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Partiendo de los dualismos de los que habla la filosofía occidental, los suprimirá
reemplazándolos por el monismo del fenómeno
Se reduce el ente a sus manifestaciones. ¿No hay cosa en sí?, pero sí objetividad de los
fenómenos
Ser y existir no coinciden necesariamente, la ausencia lo demuestra, no estar ahí es todavía ser,
ser ausente mientras el no estar, se niega a sí mismo.
Es una filosofía que busca fundamentar la posibilidad del conocimiento del mundo que la
veracidad o la falsedad del mundo mismo.
Hay una propuesta de entender a la conciencia no como dualidad, sino una relación inmediata
con lo conocido, que no la separa sino que lo anuda con él, en ese caso sí se vindica la unidad de
la conciencia y claro, también de la experiencia.
¿Bajo estos términos la conciencia surge en el seno del ser, que crea y sostiene su esencia,
entendida como la ordenación sintética de sus posibilidades? Ojo: esta determinación de la
conciencia por sí misma no debe entenderse como una génesis, como un devenir, pues ello
implicaría una conciencia que es anterior a su propia existencia. En ese caso la conciencia sería
conciencia de sí como acto, o mejor dijo como lo que no es (esto responde de alguna manera a
la condición de la conciencia prereflexiva). Crítica a la noción causa-de-sí, qué implica. Cómo se
genera, lo más oportuno es decir existe por sí. antes de la conciencia no pude concebirse sino
una plenitud de ser, por eso para que haya nada de conciencia es necesario una conciencia que
ha sido y que ya no es más.
La palabra anula al absoluto, porque lo apresa, por eso como lo entiende lo absoluto, ya no tiene
más que ver con los conceptos y las construcciones lógicas, sino más bien con con el sujeto
mismo de la concreta de las experiencias. Así absoluto y relativo se entrelazan.
El discurso realista que otorga ser a la totalidad la pierde para otorgársela al ser de la conciencia.
Solamente el ser de la conciencia es lo absoluto. Solamente esta le otorgará el ser a los hechos.
Sobre el hombre, soy pasivo cuando recibo una modificación no originada en mí, es decir, de la
que no soy fundamento ni creador.
5. LA PRUEBA ONTOLÓGICA
Si se quiere que el ser del fenómeno dependa de la conciencia será importante que el objeto se
distinga de la conciencia.
¿cómo el no ser puede ser fundamento del ser?
Objeto: en-sí
6. EL SER EN SÍ
Las relaciones ontica-ontológicas. El ser se mueve en estas dos categorías, como parte todo y
como unidad sintética.
la concepción religiosa se entiende como entrega del ser, por lo que el ser siempre se veía
afectado por cierta pasividad.
El ser es increado, pero el ser tampoco se crea a sí mismo porque ello supondría que el ser es
anterior a sí mismo.
El ser en sí es lo que es, el ser en sí no tiene un adentro que se ponga a un afuera. Es macizo. Es
síntesis consigo mismo. Está aislado y no tiene ninguna relación con lo que no es.
1. LA INTERROGACIÓN
La interrogación es el medio por la que el no-ser (nada) llega, o aparece en el mundo, ello porque
otorga la conciencia de ausencia, de vacío en el acto de estar-en-el-mundo.
¿La no-existencia y la ausencia, pueden equipararse, de ser así, ambas están dotadas de alguna
categoría de ser?
El ser es eso, y fuera de eso, nada. Es decir, todo es cercado por la nada, o la nada lo cerca y lo
acerca a todo.
2. LAS NEGACIONES.
El ser en sí está más allá de la afirmación como de la negación, es decir, del realismo como del
idealismo. Es el sustrato de la realidad. Pero en qué difiere del que plantea el realismo.
Afirmar y negar sólo son categorías de juicios, que no se corresponden necesariamente a los
planos ontológicos, porque estos deben dar por efecto la existencia sentada antes de toda
valoración.
