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El último decenio ha estado marcado por una serie de crisis económicas y eventos

negativos, desde la crisis financiera mundial de 2008-2009, pasando por la crisis de la


deuda soberana europea de 2010-2012, hasta los reajustes de los precios mundiales de
los productos básicos de 2014-2016. A medida que se calman esas crisis y las
persistentes tensiones que las acompañaban, la economía mundial se ha fortalecido,
concediendo así un mayor margen de maniobra para reorientar las políticas hacia
cuestiones de más largo plazo que frenan los avances en las dimensiones económica,
social y ambiental del desarrollo sostenible.

Se estima que en 2017 el crecimiento económico mundial ha alcanzado el 3,0%,


porcentaje que representa una fuerte aceleración frente al exiguo 2,4% de 2016 y
constituye la mayor tasa de crecimiento mundial registrada desde 2011. