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UNIDAD

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EL REALISMO

3. El debate meliano

TucíDIDES

[416 a. de J.C.) 84. Al verano siguiente, Alci- Ahora bien, los comandantes atenienses Cleó-
bíades se desplazó a Argos con veinte galeras, medes, hijo de Licómedes, y Tisias, hijo de Ti-
y. ahí capturó a los argivos sospechosos y a todos símaco, acampados con sus fuerzas en tierras de
aquellos que parecieran favorecer a la facción Melos, antes de infligir daño alguno enviaron
lacedemónica, en número de trescientos, lleván- embajadores a los habitantes de la isla para ne-
dolos a la más cercana de las islas súbditas del gociar en conferencia. Los melianos se negaro
estado ateniense. a presentar a dichos embajadores ante la mul-
Los atenienses emprendieron asimismo la titud, exigiéndoles por el contrario que pro-
guerra contra la isla de Melos, con treinta gale- nunciaran su mensaje ante los magistrados y la
ras propias, seis de Khíos y dos de Lesbos, en minoría; así, intercambiaron las siguientes pa-
las cuales transportaban a mil doscientos de sus labras:
hombres de armas, a trescientos arqueros y a 85. Atenienses. "Puesto que no nos es per-
veinte arqueros de caballería; entre sus confe- mitido expresarnos ante la multitud, por temor
derados y habitantes de las islas contaban con de que ésta se sienta atraída al escuchar nuestros
unos mil quinientos hombres armados. Los me- argumentos persuasivos e irrebatibles al uníso-
lianos son colonia de los lacedemones, por lo no, en fluido discurso (pues conscientes estamos
que se rehusaron, al igual que el resto de las de que tal ha sido la causa de hacernos confe-
islas, a convertirse en súbditos de los atenienses; renciar ante la minoría)¡ tomad muy encuenta
en un principiO guardaron posidón de neutra- ese pilnto, voSOtros aquí séntados; responded
lidad, y posreriormente, cuando los atenienses, VQsotros a cada pormenor, no en discurso ela-
comenzaron a invadir SUS tícrtas, decidieronJan- bOi''ado", síno de hecho interrumpidnos cuando
zarse en guerra franca. ostentéis una opJnJóocontraria a aquélla por nos
manifést~da. '1, en primer lu~~t. responded si
esta mOcJón es o: no de vuestro agrado."
Tomado de, The PelQjJQnnesian War, quin- 86. Alo cual contest6el consejo de los me-
to volumen, traducción de Thomas Hobb.es. llanas: '''Falla 00 ha de percibirse en la equidad
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El debate meliano 37

de un holgado debate; mas estos preparativos de se les otorgue un trato justo, quizás apartándoos
guerra, no futuros sino aquí presentes, parecen un tanto del estricto rigor de la justicia. Y esto,
no concordar con lo anterior. Pues vemos que sobre todo, os concierne a vosotros, puesto que
vosotros habéis venido a ser jueces de la con- de otro modo, si vuestro poder se frustrase, da-
ferencia, y que esto, si resultamos superiores en . ríais al resto del mundo un ejemplo de la mayor
argumentos y, por tanto, no cedemos, nos ha- venganza concebible."
brá de acarrear la guerra o, por el contrario, si 91. Atenienses. "Por lo que a nos respecta,
cedemos, la servidumbre." aun cuando nuestro dominio cesase, no habría-
87. Atenienses. "No, si habréis de limitaros mos de temer a las secuelas. Pues quienes ejercen
a inferir sospechas de lo que puede ser o de el mando no son crueles con los vencidos, nor-
cualquier objetivo ajeno a solicitar consejo so- ma ésta que los lacedemones no observaban
bre lo que sucede realmente y se despliega ante (aunque ya nada tenemos que hablar de estos
vuestros ojos, es decir, cómo salvar a vuestra últimos); de hecho, habiendo sido súbditos en
ciudad de la destrución, más valdrá retirarnos. alguna época, atacaron a quienes los goberna-
Pero si os apegáis a la realidad, procedamos a ban y lograron la victoria. Pero dejad tal peli-
discutirla. " gro a nuestro cuidado. Entre tanto, os decimos
88. Melianos. "Es razonable y excusable que que: aquí nos encontramos para engrandecer
los hombres en un caso como el nuestro diri- nuestros dominios y para someter a debate la
jan sus palabras y pensamientos a diversos asun- salvación de vuestra ciudad. Es nuestra inten-
tos. No obstante, si la presente consulta se ha ción el ejercer dominio, que no opresión, so-
de sujetar al tema de nuestra seguridad, estare- bre vosotros, así como preservaros en beneficio
mos complacidos, si os parece, de seguir el cur- de ambos."
so por vos propuesto." 92. Melianos. "¿Mas cómo podemos noso-
89. Atenienses. "Como por nuestra parte no tros hallar provecho en la servidumbre del mis-
hemos de jactarnos, por ejemplo, de que nues- mo modo que vosotros en el mando?"
tro reino es legítimo por haber derrotado a los 93. Atenienses. "Vosotros, mediante la obe-
medas, o de haber venido aquí en contra vues- diencia, os salvaréis de la adversidad; y nosotros,
tra por los daños provocados, tampoco habre- al no destruiros, extraeremos beneficios de vos."
mos de realizar un prolongado discurso ante 94. Melianos. "¿Mas acaso no aceptaríais que
oídos incrédulos; del mismo modo, demanda- nosotros permaneciésemos en paz y en términos
mos que vosotros no esperéis prevalecer argu- de amistad con vosotros (considerando que an-
mentando que no nos despojásteis porque érais tes fuimos vuestros enemigos), sin tomar parti-
colonia de los lacedemones, o que no no~ ha- do por nadie?"
béis inflingido perjuicio alguno. Mas, de todo 95. Atenienses. "No. Pues que vuestra ene-
lo que predomina en nuestro pensamiento, dis- mistad no nos perjudicó tanto como lo haría
cutamos sólo aquello que sea factible, tanto para vuestra amistad; ésta se convertiría en argumen-
vosotros como para nosotros, sabedores de que to de nuestra debilidad y de vuestro rencor por
en el debate humano sólo se logra la justicia nuestro poderío entre aquellos que ahora go-
cuando la necesidad es igual; considerando que bernamos."
quienes gozan de poder impar exigen cuanto 96. Melianos. "Pero, ¿por qué? ¿Acaso vues-
pueden, y que los débiles ceden a cuantas con- tros súbditos miden la equidad con una misma
diciones pueden obtener. " vara, colocando a quienes nunca han tenido nada
90. Melianos. "Pues bien (en vista de que vo- que ver con vosotros, y con ellos mismos, que
sotros colocáis el beneficio en el lugar de la justi- en su mayoría han sido colonias vuestras, jun-
cia), consideramos provechoso para nosotros no to con aquellos que han sido conquistados tras
eliminar un beneficio general de todos los hom- rebelarse?"
bres, que es el siguiente: que a todos los hombres 97. Atenienses. "¿Por qué no? Ellos piensan
en peligro, si se defienden con razón y equidad, que la razón está de su parte, en uno y otro as-
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pectos, y que quienes viven sometidos, han sido 101. Atenienses, "No, si sabéis conduciros.
sometidos por la fuerza, y que quienes tienen Pues que no os enfrentáis a una contienda de
ascendiente lo tienen por temor nuestro. Por valor en igualdad de condiciones, donde vues-
tanto, al someteros a vosotros, además de ex- tro honor quede en prenda, sino a una consulta
tender nuestro dominio sobre cuantiosos súb- por vuestra seguridad, a la cual os resistís co-
ditos más, reafirmaremos, ante quienes ya eran mo si no reconociéreis nuestra superioridad
nuestros súbditos nuestra posición de amos de como adversarios."
los mares, y la vuestra de isleños, más débiles 102. Melianos, "Pero nosotros sabemos que,
(salvo que vos podáis obtener la victoria) que en materia de guerra, se da el caso de que no
aquéllos a quienes ya hemos sometido," siempre el resultado va de acuerdo con la dife-
98. Melianos. "Entonces, ¿vosotros conside- rencia numérica de los bandos; y que si cedemos
ráis que no existe garantía alguna en aquello que en este momento, perderemos toda esperan-
hemos propuesto? Pues ahora nuevamente (ya za; no obstante, si sabemos resistir, podremos
que apartándonos de nuestra defensa de equi- acariciar cierta esperanza de conservar nuestra
dad nos persuadís de someternos a vuestro be- posición, "
neficio), habiéndoos expuesto 10 que es bueno 103. Atenienses. "La esperanza, consuelo del
para nosotros, debemos esforzarnos por remi- peligro, cuando se le emplea de sobra, pese a
tiros al mismo tema, puesto que también será de que puede perjudicar, no destruye. Mas entre
provecho para vosotros. Tomando en cuenta aquéllos que en ella cifran toda su confianza
que muchos hoy guardan una postura neutral, (pues por naturaleza es asaz pródiga), pronto
¿en qué los convertís vosotros si no en vues- se da a conocer por su fracaso; y una vez co-
tros enemigos, ahora que se percatan de estos nocida, no deja lugar para precaución futura.
vuestros procedimientos, y de que a partir de Que no sea tal vuestro caso, vos que no sóis
este momento vosotros intentaréis asimismo vol- sino débiles y no contáis más que con dicho
car vuestras armas contra ellos, ¿Y qué significa recurso, Tampoco seáis como muchos hombres
esto si no azuzar a quienes ya son vuestros ene- que, aunque puedan salvarse de inmediato por
migos, ya la vez enemistaros con quienes no 10 medios humanos, cuando sus esperanzas más
son, en contra de la voluntad de todos ellos, firmes los abandonen bajo la presión del enemi-
lo cual se habría podido evitar adoptando otras go, se aferran a cosas fútiles como la adivina-
medidas?" ción, los oráculos, y tantas otras que, mediante
99. Atenienses. "No consideramos que pue- la esperanza, destruyen al hombre."
dan ser peores enemigos nuestros aquellos que 104. Melianos, "Vos bien sabéis que para no-
pueblan otras regiones del continente, ya que mu- sotros sería extremadamente arduo el combatir
cho tiempo ha de pasar antes de que deban sal- vuestro poderío y fortuna, a menos que pudié-
vaguardar su libertad en contra nuestra. Mas semos hacerlo en igualdad de circunstancias. No
aquellos habitantes no sometidos de las islas, co- obstante, sentimos que en lo concerniente a la
mo es vuestro caso, o los que ya se sienten in- fortuna no seremos inferiores de ninguna ma-
sultados por la necesidad de sometimiento en nera, ya que tendremos a los dioses de nuestra
el que ya se eacuentran, ellos sí, mediante recur- parte por nuestra postura inocente ante hombres
sos imprudentes, pueden ponernos en aparente injustos; por lo que respecta al poder, aquello de
peligro a nosotros y a ellos mismos. " 10 que carezcamos nos será abastecido mediante
100. Melianos, "Entonces, ¿si vosotros pre- nuestros nexos con los lacedemones, que por
tendéis retener vuestro poder, y si vuestros vasa- necesidad están obligados a defendernos, si no
llos han de padecer peligro extremo al alejarse de por causa distinta, en aras de la consanguineidad
vos, a caso no se nos imputaría a nosotros, seres y de su propio honor. Por tanto, estamos con-
libres, indecible vileza y cobardía si no antes ha- fiados, y no sin razón como vosotros pensáis."
cemos frente a lo que sea, con tal de no sufrir 105. Atenienses. "En cuanto al favor de los
la humillación de sumirnos en el cautiverio?" dioses, esperamos gozar de él tanto como voso-
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tros; pues ni hacemos ni exigimos nada opuesto Peloponeso y, por afecto, les guardemos mayor
a lo decretado por la humanidad con respecto a fidelidad por nuestro estrecho parentesco" .
venerarlos o a sus divinas presencias. Pues que 109. Atenienses. "La seguridad de quienes
los dioses guardamos el concepto de la opinión se encuentran en guerra, no ha consistido jamás
común; y de los hombres, tenemos por seguro en la buena voluntad de aquellos que han con-
que, por necesidad de la naturaleza, deberán rei- vocado en su auxilio, sino en el poder de los
nar en todas aquellas regiones donde cuenten recursos que dominan. Es este un precepto que
con el poder para hacerlo . Ni establecimos no- impera entre los lacedemones más que entre
sotros esta ley, ni somos los primeros en hacerla otros; por tanto, como desconfían de sus pro-
valer; mas así que la hallamos, y la legaremos pias fuerzas, llevan en expedición a gran parte
a la posteridad, así pensamos emplearla, sabedo- de sus confederados, con el fin real de atacar
res de que tanto vosotros, como cualquier otro a sus vecinos. Sin embargo, siendo nosotros los
que detentase el ' mismo poder que nosotros, amos del mar, resulta improbaole que jamás lo-
procedería de la misma manera. Por tanto, en lo gran apoderarse de una isla."
concerniente al favor de los dioses, la razón nos 110. Melianos. "Sí, pero podrán enviar a
hace no temer a vernos minimizados. Y en lo otros en su lugar; el mar de Creta es muy ex-
que respecta a la opinión que vos guardáis de tenso, y será más difícil para el amo del mismo
los lacedemones, creyendo que os respaldarán capturar a otro en él que para éste surcarlo a
en aras de su honor, os bendecimos, espíritus hurtadillas en busca de su salvación. Y si dicho
inocentes, mas no intentaremos disuadiros. Los método fracasara, podrán levantarse en armas
lacedemones suele ser, en gran parte, genero- contra vuestro propio territorio o contra vues-
sos por lo que toca a ellos mismos y a las cons- tros confederados que no hayan sido invadidos
tituciones de su propio país; mas en lo relativo por Brasidias. Y entonces no deberéis preocu-
a otros, aunque mucho pudiese alegarse, trataré paros más de un territorio donde nada teníais
de resumir su actitud con certera brevedad: a que hacer, sino únicamente de vosotros mismos
toda luces, de entre todos los hombres, osten- y de vuestros confederados."
tan como honorable aquello que les place, y co- 111. Atenienses. "Dejadlos adoptar el mé-
mo justo aquello que les beneficia. Tal opinión todo que más les convenga, que ya vosotros sa-
no favorece en nada a vuestro ahora absurdo bréis por experiencia, y no ignoraréis, que los
recurso de seguridad." atenienses jamás levantan un sitio por temor a
106. Melianos. "No, gracias a esta misma crear diversión entre otros. Mas observamos
opinión que vos expresasteis, ahora creemos que, pese a haber dicho que consultaríais acerca
con mayor firmeza que no traicionarán a su pro- de vuestra seguridad, no habéis pronunciado,
pia colonia, los melianos, ya que se tornarían en todo este intercambio, una sola palabra a la
desleales hacia sus amigos, los griegos, favore- que se pudiese atener un hombre en busca de su
ciendo así a sus enemigos." preservación; vuestros argumentos más sonoros
107. Atenienses. "Por tanto, vosotros no se reducen a esperanzas futuras; y vuestro po-
consideráis que aquello que sea benéfico deba der actual es por demás escaso para defende-
también ser seguro, y que toda causa justa y ho- ros contra las fuerzas contra vos dispuestas. En
norable deba ser emprendida con riesgo, riesgo consecuencia, llegaréis a conclusiones absurdas
que, de entre todos los hombres, los lacedemo- a menos que, excluyéndonos, acordéis entre
nes son los menos dispuestos a arrostrar [en aras vos de manera más prudente; así [cuando os
de otros] ." reunáis en privado], ya no girarán vuestros con-
108. Melianos. "Mas suponemos que afron- ceptos en torno a la vergüenza que, por lo ge-
tarán el peligro en favor de nosotros, más que neral, ha perdido a los hombres cada vez que
de ningún otro pueblo; y además, que saben el deshonor y el peligro se posan ante sus ojos.
que nos apegaremos más a ellos que a ningún Pues que muchos, aun previendo los peligros
otro, ya que por hechos, somos vecinos del que sobre ellos se cernían, fueron de tal manera
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subyugados por el fantasma del deshonor, pa- será inmensa, ya que atribuís inmensos pode-
labra potente, que los hizo precipitarse volun- res y confianza a los lacedemones, a la fortuna
tariamente en indecibles calamidades, y así, por y a la esperanza."
su propia demencia, padecer un deshonor mu- 114. Concluida la sentencia, los embajado-
cho mayor que el que la fortuna les hubiese de- res atenienses partieron hacia su campamento.
parado. Ahora bien, si vosotros deliberáis con y los comandantes, al enterarse de la firmeza
prudenda, sabréis esquivar dicho riesgo, sin con- de los melianos, pronunciaron el grito de gue-
siderar vergonzoso el someteros a una ciudad rra; dividiendo el trabajo entre las diversas ciu-
extremadamente poderosa, bajo las condiciones dades, procedieron a cercar con una muralla la
razonables de una liga y gozando de cierta auto- ciudad de los melianos. Posteriormente, los ate-
nomía, bajo tributo; puesto que ante vosotros nienses destacaron algunas fuerzas propias y de
se despliega la alternativa de guerra o seguridad, sus confederados para que hiciesen guardia por
no escojáis la peor por mera obstinación. Pues tierra y por mar, y tras reunir al grueso de sus
quienes proceden con mayor sabiduría, aunque fuerzas, marcharon de regreso a casa.
no ceden ante sus iguales, encuentran justo aco- 115. Por esos días los argivos, en su camino
modo con sus superiores, y emplean la modera- a Pliasia, perdieron casi ochenta hombres en una
ción para con sus inferiores. Por tanto, someted emboscada que les tendieron los soldados del
todo esto a consideración en tanto que nos apar- Plío y los forajidos de su propia ciudad. Y los
tamos; y no olvidéis, que en vuestra delibera- atenienses estacionados en Pilos transportaron
ción, vuestro país se encuentra en juego, y que a dicho lugar un regio botín de los lacedemo-
esta única consulta le brindará la dicha o la des- nes. No obstante lo anterior, los lacedemones
gracia." decidieron no atacarlos por haber repudiado la
112. Dicho lo cual, los ateniense5 se retira- paz; únicamente emitieron un edicto mediante
ron de la conferencia; y los melianos, tras haber el cual, autorizaban a cualquier individuo del
decretado lo mismo que anteriormente habían pueblo que así lo deseara para que se apodera-
expuesto, les dieron contestación de la siguiente se recíprocamente de botines en el territorio de
manera: "Hombres de Atenas, nuestra resolución los atenienses. Los corintios sí combatieron a los
es la misma que escuchasteis previamente; no atenienses por causa de ciertas desavenencias
hemos de deponer, en momento tan breve, esa propias, mas el resto del Peloponeso se mantu-
libertad que por espacio de siete centurias pre- vo al margen .
valeció en nuestra ciudad desde su fundación. En ataque nocturno, los melianos se apode-
Emprenderemos nuestros mayores esfuerzos raron del sector de la muralla ateniense que da-
por así preservarla, confiados en la fortuna que ba al mercado; tras eliminar a los hombres que
los dioses han tenido a bien concedernos hasta la vigilaban, llevaron grano y otras provisiones
ahora y en la ayuda de nuestro prójimo, es de- al pueblo, y todo aquello que pudiesen adqui-
cir, de los lacedemones. Mas ofrecemos lo si- rir con dinero. De tal modo regresaron, y per-
guiente: nuestra amistad para con vosotros y manecieron sosegados. Apartir de entonces, los
nuestra enemistad para con nadie; que vosotros atenienses redoblaron la vigilancia. Y así llego
os alejéis de nuestra tierra tras llegar a un acuer- el fin del estío.
do que ambos consideremos conveniente." 116. El invierno siguiente, los lacedemones
113. Tal fue la respuesta de los melianos. A estuvieron a punto de irrumpir con su ejército en
la cual los atenienses, una vez disuelta la confe- el territorio de los argivos, mas decidieron volver
rencia, replicaron así: "A nuestro parecer, por sobre su huella al percibir que los sacrificios que
este debate, sóis vos los únicos hombres que debían padecer para atravesar la frontera eran
perciben mayor certeza en las cosas del futuro inhumanos. Los de Argos, sembrando la sospe-
que en las palpables, y que, por un deseo de tor- cha entre algunos de su habitantes con respecto
narlas ciertas, las miran vacilantes como si es- a tal decisión de los lacedemones, aprehendie-
tuviesen a punto de suceder. Vuestra decepción ron a algunos de ellos; otros lograron escapar.
El debate meliano 41

