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CRISTO, REVELADO SOLO A LOS HUMILDES

Cita de hoy: San Mateo 11: 25-30

INTRODUCCIÓN

CRISTO ALABA AL PADRE POR SU PLAN. (25)

a. LA ALABANZA DEL HIJO. (25ª)


25 En aquel tiempo, respondiendo Jesús, dijo: Te alabo, Padre, Señor
del cielo y de la tierra, porque escondiste estas cosas de los sabios y de
los entendidos, y las revelaste a los niños. 26 Sí, Padre, porque así te
agradó.
Mateo después de presentar los ayes sobre las ciudades no
arrepentidas introduce este nueva sección del discurso de Cristo, atraves
de las palabras “En aquel tiempo, respondiendo Jesús, dijo” y ese en
aquel tiempo es podríamos decir nosotros, “en aquel momento, en
aquella ocasión” Jesucristo alza una alabanza hacia su padre celestial.
Él contexto entonces de este versículo son los ayes de Jesucristo
sobre las ciudades no arrepentidas, y también sobre la pregunta de Juan
el bautista sobre él era el Cristo, al que ellos esperaban. Pero lo que más
nos compete en esta mañana es saber cuáles eran esas ciudades no
arrepentidas, y como están ligadas a esta nueva sección del capítulo 11,
que tiene que ver los ayes de Jesucristo sobre estas ciudades y su
alabanza hacia su Padre celestial, y no solo su alabaza, sino también su
invitación a seguirlo.
Jesucristo dijo entonces en aquel momento: “Te alabo, Padre, Señor
del cielo y de la tierra, porque escondiste estas cosas de los sabios y de
los entendidos”
Es aquí donde empezamos a buscar la relación de estos ayes, con esta
adoración de Jesucristo hacia su Padre.
Los ayes están dirigidos a las ciudades de Corazín, Betsaida y
Capernaum.
¿Pero cuáles eran estas ciudades? ¿Dónde estaban ubicadas? ¿Cuál
era su situación económica?
Tenemos entonces en primer lugar a Corazín la cual era
probablemente era un pueblo que estaba a una hora de viaje al norte de
Capernaum. Se situaba a tres kilómetros al norte del lago de Genesaret,
cerca de las ciudades de Cafarnaúm y Betsaida. Eusebio (un historiador
de la iglesia) menciona que era una aldea desierta a dos millas de
Cafarnaúm.
Betsaida era una aldea de pescadores en la orilla occidental del
Jordán.
Capernaum era una antigua población pesquera ubicada en la
antigua Galilea, en lo que hoy sería Israel, a orillas del mar de Galilea,
también llamado o conocida por los cristianos como "la ciudad de
Jesús", porque en esa ciudad Jesucristo se estableció en su ministerio.
Así mis hermanos que En estas ciudades mencionadas parece ser que
sucedieron grandes milagros obrados por Cristo, pero de los cuales no
tenemos mucha información. No se dice nada en los evangelios de lo
qué hizo Jesús ni de las maravillas que realizó en estos lugares, aunque
deben de haber sido de las más notables.
Cuando Juan llegaba al final de su evangelio, escribió una frase en la
que indicaba lo imposible que era escribir un relato completo de la vida
de Jesús: «Hay también muchas otras cosas que hizo Jesús; las cuales, si
se escribieran una por una, pienso que ni aun en el mundo cabrían los
libros que se habrían de escribir» (Juan 21:25). Este pasaje de Mateo es
una prueba de la verdad de ese dicho. Seguramente en estas ciudades
Cristo obro grandes milagros, pero mis hermanos grandes y de verdad
grandes milagros. Pero a pesar de todo esto, estas ciudades no se
arrepintieron, y Jesús entonces declara para ellos castigo.
Pero la pregunta es ¿cuál fue el pecado de estas ciudades?
Acabamos de observar la ubicación geográfica de estas ciudades, y
nos damos cuenta que eran ciudades con una economía bastante
movida, puesta a que eran ciudades pesqueras, aparte eran ciudades
ricas de cierta forma en hombres sabios y entendidos, pues donde hay
dinero, generalmente encontramos hombres con estas características.
Pero la pregunta sigue siendo: ¿cuál fue el pecado de estas ciudades?
Mis hermanos el pecado de estas ciudades fue su orgullo, ciudades
que prefirieron vanagloriarse en su economía y sabiduría propia. Su
orgullo fue más que su sabiduría. Estas ciudades privilegiadas por
Cristo, en su orgullo prefirieron la indiferencia al evangelio o buenas
nuevas de Jesucristo y que el reconocer su necesidad de un salvador
para sus almas.
b. LA RAZÓN DE LA ALABANZA DEL HIJO. (25B)
Y es por esto que Jesucristo entonces alaba a su Padre declarando:
“Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, (y aquí Cristo da la
razón de su alabanza a en ese momento hacia su padre pues declara)
porque escondiste estas cosas de los sabios y de los entendidos”.
Llegamos entonces a la pregunta ¿Qué fue lo que Dios escondió de
los sabios y entendidos? La respuesta es bastante sencilla, lo que Dios
escondió de los soberbios, fue el Reino de los cielos, a Jesucristo
mismo.
Dios en su sabiduría, en su gracia y voluntad estableció esconder el
reino de los cielos a los soberbios.
Las ciudades de Betsaida, corazín y Capernaum fueron ciudades
orgullosas, soberbias. Y nunca se arrepintieron porque Dios no revela su
Reino a los soberbios. Por eso nuestro sermón hoy va titulado “Cristo,
revelado solo a los humildes”. Porque déjenme aclarar que el Reino de
