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No lo tomamos enserio nada de lo que se nos dice ahora con la tecnología se pierda mas
uno en su disciplina. Por eso la gente solo sabe que existe esa palabra pero no saben que
sentido tiene en la sociedad de ahora.
Todos realizamos planes, soñamos metas, y visualizamos cosas u objetivos que nos
gustaría alcanzar. Nos han dicho que todo lo que pensamos o imaginamos es posible, pero
no acabamos de creérnoslo. Esto nos parece más un tópico que otra cosa, pues los sueños
son eso sueños, y están muy bien, pero nos parece que no siempre son alcanzables. ¿Has
llegado a tener alguna vez un pensamiento así o similar?
Pues bien, te voy a sugerir algo que quizá no hayas probado, y que quizá, sólo quizá pueda
ser el motivo de este planteamiento. Los sueños, las metas, los objetivos que te plantees
son posibles. Ahora bien, la consecución de lo que te gustaría requiere siempre un esfuerzo
por tu parte. No te quedes con la frase de que todo es posible. Añade el precio que cualquier
cosa que pretendas requiere. Se trata de un binomino premio-esfuerzo. Los objetivos gratis
no existen. Todo tiene un precio, y no es que hasta ahora no haya sido posible alcanzar lo
que te proponías. ¿Es posible que quizá no hayas estado dispuesto a pagar el precio que
ello requería?
Pues bien, si te planteas el objetivo que pretendes alcanzar, y analizas el precio, sacrificio
o esfuerzo que ello te puede requerir, vas a empezar a recorrer el camino necesario para
la consecución de tu propósito. No te plantees la felicidad como algo que vas a conseguir
cuando alcances el objetivo. Si lo haces así, puedes sentirte tentado a abandonar en
cualquier momento. Es precisamente durante el camino donde vas a obtener una gran parte
del placer, y debes aprender a disfrutarlo. Esto que parece complejo, no lo es. Imagina que
debes elegir entre recoger todo el oro que encuentras en el camino, y al final sumarlo al
que encontrarás en el tesoro que estás buscando, o simplemente, renunciar a todo lo que
vas a encontrar a cambio del tesoro futuro. No es algo excluyente, puedes sumarlo todo.
¿Por qué no?
Una vez has hecho ejercicio, debes comprometerte contigo mismo a mantener tu propósito.
Se trata de un pacto contigo mismo, y ya sabes cuál es el premio que vas a conseguir si lo
haces. En este contexto, el valor de la disciplina va a ser algo fundamental. Si eres capaz
de incorporar disciplina en tu planteamiento, serás capacidad de controlar tu mente, y una
vez controlas tu mente, tu destino está a tu alcance. Esto es válido para cualquier objetivo,
mi sea el que sea. ¿Quieres dejar de fumar? ¿Perder 5 Kgs en x meses? Cualquier cosa
es posible, pero recuerda que debes estar dispuesto a pagar el precio.
Supongamos que deseas realizar un plan de ejercicio, y decides que el mejor momento
para salir a correr los 5 kilómetros que te propones es levantarte cada día una hora. El
primer día, que es cuando tienes fresca la meta y el beneficio que vas a obtener, te levantas
antes de lo previsto. Te resulta fácil. Estás motivado. Acabas de visualizar tu objetivo, y lo
bien que te sientes pensando en lo que vas a conseguir. Corres los 5 Kms. Vuelves a casa.
Te duchas. La satisfacción es máxima. Has dado un paso en el camino que has trazado, y
te sientes muy bien contigo mismo.
Lo haces igual durante los días consecutivos, pero notas que cada día parece que te cuesta
un poco más hacerlo. Lo de madrugar es muy sacrificado. Pues bien, si esto empieza a
ocurrir es cuando debes recurrir a eso que conoces como “disciplina”. Es momento de hacer
un alto en el camino, y volver a revisar el motivo que te ha llevado a hacer todo esto. Vuelve
a recordar porqué lo hiciste. Si el objetivo lo planteaste por escrito, vuelve a leerlo.
Recuérdate porqué decidiste llevar a cabo este plan, y cuál era el objetivo que te proponías.
Recuerda el compromiso que adquiriste contigo mismo. Aparece así la disciplina para
recordarte que nadie te obligó a hacer esto, que fuiste tú sólo quien decidió iniciar el plan,
y que además, nadie te prometió que lo que te proponías hacer iba a ser fácil o gratis.
Recuerda por un momento aquello de que “puedes conseguir lo que te propongas”. Sí. Es
posible, y quizá la causa de que no te haya sucedido en ocasiones anteriores es
precisamente no haber aplicado el concepto de disciplina en situaciones similares a la que
te encuentras ahora mismo.
Seguro que si vuelves a recordar porqué lo hiciste, y lo que pretendías alcanzar con ello,
acabas de generar la motivación que pareces haber perdido para seguir en el camino.
Simplemente has recordado el “motivo” para seguir con la “acción”, y ello te ayudará a
conseguirlo. Te aseguro que si vences las dudas que te surgen y mantienes tu
constancia, acabarás consiguiéndolo Bolivia debe ser uno de los países en todo el mundo
donde se viola cualquier derecho de autor porque reina la piratería en la producción de
discos, libros, películas e inclusive la mala copia de ideas, pues la impostura es lo que
caracteriza al sistema educativo en las escuelas y universidades. Esto contrasta
fuertemente con Japón, donde la innovación es una exigencia constante al interior de la
industria, tecnología y aquello que significa el cultivo de la disciplina para ejecutar tareas
con alta responsabilidad, aprendiendo de manera abierta y científica en medio de
circunstancias altamente competitivas.