Por esos mismos días, los melianos se apo- algunas prácticas de rendición, capitul6 a la vo-
deraron de otro sector de la muralla del sitio luntad de los atenienses, que masacraron a todos
ateniense, que para entonces había quedado los varones en edad militar, hicieron esclavos a
insuficientemente resguardada . Hecho lo cual, mujeres y niños, y ocuparon el lugar creando
arribaron refuerzos de Atenas bajo el mando de una colonia de quinientos atenienses que hasta
Filócrates, hijo de Demeas. Y la ciudad, ya fuer- esos lares se desplazaron posteriormente.
temente situada, e incluso habiendo ejecutado
4. De El Príncipe
NICOLAs MAQUlAVELO

CAPíTULO V: DE CÓMO SE HAN prevalecer en el ánimo de ese pueblo, habrá


DE GOBERNAR AQUELLAS CIUDADES de tomar en cuenta que los propios habitantes de
O PRINCIPADOS QUE, A~TES DE SER una ciudad acostumbrada a instituciones libres
CONQUISTADOS, SE REGlAN son el mejor medio para lograrlo. Espartanos y
POR SUS PROPIAS LEYES. romano constituyen grandes ejemplos de estos
distintos métodos de conservar a un estado con-
El conquistador puede valerse de tres recursos quistado.
para imponerse en aquellos estados que estaban Los espartanos se apoderaron de Atenas y de
acostumbrados a la libertad y al gobierno bajo Tebas, donde crearon gobiernos minoritarios; no
sus propias leyes. El primero es arruinarlos; el obstante, perdieron el control de dichos estados.
segundo, que el conquistador vaya a residir en Los romanos, con el objetivo de reafirmarse en
ellos; el tercero, que permita a esos pueblos Capua, Cártago y Numancia, arrasaron con ellas,
seguir viviendo bajo sus propias leyes, supedi- mas no las perdieron. También quisieron preser-
tados al pago de un tributo periódico, y que es- var su dominio sobre Grecia siguiendo en cierta
tablezca en ellos un gobierno minoritario que medida el ejemplo de los espartanos, otorgán-
mantenga al país en términos amistosos con el dole libertad y permitiéndole gozar del ejercicio
conquistador. Tal gobierno, así establecido por de sus propias leyes, mas su designio fracasó; por
el nuevo príncipe, consciente estará de que no tanto, viéronse obligados a destruir numerosas
podrá subsistir sin el respaldo de su poderío y ciudades de esa provincia para poderla conser-
buena voluntad, por lo que será en su interés var. En realidad, el único recurso seguro para
saberlo respaldar. Si es deseo del conquistador reafirmar la posesión de la provincia fue el arrui-
narla. Aquel que se convierta en amo de una ciu-
dad acostumbrada a la libertad, y no la destruya,
Traducido por Christian E. Detmold; publi- consciente deberá estar de que será derrocado
cado por vez primera en los Estados Unidos de por ella. Pues ésta invariablemente recurrirá a
Norteamérica en el año de 1882. la rebelión en nombre de la libertad y antiguas
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De El prínCiPe 43