los cielos es Cristo. Cuando Cristo inicio su ministerio dijo
“Arrepentíos porque el Reino de los cielos se ha acercado”, porque
quien se había acercado al hombre era Cristo encarnado. Cristo fue el
que descendió del cielo para acercarse al hombre. Así que entonces
Cristo es el reino de los cielos, y Dios lo ha revelado, lo revela y lo
seguirá revelando solo a los humildes, nunca soberbios.
Ahora déjenme explicar un poco este tema de la humildad, y de la
soberbia.
Cuando Cristo hace mención de los sabios y entendidos el no está
haciendo una crítica a la sabiduría o al conocimiento, más bien el está
haciendo una crítica a los que se enorgullecen y vanaglorian en su
sabiduría y conocimiento, y aparte de este hecho ya condenado por
Dios, lo peor de estas personas es que se sienten libres de la necesidad
de un salvador, creen que son autosuficientes, creen que porque tienen
cierta conocimiento o un incluso porque tienen cierto poder económico
creen que no tiene la necesidad de un salvados, y son indiferentes ante
el evangelio como aquellas ciudades de las que hablamos hace un rato.
Cuando hablo de humildad entonces me refiero a la humildad del
corazón, a la humildad del Espíritu. No a la humildad de bienes
económicos, y pobreza mental. Cristo aquí se refiera a esas personas
humildes de corazón, como lo pronuncia en las bienaventuranzas, e esos
pobres de Espíritu. Hace referencia a esos que como Pablo a pesar de
ser hombres muy entendidos e incluso con cierta estabilidad económica
mencionan “Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por
la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del
cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo”
(Filipenses 3:8).
Es la humidad de poder reconocer que Cristo es mucho mejor que
cualquier cosa de este mundo, y que a pesar de todo lo que yo pueda ser
o tener a pesar de todo esto necesito de su ayuda, necesito de su poder,
necesito de su sacrificio.
Las ciudades mencionadas nunca quisieron reconocer que
necesitaban de Cristo. Y por esta razón le fue oculto el Reino de los
cielos que es Cristo. Porque mis hermanos Cristo, solo es revelado a los
humildes, a los que reconocen que necesitan de él.
c. LA SOBERANÍA DEL PADRE. (26)
“Sí, Padre, porque así te agradó.” Como termina declarando en el
versículo 26.
Y vemos aquí la soberanía del Padre al elegir solo a los que él quiere
para su Reino. Y Dios Solo quiere para su Reino hombres humildes de
Espíritu, hombres que realmente reconozcan su debilidad, su necesidad
de un Salvador.
No hombres indiferentes al evangelio, que creen que son
autosuficientes, que creen que pueden llegar al Reino de los cielos
solos, incluso que creen que con su moral pueden llegar al cielo, esos
que dicen “es que yo soy bueno y Dios no me va a castigar porque yo
soy bueno”, estos son los orgullosos que no reconocen que necesitan de
Cristo para llegar al cielo, y son precisamente estos orgullosos los que
nunca llegaran al Reino de los cielos; porque Dios en su soberanía
estableció que solo los humildes o los niños, como lo dice Cristo son los
que podrán ver y entender el Reino de Dios que Cristo. Cristo es el Rey,
y Cristo como Rey será revelado solo a los humildes.
Y con revelado no me refiero a que se nos a aparecer en medio de
una visión, o sueño o audiblemente. Con revelado me refiero más bien
al poder asimilar, al poder comprender el evangelio, a Cristo, su obra,
sus atributos, su persona, sus enseñanzas a esto me refiero con revelar.
Solo los que se acerca a Cristo con humildad, reconociendo su
necesidad de Él (De Cristo) podrán ver y entender su obra, solo ellos
podrán comprender sus enseñanzas. Mas a los arrogantes estas cosas les
serán ocultas. Y entonces dice Cristo “¡Ay de ti, Corazín! ¡Ay de ti,
Betsaida! Si se hubieran hecho en Tiro y en Sidón los milagros que se
hicieron en medio de ustedes, ya hace tiempo que se habrían
arrepentido con muchos lamentos.”
Hoy nosotros ciertamente no hemos podido ver a Cristo en Persona,
ni tuvimos el privilegio de estas ciudades, pero hoy nosotros contamos
con una mayor revelación, y es la palabra de Dios, la revelación
completa de Dios, La Biblia. La tenemos en nuestras manos, que
tengamos la revelación total de Dios en nuestras manos ya de por sí es
un gran milagro, un gran milagro que nos debe llevar al
arrepentimiento, y si en nuestro orgullo no lo hacemos el Señor hoy nos
dice: “¡Ay de ti, Diego! ¡Ay de ti, Marlys! Porque si en Tiro y en Sidón
hubiesen tenido la revelación total de Dios como la tenemos nosotros
hoy, ya hace tiempo que se habrían arrepentido con muchos lamentos.”
Mis hermanos es acaso nuestro orgullo más que nuestra sabiduría al
entender qué necesitamos de Dios, es acaso mayor nuestro orgullo al
entender que necesitamos de un salvador para poder entrar al Reino de
los cielos. Mis hermanos Dios es soberano, y Dios solo le revelara el
Reino de los cielos que es Cristo a los Humildes. A los que reconocen
su necesidad de un ser superior.
Pasando entonces a nuestro segundo encabezado leemos el versículo
27.

