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Pehr Löfling (Suecia 1729 - San Antonio del Caroní (Edo. Bolívar) 1756)
Discípulo de Carl Linnæus fue el primer investigador científico en venir a Venezuela
en 1754 personaje de la historiografía de las ciencias naturales en Venezuela y del
período colonial español en América realiza estudios y descripciones serias sobre
la flora y fauna venezolana. A la llegada de Löfling, pocas eran las referencias
científicas que se tenían de la historia natural de Venezuela. Las descripciones de
la flora y fauna que existían eran las realizadas por los cronistas de Indias, carecían
rigor metodológico. Es aquí donde radica la importancia de los trabajos de Löfling
que utiliza el método de su maestro para realizar las primeras descripciones
científicas de la flora y fauna de las posesiones sudamericanas de la corona
española.
A los pocos días de su llegada, ya había realizado observaciones sobre un centenar
de plantas, como consta en su diario, así como las primeras descripciones
zoológicas. Después de una estadía en la ciudad de Cumaná se desplaza
hacia Barcelona y otras poblaciones, como las misiones Píritu y San Bernardino.
Atacado por fiebres intermitentes en varias ocasiones, su organismo se debilitó y
murió a escasos 27 años.
El resultado de sus estudios los había enviado al Jardín Botánico de Madrid, de
donde Linnæus obtuvo copia para la publicación de IterHispanicum (1758) que
contiene los 2 manuscritos del Plantae Hispanicae y Plantae Americanae. La
edición contiene también noticias biográficas aportadas por el propio Linneo, la
correspondencia y los dibujos originales de Löfling. Este ha sido considerado como
inspirador de Alexander von Humboldt.
La Universidad del Zulia surgió mediante la demanda que el pueblo zuliano hizo al
expresidente José Antonio Páez en el siglo XIX, de crear un centro de estudios
superiores ideado sobre la base del ya existente Colegio Seminario (institución que
se estableció durante el período colonial, y que junto a otras entidades educativas
fueron regentadas por franciscanos y jesuitas) y aunque esta iniciativa no tuvo éxito
en el momento, posteriormente, en 1832, varios dirigentes de la región decidieron
crear un plantel educativo para enseñar: Medicina, Filosofía, Teología, Derecho Civil
y Canónico sobre las bases del mismo. El 2 de marzo de 1837 se firmó, en Caracas,
el decreto de creación del Colegio Nacional de Maracaibo que, en mayo de 1891,
obtuvo el grado de universidad cuando el Congreso Nacional promulgó un decreto
relativo a la elevación del Colegio Nacional a la universidad. Esta decisión fue
posible gracias a las presiones ejercidas por los diputados zulianos Rafael López
Baralt, Francisco Eugenio Bustamante y Antonio Aranguren. Las autoridades de la
recién inaugurada casa de estudios, cuya primera sede fue el convento franciscano,
fueron Francisco Ochoa (rector) y Pedro Luengo (vicerrector). Durante el discurso
de inauguración, el orador Manuel Dagnino afirmó que la naciente universidad
aseguraba a la juventud zuliana «un foco perenne de intensa luz, según las medidas
de sus facultades». Su instalación tuvo lugar el 11 de septiembre y su primer ciclo
histórico culminó con su cierre el 5 de octubre de 1904 por decisión del gobierno de
Cipriano Castro. Las verdaderas causas de este cierre era la peligrosidad que
representaba un plantel donde los jóvenes manifestaran su pensamiento y se
interesaran por la suerte política de su nación, demostrándolo con palabras y
nuevas ideas, ideas de avanzada.
Cada día son más los científicos que huyen del país en busca de mejores
oportunidades, y dejan a su paso una academia cada vez menos preparada para
afrontar y capacitar el futuro de la nación, lo que condena a la involución el desarrollo
científico y tecnológico de Venezuela.
La reconstrucción del aparato científico venezolano tendrá que ser prioridad para
los venideros años. La articulación de políticas enfocadas a la repatriación de
cerebros con condiciones laborales similares o superiores a las encontradas en los
mercados internacionales será necesaria para la vuelta del más valioso capital, “el
humano”. Adicionalmente, fuertes sinergias entre los sectores públicos y privados
para el financiamiento de proyectos destinados al desarrollo científico-tecnológico
serán claves para el resurgimiento de la ciencia; mejoras en infraestructura y
actualización del equipamiento de las instituciones y universidades, así como
políticas de promoción basadas en meritocracia, son algunos de los aspectos que
tendrán que ser foco a corto y mediano plazo.
Referencias