La munición es un objeto sólido a manera de proyectil el cual es acelerado
rectilíneamente mediante la concentración de energía química que al ser liberada impulsa mecánicamente dicho objeto, siendo rectificado a través de un tubo sólido, con el fin de provocar una lesión o daño deliberado en el o los objetos que se encuentren en la trayectoria recta predispuesta.
Mecanismo del disparo
El cartucho se introduce en la recámara del arma de fuego y al jalar la cola del disparador propiamente dicho, se provoca que se libere un mecanismo interno, el cual libera el martillo que impactará con la parte posterior de la aguja percutora, elemento que al golpear la cápsula fulminante causará la deflagración (explosión con llama a baja velocidad de propagación) de la pólvora, la cual impulsa a la punta (parte superior del cartucho llamado bala, que al separarse de la vaina, toma un movimiento de traslación, rotación, debido al rayado del ánima; nutación, precesión y vectorial,) a liberarse de la vaina, saliendo arrojada fuera del cañón y recorriendo una distancia determinada por la potencia de la carga propulsora (la cual se mide en granos que responde a la cantidad de granos de pólvora utilizados, cada grano tiene un peso de 64 miligramos).
Velocidad de salida es la velocidad a la que un proyectil abandona la boca del
cañón. Las velocidades de salida van desde subsónicas (menos de 330 metros por segundo), como las de muchas pistolas, hasta más de 1.800 m/s, como las de la munición APFSDS disparada por armas de tanque. Este último tipo de proyectil desarrolla una velocidad que se acerca al límite alcanzable con proponentes químicos. Un proyectil alcanza una velocidad proporcional a la distancia . Pierde fuerza con la resistencia que ejerce el aire sobre el