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Bogotá, 12 de diciembre de 2007. La risa y las carreras se acaban. Los niños se sientan en el
piso y, atendiendo a su profesora, se saludan entre sí con un abrazo o un apretón de manos.
Las sonrisas siguen en el rostro, no cambian para nada. Después de esto, cada niño toma una
ficha con su nombre y lo pega en una cartelera dividida en columnas, donde están escritos
varios estados de ánimo. Cuando todos han hecho esto, la maestra pregunta a los pequeños
enojados o tristes, la razón para estar así y pregunta a sus compañeritos qué se puede hacer
cuando una persona tiene ese ánimo. "Darle un abrazo", responde uno; "Compartir la lonchera
con él", dice otra; "decirle que lo queremos mucho", explica un tercero.
Así comienza una de las diez lecciones que comprenden los Juegos de Paz, proyecto que se
desarrolla en seis instituciones educativas de Norte de Santander en el marco del II
Laboratorio de Paz, coordinado por la Agencia Presidencial para la Acción Social y la
Cooperación Internacional -ACCIÓN SOCIAL-.
Este proyecto tiene como objetivo lograr un cambio progresivo en las habilidades de
estudiantes y profesores para la resolución de conflictos, además de ser implementado en las
instituciones,. "A medida que va pasando el currículo, van ejercitando habilidades a nivel social
para la resolución de conflictos y también a nivel de servicio social y comunitario, pues los
niños crean sus proyectos de aula y los extienden a la comunidad", explicó Eduardo José
Sánchez Ramírez, coordinador de Juegos de Paz.
Doris Mireya Granados en docente del grado 1º B en el Instituto Técnico Jorge Gaitán Durán
del corregimiento Agua Clara en Cúcuta. "Trabajar con Juegos de Paz ha sido una experiencia
muy grata, tanto para mí como para los niños, pues es un proyecto que facilita muchas cosas
en ellos como en el comportamiento, por ejemplo, pues empiezan a justificar por qué actúan
así, qué es lo que sucede y reconocen sus sentimientos, porque ellos no saben qué hacer
cuando están tristes o enojados".
Doris trabaja los Juegos de Paz con sus estudiantes todos los miércoles, de 7:15 a 8:45 de la
mañana. Sin embargo en la institución optaron por la transversalidad del proyecto y a lo largo
de la semana buscan repetir las lecciones "para que no se pierda la tónica de que estamos en
un cambio total en el trato con nuestros compañeros, para empezar a sentirnos mejor. Lo
hacemos así porque en esta zona los niños son muy agresivos y conflictivos. Los niños han
cambiado mucho, han empezado a reconocer que es más bonito tratarnos bien que lastimar a
otra persona".
Los juegos de paz no son sólo juegos de niños, son una herramienta fundamental para la
convivencia de los infantes y jóvenes que habitan zonas golpeadas por la violencia.