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La parálisis cerebral se debe a un desarrollo cerebral anormal, generalmente antes del nacimiento.
Algunos de los síntomas son reflejos exagerados, flojera o rigidez de las extremidades, y
movimientos involuntarios. Suelen aparecer durante los primeros años de la niñez.
El tratamiento a largo plazo incluye fisioterapia y otros tipos de terapias, fármacos y a veces, cirugía.
La causa más frecuente de la Parálisis Cerebral Infantil es el déficit de suministro sanguíneo a un
encéfalo en desarrollo, debido a hemorragias, inflamación o ictus. Las causas son muy diversas no
conociéndose con certeza en muchas ocasiones (En un 40% se desconoce el origen, pudiendo ser
malformaciones, lesiones cerebrales que ocurren durante la vida fetal por infección o falta de
oxigeno y riego sanguíneo, problemas del parto y lesiones o accidentes postnatales secundarios a
meningitis, encefalitis, accidentes de tráfico, ahogamiento, etc.)
Los primeros signos clínicos aparecen en cualquier momento entre el nacimiento y los tres años.
Algunos signos precoces (antes de los 3-4 meses) que pueden hacer sospechar alguna alteración
son:
Alteraciones en deglución y habilidades motoras del recién nacido
Ausencia de movimientos espontáneos a los 2-4 meses
Ausencia de sonrisa social a los 3 meses
Ausencia de seguimiento ocular a los 3 meses
Ausencia completa de sostén cefálico a los 3 meses
Hipotonía importante
Espasmos o rigidez importante
Clara preferencia por mover una parte del cuerpo.
Generalmente, la parálisis cerebral no impide que los niños vayan a la escuela, tengan
amigos o hagan las cosas que disfrutan. Pero es posible que tengan que hacer estas cosas
de manera algo diferente o podrían necesitar ayuda para hacerlas. Con computadoras para
ayudarles a comunicarse y sillas de ruedas para ayudarles a movilizarse, los niños con
parálisis cerebral a menudo pueden hacer muchas de las cosas que hacen los niños sin el
trastorno.
Los niños con parálisis cerebral son como los otros niños. La diferencia es que se enfrentan
con desafíos que les dificultan las tareas de todos los días. Lo que más quieren es sentirse
parte del grupo y ser aceptados. Si conoces a alguien con parálisis cerebral, sé paciente. Si
no puedes comprender lo que dice una persona con parálisis cerebral o si esa persona
demora más en hacer las cosas, dale más tiempo para que hable o se mueva. Ser
comprensivo es parte de ser buen amigo, y un niño con parálisis cerebral sabrá apreciarlo
verdaderamente.
El juego consiste en que un jugador tiene 6 bolas rojas y el contrincante tiene 6 bolas
azules. El juego comienza cuando se tira la bola blanca. Cada jugador tiene que lanzar las
bolas de su color y el que consiga que sus bolas se aproximen lo máximo posible a la bola
blanca resulta vencedor. Anna nos cuenta que también se puede jugar en parejas y por
equipos (un máximo de tres jugadores por equipo).
"En un principio la boccia estaba pensada para que la jugaran exclusivamente las personas
con parálisis cerebral" explica. "Pero con los años vieron que las personas
con enfermedades motoras o lesiones físicas graves también querían jugar y fue así cómo
surgieron las diferentes categorías”. Las categorías existentes se estructuran según la
severidad de la discapacidad:
BC1: para los jugadores que lanzan con las manos o con los pies y precisan de ayuda de un
asistente.
BC2: los jugadores que lanzan sin ayuda.
BC3: reservada para los jugadores con parálisis cerebral. Necesitan de asistencia y realizan
los lanzamientos a través de una canaleta.
BC4: tienen cabida los deportistas con discapacidad física grave.