pas6, y no quiso volver, Es lenea para filetear pero répida para aprender. Ella termina el cajén, le cuclga su numero y lo lleva a la mesa de aco- modado, El dolor en los pies se hace més intenso. Cemina sobre los talones. ‘Ve que la Abucla Tata est al lado de los ences de con- sgelado, Tata es la filetera mas vieja. Debe tener unos serena aos. Cotrentina como los padres de ella. ¥ como muchos de los tripalantes de los buques factora Su mam decia ue eso era la naturalena, que ast como algunos animales migran buscando mejor clim, ellos ha- bfan venido a la Patagonia persiguiendo el trabajo. Tam- bidn le decia que queria ora cosa para ella, cuando ella decia que queria ser filerera. Ahora entiende qué habia que- rido decis, pro en su casa munca falta comida en la mesa y Jas chicas van a la escucla. No aguanta més, tiene ganas de sacase las botasy ttarlas. Enel siguiente cajén de pesca- do ensero que agarra hay piezas con morecones. Va a tenet mucho descarte La semana pasuda el cajén que habia hecho la Abuela Tata cuando se cortd queds lleno de sangre y lo tuvieron que tira. (Sera por eso que la pasaron a los stneles de con- gelacisn? Codea a Lidia y pregunta, Lidia dice que cuando Ulegé la Abuela no se sencia bien y Romero le dijo que aco- smodara y metiera las bandejas en los wineles en lugar de fileteas: "Abs esté mas fro, y eso le hace peor, 0 n0?”, dice ella, pero Lidia ya se fue a llevar un cajén. Ella tiene los pies doemidos por ls botas, Es cierto, la Abuela Tara tiene mala cara Los cuchillos nuevos son buenisimos, corten por la car- ne como si estuvieran en el aie, La nena mis grande no llamé, debe estar todo bien, piensa. Termina otro cajin y lo acerca a fa mesa de acomodado. A un metto de ella la [Abuela Tata se desploma y detrba una pila de bandejas de acero inoridable que hacen un ruido de explosin, Algunos cotten a socorrer a la Abuea, Ella levanta las bandejas y vwselve a apiarlas 1 Encargado pide que alguien laacompaticen l bao mientras Hegel médico, Ella se ofrece porque no aguanta mis las botas. No waa poder estar parada as tes horas que faltan Entre varias arrastran a Tata hasta el bafio. La sientan contra la pared y la cabeza queda un poco cafda hacia tun lado, Esté muy paid, Ela se sienta junto ala Abuela’Tata con las piernasesti- radas, y entonces ve los custo pics perpendiculaes al piso. Tas boras de la Abucla son dos centimetsos mas laigas Sus pies laten Fila se pone en cuca y la mits. Tine los ojos cerra- dos, la boca entreabiertay algo le asegura que la Abucla no seva.a despertar por wn buen rato Fila se sinta en el pisoy ira de una de sus botas impo- sibles y luego de la otra. Sus pes salen casi solos yuna ver aera se expanden como si se desperezaran. ismedias de fanjas violera y fuesiaresltan en el blan- 0 quirirgico del bafio de la planta. Un gesto human que cscapé a algén calcula ‘Agarra el talén y la punta de la bot iguietda de la Abuclay tra, La bota se desliza hacia lla, yse a pone antes de sacar la rr. Mece el pie en punta, lo acomoda, y mueve los dedos dentro para disfrurar del espacio. Tats esté como la torre de Pisa, un poco escorada. Debe ser la falta de una de las boras. © que le sobra la otra. Bla le da un empujoncite en el hombro contratio, y la Abuela cae y se desarma. Decide terminar con lo de las botas antes de acomo- daca, Agarra el talon y el empeine de la bora derechay tira Estaes rebelde, no como la otra. Tita més Fuerte. La Abucla Tata se mucve hacia ella, No colabora. Se pone de espaldas ala Abucla, arodillad, la traba con el pie y tira de nuevo, Esta ver la bora sale, Se