Lo curioso es que tanto Bolivia como Japón suponen que uno de los ejes fundamentales
en el funcionamiento de sus sociedades descansa en la articulación entre aquello que
conocemos como identidad cultural y desarrollo económico. Una combinación
aparentemente mágica que explicaría la posibilidad de generar bienestar a gran escala.
Puede ser pero, simultáneamente, la discusión sobre cómo la identidad impacta en los
altos niveles de desarrollo está en permanente revisión. Para empezar, Bolivia atraviesa
por una crisis de identidad colectiva, la cual no parece haberse amalgamado de manera
positiva, porque aún quedan muchos vacíos para alcanzar los estándares de desarrollo
que posee Japón.
Frente a este panorama, son muchos los interrogantes que surgen ante la realidad que día
a día vive la sociedad colombiana: ¿cuál es la causa?, ¿por qué si es una región geográfica
con gran diversidad y riqueza en recursos, no es un país desarrollado? Los anteriores
interrogantes llevan a dar una mirada a otros países del mundo, que no cuentan con la
fortuna de limitar geográficamente con dos océanos, tener variedad de climas, de flora, de
fauna, de recursos y de gente amable y hermosa, que ante la adversidad se levanta, ante
la necesidad “se rebusca”, que ríe, que goza.La inteligencia una facultad inigualable
La disciplina, entonces, es la capacidad de las personas para poner en práctica una serie
de principios relativos al orden y la constancia, en la ejecución de tareas y actividades
cotidianas; es una virtud moral asociada con la capacidad para llevar una vida ordenada de
la mano de los principios, deberes, objetivos y necesidades. Lo que nos orienta a ver la
disciplina como una cuestión de voluntad, una actitud crítica y consiente que posibilita ser
más eficiente. Resulta interesante la posibilidad de más que enfrentar la inteligencia y a la
disciplina, unirlas en el estilo de vida de cada persona, para lograr que cada uno se
desempeñe lo mejor que pueda, lo que aportaría a la construcción de una mejor
sociedad, con un capital humano íntegro en el ser, el saber, el saber hacer y el convivir con
el entorno y sus semejantes.Los japoneses ejemplo de disciplina Japón es un país de
contrastes donde conviven artes tradicionales centenarias junto a la tecnología más
avanzada. Desde artes tales como la ceremonia del té, ikebana o arreglo floral y artes
escénicas tradicionales hasta baños ultramodernos y toda la industria pop del manga, el
ánime y los videojuegos. Parte de la cultura de ese milenario país, son los valores como: la
consideración por el otro, el valor del trabajo, el respeto por la jerarquía y a los mayores y
por supuesto, la puntualidad que se entiende como una de las manifestaciones de respeto
hacia la otra persona.
Para Fernando Sánchez Dragó, quien ha impartido clases durante más de diez años en
diferentes universidades japonesas, el éxito del sistema educativo japonés es la disciplina
que los convierte en las gentes mejor formadas y más educadas del mundo. Sostiene que
en la enseñanza primaria y secundaria, al margen de los contenidos académicos, muy
extensos y muy profundos, al estudiante se le educa en un sistema de disciplina férreo
al Bushido, el código de honor de los Samuráis. Las formas y la conducta son tan
importantes, como los contenidos, por lo cual los bachilleres japoneses acaban la
secundaria siendo gentes magníficamente preparadas, educadas y disciplinadas.
Vivimos en una sociedad globalizada, donde podemos acceder principalmente, a todo tipo
de información gracias a los medios de comunicación y a la conectividad. Esto es un
referente importante, desde la perspectiva que es una oportunidad, para que
cotidianamente estemos en constante aprendizaje de las diferentes realidades que nos
ofrece el mundo, no de manera trivial, sino de una forma seria y dinámica por descubrir
“otros mundos” que aporten a nuestra cultura, despertando el interés de las sociedades
subdesarrolladas, por conocer e imitar las cosas buenas que ofrecen las más avanzadas
La inteligencia está presente en el ser humano, pero es la disciplina, como actitud
consciente y voluntaria de cada uno, la que posibilita conquistar metas arduas, ya sea en
el campo personal, laboral o académico, no es una cuestión de qué pesa más, porque de
nada sirve tener capacidades cuando no se hace nada con ellas, es cuestión de
complemento entre ser inteligente y ser disciplinado, lo que marca la diferencia entre ser
alguien exitoso o alguien simplemente conformista.
Países en América Latina cuentan con prohibición total del castigo físico. Sin embargo,
64% de los niños y niñas menores de 15 años experimentan regularmente algún tipo de
disciplina violenta (agresión emocional o castigo corporal). Casi 1 de cada 2 niños y niñas
experimentan el castigo físico. la disciplina es hacer lo que tengo que hacer, cuando me
toque hacerlo, tenga ganas o no y creer que lo que estoy haciendo tiene una razón de ser.
Los japoneses lo creyeron de esa manera, y ese fue un lema muy importante para poder
reconstruir su país después de la segunda guerra Porque si no fuera por la disciplina
probablemente Japón no sería nuevamente una potencia económica y pionero en
tecnología. La historia de los japoneses y sus imponentes autores acerca de la calidad y
disciplina, desde el general Sun Tzu hasta Ishikawa todos son ejemplos a seguir en el
tema del ensayo. Sin embargo debemos definir la disciplina organizacional como el
conjunto de acciones tendiente a lograr la aplicación del código de conductas tendientes a
lograr el acatamiento del código de conducta de la empresa por parte de todos sus
integrantes. El propósito de las acciones disciplinarias es tener un éxito por parte de
nosotros