instituciones que ni el paso del tiempo ni los be- conveniente procurar la esencia misma de la
neficios conferidos por el nuevo gobernante bo- materia sin distraer la atención en meras es-
rrarán jamás de su memoria. No importa lo que peculaciones; pues en las fantasías de muchos
éste baga, ni las medidas precautorias que tome, se han recreado repúblicas y principados que
si ,no divide y dispersa a los habitantes de la pro-jamás han existido en la realidad. El modo en
vincia, éstos invocarán en la primera oportuni- que el hombre vive es tan distinto de aquél
dad el nombre de la libertad y la memoria de sus en que debería vivir que quien abandona el cauce
antiguos establecimientos, como sucedió en la común para seguir el correcto no tarda en per-
ciudad de Piza, luego de haber estado sometida catarse de que éste lo conducirá más a la ruina
durante más de una centuria al dominio de los que a la seguridad. El hombre que, en todos los
florentinos. aspectos, esgrima la profesión del bien como
Sin embargo, aquellos estados acostumbrados único fin, propiciará su ruina personal entre tan-
a vivir bajo el régimen de un príncipe represen- tos que obran con perversidad. En consecuen-
tan un caso totalmente distinto. Una vez extinta cia, el príncipe que desee hacer prevalecer su
la dinastía del señor que reinaba, los habitantes, dominio deberá aprender a no actuar siempre
por una parte habituados a obedecer y, por la con bondad, sino a emplearla o no según el ca-
otra, carentes de su antiguo soberano, no acier- so lo requiera. Haciendo caso omiso, por tan-
tan a erigir uno nuevo de entre sí, mas tampoco to, de los desvaríos acerca de los príncipes, y
a vivir en libertad; por tanto, se mostrarán me- aplicándonos exclusivamente a las realidades,
nos dispuestos a tomar las armas, y el conquis- diré que todos aquellos hombres, y especial·
tador podrá ganarse fácilmente su buena mente los príncipes, que se hacen notar por
voluntad y su lealtad. Las repúblicas, por el con- tener una posición sobresaliente cobran repu-
trario, emanan mayor vitalidad, alimentan un tación por una cierta 'cualidad que los hace
fuerte ánimo de resentimiento y sed de vengan- acreedores de aclamación o de censura. De tal
za, pues la memoria de la autonomía de que an- modo, uno es juzgado liberal, y el otro mísero,
tes gozaba no les podrá ni les habrá de permitir por emplear una expresión toscana (ya que ava-
que permanezcan en calma; por tanto, los úni- ro es aquél que mediante actos de rapiña codi-
cos recursos seguros con que habrá de contar cia la riqueza, y mísero es el que se abstiene en
el conquistador para sustentar su dominio sobre demasía de disfrutar de lo suyo). A los ojos del
ellas será destruirlas o establecer su sede en pueblo, un hombre es generoso, el otro rapaz;
ellas ... uno cruel, otro misericordioso; uno pérfido, el
otro fiel; uno es conocido por afeminado y pu-
silánime, el otro por fiero y valiente; uno es agra-
CAPíTULO XV: DEL MODO EN QUE dable, otro soberbio; uno lascivo, otro casto; éste
lOS HOMBRES, Y EN PARTICULAR sincero, aquél malicioso; uno de disposición fá-
lOS PRíNCIPES, SE HACEN cil, aquél inflexible; a éste lo juzgan sombrío, al
ACREEDORES DE ACLAMACiÓN O DE otro frívolo; a éste religioso, al otro escéptico;
CENSURA. y así sucesivamente.
Perfectamente consciente estoy de que lo más
Ahora se impone abordar la materia de cómo deseable sería que un príncipe ostentara todas
se ha de conducir un príncipe para con sus súb- las cualidades dignas de alabanza de entre las
ditos y aliados; sabedor de que existen muchas enumeradas; mas, como su naturaleza humana
versiones anteriores al respecto, comprendo que le impediría poseerlas todas, o ejercer plena ob-
disertar sobre el tema pueda parecer presun- servancia de las mismas, por lo menos deberá
tuoso, en especial porque he de diferir de las nor- conservar la prudencia necesaria para saberse
mas establecidas por otros. Sin embargo, en tanto apartar de la infamia de esos vicios que pudieran
que es mi objetivo escribir algo útil para despojarlo de su principado; y, en la medida de
aquel a quien competa directamente, considero lo posible, deberá 'saberse guardar de aquello
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que le representen grave riesgo. Ahora bien, si moderado, prudente y benigno, de modo tal
esto no fuese posible, podrá seguir sus inclina- que no se torne incauto por exceso de confianza,
ciones naturales con menos reserva. No ha de pero tampoco intolerante por exceso de desco-
preocuparse por la censura que tales vicios pu- nianza. Aquí surge la interrogante central: "¿Vale
diesen suscitar, si en ausencia de estos le resul- más ser amado que temido?" o "¿vale más ser
tare difícil preservar su estado. Pues, si ha de temido que amado? " Naturalmente, la respues-
ponderarse todo de manera justa, se encontrará ta más deseable sería conjuntar ambas posibi-
que ciertos caminos que parecen virtuosos sólo lidades a un mismo tiempo; sin embargo, ante
conducen a la ruina, en tanto que otros, con as- la extrema dificultad de ser temido y amado a la
pecto de vicio, ofrecen al final la seguridad y el vez, en favor de la seguridad es preferible ser
bienestar. .. temido y no amado, si ha de elegirse una de las
dos posiciones. Hablando de hombre en gene-
ral, se puede decir que es ingrato y voluble, en-
CAPÍTULO XVII: DE LA CRUELDAD Y gañoso, temeroso del peligro y codicioso de
LA CLEMENCIA, Y DE SI ES MEJOR riquezas . En tanto que se ve colmado de bie-
SER AMADO QUE TEMIDO. nes por su príncipe, le guarda lealtad ciega; los
hombres ponen a los pies del príncipe su sangre,
Abordando otras de las cualidades previamente esencia, vida y vástagos, puesto que la necesidad
citadas, digo que todo príncipe debe ambicio- de llevarlo a efecto es posibilidad remota; mas
nar reputación de compasivo, y no de cruel; mas cuando la ocasión se presenta, se rebelan. Y el
siempre ha de guardar buen cuidado de no ha- príncipe, que ha cifrado toda su seguridad en
cer mal uso de la compasión. César Borgia creó la palabra de sus hombres, enfrenta su ruina;
fama de ser despiadado; no obstante, gracias a pues que la amistad que se gana con recompen-
la inclemencia reuOlficó a la Romagna dentro sas y no con nobleza y grandeza de alma, aun-
de sus estados, y restableció el orden, la paz y que merecida, carece de sinceridad y resulta futil
la lealtad en dicha provincia; y, si analizamos en tiempos de adversidad.
meticulosamente su proceder, veremos que ex- Por otra parte, el hombre duda menos en
cedió en piedad al pueblo de Florencia, que para ofender al que se hace amar que al que se hace
librarse de la reputación de cruel permitió la des- temer; teniendo en cuenta la naturaleza perversa
trucción de Pistoya. Por tanto, un príncipe debe del hombre, el amor establece un lazo de obliga-
hacer caso omiso de ser tenido por despiadado, ción que se rompe con extrema facilidad, cuando
si gracias a ello puede mantener a sus súbditos ello favorece a los intereses de la parte obliga-
unidos y leales; pues unos cuantos despliegues da. Sin embargo, el temor hace presa del hom-
de severidad serán más clementes que permi- bre por el miedo al castigo, como un fantasma
tir, por un exceso de compasión, la gestación perenne. No obstante, un príncipe debe hacer-
de revueltas que degeneran en actos de rapiña se temer de modo tal que, si no ha sido capaz
y muerte; éstos lesionan a la comunidad ente- de ganarse el aprecio de su pueblo, tampoco in-
ra, mientras que las ejecuciones decretadas por curra en su animadversión; puesto que el ser
el príncipe sólo afectan a unos cuantos indivi- temido sin ser odiado resulta una postura favo-
duos. Ymás que a ningún otro, al príncipe le re- rable, si el príncipe se abstiene de privar a los
sultará imposible apartarse de la reputación de súbditos de sus bienes y deja en paz a sus mu-
crueldad puesto que, en términos generales, los jeres. Si se da el caso en que se viera obligado
estados nuevos están expuestos a enormes pe- a infligir pena capital sobre uno de ellos, debe-
ligros . . . ra tener buen cuidado de hacerlo sólo cuando
No obstante, el príncipe debe ser pausado en exista justificación plena y causa manifiesta para
credulidad y en actos; no debe dejarse sobreco- ello; mas, por encima de todo, debera abstenerse
ger con demasiada facilidad por sus propios te- de privar al ajusticiado de sus bienes, pues que
mores. Por el contrario, su proceder debe ser el hombre olvida con mayor presteza la muerte
De El prínciPe 45

de sus padres que la pérdida de su patrimonio. sabe esquivar la lealtad jurada, el gobernante de-
Además, nunca faltan razones para adueñarse de be proceder siguiendo el mismo ejemplo; nun-
la propiedad del pueblo, y el príncipe que co- ca ha carecido gobernante alguno de razones
mienza a vivir de los actos de rapiña siempre legítimas para exagerar su deseo de buena fe.
encontrará excusas para privar a otros de sus Existen infinidad de instancias de esta época pa-
bienes. Por otra parte, no se encuentran fácil- ra ilustrar tal situación; del mismo modo, será
mente razones para privar a los súbditos de la fácil enumerar series interminables de tratados
vida, y las existentes se agotan rápidamente. Mas de paz y de compromisos que han sido anula-
cuando un príncipe se yergue a la cabeza de su dos e invalidados por la deslealtad de los prín-
ejército, con una multitud de soldados a su man- cipes; el que mejor supo desempeñar el papel
do, es menester ante todo que haga caso omiso de la zorra, obtuvo siempre el mayor triunfo.
de reputación de crueldad; el rigor es elemen- Es menester, empero, que el príncipe sepa
to indispensable para mantener a un ejército mostrar un cariz distinto a tal naturaleza, que
unido, y dispuesto a gestas triunfantes . . . sea un maestro supremo en las artes de la hipo-
Retomando el dilema de la conveniencia de cresía y el engaño. Pues que los hombres son
ser amado o temido, concluyo que, en tanto que en esencia tan simples, y ceden tanto a la nece-
el hombre ama por libre albedrío, mas teme a su sidad inmediata, que el maestro del engaño nun-
gobernante por la voluntad de éste, el prín- ca carecerá de víctimas . ..
cipe que se precie de ser sabio deberá depen- Sin embargo, no es indispensable que un
der invariablemente de sí mismo, y nunca de príncipe posea todas las cualidades antes men-
la voluntad ajena; pero, sobre todo, deberá es- cionadas; aquello que sí resulta fundamental es
forzarse siempre por no ser aborrecido, como que por lo menos dé apariencia de poseerlas.
ya lo he dicho en líneas anteriores. Incluso me aventuraré a señalar que la posesión
y la práctica constante de tales cualidades produ-
ce efectos perniciosos, mas el'aparentar poseer-
CAPíTULO XVIII: DEL MODO EN QUE las es por demás conveniente. Por ejemplo, un
lOS PRíNCIPES D~BEN CONSERVAR gobernante debe aparentar ser clemente, leal,
lA LtAlTAD. ' benigno, religioso y justo, y aun serlo en la rea-
lidad; pero su mente debe estar de tal modo en-
De acuerdo con la opinión general, es altamen- trenada que pueda adoptar una actitud contraria
te loable que un príncipe sepa preservar la leal- cuando la situación lo amerite. Es necesario acla-
tad, y enarbolar la integridad en detrimento de rar con ftrmeza que un príncipe, y especialmente
artificios y engaños. Y sin embargo, la experien- aquél que haya adquirido su estado recientemen-
cia de nuestros tiempos demuestra que aquellos te, no puede darse el lujo .de apegarse a todas
gobernantes que han hecho caso .omiso de la esas virtudes que en el hombre crean repma-
buena fe y que han sabido embaucar con arti- ción de bondad; en aras de preservar su esta-
mañas la inteligencia de otros, cuentan con gran- do, se verá impelido con frecuencia a obrar de
des logros en su haber; además, nos demuestra manera contraria a los preceptos de humanidad,
que estos salieron mucho mejor librados que de caridad y de fe religiosa. En consecuencia, es
aquellos que se dejaron guiar por la lealtad y la menester que posea un ánimo versátil, capaz de
buena fe ... transformarse en la dirección que le deparen los
Por tanto, el príncipe sagaz no puede, ni de- vientos y los cambios de fortuna; como ya he
be hacer valer sus juramentos cuando éstos re- dejado asentado previamente, no ha de desviar-
sulten opuestos a sus intereses, ni cuando hayan se del camino del bien, si es posible, mas sabrá
fenecido las causas que lo indujeron a tales jura- recurrir a las vías del mal cuando la necesidad
mentos. Ciertamente sería éste un mal precepto apremie.
si todos los hombres practicaran la bondad; mas Así, el príncipe deberá guardar extremo cuida-
como por naturaleza el hombre es perverso y do de sus palabras, que todo aquello que emane
46 El realismo

