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2 y stuaciones en la vida, encrucijdas existenclales, fen que lo Gnico que le queda a uno es desaparecer para no mori Son momentos en que se forceea deses- peradamente por foriarse, desde el eterno presente, un fut +0, un destino ulterior que supere lo vivid hasta el momento en esta vida y, por qué no, también en todas nuestras vidas y destinos anteriores, si acaso fuese verdad aquello de que es- tamos hechos de un perpetuo devenir.Anslamos dejar de pa- tinar sobre ese punto muerto en que el eterno retorno y la {debi voluntad nos tiene aprisionado, y comenzar a vivir el resto de nuestra vida, sin mirar ya mas hacia atrés no sea que nos convirtamos en estatuas de sal {No ha deseado usted alguna vez desaparecer, lenar una. ‘mochila o pequefa maleta con algunas de sus pertenencias més queridas y echar a andar sin nombre sin rumbo aempe- zar toda su vida de nuevo? {No ha pensado nunca cémo seria ‘convertirse en un fantasma que puidese ver a los demés sin ser visto por éstos,deéndoles de pasola burda realidad como regalo para que ldien con ella como puedan? iY qué me dice de transformarse en un personaje de os que protagoniza una, 13 [Lares pe Bore: So tAoERS UN A REE Vo, ure vont eesas tantas novelas que halide o pelicuas que ha visto, y eyo final feliz ya conoce por anticipado? Alin yal cabo morie es lo fel, lo natural y blologico, La ruerte es el mayor de los simulacros: una mentirao, cuanto menos, una media verdad. Desaparecer convirtiéndose en un ‘an enigma es la més genial de las soluciones en estos tiem- ‘bos en que la realidad, producto desu hipertrotia, nos ahoga {yasliia, Ahv ests el verdadero reto de nuestros tiempos: sae ‘ber desaparecer,burlarse deo realy de os demés, arroparse 0a el mas profundo dels silencios, para asf poder vivir més all de nuestro fin. Quizés ast, mas ald de ls ruidos estruen- dosos dela cotidianeldad socal logremos escuchar algunas verdades que bien valen la pena y, de paso, encontrarnos 2 nosotros mismos. Quizds la desaparicién sea la experiencia cexstencial que nos coloque, finalmente, en el umbral de nues- tropropio ser. Dicen queelflisof francés, Michel Foucault le hablo aun amigo, poco antes de morir, sobre el placer que le producia lo {qurcalificaba como su fantasia més querida Se trataba de un sueho en que aparecia en una insttucton, senejante a un hos- pital en que la muerte era tan s6lo apariencia yaque realmen- te sélo se desaparecia, Se moria ante los 098 de los demas para reaparecer ante los props ojos, sin equlpale, sin nom bre, sin cuerpo, presto a reinventarse, a tllarse una nueva Identidad a partir de si mismo, sin necesidad de palabras con sentido fijos ni verdades de fuerza mayor.

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