LA SOBERANÍA DE CRISTO. (27).


“Mi Padre me ha entregado todas las cosas. Nadie conoce al Hijo sino el
Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo quiera
revelarlo”.

a. TODAS LAS COSAS ENTREGADAS A CRISTO. (27ª)


En la primera Parte del versículo encontramos que el Padre en su
soberanía la ha entregado todas las cosas a su Hijo, a Cristo Jesús.
Cristo entonces es el Rey de Israel, del mundo, del universo. Porque al
Principio leíamos que el Padre es Señor Del Cielo y de La tierra, así que
Dios como Señor de todo el universo en la eternidad le entrego todo a
su Hijo, a Cristo. así que Cristo es El Rey del universo. Pero a que
quiere llegar Cristo con esta declaración.
b. CRISTO, LA IMAGEN DE MISMA DEL PADRE. (27B)
Y es que Cristo quiere resaltar el hecho de que él como heredero y
dueño de todo el universo es la imagen misma del Padre Celestial.
Cristo en la parte b del versículo: “Nadie conoce al Hijo sino el Padre, y
nadie conoce al Padre sino el Hijo”
Cristo quiere mostrar, resaltar que junto con su Padre y el Espiritu
Santo que no es mencionado aquí pero que sabemos de Él, conforman la
santísima trinidad, que es el único Dios del universo. El Padre no es
mayor que el Hijo, ni el Hijo que el Padre, ellos son iguales, son igual
de soberanos, igual de poderosos, ellos y el Espíritu Santo conforman al
único Dios de este universo. Es tanta la unidad entre ellos, y tanto el
misterio de la trinidad, que Jesús dice que solo él conoce al Padre y El
Padre solo lo conoce a Él.
c. SOLO A QUIEN ÉL SE QUIERE REVELAR. (27C)
Y no solo esto sino que también en las manos de Cristo esta el poder
de revelar al Padre solo a los que él quiere. Y es esto lo que Cristo
quiere resaltar en este versículo, su soberanía al elegir a su Pueblo. Pues
el versículo 26 dice: Sí, Padre, porque así te agradó, ahora el versículo
27 termina diciendo que Solo podrán conocer al Padre aquellos a los
que Cristo se los quiere revelar.
Vemos entonces que El Padre es Señor del cielo y de la tierra, y que
Cristo también es Señor del Cielo y de la tierra y a que además es
soberano sobre todas las cosas al igual que su Padre.
Su Padre determino porque así le plació, revelar al Hijo solo a los
humildes, y Cristo revelara al Padre solo a los que le Plazca. Pero
entonces vemos la unidad entre ellos dos, y Cristo al igual que su Padre
entonces solo revelara el Reino de los cielos a los humildes. Y
recordando entonces las ciudades de las que hablamos. Si estas ciudades
nunca se arrepintieron fue porque Cristo nunca les fue revelado, y si
nunca les fue revelado fue porque nunca reconocieron que necesitaban a
un salvador, y por esas razón se perdieron.
Hoy Cristo te invita a que reconozcas que necesitar de él, y te exhorta
a dejar el orgullo, a dejar ese pensamiento de autosuficiencia. Y de esta
forma entramos a nuestro tercer y último encabezado.