de sus labios se apegue estrictamente a las cinco por encima de todo, un príncipe debe empeñar
cualidades antes enunciadas, de modo tal que al sus esfuerzos en revestir todos sus actos de un se-
verlo y escucharlo, parezca todo caridad, inte- llo de grandeza y de excelencia. Además, un go-
gridad y humanidad, todo justicia, todo piedad. bernante se hace acreedor de estimación cuando
Es menester que demuestre esta última cualidad demuestra una posición resuelta de amistad ca-
por encima de todas, pues en general, la huma- balo de enemistad total; es decir, cuando apar-
nidad juzga más por aquello que ve y escucha, tando todo temor a las consecuencias se declara
que por aquello que siente, ya que a todos es abiertamente en favor o en contra de otro, po-
dado el ver, mas a pocos el sentir. Todo el pue- sición que le ganará reputación mucho más be-
blo puede ver aquello que el gobernante aparenta néfica que si opta por la neutralidad. Así, en
ser, mas pocos son quienes tienen el privilegio la contingencia de que dos soberanos vecinos
de sentir su esencia real; y estos pocos privile- emprendieran la guerra entre sí, adoptará tal
giados no osan contradecir la opinión de la ma- posición que, cuando cualquiera de ellos fuese
yoría, protegida por la majestad del estado, pues vencido, el gobernante en cuestión tendrá o no
las obras de todos los hombres, y en particular motivos para temer al conquistador. En cual-
de los gobernantes, son juzgadas por los resul- quiera de los casos, siempre resultará más con-
tados, donde no existe más juez al cual apelar. veniente que el príncipe declare su postura de
Por ende, un príncipe debe tener como mi- manera franca y libre una guerra acorde a la mis-
ra fundamental la preservación exitosa de su es- ma; que si así no lo hiciere, será susceptible de
tado. No importa cuáles sean los métodos que caer presa del vencedor, para deleite y satisfac-
emplee a tal 'fin; éstos siempre se tendrán por ción de la facción derrotada, y sin posibilidad
honorables y dignos de alabanza' entre los hom- de demandar protección o apoyo a cualquiera de
bres; cabe recordar que el hombre común y co- las partes beligerantes. Habrá de tomar debida
rriente invariablemente se deja llevar por las cuenta de que el conquistador no deseará la pro-
apariencias y por los resultados, y que es preci- ximidad de amigos inciertos; que no lo hayan
samente el vulgo la masa que al mundo confi- respaldado en el m~mento de la adversidad; ni
gura. Escasos son aquellos que portan rango y el vencido lo habrá de perdonar por haberse re-
condición, y muy numerosos quienes nada tie- husado, armas en mano, a correr el riesgo en
nen que los respalde. Existe un cierto príncipe aras de su fortuna .. .
en nuestra época, cuyo nombre no es conve- Asimismo, siempre se presentará el caso en
niente citar, que se dedica a predicar únicamen- que aquel que no sea amigo del gobernante, so-
te la paz y la buena fe; sin embargo, de haber licite su neutralidad, en tanto que aquel que
observado siempre una u otra, le habría costa- efectivamente sea su amigo, le damande la in-
do la pérdida de su reputación o su estado ... tervención armada en su favor. Con la mira de
esquivar un riesgo inmediato, los gobernantes
indecisos adoptan con suma frecuencia la neutra-
CAPíTULO XXI: DE CÓMO SE DEBEN lidad, de la cual dimana generalmente su ruina.
CONDUCIR lOS PRíNCIPES Sin embargo, cuando un príncipe se declara re-
PARA HACERSE APRECIAR. sueltamente en favor de uno de los contendien-
tes, y éste consigue la victoria final , aun cuando
.. . Es de vital importancia que un príncipe dé sea poderoso y el príncipe se encuentre a su
ejemplos contundentes de su gobierno interior merced, el vencedor guardad para con él una
(similares a los de Messer Barnabó -Visconti- deuda de afecto y de obligación moral; nunca
de Milán), cada vez que en el orden civil se pre- el hombre es lo suficientemente ruin como pa-
sente la ocasión de recompensar o castigar a ra pagar la generosidad recibida con la flagran-
cualquier particular que haya prestado un gran te ingratitud de la opresión.
servicio al estado o cometido algún delito, de Más aún, no existe victoria tan rotunda que
modo tal que exalte el interés del pueblo. Mas, exima al vencedor de todo miramiento por la
De El príncipe 47

justicia. Ahora bien, si resulta vencido aquél a No ha de suponerse que un estado pueda asu-
quien el príncipe brindó su apoyo, siempre lo mir jamás una postura de seguridad absoluta;
tendrá por buen amigo y, cuando se encuentre muy por e! contrario, el príncipe debe hacerse
en condiciones de hacerlo, le ofrecerá su res- al ánimo de correr el riesgo que implican todas
paldo a cambio; de modo tal, el príncipe se ha- las dudas e incertidumbres; pues según e! or-
brá hecho partícipe de una fortuna que podrá den natural de las cosas, sólo se puede esqui-
recuperar llegada la hora. var un inconveniente a riesgo de exponerse a
En e! segundo de los casos, cuando las par- otro. Compete a un juicio prudente e! saber dis-
tes beligerantes son tales que el príncipe no cernir entre tales inconvenientes, y aceptar por
guarda motivos para temer al vencedor, lo más buena la alternativa menos perniciosa.
aconsejable es que se pronuncie en favor de este Asimismo, un príncipe debe erigirse en aman-
último; así, contribuirá a que e! uno arruine te de la virtud, y honrar a todo aquél de entre
al otro, aunque si e! uno fuese sabio, salvaría al sus súbditos que se distinga en cualquiera de las
otro. Aun cuando haya derrotado a su adversa- bellas artes, alentando a sus ciudadanos a seguir
rio, seguirá a merced de! príncipe, pues sin e! e! llamado de su vocación, sea el comercio, la
respaldo de éste le habría resultado imposible agricultura o cualquier otro empeño humano;
acariciar la victoria. En este punto habrá de su- de modo tal que el uno no se abstenga de em-
brayarse especialmente, que e! príncipe debe- bellecer sus posesiones por temor a ser despo-
rá guardar buen cuidado de no emprender causa jado de ellas, ni e! otro de establecer nuevas
común con otro gobernante que le exceda en fuentes de comercio por temor a los tributos.
poderío, en su intento de atacar a otro sobe- El príncipe deberá ofrecer recompensas a todo
rano, a menos que se vea obligado a ello por aquél que se encuentre dispuesto a realizar ta-
absoluta necesidad. Si e! más poderoso sale vic- les proezas, así como a todo e! que se esfuerce
torioso, e! príncipe quedará a su merced, y to- por engrandecer a su ciudad o a su estado. A
do gobernante tiene la obligación, en la medida más de todo lo anterior, en los periodos en que
de lo posible, de esquivar todo aquello que lo se estime apropiado, deberá brindar esparci-
coloque en dicha posición. miento a su pueblo, mediante festividades y es-
Los venecianos se aliaron con Francia en pectáculos. Y, habida cuenta de que las ciudades
contra del Duque de Milán, nexo que pudieron se dividen por lo general en gremios y clases,
haber eStado con facilidad, y que provocó su deberá tener siempre a dichos cuerpos sociales
ruina. Mas cuando las alianzas resultan inevita- en mente y, de cuando en cuando, hacer acto
bles, como en el caso de los florentinos al re- de presencia en sus asambleas, y sentar ejem-
gistrarse la unión de fuerzas de España y del plo de su afabilidad y magnificencia, sin dejar
Papa con el fin de atacar a la Lombardía, el go- de enarbolar en ningún momento la majestad de
bernante debe anexarse a la facción más pode- su rango, que no deberá verse empañada nun-
rosa en virtud de las razones antes enunciadas. ca, bajo ninguna circunstancia.
5. La guerra y la
iglesia norteamericana

REINHOLD NIEBUHR

La iglesia cristiana de los Estados Unidos de nía más demoniaca de la historia. Es por demás
Norteamericana jamás se ha encontrado en ni- obvio que si la sociedad occidental no fuese co-
vel tan inferior de penetración espiritual y de rrupta, los nazis jamás habrían podido lograr una
sensibilidad moral como en esta trágica era posición en Europa desde la que ahora les es
de conflicto mundial. Vive entre una humanidad factible ondear su bandera en todo el continen-
adolorida, sus oídos han quedado abrumados por te. Evidenteme~te , hay decadencia en el mundo
los gritos desgarrados de víctimas de la tiranía democrático, y no existe seguridad alguna de
y de la conflagración, y por ello, ha preferido que las democracias capitalistas vayan a po-
identificar al1ema "Mantengamos a Norteamé- der rescatar aquello de sus sociedades que con-
rica fuera de la guerra", con el evangelio cris- serve cierta decencia y justicia, de las garras de
tiano .. . la corrupción interna o del peligro externo. Sin
... Por supuesto, es importante que la reli- embargo, la historia no nos ofrece ideales ni al-
gión no se involucre nuevamente en una gue- ternativas perfectamente definidas.
rra santa. Es vital que la cristiandad se percate Hubo una época en la cual, con toda razón,
de que todas las pugnas históricas se han dado los socialistas austriacos declararon que no exis-
entre hombres regidos por el pecado, y no entre tía gran diferencia entre el fascismo de Hitler y
justos y pecadores; pero es igualmente impor- el de Schuschnigg. Sin embargo, cuando se en-
tante salvar lo poco que guarda de decencia y frentaron realmente al peligro de ver a Austria
de justicia el mundo occidental, contra la tira- subyugada por la infame tiranía de Hitler, de
manera sabia (aunque tardía) decidieron que esa
pequeña diferencia podría resultar esencial en
ese momento histórico en particular. Tal situa-
Condensado de Christianity and Power Po-
tities, de Reinhold Niebuhr (New York : Charles
ción fue simbólica de todas las decisiones his-
Scibner's Sons, 1940), pp. 33, 35-38, 39, 40-41 , tóricas. El concepto según el cual es posible
42 -47. Reimpreso co n autorizació n testamenta- hallar un punto ventajoso de inocencia desde el
ria del autOr. cual proceder en contra del mundo no es de ori-
48
La guerra y la iglesia norteamericana 49

