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De ello podemos deducir que, en el mundo competitivo actual, es importante mostrar una imagen
adecuada hacia el exterior, en los procesos de comunicación con jefes y clientes. En nuestra
sociedad, y para el logro del crecimiento profesional dentro de las organizaciones y en ciertos
empleos que se desarrollan en puestos cercanos a la cumbre o en el trato con clientes, el cuidado
de la imagen personal posee suma importancia, pues implica el conocimiento y perfeccionamiento
del aspecto exterior, a través del porte, la vestimenta, el habla y las mejores formas para interactuar
con nuestro interlocutor. Pero también tiene una enorme influencia en la búsqueda de empleo o en
el trato con cualquier cliente en una mesa de oficina o con alumnos en una clase.
Probablemente nos parezca poco ético que nos rechacen por la forma de vestir, por la de hablar,
por llevar algún piercing o un tatuaje, aunque mostremos un currículum impecable para el empleo.
Es posible que el tema no se cite en una entrevista de trabajo, pero estos elementos exteriores de
nuestra imagen personal le pueden hacer pensar al entrevistador que no somos la persona
adecuada para transmitir la imagen de la empresa o tratar con clientes.
El término etiqueta se relaciona con la vestimenta, modales (lenguaje gestual, comunicación oral) y
aspectos de comportamiento que conforman la vida social y profesional. En estos días es usual que
incluso los ejecutivos y ejecutivas requieran de los servicios profesionales de especialistas en
Protocolo e Imagen, a fin de mejorar el estilo en el vestir, la forma de comunicación gestual y algunas
pautas de liderazgo que hacen al ejercicio del management, a través del conocimiento y la aplicación
más adecuada de la normativa protocolar.
En relación con el aspecto físico, nacemos con una determinada altura, rasgos faciales, o color de
cabello, los cuales se pueden cambiar o mejorar, haciendo todo lo posible por mantener una figura
estilizada pues la indumentaria tiene el poder de mejorar decididamente la percepción positiva de
la imagen profesional. En relación con la selección de la vestimenta, un profesional debería elegir
con esmero y especial dedicación la etiqueta más apropiada para diversas ocasiones o reuniones en
las cuales estemos invitados o desempeñemos un rol especialmente relevante (anfitrión, invitado
de honor, invitado VIP, etc).
Tanto en el momento en el que nos presentamos como candidatos para un trabajo, como cuando
ya somos parte integrante de la empresa, la imagen profesional es un elemento fundamental en
cómo nos comienzan a percibir los demás, Ya sea un entrevistador o un cliente. Este elemento crea
un aura a nuestro alrededor que muestra a los demás el mensaje que hemos decidido transmitir.
Identidad, vestimenta, actitud, comportamiento y discurso son los factores de la imagen
profesional. La importancia de ésta es que funciona como el conducto de una buena comunicación
y es pilar para la construcción de la reputación.
En la búsqueda de trabajo, la imagen profesional puede servir para proyectar la mejor versión de
nosotros mismos. Ésta la vamos construyendo a lo largo de los años, pero podemos modificarla
conscientemente todos los días. La imagen profesional se define, de acuerdo con el especialista en
comunicación institucional, el doctor en Comunicación Jesús Meza, como "el manejo consciente de
la proyección de tu identidad, que no solamente es aplicable a una figura pública, sino a cualquier
persona".
Asimismo, Jesús Meza precisa que "la práctica de la imagen pública y de las relaciones públicas es
la aplicación concreta que beneficia a cualquier persona inserta (o que va a estarlo pronto) en el
ámbito profesional, sea éste de cualquier sector: político, artístico, empresarial o incluso deportivo".
Su importancia para cualquier profesional es que funciona como el conducto de una buena
comunicación y es pilar para la construcción de la reputación.
Vestimenta. - debe ser acorde a lo que quieres proyectar. No sólo es el vestido, sino los accesorios
y el arreglo personal (limpieza, cuidado, peinado).
Discurso. - es la forma de expresarte; qué dices y cómo, tanto de forma oral como escrita. Un
elemento muy importante de ésta es la información y los conocimientos con los que cuentas.
"Mucha gente quiere proyectar una imagen de quien no es. Eso es un peligro. Lo más difícil y lo
primero que se debe hacer es hacer conciencia y reflexionar quién eres tú, qué características
posees, cuáles son tus competencias y fortalezas; qué tipo de personalidad tienes, qué es lo que te
ha hecho estar aquí; cuál es tu origen, dónde estás parado y hacia dónde quieres ir".
Cuando más consciente seas de cómo eres, "entonces vas a poder proyectar la imagen más
adecuada y congruente con tu esencia. Lo mejor es partir de la honestidad: proyectar realmente
quién soy de la manera más eficiente".
"Hay gente que dice trabajar sobre imagen profesionalmente, pero trata de crear una imagen
artificial, una especie de maquillaje, y eso es falso. Si tú no partes de la identidad, de un estudio de
quién es esa persona, no vas a poder crearle la imagen correcta, adecuada, sostenible", explica
Meza.
"Después para corregir un engaño será mucho más difícil. A los públicos los podrás engañar un
momento, pero no siempre y podrás crear una imagen falsa que dé resultados favorables, pero
cuando tus públicos se den cuenta del engaño, puede ser irremediable", advierte.
Finalmente, el autor de Introducción a la construcción de la imagen profesional recomienda: "Si en
el camino te das cuenta de que estás proyectando una imagen que no va de acuerdo con quién eres,
tienes que hacer una pausa, corregirlo, adaptar el elemento que te ayude a simbolizar mejor quién
eres y seguir adelante".