La nada más que su origen tiene su correlación con los juicios negativo, llega por el juicio del
hombre, o el hombre llega a ella mediante su juicio. Sartre hace la misma pregunta, pero de la
siguiente manera: ¿si la negación como estructura de la proposición judicativa, está en el origen
de la nada, o si, al contrario, esta nada, como estructura de lo real, es el origen y fundamento
de la negación?
La negación estaría al cabo del acto judicativo sin estar por eso en el ser, ¿eso quiere decir que
la nada no tiene su propio ser?
La negación aparece sobre el fondo primitivo de una relación entre el hombre y el mundo, es
decir, solamente es el hombre quien descubre la nada, o sólo la nada es para el hombre. Es por
ello que la nada tiene la potestad de ser inteligible.
Al parecer, el no- ser va más allá de los usos del lenguaje y es, en algún grado, un punto de
constitución de lo estar-presente.
El hombre destruye, cuando erige frágil, por eso destruye sus ciudades y todo cuanto hace.
La ausencia puede cobrar un fondo objetivo cuando la expectativa que tengo de una figura que
debería por necesidad estar ahí, no lo está.
El ser no es una estructura entre otras, un momento del objeto, es la condición misma de todas
las estructuras.
Para Sartre, será necesario distinguir entre ser y esencia. Y qué se puede discurrir sobre cada
uno de ellos.
La posterioridad lógica de la nada respecto al ser. Qué fue primero, el ser o la nada. El ser, dirá
Sartre.
La negación no puede alcanzar el núcleo del ser, que es plenitud absoluta y entera positividad.
La nada tiene su ser; ¿si lo toma, sólo lo toma del ser?
Las actitudes de la realidad humana, ya no naturaleza humana, que ponen e implican un aliento
de la nada son: el odio y la destrucción, la prohibición, el pesar, pero, sobre todo, la angustia.
La realidad humana, léase la angustia y la libertad, surgen como emergencia del ser en el no-ser,
y, debido a que el mundo está suspendido en la nada. Son estos los factores que soportarán la
contingencia del mundo.
La nada es aquello por lo cual el mundo recibe sus contornos. La nada funda la negación como
acto porque ella es la negación como ser. Nada es el ser de la negación.
La nada no pertenece a una idea extra-mundana, sino que descansa en el núcleo del ser, como
posibilidad latente y necesaria.
5. EL ORIGEN DE LA NADA
La nada se da por necesidad, pero solamente por el hombre se hace efectiva. La nada, para un
ser que no sea el hombre, es imposible. El hombre es el ser por el cual la nada adviene a las
cosas. El ser por el cual la nada adviene al mundo debe ser su propia nada.
¿en suma, la nada se concibe a partir del ser, fuera del ser, o, por otra parte, siendo no-ser?
Relación de utensilidad
La libertad no puede estudiarse de manera aislada, estudiarla implicaría un análisis general del
ser del hombre, en su caracteres exhaustivos y terminológicos.
Existencia y esencia no es semejante en el hombre y en las cosas del mundo. La libertad humana
precede a la esencia del hombre, y la hace posible.
Toda nihilización implica una escisión entre el pasado y el presenta, este corte, es la nada. El
hombre, aseguraría Bergson.
Para hacer aparecer mi posible pongo los demás posibles con el fin de nihilizarlos.
Yo no soy aquel que seré, no lo soy porque el tiempo me separa de aquello. Lo que soy no es el
fundamento de lo que seré.
El hombre está siempre separado de su esencia por una nada. Hegel: wesen ist was gewesen ist.
La esencia es lo que ha sido.
La esencia es todo cuanto la realidad humana capta de sí misma como habiendo sido. Pero que
ya no es.
Sólo en la generalidad de los actos cotidianos estoy comprometido, he apostado y sólo ahí
descubro mis posibilidades, realizándolas.
Yo soy un objeto de mi conciencia, pero en vista que la conciencia es vacía, esa conciencia que
tengo de mí, la confundo con mi yo.
Soy el ser por el cual los valores existen, el hombre es quien da valor a las cosas. Sobre ello se
dirá que la libertad es el fundamento sin fundamento de los valores.
En este mundo en el que me comprometo, mis actos me haces erigir valores como perdices.