gen cristiano; de hecho, pertenece al racionalis- lidad esencial que crea una contradicción en su
mo moderno. Desde el siglo dieciocho, los secu- existencia. Adiferencia de los pesimistas, el cris-
lares modernos han procurado encontrar las tianismo no conceptúa al hombre como ególatra
causas específicas del pecado social, yeliminar- por naturaleza, pero tampoco comparte el punto
las. Se suponía que la injusticia tenía su origen de vista optimista según el cual la egolatría se
exclusivamente en gobiernos deshonestos, o en puede superar fácilmente . Más bien, sostiene
una defectuosa organización económica de la que el hombre es un ególatra en contradicción
sociedad, o en la ignorancia humana. Se te- con su naturaleza esencial. He ahí la doctrina
nía a la democracia como la fuerza de la justicia del pecado original, despojada de todo espejis-
en contra de la monarquía. Se asumía que el so- mo literario ...
cialismo estaba libre de todo apasionamiento La paz internacional, la justicia política y
imperialista, en tanto que el capitalismo era, su- económica, así como toda forma de logro so-
puestamente, recurso exclusivo de la voluntad cial, representan estructuras precarias donde se
imperial. pone a prueba el egoísmo del hombre e, iróni-
"Si no encontramos la causa real de la in- camente, se da por sentado; donde se deben
justicia social", dijo recientemente un represen- explotar al máximo la compasión y el amor hu-
tante de la corriente moderna, "nos veremos mano y, sin embargo, se dan por descartados. La
obligados a replegarnos a la absurda doctrina del paz universal no puede estar a la expectativa de
pecado original". Ese comentario es revelador la cultura universal ni del amor universal. De he-
de la "objetividad" científica de la modernidad. cho, la paz universal no puede existir como tal
Se descarta a priori el concepto cristiano del si por ella se entiende la armonía sin desacuer-
pecado original, lo cual resulta perfectamen- dos entre las naciones y la justicia perfecta en-
te comprensible en un mundo no cristiano. Lo tre los hombres. No obstante, debe ser factible
que sí se antoja absurdo es que la cristiandad que la sociedad occidental alcance un mayor
actual haya asimilado con tan patética presteza grado de cohesión social y política y evite la
esta negación moderna de la doctrina del peca- anarquía total. Tal posibilidad, empero, depen-
do original, y haya tenido que emplear tanta de de un grado de realismo político del que ac-
energía en tratar de demostrar que un cristiano tualmente se carece, tanto en nuestra cultura
puede ser tan respetable y moderno como un religiosa como en la secular. Depende de un rea-
secular. ¿Acaso no sostiene el mismo dogma ab- lismo que sepa comprender lo débil e incierta
surdo de la bondad de la naturaleza humana y que resulta toda forma de paz social y de jus-
no conserva la misma patética esperanza de que, ticia ...
al corregir talo cual defecto del sistema educa- En un sentido, la lógica de este aislacionismo
tivo, social, político o económico, el hombre es, por supuesto, absolutamente correcta. No es
dejará de representar un peligro para sí mismo posible realizar una selección discriminada en
y para su prójimo? el ámbito político sin correr el riesgo de invo-
El problema de tal optimismo acerca de la na- lucrarse al final de cuentas en un conflicto, por
turaleza humana estriba en que crea confusión que toda tensión social puede derivar en un
en todo asunto político del mundo moderno. El conflicto patente, y todas aquellas formas que
cristianismo contemporáneo, lejos de ofrecer un respalden a uno u otro bando tendrán que su-
enfoque correctivo de ese optimismo, agrava la frir la consecuencia de precisar de un apoyo más
confusión al exagerarlo. El secular cree en el sur- directo. La lógica del aislacionismo es, en sí,
gimiento gradual de una mente universal. El cris- plausible, mas las implicaciones morales de la
tianismo cree que todo hombre es un Cristo en misma son intolerables. Si el grueso de la so-
potencia. Se ha olvidado de que, según las inter- ciedad acatara sus preceptos cabalmente, cada
pretaciones más profundas del cristianismo, to- familia procuraría construirse un refugio aislado,
do hombre vislumbra en Cristo no sólo aquello por temor a verse involucrada en las horrendas
que es, y que debería ser, sino también la rea- realidades de la pugna política, parte integrante
50 El realismo

de toda existencia nacional. La paz en Nortea- territorio francés, resultaba obvio que la paz ne-
mérica, como símbolo de la bondad del hom- gociada sólo habría sido factible en términos de
bre, sólo se puede preservar a costa de acentuar reconocer su posesión del botín hasta enton-
todos los vicios del carácter norteamericano, en ces logrado. De haberse concertado ese tipo de
especial aquéllos relativos al farisaísmo y a la paz, las naciones menos poderosas que aún no
ostentación de la probidad, generados en una se encontraban bajo el yugo nazi habrían sido
nación que, gracias a estar cercada por dos océa- conquistadas gradualmente mediante la presión
nos, se ha salvado de verse involucrada con de- económica y política. Asimismo, habríancareci-
masiada obviedad en la pugna internacional, y do de fuerza y de incentivos para ofrecer resis-
cuya riqueza la ha preservado de un despliegue tencia, ya que no hubieran podido ambicionar
demasiado obvio de lucha social interna ... ningún auxilio en su intento de frenar el desplie-
La confusión moral y política engendrada por gue del nazismo. La paz negociada, tal y como
aquellos perfeccionistas religiosos y seculares fue propuesta por las iglesias en esa época, ha-
que no aciertan a comprender la responsabili- bría sido equivalente a una sencilla victoria nazi.
dad de la humanidad entera en las pecaminosas La otra alternativa, es decir, el esfuerzo por
realidades de la historia, ha sido exacerbada por desalojar a los nazis, puede representar la rui-
los sueños de paz de los perfeccionistas. La cris- na de Europa aun cuando se tenga éxito; si se
tiandad norteamericana ha convertido casi en fracasa, podrá degenerar en el mismo resultado
un dogma universal el lema de que cualquier ti- de una capitulación prematura mediante la paz
po de paz es mejor que la guerra. Finalmente, negociada. Supuestamente, eSte hecho justifica
esto implica invariablemente que la tiranía es la frenética exigencia de paz a cualquier pre-
preferible a la guerra, puesto que la sumisión pa- cio. Sin embargo, nuestros moralistas norteame-
ra con el enemigo es la única alternativa cierta ricanos no logran comprender que, aquellos
a la resistencia contra el enemigo. pueblos y naciones que hoy se enfrentan a la
Una enorme cantidad de pronunciamientos inminente amenaza de la esclavitud, no se de-
actuales en el mundo religioso revelan que la tienen a realizar graciosos cálculos de posibles
suposición dogmática de que nada puede ser consecuencias. Existen momentos críticos en la
peor que la guerra conduce de manera inevita- historia en que tales consideraciones se tornan
ble a la aceptación implícita o explicíta de la ti- irrelevantes. Se compromete todo instinto de su-
ranía. Las iglesias, en una conferencia de análisis . pervivencia y todo impulso decoroso de huma-
sobre la situación internacional, realizada bajo nidad, exhortando a la resistencia sin importar
los auspicios del Federal Council of Churches las consecuencias. El resultado puede ser trági-
a principios de 1940, declararon: "Estamos con- co; pero sólo un moralismo insulso puede ig-
venddos de que existen fundamentos para esperar norar la belleza y la nobleza que engrandecen
que surja una paz justa mediante la negociación. a esa tragedia, y seguir especulando sobre los
En pro del bienestar de la humanidad, es vital enormes beneficios que habría aportado el acep-
que se dé fin al conflicto, no mediante una paz tar la esclavitud sin resistencia, en lugar de te-
impuesta, sino negociada, basada en los intere- ner que aceptarla después de la resistencia.
ses de todas las partes afectadas". Del mismo modo en que el énfasis dogmático
Dicha declaración, que el principal periódico relativo a que nada puede ser peor que la guerra
cristiano de los Estados Unidos alabó por con- conduce a la aceptación explícita o implícita
tener la esencia misma del consenso cristiano de la tiranía, así la identificación sin reservas de
con respecto a la situación de guerra, reflejaba la neutralidad con la ética cristiana conduce a
una separación total de cualquier realidad polí- una ofuscación perversa de diferencias morales
tica. El hecho es que Hitler deseó una paz nego- de importancia entre las fuerzas contendientes.
ciada desde el momento en que invadió Polonia The Christian Century (El siglo cristiano) ha cri-
hasta que lanzó la gran ofensiva. Habiéndose ticado ferozmente al presidente Roosevelt por
apoderado del continente, con excepción del no mantener una posición neutral preclara. Apa-
La guerra y la iglesia norteamericana 51

rentemente, tal publicación no comprende que puede negar que su importancia real es dudosa
esos significaría condonar a una tiranía que ha desde el punto de vista moral, y ambigua desde
derrocado a la libertad, que sería pretender ani- el político. Resulta moralmente dudosa, porque
quilar a la religión cristiana, que degradaría a sus permite que otras naciones resientan el impacto
súbditos a la categoría de robots sin opinión ni de defender a una civilización que trasciende a
juicio propios, que amenazaría a los judíos de la existencia misma de esas naciones. Desde el
Europa con la exterminación total y a todas las punto de vista político resulta ambigua, puesto
naciones europeas con la sumisión bajo el do- que los intereses vitales de una nación pueden
minio imperial de una "raza superior" . correr un riesgo final, aunque no un riesgo in-
The Christian Century se concreta a debatir mediato. El hecho de aguardar hasta el riesgo
los argumentos de quienes creen que la civiliza- final, se convierte en un medio inmediato para
ción corre grave peligro ante la victoria de ale- esperar demasiado.
mania, afirmando con extrema simplicidad que La mejor recomendación a las naciones escan-
eso no puede ser cierto por que es la guerra la dinavas habría sido la de ofrecer resistencia con-
que pone en peligro a la civilización. En tan- junta a la agresión, en vez de esperar la extinción
to que reconoce una cierta inquietud de fondo de sus libertades individuales. Holanda y Bélgica
entre los norteamericanos, les aconseja sujetar- procuraron evitar el desastre mediante la elabo-
se a su resolución de no involucrarse de manera ración de un programa de neutralidad, que de-
alguna en el conflicto, y pretende liberarlos de paraba un mismo riesgo en los designios de los
todo cargo de conciencia adviertiéndoles que la poderes imperiales contendientes. El riesgo no
"la conciencia protestante" de Holanda y de Sui- era el mismo. En realidad, uno de los bandos
za llegó a las mismas conclusiones. La gran mayo- no representaba peligro alguno. La consecuen-
ría de esos neutrales de Europa a cuya conciencia cia de esa política que ensombreció los hechos
The Christian Century hizo referencia, fueron reales, fue la invasión de dichas naciones y la
exterminados mientras ésta los enarbolaba co- irrupción del ejército alemán en territorio fran-
mo gloriosos ejemplos. cés. Por supuesto, Estados Unidos está en la mis-
En su moralismo simplista, The Christian ma posición; supuso que sus intereses vitales se
Century no logró esclarecer el problema básico verían afectados en la misma medida tanto por
de las relaciones internacionales. Dicho problema la victoria alemana como por la aliada. La situa-
es la imperiosa necesidad de una coincidencia ción real es que, tanto la causa final de la civili-
obvia entre intereses nacionales e ideales, antes zación como nuestros intereses vitales, corren
de que las naciones se embarquen en las azaro- un peligro mucho más grave ante los alemanes
sas aguas de la guerra. En ninguna de las naciones que ante los aliados. Hemos abierto gradualmen-
neutrales pequeñas surgieron dudas en cuanto te nuestro entendimiento a este hecho desde la
al carácter definitivo del conflicto actual. Muchas victoria de los ejércitos germanos en Holanda,
de ellas abrigaron esperanzas de que Europa se Bélgica y Francia, pero probablemente, ya sea
salvara sin su apoyo. Absolutamente en todos los demasiado tarde.
casos, sus intereses vitales se veían afectados de En otras palabras, la política de neutralidad
manera final, mas no inmediata. Cuando de he- que The Christian Century y otras publicacio-
cho se sintieron afectados de manera inmedia- nes de su clase han loado como representativa
ta, expresamente por la invasión enemiga, ya era de cierto tipo de objetivo cristiano, no sólo es
demasiado tarde para obrar en pro del interés una teoría moral reprobable sino también una
nacional , o de los valores de la civilización que política denigrante. Ostenta la debilidad cardinal
trascienden al interés nacional. de la democracia ante los peligros de la tiranía.
El que deba existir cierta congruencia entre Esa democracia que debe tomar debida cuema
los intereses nacionales e ideales para exhortar de los temores y las angustias del pueblo común
a la acción nacional en medio de una crisis es, y corriente en tanto que las dictadur~s los igno-
inevitablemente, un hecho político, mas no se ran, no podrá jamás actuar a tiempo. Unicamente
52 . El realismo

podia actuar a tiempo si cuenta con gobernan- se intenta un escape fácil e insulso de los terro-
tes dispuestos y capaces de anticiparse a los pe- res y pesares de una era trágica.
ligros que permanecen invisibles para el hombre La realidad es que los sueños moralistas de
común. Para cuando éste percibe la magnitud nuestra cultura liberal han sido tan flagrantes, y
del riesgo al peligro es ya tan inminente que re- su voluntad de vivir ha sido tan gravemente des-
sulta imposible todo preparativo para una de- virtuada por un pacifismo confuso, en el cual se
fensa adecuada. han entremezclado de manera por demás curiosa
Esa debilidad ingénita de la democracia como el perfeccionismo cristiano y la despreocupación
forma de gobierno, en lo tocante a la política ex- burguesa, que hablando con franqueza, nuestro
terior, se ve exacerbada por el liberalismo como mundo democrático no merece sobrevivir. Qui-
cultura que ha ilustrado la vida de las naciones zá no sobreviva. Si acaso lo logra será porque
democráticas. En el seno de ese liberalismo, po- a última hora habrá recobrado la sensatez, y por-
co se entiende de los abismos que puede tocar que las flaquezas de la tiranía pudieran exceder
la malevolencia humana, y del nivel al que se finalmente a sus ventajas transitorias.
puede encumbrar el poder del mal. De hecho,
6. El poder político
Teoría realista de
la política internacional
HANS J. MORGENTNAU
PODER POLÍTICO

I I .