pone de pie, desiza el pie descalza adentro, y hace bailar los dedos. La Abuela perdié la cof y tiene el pelo blanco revuelto yy sobre la cara, El cus po est en el piso yla cabeza csi en Angulo recto contra la pated. lla deslza sus manos dcbajo de las axilas de le abuela Tata y Vuelveasentala, Sin querer sora su cara ysiente fro cnlos dedos. La Abuca est helada Deberia ponede las botas chicas, Mira los pies de la Abuela Tata, sina fia asoma por una media agujereada Hace el intento de ponerle las botas, pero en el tobillo inmévil a cosa se taba Esoucha a Romero que se acerca con alguien. Un médi- coy un camille, Le toman el pulso a la Abuela, le miran los ojos, hacen maniobrasyfnalmente sla levan en cari lla. Nadie repara en el susurzo de ella, "Le saqué las bocas para que estuviera mas cSmoda?. Vucive 2 la mesa y sigue fletcando. Al dia siguiente le dicen que la Abuela Tata musi Piensa en la muerte: no le gustaria que la agarretraba- jando, Tarpoco en un hospital, Nien cas. Que se en planta, conige mentalmente. Si ela ¢s eso. Hl rest viene despues, muy ijos. Piensa en las botas.“:Murié 0 ya estaba muerta” pré- guna, ";Que importa el momento exacta en que acurtis?” Alice Lidia, pasindose un pafiueto por la nasiz coloraday los ‘ojos hinchados, Ese dla algunas hablan todo el tempo, como queriéa- dose sacar algo de adeno, Ella y Lidia trabajan codo el tumo en silencio Cuando sale no se sube a la bicileta, va caminando y Hlevandola del manubrio, Corre a Lidia y le dice “Quiero contarte algo”. Lidia Ja mira. “Yo le cambie las horas ala Abucla en el bafo, Las ‘mas eran chicas y me estaban matando”. Lidia la mia y se rie a carcajadas, "No creeris que por eso se mutié, ,n0?”. Billa se coneagia la rsa, ‘Caminan juntas cuesta arriba hasta la casa de Lidia. “Yo también quiero contarte algo, entri a tomar unos mates Lidia pone el agua, hunde la bombillay deja el mate en Ja mesa. “Ya vengo”, dice Vuelve con algo negro en la mano. Lo arroja sobre la mesa, “Yo estaba ahi el dia de os incendlos”, dice. Bila levanta fo que trajo Lidia, Un pasamontatas. La cara de ella, como el desierto, nunea cambia dema- siado, Pero por dentro bay un desile de imagenes como cadiveres: un montacargas volcado, hierros retorcidos, pes- «ado pisoteado, eapuchas negeas y palos. Le dice a Lidia que deja los mates para otro dia, y se sube a fa bicileta. Quiere ise a casa. Se para sobze los pe- dales para ir més répido, Tira el peso del cuerpo y de la rristezaa un lado y al ot. El camino a casa es en bajada. ; | | | i El soldado Sato recibe una orden del Capitén Takeda que ha recibido una orden directamente del Genceal Ima- awa El soldado Sato debe eavar ust pozo en ef lugar que fe indica el Capicin Takeda de acuerdo ala orden superior del General Imagawa. hecho de que la orden haya bajado desde tan alto di- rectamente al Capitin Takeda sin pasar por cada uno de los ‘escalones dela jerarquia, la blinda, la hace impenetrable a ‘ucstionamientos, dadas o cualquier movimiento de ideas. La onden es un bloque perfecto que pasa de mano en Es un honor que haya pasado de las manos del Ge- rneral Imagawa directamente a las manos del Capitin “Takeda, y el soldado Sato recibe el bloque y el honor de sosteneri, Es conducido al lugar indicado y se le entregan un ‘equipo bisico de supervivencia, armas, herramientas, vive- 1s y una pala nueva de metal con mango de madera. Fs rato ver un elemento impecable en la guerra. En los dos afios que el soldado Sato lleva en el ejéreivo, no ba recibido munca un elemento sin uso

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