Nada puede tranquilizarme con respecto a mí mismo, escindido del mundo y de mi esencia por
esa nada que soy. Tengo que realizar el sentido del mundo y de mi esencia. Yo decido sobre ello.
El espíritu de seriedad es la del hombre que se define a partir de los objetos, o mejor, del carácter
cosista de los valores que se les dan a los objetos del mundo.
La seriedad la asume el hombre que rehúye a su propia libertad y se deja comprender por los
ídolos explicativos de su situación.
La conciencia de nuestra libertad lo que debe lograr es que nos captemos como el origen de mi
posible
¿puedo afirmar que un acto es libre cuando refleja exactamente mi esencia?, ¿ello no sería
suponer dar un carácter historicista a mi acto, explicarlo por el pasado?
La mala fe es permitir dar paso a cierta tendencia desintegradora en el interior del ser.
CAPÍTULO 2: LA MALA FE
1 MALA FE Y MENTIRA
El ser humano negativiza, y, por lo tanto, define al mundo, pero también es capaz de asumir
actitudes que lo definas a sí mismo. Unas de ellas, son las actitudes de mala fe.
La conducta de mala fe, está muy en función al postulado del inconsciente, la censura, y la
represión.
Las conductas de mala fe, son aquellas que se mienten a sí mismas, o digamos, intentan mentirse
a sí mismas.
Yo soy yo, pero no soy ello. No tengo posición privilegiada respecto a mi psiquismo no
consciente.
El psicoanálisis, según Sartre, reemplaza la dualidad del engañador y el engañado y lo funde todo
en el yo.
2. CONDUCTA DE MALA FE
La exigencia del compromiso es aquello que nos moverá a hacernos lo que somos.
Lo que hacemos no define el ser-en-sí en acto presente, ya que todo lo que hacemos remiten a
lo trascendente.
¿Soy mi cuerpo?, no; ¿el cuerpo agota la totalidad del ser?, no. Soy una relación
3. LA FE DE LA MALA FE.
El SER-PARA-SÍ
1. LA PRESENCIA A SÍ
La negación nos remite a la libertad, esta a la mala fe, esta al ser de la conciencia, ésta a la
posibilidad.
El ser de la conciencia no coincide consigo mismo, sino con el objeto del cual es consciente.
La densidad del ser-en-sí, es infinita, es plena. El en-sí está pleno de sí mismo. No hay menor
fisura en sí, del cual pueda fluir la nada. Es el objeto.
La conciencia es refleja.
El para-sí es el ser que se determina a sí mismo a existir en tanto que no puede coincidir consigo
mismo. Porque está escapando constantemente del en-sí.
La nada es el acto por el cual el ser pone en cuestión al ser, es decir, la conciencia o para-sí.
Ningún ser puede producir ser, y nada puede llegar al ser por el ser, salvo la nada.
El ser mantiene en el ser sus propias posibilidades, es el fundamento de ellas y no cabe, pues,
derivar de la posibilidad la necesidad. Es uno más entre otros posibles.
El en-sí, no puede fundar nada. Se funda a sí mismo al darse la modificación del para-sí. El
fundamento sólo viene al mundo a través del para-sí.
En la naturaleza del en-sí; todo es posibilidad, sólo en la realidad humana existe el vacío, la falta
de.
Un ser es lo que es, en la medida en que no necesita nada para complementarse; pero el para-
sí está siempre en la tentativa de saciarse.
El que decide, actúa, opta, hace, pero también deja de hacer, nihiliza, hace llegar la nada al
mundo.
La realidad humana o es algo que existiera para luego estar falta, existe primero como falta.
El valor puede considerarse la unidad condicionada de todos los trascenderes del ser
El surgimiento del para sí aparece cuando hay una nihilización del en sí.
Leibniz: posible es todo suceso que no se halla incluido en una serie causal tal que se le pueda
determinar con seguridad y que no implica contradicción con el sistema considerado.
La realidad humana tiene la necesidad de ser su ser en forma de opción sobre su ser.
Para que haya posibilidad será necesario que la realidad humana, sea otra cosa que ella misma.
