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Funciones
La vitamina A ayuda a la formación y al mantenimiento de dientes, tejidos blandos y óseos,
membranas mucosas y piel sanos. Se conoce también como retinol, ya que produce los
pigmentos en la retina del ojo.
Esta vitamina favorece la buena visión, especialmente ante la luz tenue. También se puede
requerir para la reproducción y la lactancia.
Los carotenoides son tintes (pigmentos) de color oscuro que se encuentran en alimentos de
origen vegetal y que pueden transformarse en una forma de vitamina A. Hay más de 500
carotenoides conocidos. Uno de ellos es el betacaroteno.
El betacaroteno es un antioxidante. Los antioxidantes protegen las células del daño causado
por sustancias llamadas radicales libres. Se cree que los radicales libres contribuyen al
desarrollo de ciertas enfermedades crónicas y juegan un papel en los procesos del
envejecimiento.
Fuentes alimenticias
La vitamina A proviene de fuentes animales como los huevos, la carne, la leche fortificada,
el queso, la crema de leche, el hígado, el riñón, el bacalao y el aceite de hipogloso. Sin
embargo, todas estas fuentes, a excepción de la leche descremada fortificada con vitamina
A, tienen un alto contenido de grasa saturada y colesterol.
Huevos.
Historia[editar]
En Egipto, hacia el año 1500 a. C. se describió por vez primera el tratamiento de la ceguera
nocturna (actualmente es sabido que esta ceguera obedece a un déficit de vitamina A), si bien
no se relacionó a dicha enfermedad con alguna deficiencia en la dieta, se recomendaba la
ingesta de hígado2 (alimento rico en vitamina A). Hipócrates prescribía hígado untado en miel
a aquellos niños que en un estado de desnutrición padeciesen de ceguera, además de esto se
han descrito prácticas similares en otras culturas del mundo.
En 1906, investigaciones en la alimentación del ganado determinaron que existían otros
factores además de los carbohidratos, proteínas y grasas que eran necesarios para mantener
la salud de los animales.3
Entre los años 1912-1914, uno de esos factores fue independientemente descubierto
por Elmer McCollum y Margaret Davis en la Universidad de Wisconsin-Madison, y en 1913
por Lafayette Mendel y Thomas Burr Osborne en la Universidad de Yale, estos últimos que
descubrieron un factor liposoluble en la mantequilla. Los investigadores consideraron el
nombre del mismo en base al descubrimiento reciente de el factor hidrosoluble B (vitamina
B), por lo que acuñaron el nombre de factor liposoluble A (Vitamina A) para esta nueva
sustancia descubierta.3
En 1919, Harry Steenbock de la Universidad de Wisconsin-Madison propuso una relación
entre los pigmentos amarillos de los vegetales los β-carotenos y la vitamina A.
En 1930, Thomas Moore entregó la primera evidencia de que un carotenoide es el precursor
de la vitamina A convirtiéndose en el intestino delgado de los mamíferos.4
En 1946, los holandeses David Adriaan Van Dorp and Jozef Ferdinand Arens publicaron la
síntesis para la vitamina A en su forma ácida en la revista Nature.5
En 1947, ellos completaron la primera síntesis del complejo que compone la vitamina A
habiendo transformado el radical ácido en uno alcohólico.6
En el año 2000, dos grupos investigadores independientes tuvieron éxito en identificar la
enzima que genera la vitamina A a partir de β-caroteno.