Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
La coherencia es la propiedad del texto que permite que sea interpretado como una unidad de información,
percibida de una forma clara y precisa por el receptor. La coherencia se construye mediante la selección y
organización de la información, y por el conocimiento que comparten el emisor y el receptor sobre el contexto
o la realidad que les rodea.
Es decir:
Selección de la información. Elegimos lo que queremos decir o escribir y lo que no, teniendo en
cuenta el tema del que tratamos y lo que pretendemos comunicar.
Organización de la información. Tenemos muchas ideas en la cabeza, pero, después de seleccionar
lo necesario, hay que organizarlo de alguna manera para que el o los receptores de nuestro texto
comprendan qué queremos transmitir.
Para conseguir la coherencia textual hay que tener en cuenta:
• La unidad temática. Todos los enunciados giran en torno a un tema, es decir, se relacionan unos con otros
y no debe haber contradicciones.
Observa el siguiente texto:
* El día comenzó con un cielo despejado. Había todavía charcos de agua de la lluvia del día anterior. La
carretera estaba desierta y la chica abrió su bolso y sacó la llave. Nadie sabía qué ocurría en la casa. Había
algunas nubes, pero el ladrón siguió trepando por la pared. Así que terminé la cena y me puse a ver la tele.
Como es evidente, carece de unidad temática porque resulta imposible identificar de qué trata: ¿Un parte
meteorológico? ¿Una mujer perdida en una carretera? ¿Una historia de misterio? ¿Un robo? ¿Un día en la
vida de un adolescente?
• Una estructura interna lógica. Las ideas aparecen ordenadas y jerarquizadas; deben seguir algún
criterio de ordenación, por ejemplo, hay ideas más generales o importantes que otras.
• Corrección gramatical y léxica. Se consigue mediante:
- El significado apropiado de las palabras: no debe haber contradicción entre el significado de las distintas
palabras que aparecen relacionadas.
- El uso correcto de nexos y enlaces oracionales: estos elementos tienen como función unir palabras u
oraciones (conjunciones, preposiciones, locuciones).
- La ausencia de expresiones incoherentes, denominadas anacolutos: consisten en la falta de coherencia
en la construcción sintáctica de los elementos de una oración (sujetos falsos, errores de concordancia,
incorrecciones léxicas, etc.) Se consideran anacolutos las construcciones del tipo:
Sujeto falso: * Yo me parece que no voy a ir1.
La forma correcta es: A mí me parece que no voy a ir. ( Y "a mí" no es el sujeto, porque no concierta con el
verbo en persona.)
Errores de concordancia: * En la fiesta hubieron muchos invitados.
Lo correcto es: En la fiesta hubo muchos invitados.
* A tus amigos le gusta el fútbol.
Debe decirse: A tus amigos les gusta el fútbol.
Incorrección léxica: * La fotosíntesis es cuando una planta utiliza la energía de la luz para transformar la
materia inorgánica en materia orgánica.
Se debe decir: La fotosíntesis es el proceso por el que una planta utiliza la energía de la luz para
transformar la materia inorgánica en materia orgánica.
Cohesión
Es la propiedad del texto que hace que los elementos que lo componen mantengan una correcta relación
sintáctica y semántica.
Supongamos este texto:
María y su amiga Antía fueron de compras ayer. María se compró ayer una blusa nueva. La blusa le ha
costado 20 euros. La blusa es de color celeste. A su amiga le gustó mucho la blusa. Se compró otra blusa de
otro color. La blusa de la amiga es de color violeta.
El texto anterior tiene sentido, pero está lleno de repeticiones inútiles. Seguro que quedaría mejor así:
María y su amiga Antía fueron de compras ayer. María se compró una blusa, que le ha costado 20 euros, y
es de color celeste. A su amiga le gustó mucho, así que se compró otra, pero de color violeta.
Los mecanismos para conseguir la cohesión pueden ser de dos tipos: los que relacionan palabras o frases, y
los que las conectan. Los primeros pueden ser elementos que hacen referencia a otros presentes en el texto
(pronombres, determinantes, adverbios), o también pueden ser elementos léxicos (repetir palabras o emplear
sinónimos, por ejemplo); los del segundo tipo sirven para conectar y organizar enunciados, párrafos o todo el
conjunto.
Adecuación
Para que un texto sea adecuado se deben tener en cuenta todas las circunstancias de lasituación
comunicativa, es decir, el contexto en que se produce. Por ello, la primera distinción que debemos
plantearnos es si nuestro texto se trata de un discurso hablado o escrito.
En ambos casos es muy importante que el texto esté organizado de forma clara y coherente, pero, si se trata
de un texto escrito has de tener más cuidado, eláboralo con más precisión en las palabras, sin repetirte
continuamente y buscando la claridad –porque no estamos en una conversación en la que nos puedan
preguntar qué hemos querido decir. También hay que ajustarse más a las reglas de la gramática y la
ortografía.
Al escribir, nos piden una determinada presentación: que las líneas no se tuerzan, que la letra sea
adecuadamente legible, que haya unos márgenes, etc. Si está escrito con un procesador de textos, junto con
lo anterior, hay que tener en cuenta la tipografía: fuentes de letras y tamaño, uso de la cursiva, etc. Al hablar,
es muy importante respetar los turnos de palabra y la colaboración con nuestros interlocutores para que la
comunicación sea eficaz, sin desviarnos de un uso correcto de la lengua, como en la escritura.
Asimismo, es necesario que consideremos el contexto comunicativo que estamos empleando: no es lo
mismo escribir un mensaje en el móvil que escribir una carta a un amigo, o preparar una tarea escrita para
clase.
Otra de las distinciones que hay que hacer está en función de a quién estamos hablando o escribiendo, es
decir, quién es el destinatario o receptor de nuestro texto: no es lo mismo hablar a un niño pequeño; a
nuestros padres; a nuestros amigos; a un profesor. Al hablar o escribir hay que tenerlo en cuenta, para elegir
las palabras que vamos a emplear y la forma de tratamiento que vamos a emplear. Hay distintas formas del
uso social de la lengua, llamadas “registros”: formal e informal, que hay que conocer para saber cómo
expresarnos en cada caso.
También, en relación con el destinatario, es necesario tener en cuenta lo que sabe, o no, del tema del que
estamos hablando (o escribiendo): un libro de texto de Biología, destinado a alumnos de Primaria, o de ESO,
será menos complejo que un libro del mismo tipo destinado a alumnos de Bachillerato o de Universidad, pues
se supone que estos últimos ya saben algo más del tema. En un caso se emplearán palabras y ejemplos más
sencillos; en el otro, más complicados, con fórmulas químicas, etc.
En el caso de que quieras contarle a alguien tus aficiones (por ejemplo: el wind surfing, el baile, la música,
etc.) también tienes que tener en cuenta lo que esa persona sabe del tema, y si no sabe nada, o muy poco,
explicar al principio cosas básicas.
Hay que tener en cuenta, finalmente, el propósito o la intención comunicativa de nuestro texto: ¿qué
queremos? Las posibilidades son varias: informar, preguntar, demostrar, comprobar, pedir, sugerir,… Nuestro
texto es adecuado si se corresponde con lo que pretendemos, y si el destinatario comprende qué es lo que
queremos decir.