'lQUÉ ES EL PODER pOLíTICO? realización mediante métodos no políticos, tales


como la cooperación técnica con otras naciones
aelación que guarda con la nación como o con organizaciones internacionales. No obs-
'un todo tante, cada vez que se esfuerzan por cumplir su
objetivo valiéndose de la política internacional,
'.. La política internacional, al igual que todo lo hacen mediante la lucha por el poder. Los cru-
~ipo de política, es una lucha por el poder. No zados ambicionaban liberar a las ciudades santas
¡iPlporta cuáles sean los objetivos finales de la del dominio infiel; Woodrow Wilson deseaba
pqlítica internacional, el poder se constituye in- salvaguardar al mundo en pro de la democra-
¡y~blemente en el fin inmediato. Gobernantes cia; los nazis codiciaban abrir Europa Oriental
,Ypueblos pueden acariciar como meta final la a la colonización alemana, dominar el continen-
.libertad; la seguridad, la prosperidad o el poder te europeo y conquistar al mundo. Todos ellos
¡miSmo. Pueden incluso definir tales metas en eligieron el camino del poder para alcanzar sus
~é.rqlinos de un ideal religioso, filosófico, eco- objetivos; por tanto, todos fueron actores en el
Mmico o social, y guardar la esperanza de que escenario de la política internacional.
dicho ideal se materialice gracias a un impulso De este concepto de política internacional se
interior, a la intervención de fuerzas divinas, desprenden dos conclusiones. Primera: no todos
Lo 'a la evolución natural de los asuntos huma- los actos que una nación lleva a cabo con rela-
,.tíos. Asimismo, pueden tratar de promover su ción a otra son de naturaleza política ...
Segunda: no todas las naciones se encuen-
tran en todo momento involucradas al mismo
\' Dé Politics among Nations: Tbe Struggle for grado en la política internacional. ..
.po.we'r and Peace, tercera edición, autor: Hans
h Morgenthau (Nueva York, Knopf, 1960), pp. Su naturaleza
n-29, 31 -3 5,3-4,10-12 , 14. Copyright 1948,
1954, © 1960, Alfred A. Knopf, Inc . Reimpreso
con autorización de Alfred A. Knopf. Notas .. . Al hablar de poder nos referimos al con-
al calce suprimidas. trol que ejerce el hombre sobre la mente y los
53
54 El realismo

actos de otros. Por poder político se entienden algunos pueblos primitivos carecen de la ambi-
las relaciones mutuas de control que se registran ción de poder, hasta ahora nadie ha demostrado
entre los individuos que ostentan la autoridad fehacientemente el modo en que se puede re-
pública, pero también entre estos últimos y crear a escala mundial el estado mental que pre-
la población en general. senta y las condiciones en que habitan, para así
El poder político es una relación psicológi- eliminar del escenario internacional la lucha por
ca entre aquellos que lo ejercen y aquéllos so- el poder. Liberar a uno u otro de los pueblos de
bre los cuales se ejerce. A los primeros, les la tierra de la ambición de poder, mantenién-
confiere el control sobre una serie de actos de dola intacta en otros, no sólo sería inútil sinQ
los segundos , merced a la influencia que los también autodestructivo. Si no se lograra abo-
primeros tienen sobre la mente de los segun- lir en todas las latitudes terrestres el deseo de
dos. Dicha influencia emana de tres fuentes : la poder, los pueblos redimidos se convertirían.
expectativa de beneficios, el temor a las des- en presa inmediata del poder de los demas . . .
ventajas, el respeto o el amor por los hombres Fuera condiciones sociales en particular, el
o por las instituciones; y se puede materiali- argumento definitivo en contra de la opinión
zar a través de mandatos, amenazas, la persua- de que la lucha por el poder en el escenario in-
sión, la autoridad o el carisma de un hombre o ternacional es un simple accidente histórico se
de un organismo gubernamental, o mediante debe desprender de la naturaleza de la política
una ágil combinación de varios de estos ele- interna. La esencia de la política internacional
mentos . . . es idéntica a su contraparte interna. Tanto la po-
lítica interna como la internacional representan
una lucha por el poder, exclusivamente modi-
DEPRECIACiÓN DEL ficada por las diversas condiciones en que esa
PODER POLíTICO pugna se registra, sea en el ámbito interno o en
el internacional.
Dado que la ambición del poder es el elemento ,--oLa tendencia a dominar, específicamente, se
distintivo de la política internacional, como encuentra presente en toda asociación huma-
toda política, la internacional es, pornecesi- na, desde el núcleo familiar, pasando por las
dad, una política del poder. Este hecho goza de sociedades fraternales y profesionales, y las or-
reconocimiento general en la práctica .de los ganizaciones políticas de carácter local, hasta
asuntos internacionales; no obstante, los estu- el estado. Anivel familiar, el añejo conflicto en-
diosos del tema, los publicistas e incluso los tre suegra y nuera es, en esencia, un:UlJ~hapoi
estadistas, suelen negarlo en sus declaracio- eLI2Q.º~r -la . defe!l~a. _Q~J!..IlJ2.Qd~.Le.~tabl.e~i_ºg
nes al respecto . .. contra la tentativa de establecimiento-de uno
Recientemente, la convicción de que la lu- !l~.vo :-(;óiñú tal,-esa lüéhi es -ün presa-gió 'del
cha por el poder se puede eliminar del escena- éonflicto que se registra en el escenario inter-
rio internacional se ha asociado con las grandes nacional, entre las políticas del statu quo y las
tentativas de organizar al mundo, como las del imperialismo . ..
de la Liga de las Naciones y las Naciones Uni- Considerando dicha ubicuidad de la pugna
das . . . por el poder en la esfera de las relaciones so-
. . . Baste enunciar que la lucha por el po- ciales y en todo nivel de organización social, ¿es
der es universal, tanto en tiempo como en espa- acaso de sorprender que la política internacio-
cio, y es un hecho irrefutable de la experien- nal sea, por necesidad, una política del poder?
cia. Resulta imposible negar que, a través de la ¿No sería más desconcertante que la lucha por
historia, los estados se han enfrentado unos con el poder fuese un atributo accidental y efímero
otros en contiendas por el poder, sin importar de la política internacional, cuando en realidad
las condiciones sociales, económicas y políticas. es un elemento permanente e indispensable de
Aunque los antropólogos han demostrado que todas las ramas de la política interna?
El poder político. Teoría realista de la política internacional 55

TEORÍA REALISTA DE LA POLÍTICA INTERNACIONAL

Esta obra pretende exponer una teoría de políti- nunca es posible la consecución plena de los prin-
ca internacional. La teoría en cuestión no debe cipios morales, pero sí resulta factible una ven-
ser analizada con un criterio a priori y abstracto tajosa aproximación mediante el equilibrio de
sino, por el contrario, empírico y pragmático. En intereses, siempre efímero, y la conciliación
otrOS términos, no se debe someter la presente de conflictos, eternamente precaria. En conse-
teoría a juicio a la luz de un concepto o princi-
pio abstracto y preconcebido, alejado de la rea-
lidad, sino a la luz de su objetivo primordi;¡l: el
.
cuencia, ~tª . escu.e.IªcQJ}$.tde.ca_qy.e .!Ul .si~~~ma
º~ co!!~l!!~~"~f!- Y.. eq~ilibr!<.>.E~I.1~~uos se d~b<:-'
erigir corno principio universal para to~. las
de aportar un orden y un significado al caudal de $<Jciedades plimilista§: Recurre más al preceden-
fenómenos que, en su ausencia, permanecerían te histórico que a los principios abstractos, y
incoherentes e ininteligibles. Esta teoría debe apunta a la consecución del mal menor, en lu-
satisfacer las exigencias de un análisis doble, em- gar del bien absoluto . ...
pírico y lógico: ¿acaso los hechos, en su reali- El realismQ político s()stien~"gu~J~lítica1.
dad intrínseca, se prestan a la interpretación que al igual que la sociedad en gene~al, se rige por
la teoría les ha conferido? y, segundo, ¿esas con- leyes objetivas con raigambre en la naturaleza
clusiones que la teoría extrae siguen un curso humana. Para lograr el progreso de la sociedad,
lógico, por necesidad, desde sus premisas? En es necesario entender, en rrimer lugar, las le-
breve, ¿es la teoría congruente tanto con los he- yes a las que se apega la sociedad. En tanto que
chos corno con su esencia? el funcionamiento de dichas leyes se torna in-
". El problema que esta tesis plantea concierne franqueable a nuestras preferencias, el hombre
a la naturaleza de todo tipo de política. La his- sólo se atreve a desafiarlas a riesgo de fracasar.
toria del pensami~nt9_'pQJLti~º~9~e!.!.l6 eil~.. Al así creer en la objetividad de las leyes de
rustoria déJ}Cconii~n<1ª entr~ c1QS .escuélaiquf . la política, el realismo debe creer también en la
dífíeien fundamentalmente en st! .foC!P·a cte cOn- posibilidad de desarrollar una teoría racional
éeolnanáturaleza aeThombre, la sociedad yla que sea reflejo, aunque imperfecto y unilateral,
política. UnacteeTrassostÍene 'que"a<iúí, y--aho~ de tales leyes objetivas. Por ende, cree también
ra;-se-puede lograr un orden político racional en la posibilidad de trazar distinciones entre
y moral, producto de principios abstractos con verdad y opinión en el ámbito político -en-
¡
validez universal. Así, presupone la bondad tre aquello que es verdadero desde un punto
esencial y la infiruta maleabilidad de la natu- de vista objetivo y racional, apoyado por prue-
raleza humana; eU~_acaso del orden social para bas e ilustrado por la razón, y aquello que es
e1evars_~"a la altura de las normas racionales, 19 sólo un juicio subjetivo, escindido de la reali-
~ca ala falta de.. c0f!-()~imi~JJ.t9 y d.e..C01ll7 dad de los hechos y nutrido de prejuicios y va-
prensipQ,a las instituciones sociales obsoletas nas ilusiones ...
o alá depravación de algunos individuos o gru- El realismo político está perfectamente cons-
pos aislactos. Sin embargo, confía en poder corre- ciente de la importancia moral del proceder po-
grr'taIes defectos mediante la educación, la re- lítico. También se percata de la inevitable tensión
forma y el empleo esporádico de la fuerza. que se suscita entre los mandamientos de la
-La escuela contraria afirma que el mundo, moral y las exigencias de un proceder político
,imperfecto corno es desde el punto de vista ra- exitoso. Además, resulta inadecuado tratar de
~j~}fial, es el resultado de fuerzas inherentes a encubrir y anular dicha tensión, ofuscando así
la naturaleza humana. Para mejor<ir al mundo se tanto a la cuestión moral corno a la política, ha-
de.be trabajar con dichas fuerzas, no atacarlas. Al ciéndola aparecer corno si los crudos hechos de
ser éste, de manera inherente, un mundo de in- la política fuesen, desde el punto de vista mo-
tereses contrarios y de conflictos intestinos, ral, más satisfactorios de lo que en realidad son,
56 El realismo

