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Desde el siglo XIX, los docentes se preocupaban por la supuesta desaparición de la

lectura, a lo cual se le catalogo como una “crisis”. Es por lo anterior que desde el siglo
XX se implementó estrategias en los hábitos relacionados con la lectura, mediante
personas encargadas de la promoción de la lectura y los libros.
Cuando hablamos de la llamada crisis de lectura, debemos hacer referencia a que las
prácticas de lectura de deben implementar desde la niñez, buscando como objetivo
llamar la atención de estos para adquirir el gusto por la misma.
Realmente no se ha dejado de leer nunca, pero si han cambiado las prácticas, modos y
tipos de lectura, actualmente ya no se lee como anteriormente lo hacia una persona del
siglo XIX.
Estamos de acuerdo en que leer es intrigarnos, provocarnos y encontrar los indicios que
nos
Permitan construir sentido para poder hacer conjeturas sobre el mundo. Siempre, a
pesar de la poca fe que profesamos en este mundo desencantado, estamos codiciando
el sentido, queremos hacer parte de lo que Raymond Williams llama “estructura de
sentimiento”. (Buenahora Molina, Giovanna, Julio-Diciembre 2009, P. 3).

La lectura cambia y se transforma teniendo esta acceso a un pensamiento liberador, y


lo más importante es la conexión con la lectura la cual alcanza un punto de éxtasis en
las letras y una desconexión con el mundo real, ese es el verdadero valor de leer y es
lo que se extraña cada vez que se dice que la lectura está en crisis.
La lectura cero es la que se quiere preservar, aquella en donde se genera asombro por
las letras, donde se puede descifrar el mundo. Esa lectura debe permanecer y para esto
los docentes, escritores y promotores de lectura deben enseñar a los jóvenes y niños
que la lectura es una práctica espontánea y virtuosa.
No se debe culpar a las nuevas tecnologías o nuevas formas de lectura, la búsqueda se
debe hacer en encontrar las verdaderas intenciones de sentimiento de la lectura, es de
anotar que las ferias del libro resaltan el valor de lo impreso y los avances en los
soportes materiales.
En las actividades de la promoción de la lectura encontramos en leer por placer y esto
ocasiono que se centraran en lecturas específicamente tipo comedia o entretenimiento
lo cual causo que se perdiera el gusto por otros tipos de lectura. Es por esto que a veces
se lee por leer y no se construyen significados.

Referencia Bibliográfica

Buenahora Molina, Giovanna, (2009). El Hombre y La Máquina, núm. 33, Cali Colombia: Editorial
Universidad del Valle.

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