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Durante los cinco años y medio que duró el Gobierno de Horacio Vásquez, el país
vivió en un ambiente democrático, respetuoso de las libertades públicas y la
oposición disfrutó de garantías plenas. Sin embargo, la administración no fue pulcra
en el manejo de los fondos del Estado, en torno a los cuales giró la corrupción, el
derroche, el caos y la desorganización.
Los programas oficiales que se ejecutaron con estos US$10.0 millones resultaron
perjudiciales para los intereses nacionales, porque el trabajo realizado no
correspondió debidamente con las inversiones dispuestas para tales fines. Más del
50 por ciento de los fondos se dilapidaron entre funcionarios y legisladores.
Mientras el festival de gastos proseguía, cada día era más evidente que el
Presidente carecía de capacidad personal para desempeñar exitosamente el cargo y
que era dominado por un grupo de ambiciosos, que se ocupaba de halagarlo y de
elogiarlo de manera frenética, empalagándolo de agasajos, reconocimientos y
honores factuos.
La enfermedad del gobernante incentivó la lucha por el poder entre José Dolores
Alfonseca, que había sustituido al vice Velásquez, y el Jefe del Ejército, el general
Rafael L. Trujillo.
Cuando Horacio regresó quiso contrarrestar el desajuste político, pero sus deseos
reeleccionistas generaron un movimiento llamado “cívico” que encabezó el Lic.
Rafael Estrella Ureña, con el apoyo del Ejército. Así surgió el levantamiento armado
de Santiago, que dio al traste con el gobierno de Vásquez, que renunció a principios
de mayo de 1930.
En 1928 intentó prolongar su mandato por 2 años más, provocando que se hiciera
una conspiración en su contra encabezada por Trujillo. Fue derrocado el 27 de
febrero de 1930 por el llamado “MOVIMIENTO CÍVICO”.
El nombre de Horacio Vásquez surgió a la vida pública cuando el 26 de julio del año
1899, participó en el grupo de jóvenes que llevaron a cabo el asesinato del dictador
Ulises Heureaux, en la ciudad de Moca.
Como líder del movimiento contra Vásquez estaba el ex Presidente Alejandro Woss
y Gil, antiguo hombre de confianza del dictador Ulises Heureaux.
Debía salir del poder en el año 1928, pero por medio de subterfugios legales
prolongó su mandato. Fue derrocado por un movimiento que encabezaron hombres
que fueron de su confianza como el general Rafael Leónidas Trujillo y el licenciado
Rafael Estrella Ureña.
Los dos se unieron en una conspiración que terminó con el derrocamiento del
Presidente Horacio Vásquez.
El general José Estrella, tío de Rafael Estrella Ureña, atacó la Fortaleza San Luis, en
Santiago, y las tropas no hicieron resistencia. De inmediato cientos de hombres
armados con rifles suministrados de manera subrepticia por el general Trujillo,
marcharon a la ciudad de Santo Domingo.
Entraron a la Capital a los tres días y el Presidente Horacio Vásquez buscó asilo en
la embajada de Estados Unidos. Después que el golpe estaba consumado fue que el
Jefe del Estado se convenció de que había sido traicionado por Trujillo, a quien
había ascendido a general de brigada y designado Jefe del Ejército Nacional.
Estrella Ureña también había sido uno de los secretarios de Estado de mayor
confianza del Presidente Horacio Vásquez, pero se separó de su Gobierno cuando
en 1929, el Presidente de la República apoyó un movimiento que propugnaba por su
reelección.
Los restos Vásquez fueron sepultados en Tamboril. El acto del sepelio tuvo una
concurrencia muy pobre.
Antes del viaje de Horacio Vásquez a Estados Unidos, en el país circulaban rumores
que daban cuenta de que el Presidente de la República estaba muy enfermo y que
podría morir.
Esa circunstancia fue que aprovecharon Rafael Estrella Ureña y Trujillo para llevar a
cabo la conspiración que terminó con el último Gobierno de Horacio Vásquez.
Votaron 103 mil 281 ciudadanos, el 70 por ciento de los que estaban autorizados a
ejercer el derecho al sufragio.