CRISTO EXTIENDO UNA INVITACIÓN. (28-30)

Leemos los versículos 28 al 30: “28 Venid a mí todos los que estáis
trabajados y cargados, y yo os haré descansar. 29 Llevad mi yugo sobre
vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis
descanso para vuestras almas; 30 porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga.”

a. VENID A MÍ TODOS LOS QUE ESTÁIS TRABAJADOS Y.... (28)


Cristo dice “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y
yo os haré descansar.”
Lo primero que debemos reconocer es que espiritualmente estamos
trabajados y cargados. Una carga espiritual, que no nos deja caminar en
paz por las sendas de esta vida. Una carga tan profunda, la cual muchos
psicólogas llaman crisis existencial.
Hay un vacio, y lo cierto es que queremos descansar. Pero buscamos
ese descanso donde no lo hay. Ese descanso para nuestras almas se
encuentra solo y solamente en Cristo.
No seamos como aquellas ciudades orgullosas, volquemos nuestros
corazones a la humildad y reconozcamos que solo en Cristo se halla el
descanso para nuestras almas.
Anécdota…
Se cuenta que cierta vez dos filósofos se propusieron viajar por el
mundo en búsqueda de una respuesta que calmara sus ansiedades y
liberara sus almas del peso estéril de los interrogantes. Ambos irían por
caminos diferentes y al encontrarse nuevamente, intercambiarían sus
experiencias. Cuando esto sucedió, los dos se contaron todo. Uno de
ellos había vuelto más triste que antes por cuanto nada, filosóficamente
hablando, lo había satisfecho. El otro, en cambio, dijo: "Yo tampoco
encontré una respuesta filosófica. Pero he encontrado una Verdad que
ha llegado a ser la paz para mi alma tan inquieta. Esta Verdad es una
persona que se llama Jesucristo, y me ha invitado a aceptarle. Y yo
acepté su invitación."
Mis hermanos hoy Cristo extienden la invitación ¿Cuál será nuestra
decisión? ¿Seremos como esas ciudades, o como aquel filósofo?
b. LLEVAD MI YUGO. (29ª)
Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y
humilde de corazón.
Nuestra decisión de seguir a Cristo va enlazada con el hecho de
cargar su yugo, cargar su yugo es convertirse en un discípulo de Cristo,
y ser un discípulo de Él es estar dispuesto a aprender de Él, el cual es
manso y humilde de corazón, a pesar de ser y Rey y Señor de todo el
universo. Y cuando hagamos esto entonces hallaremos descanso para
vuestras almas.
c. RAZÓN POR LA QUE HALLAREMOS DESCANSO EN SU
YUGO. (30)
Porque su yugo es fácil, y ligera su carga…
Los hombres de aquel entonces sufrían la pesada carga de los fariseos
y escribas con sus innumerables leyes, leyes impuestas por ellos mismo,
con los cuales cargaban espuriamente al Pueblo.
Es cierto que muchas iglesias enseñan un montón de órdenes y leyes
que no están en las escrituras y por eso muchos ven el evangelio como
una carga. Pero el evangelio no es tan pesado como muchos lo pintan.
El yugo de Cristo, es fácil en el sentido de que su yugo es una carga
justa. Y ligera en el sentido de que no es un carga que nos va a aplastar,
una carga con la que no vamos a poder lidiar. Nosotros si podremos
porque, gran parte de esas cargas la llevara Cristo por nosotros, y el
Espíritu Santo nos ayudara con el Resto.
No tengamos miedo de tomar la decisión de seguir a Cristo, porque
Él nunca nos dejara solos.
Tu hermano que ya tienes a Cristo en tu corazón, sigue disfrutando de
ese descanso que Dios ha dado a tu Espíritu, y a tu alama. Y tú amigo,
la invitación y exhortación es clara. ¿Quieres hallar el verdadero
descanso para tu alama? Ven a Cristo, y no seas como aquellas
ciudades, porque perecerás, y no hallaras descanso para tu alma.
Ven a él en humildad, reconoce que necesitas de Él para que tu alma
puede descansar, porque recuerda que Cristo es el Rey del universo, el
cual recibe o se revela solo a los humildes.

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