y la normatividad moral menos exigente de lo aparte. Existe un mundo de diferencia entre la


que es. creencia de que todas las naciones están supedi-
El realismo manifiesta que no es posible apli- tadas al juicio divino, inescrutable a la mente hu-
car los principios morales universales a los actos mana, y la convicción por demás blasfema de que
de los estados en riguroso apego a su esquema Dios está eternamente de nuestro lado, y que lo
universal abstracto; por el contrario, deben tras- que uno desea también lo quiere Dios.
cender a las circunstancias concretas de tiempo Esa ecuación despreocupada que surge entre
y lugar. El individuo puede decir para sus aden- un nacionalismo en particular y los designios de
tros: "Fiat justitia, pereat mundus (que se ha- la Providencia es injustificable desde el punto
ga justicia, aunque el mundo perezca)", pero el de vista moral, ya que representa ese mismo pe-
estado no tiene derecho alguno de así pronun- cado de soberbia contra el cual los trágicos grie-
ciarse en nombre del pueblo a su cargo. Tanto gos y los profetas bíblicos previnieron a gober-
el individuo como el estado deben juzgar el pro- nantes y gobernados. Tal ecuación es de igual
ceder político bajo el criterio de los principios manera perniciosa desde el punto de vista polí-
morales universales, como el que se refiere a la tico, pues permite que se engendre una distor-
libertad. No obstante, aun cuando el individuo sión de criterio que, en la ceguedad que provoca
posee el derecho moral de sacrificarse en de- el desvarío de una cruzada, arrasa con naciones
fensa de dicho principio moral, el estado no tie- y civilizaciones -en el nombre de un principio
ne derecho de permitir que su rechazo moral moral, de un ideal o de Dios mismo .
a la violación de la libertad impida la evolución Por otra parte, es precisamente el concep-
exitosa del proceder político, inspirado a su vez to de interés, definido en términos de poder,
en el principio moral de la supervivencia nacio- lo que nos salvaguarda del exceso moral y del
nal. No es factible la moral política si se carece frenesí político. De tal modo, si vislumbramos
de prudencia; es decir, si no se ponderan ade- a todas las naciones, incluida la nuestra, como
cuadamente las consecuencias políticas de un entidades políticas que persiguen sus intereses
acto de apariencia moral. Por tanto, el realismo respectivos en términos de poder, estaremos en
considera que la prudencia -la justa ponderación condiciones de hacer justicia a todas ellas. Pero
de las consecuencias que pueden desencadenar además, podremos hacerles justicia por partida
acciones políticas encontradas- es la virtud su- doble: Al tener la capacidad de juzgar a otras
prema de la política. La ética abstracta juzga a la naciones bajo el mismo criterio con que juzga-
acción por su apego a la ley moral; la ética polí- mos a la propia, una vez concluido nuestro dis-
tica juzga a la acción por sus consecuencias po- cernimiento, estaremos en posición de procurar
líticas .. . la adopción de políticas que respeten los inte-
El realismo político se niega a identificar las reses de otras naciones y que a la vez protejan
aspiraciones morales de una nación en particular y promuevan los nuestros. La moderación en la
con las leyes morales que rigen al universo. Del política no puede dejar de reflejar la modera-
mismo modo que traza distinciones entre ver- ción del juicio moral. ..
dad y opinión, las traza también entre verdad El realista político no ignora la existencia
e idolatría. No existe nación que no se haya visto y la relevancia de normas de pensamiento aje-
tentada -y son contadas aquellas que han lo- nas a las del campo político. En su calidad de
grado resistir mucho tiempo a la tentación- a realista político, sólo se puede concretar a su-
disfrazar sus aspiraciones y procedimientos muy bordinar esas otras normas a las de la política.
particulares bajo el amparo de los propósitos Asimismo, se aparta de otras escuelas cuando
morales del universo . El saber que las nacio- éstas imponen criterios pertenecientes a otras
nes se encuentran sujetas a las normas morales esferas, en el ámbito político. Es en este punto
es una cosa, pero el pretender saber con total donde el realismo político disiente del "enfoque
certidumbre aquello que es bueno o malo en legalista-moralista" relativo a la política internacio-
la relación que guardan las naciones es materia nal. Son innumerables los ejemplos históricos
El poder político. Teoría realista de la política internacional 57

que pueden demostrar que este tema no es, co- En tanto que el realismo político está cons-
mo se ha objetado, un simple ardid de la ima- ciente de la existencia de esas distintas facetas
g¡nadón, sino que va al núcleo mismo de la de la naturaleza humana, también reconoce que
controversia . .. para poder comprender cabalmente cada una de
.Esta defensa realista de la autonomía de la es- ellas, es necesario abordarlas bajo sus propias
f(:ra, política contra toda alteración provocada condiciones. Es decir, si yo deseo comprender
por otras formas de pensamiento no implica, de al "hombre religioso", debo abstraerme durante
ninguna manera, que se ignoren la existencia y un cierto periodo de todos los demás aspectos
la importancia de las mismas. De hecho, implica de la naturaleza humana, y enfrentar su faceta
que a cada una se le deben asignar su esfera de religiosa como si fuera la única que existiera ...
acción y sus funciones, adecuadas a su estruc- Lo mismo se aplica a cualquier otra faceta de
tura. El realismo político se fundamenta en una la naturaleza humana. Por ejemplo, ningún eco-
concepción pluralista de la naturaleza humana. El nomista moderno concebiría de manera distin-
ser humano real, es una mezcla del "hombre eco- ta a su ciencia y a la relación que ésta guarda
nómico", del "hombre político", del "hombre con las demás ciencias del hombre. Precisamen-
moral", del "hombre religioso" , etc. El hom- te gracias a dicho proceso de emancipación de
bre que fuera exclusivamente un "ser político" otras normas de pensamiento, y al desarrollo
equivaldría a una bestia, ya que carecería abso- de una norma adecuada a la materia que trata,
lutamente de toda restricción moral. El hombre la economía ha evolucionado como una teoría
que sólo fuera un "ser moral" sería un insensa- autónoma de las actividades económicas del
to, ya que carecería totalmente de prudencia. hombre. El propósito fundamental del realismo
El hombre que se concretara a personificar a un político es el de contribuir a un desarrollo simi-
'lser religioso" sería un santo, ya que no acari- lar en el campo de la política.
ciaría ningún deseo mundano en absoluto .

•J
7. La diplomacia en el
mundo moderno
GEORGE F. KENNAN

.. .Tal como ustedes sin duda alguna habrán Se trata de la creencia que sustenta la hipo-
supuesto, considero que la falla más grave del tética posibilidad de suprimir las aspiraciones
esquema de nuestra política anterior estriba en caóticas y peligrosas de los gobiernos en el marco
algo que podría denominar el enfoque legalista- internacional, mediante la aceptación de cier-
moralista en torno a los problemas internacio- to sistema de normas legales y medidas de re-
nales. Tal enfoque se desliza como una madeja frenamiento. Indudablemente, dicha creencia
roja a lo largo de nuestra política exterior de los representa parcialmente un intento de transpo-
últimos cincuenta años. Engloba algo del añejo ner el concepto anglosajón de la ley individual
énfasis en los tratados de arbitraje, algo de las al campo internacional, y de hacerlo aplicable a
Conferencias de La Haya y de los planes de de- los gobiernos del mismo modo que se aplica
sarme universal, algo de los más ambiciosos aquí a los individuos en el plano interno. Asi-
conceptos norteamericanos sobre el papel que mismo, debe derivarse en cierta medida de la
desempeña la ley internacional, algo de la Liga remembranza de los orígenes de nuestro pro-
de las Naciones y de las Naciones Unidas, algo del pio sistema político - de evocar que, gracias
Pacto Kellogg, algo de la idea de un pacto uni- a la aceptación de una estructura común ins-
versal "Artículo 51 ", algo de la fe en la ley mun- titucional y jurídica, fuimos capaces de dis-
dial y en el gobierno mundial. Sin embargo, no minuir a una proporción inofensiva todos los
es ninguno de tales elementos por completo. conflictos de interés y de ambición que im-
Permítanme tratar de definir lo anterior. peraron en las trece colonias originales, y de
llevarlas a una interrelación pacífica y ordena-
da. Al recordar lo anterior, la gente no logra
Reimpreso de American Diplomacy, 1900- comprender que, aquello que fue factible para
1950; autor: George F. Kennan (Chicago: Uni-
versity of Chicago Press, 1951), pp. 95-103, con las trece colonias bajo una serie dada de cir-
autOrización de The University of Chicago cunstancias, podría no resultar en el ámbito
Press. Copyright © 1951, The University of Chi- internacional, de dimensiones mucho más ge-
cago Press. nerosas.
58
La dIplomacia en el mundo moderno 59

La esencia de esta creencia dicta que, en vez cia, una estructura institucional que sea capaz
de abordar los ásperos conflictos de interés na- de desempeñar esa función ...
cional con base en sus méritos y con la mira de En primer lugar, el concepto ue subordina-
encontrar las soluciones que sean menos perni- ción de un número considerable de estados a
·ciosas para la estabilidad de la vida en el plano un régimen jurídico internacional, mismo que
internacional, sería más conveniente establecer limitaría sus posibilidades de agresión y de da-
un conjunto de criterios formales de naturaleza ño contra otros estados, implica que todos ellos
jurídica mediante los cuales se pudiera definir fueran similares al nuestro, que se encontraran
el comportamiento permisible de los estados. razonablemente satisfechos con sus fronteras y
Así, se propiciaría la creación de entidades impar- con su posición a nivel internacional, por lo me-
·ciales encargadas de ponderar las acciones de nos hasta un grado tal que se contuvieran de ma-
los gobiernos a la luz de esos criterios y de de- nera voluntaria de ejercer presiones tendientes
cidir cuándo su comportamiento es aceptable al cambio sin un previo acuerdo internacional.
y cuándo no. Por supuesto, atrás de todo lo En segundo lugar, en tanto que dicho concep-
anteriormente planteado, está la suposición to se suele asociar con una rebelión en contra del
norteamericana de que aquéllos en los que los nacionalismo, es por demás curioso percatarse
demás pueblos de la tierra pueden ofrecer una de que, en realidad, tiende a conferir un valor
contienda digna carece, en gran parte, de reco- absoluto al concepto de nacionalidad y de so-
nocimiento y de importancia, por lo que se es- beranía nacional, valor del que anteriormente
pera, con toda justicia, que ocupen un lugar carecía. El principio mismo de "un gobierno, un
secundario a la sombra de la conveniencia de voto", independientemente de cualquier dife-
up..mundo disciplinado, no perturbado por la rencia física o política entre estados, exalta el
violencia internacional. De acuerdo con el pen- concepto de soberanía nacional y lo convierte
samiento norteamericano, es poco plausible que en la forma exclusiva de participación en la vida
los pueblos tengan aspiraciones positivas, a las internacional. Vislumbra a un mundo integrado
que ellos consideren legítimas y les den mayor únicamente de estados nacionales y soberanos,
· importancia que a la tranquilidad y al orden que donde todos ellos gocen de igualdad plena de
deben regir la vida internacional. Desde este pun- posición. Bajo tal esquema, ignora las gigantes-
to de vista, no se puede entender por qué otros cas variaciones en la solidez y la firmeza de las
pueblos no se podrán unir a nosotros en la acep- divisiones nacionales: el hecho de que en mu-
tación de las reglas del juego de la política inter- chos de los casos, los orígenes de las fronteras
.rlacional, del mismo modo en que nosotros las entre países y de las personalidades nacionales
acatamos en las competencias deportivas pa- se dieron de manera fortuita o, al menos, casi
raque el juego no se torne demasiado cruel y en total desapego a las necesidades reaies. Si-
demasiado destructivo y que, por ende, no multáneamente, ignora la ley del cambio. El mo-
adopte una relevancia que no pensábamos otor- delo de estado nacional no es, ni debería ser, ni
garle. puede ser algo fijo y estático; por su naturaleza
Si procedieran de tal manera continua el razona- misma, es un fenómeno inestable en constante
miento, se podrían contener esas manifestaciones estado de cambio y de intercambio. La historia
perturbadoras y caóticas del ego nacionalista, ha demostrado que la voluntad y la capacidad de
tornándolas insubstanciales o permitiendo que se cada pueblo para contribuir al entorno mundial
desecharan sin mayor problema, mediante al- está en cambio continuo. Por tanto, resulta por
gún método que resultara familiar y compren- demás lógico que los esquemas de organización
sible para la costumbre norteamericana. Apartir (¿acaso no se reducen a estos gobiernos y fron-
de esto, la mentalidad propia del estadista nor- teras?) se transformen al unísono con ellos. La
teamericano, que encuentra gran parte de sus función de un sistema de relaciones internacio-
raíces en la carrera de derecho en nuestro país, nales no es la de restringir ese proceso de cam-
busca ti tientas y con inquebrantable persisten- bio confinándolo a una camisa de fuerza legal
60 El realismo