La coincidencia consigo mismo lo da la saciedad, por ello el hastío de sentirse objeto luego de
cada satisfacción de deseos. Ese es el significado de lo evanescente de la coincidencia consigo
mismo.
El deseo es un vacío, pero lo que el deseo apunta a ser, es ser un vacío colmado.
5. EL YO Y EL CIRCUITO DE LA IPSEIDAD.
Cómo definir a la persona sino como primitivamente una libre relación consigo mismo.
“el mundo es mío porque está infestado por posibles de los cuales son conciencias las
conciencias posibles (de) sí que yo soy, y esos posibles, en tanto que tales, le dan su unidad y su
sentido al mundo”.
El ser del para-sí no puede ser dilucidado si no es acompañado por una dilucidación de la
temporalidad.
CAPÍTULO 2. LA TEMPORALIDAD.
El presente instantáneo, del que nadie duda es el límite de una división infinita; el presente es
una dimensión que se aniquila a sí misma, es una nada en tanto que futuro y una ambigüedad
como pasado.
a) El pasado.
Habría que partir preguntándose cuál es el ser de un ser pasado, si se dice que el ser del pasado,
no, es más, y, asumiendo perspectiva, se insiste en afirmar que el futuro todavía no es,
agregando lo que se ha dicho del presente, entonces nos topamos con una nada de existencia.
Será necesario que el pasado también sea entonces.
Para un hecho ser pasado significa solamente ser ineficaz, perder vigencia, control en el ahora,
más no dejar de ser.
Que el pasado sea o no, no importa mucho, si no mantiene una relación vigente con el acto
presente.
Considerar el riesgo de confundir entre lo que no es ya, y lo que no es (nunca ha sido). Cuál
puede ser el problema atribuible
La permanencia no es nada más que cierto contenido instantáneo y sin espesor de cada “ahora”
individual.
Los tiempos particulares designan seres que existen, aunque en modos de ser distintos, de los
cuáles uno es, y es a la vez el otro.
No se es un pasado, el pasado no es, el pasado se tiene, como suma de configuraciones del ego.
Pero el sentido de ese tener no es un tener puramente material, como fácilmente podría
confundirse, porque no es un tener pasivo, sino invasivo. El pasado puede entenderse como
siendo en el presente, actuando todavía en el ahora, lo infesta, sin que lo sea.
Se puede ser contemporáneo de sí-mismo, hay rasgos que a uno le sobreviven con el tiempo.
El pasado llega al mundo por el para-sí, es únicamente esta instancia quien revela y da cuenta
del sentido de la temporalidad.
Es la muerte, la que trunca el para-sí, y lo deja sin efecto, abandonado como despojo un en-sí,
para la posteridad.
El pasado, es esquemáticamente, para mi experiencia, el para-sí; está al mismo nivel que los
utensilios y las cosas en el mundo, se identifica consigo mismo, como tal, no deja espacio para
la nada, mi libre curso, me implicará dos opciones: o ser mi pasado, o tomar distancia de él.
El para-sí, nunca, por más distancia que tome, llega a librarse del en-sí; siempre se encontrará,
de algún y otro modo, vinculado a ella.
b) Presente.
La presencia del para-sí al ser implica que el para-sí, es testigo de sí en presencia del para-sí en
tanto que este no es. Por eso se afirma que el presente no es, porque existe una enajenación
entre el para-sí (conciencia) que se adueña del objeto (en-sí), sin aprehenderlo, siendo uno al
menos de forma fugaz. El para sí (conciencia), no tiene ser porque su ser es siempre a distancia,
siempre deviene, y de esta misma manera, se va.
El presente es el escape del ser, ya que jamás se puede hallar el presente en forma de escape.
Cómo se muestra la filosofía en la cultura, qué resistencias esta le presenta, cuáles son los
medios de instrumentalización que debe ponderar,
La teoría de la desvinculación
El pasado es; no hay unidad del presente, son muchos presentes individuales proyectándose a
paso de absoluto
Acción y memoria
Razón y vida: concebido e hombre como un ser histórico, el estudio de la tradición y la cultura
debe tener una condición ontológica,
Persona y acción