sino, por el contrario, propiciarlo para facilitar jamás en la disyuntiva de pronunciarse en fa-
sus transiciones, para limar las asperezas que sue- vor de uno de los rivales por el poder dentro
le producir, para aislar y moderar los conflictos de los confines del estado individual.
que frecuentemente conlleva, para procurar que Por último, otra de las fallas de este enfoque
estos conflictos no alcancen dimensiones que pue- legalista en torno a las relaciones internacionales
dan perturbar la vida internacional en general. No es que asume la posibilidad de imposición de
obstante, esta labor corresponde a la diploma- sanciones contra agravios y violaciones. De ma-
cia, en el sentido más anticuado del término. Para nera general, acude a la acción colectiva para
ella, la ley resulta demasiado abstracta, demasia- que ésta se encargue de sancionar el comporta-
do inflexible, sumamente difícil de adaptarse a las miento equívoco de los estados. Por tanto, ol-
exigencias de lo impredecible y de lo inesperado. vida los límites de efectividad de la coalición
Por el mismo motivo, el concepto norteame- militar. Olvida que, a medida que se expande
ricano de ley mundial pasa por alto los recursos un círculo de socios militares con la mira de
de agravio internacional-esos medios de pro- cualquier empresa político-militar concebible,
yección del poder y de coerción sobre los pue- se puede incrementar el total teórico de pode-
blos- que rebasan por completo a las formas río militar disponible, pero únicamé.nte a costa
institucionales, o que incluso las explotan con- de solidez del grupo y de holgura en el control.
tra sí; por ejemplo, recursos tales como el ata- A mayor expansión de la coalición, menor es
que ideológico, la intimidación, la penetración la factibilidad de mantener la unidad política
y la captura disfrazada de los bienes parafernales y el acuerdo general sobre los propósitos y los
institucionales de la soberanía nacional. En otras efectos de lo que se lleva a cabo. Tal como lo
palabras, hace caso omiso del dispositivo de es- podemos apreciar en el caso de Corea, los ope-
tado títere, así como del conjunto de técnicas rativos militares conjuntos en contra de un agre-
mediante las cuales se pueden convertir en tí- sor pueden tener un significado distinto para
teres a los estados sin que para ello medie una cada uno de los participantes, y plantear pro-
violación formal o un desafío a los atributos apa- blemas políticos específicos e individuales que
rentes de su soberanía y de su independencia. resulten ajenos a la empresa en cuestión y afec-
He aquí uno de los factores que han provo- ten muchas otras facetas de la vida internacio-
cado que los pueblos de los países satélites de nal. Así, entre más crece el círculo de socios
Europa Oriental, miren hacia las Naciones Uni- militares, más difícil de manejar se torna el pro-
das con cierto dejo de amargura. Fue rotundo blema del control político sobre sus actos, y más
el fracaso de la organización en su intento de restringido el común denominador mínimo de
preservarlas de la dominación por parte de un acuerdo. Dicha ley de utilidad decreciente pe-
gigantesco país vecino, dominación que no deja sa tanto en las posibilidades de acción militar
de ser denigrante en virtud del hecho de haber multilateral que se llega a dudar si, en realidad,
cobrado vida mediante procesos que no podría- la participación de países menores puede con-
mos calificar de "agresión". Ese resentimiento tribuir en gran medida a la capacidad de las gran-
es justificable hasta cierto punto, dado que el en- des potencias para garantizar la estabilidad en
foque legalista de los asuntos internacionales de- el plano internacional. La importancia de 10 pre-
secha, en términos generales, la importancia in- viamente expuesto resulta contundente, dado
ternacional que revisten los problemas políticos que una vez más nos hacF. caer en la cuenta
y las raíces más profundas de inestabilidad in- de que, incluso bajo un sistema de ley mun-
ternacional. De hecho, presupone que toda gue- dial, toda sanción contra un comportamien-
rra civil se constreñirá a sus límites nacionales y to destructivo a nivel internacional podría seguir
no degenerará en un conflicto internacional. . . apoyándose fundamentalmente, al igual que en
En otras palabras, presupone que los asuntos in- el pasado, en las alianzas y relaciones de las gran-
ternos no cobrarán una dimensión internacio- des potencias. Podrá haber un estado - o pro-
nal, y que la comunidad mundial no se verá bablemente un grupo de estados- que mostrara
La diplomacia en el mundo moderno 61

una postura violentamente adversa a la de! res- mo sea, este es un concepto relativamente nove-
to del mundo, y al cual la comunidad mundial doso en la civilización occidental; de hecho, no
no pudiera obligar a acatar una determinada lí- hizo acto de presencia en el foro internacional
nea de acción. Suponiendo que éste fuera un hasta la Primera Guerra Mundial. Sir. embargo,
caso real, ¿en dónde quedamos nosotros? A mi fue la característica principal de ambas confla-
parecer, de vuelta en e! reino del olvidado arte graciones mundiales, y las dos -tal como lo he
de la diplomacia, de la que hemos tratato de es- señalado- tuvieron como consecuencia una
capar durante los últimos diez lustros. gran inestabilidad y el desencanto. Lo fundamen-
Así, en estas líneas he expuesto algunas de tal ahora, empero, no es la conveniencia del
las deficiencias teóricas que, según mi opinión, concepto sino su factibilidad. De hecho, me pre-
resultan inherentes al enfoque legalista de los gunto si aun en las gestas del pasado la victoria
asuntos internacionales. Sin embargo, existe una total no fue sino una mera ilusión desde la po-
deficiencia aún mayor que me agradaría men- sición de los vencedores. En cierto sentido, no
cionar antes de concluir mi disertación. Me re- existe victoria total que no conlleve un genoci-
fiero a la inevitable asociación que surge entre dio, a menos que se trate de una victoria sobre
los conceptos legalistas y los moralistas: a la ex- la mente de los hombres. En este punto, cabe
tensión de la eterna idea de! bien y el mal a los señalar que las victorias militares totales no suelen
asuntos de los estados, la suposición de que e! darse precisamente sobre la mente de! hombre.
comportamiento de un estado es terreno fértil Por otra parte, actualmente nos enfrentamos al
para e! juicio moral. Cualquier persona que ma- hecho de dilucidar si, en una nueva conflagra-
nifieste la existencia de una ley debe experimen- ción mundial, podrá darse el resultado de vic-
tar un sentimiento de indignación, totalmente toria militar total, algo por demás dudoso. Por
justificable, hacia aquel que la infrige a la par lo que a mí respecta, no crea en tal posibilidad.
con una sensación de superioridad moral sobre Ciertamente se produciría un enorme debilita-
él. Cuando dicha indignación se vierte al cam- miento de las fuerzas armadas de uno u otro
po de la contienda militar, no admite puntos bando, mas considero totalmente imposible que
medios en la reducción del infractor hasta el ni- se pudiese dar una sumisión total y formal de la
vel mismo de la sumisión total- es decir, la ren- volutad nacional de cualquiera de las partes con-
dición incondicional. Resulta irónico, aunque tendientes. No obstante, una tentativa de lograr
cierto, que e! enfoque legalista de los asuntos ese objetivo inalcanzable podría infligir sobre
internacionales, pese a encontrar sus irrefuta- la civilización otra serie de desastres tanto o más
bles orígenes en un deseo real de eliminar la gue- graves que aquéllos provocados por la Primera
rra y la violencia, convierta a la violencia en un o la Segunda Guerra Mundial; someto al juicio
factor mucho más resistente, más pernicioso y del mundo el tratar de descifrar si la civilización
más destructivo para la estabilidad política que podría sobrevivir a tales calamidades.
las rancias motivaciones de interés nacional. Una Hace poco, un prominente ciudadano nortea-
guerra que se libra en el nombre de un elevado mericano aseveró que "el objetivo mismo de la
principio moral, prosigue invariablemente hasta guerra es la victoria", y que, "en la guerra nada
lograr su objetivo de dominación total, en cual- substituye a la victoria". La confusión, probable-
quiera de sus manifestaciones. mente, radica en e! significado que se confiere
De este modo, nos percatamos de que el en- a la palabra "victoria"; quizá se aplica una acep-
foque legalista de los problemas internacionales ción equivocada del término. En una batalla, es
se identifica estrechamente con e! concepto de factible que se produzca la "victoria", pero en
guerra total y victoria total, y que las expresio- la guerra sólo se puede registrar el cumplimiento
nes de una se vierten con extrema facilidad en o e! incumplimiento de los objetivos trazados.
las de la otra. Además, en esta era conflictiva, Antaño, los objetivos de guerra se confinaban,
a nadie perjudicaría dedicar unos momentos a generalmente, a fines prácticos, por lo que co-
meditar en e! concepto de guerra total. Sea co- múnmente se medía e! éxito de los operativos
62 El realismo

militares en razón del grado en que éstos apro- que nos provocan irritación e intranquilidad,
ximaban a los objetivos trazados. Sin embargo, ... una actitud de desprendimiento, de sobrie-
cuando se trata de objetivos morales e ideoló- dad y de ágil disposición a someter todo acto
gicos, tendientes a transformar la actitud y las a cauteloso juicio. Significa que asumiremos la
tradiciones de un pueblo entero, o la persona- modestia necesaria para admitir que únicamente
lidad d~ un régimen, quizá la victoria no sea una somos capaces de conocer y de comprender ca-
meta factible por medios militares, o en un corto balmente nuestros intereses nacionales -pero
plazo; y probablemente en este punto estribe también el valor para reconocer que si todos los
el origen de nuestra confusión. objetivos y empresas que ambicionamos ep el
De cualquier modo, sostengo con toda fran- plano interno son respetables, carentes de arro-
queza que, a mi parecer, no existe fantasía más gancia o de hostilidad hacia otros pueblos, o de
peligrosa, nada que nos haya provocado mayor delirios de grandeza, entonces la incesante bús-
perjuicio en el pasado o que amenace con pro- queda de nuestro interés nacional invariablemen-
vocarlo aún mayor en el futuro, que el concep- te se erigirá en adalid de un mundo mejor. Tal
to de victoria total. Por otra parte, temo que éste concepto puede resultar menos ambicioso y
se desprenda en gran medida de las deficiencias menos incitante, en su perspectiva inmediata,
básicas del enfoque sobre asuntos internaciona- que aquéllos por los que nos hemos inclinado
les que he expuesto en estas páginas. Si es nuestro con tanta frecuencia, a la vez que menos com-
propósito el alejarnos de este peligro, eso no placiente de nuestra imagen. Otros muchos en-
significa que debamos adoptar la actitud errónea contrarán en él un cierto cariz de cinismo y de
de abandonar todo respeto por la ley interna- reacción. Yo nO puedo ser partícipe de tales du-
cional-, ni tampoco nuestras esperanzas de que das. Todo aquello que en concepto sea realis-
en el futuro se convierta en útil y bondado- ta, fundamentado en un esfuerzo sincero por
so civilizador de los acontecimientos ... Por vislumbramos a nosotros mismos ya los demás
el contrario, significa el surgimiento de una ac- en nuestra esencia real, ho puede por ningún
titud nueva entre nosotros, hacia la intermina- motivo ser contrario al estandarte liberal.
ble serie de sucesos fuera de nuestras fronteras

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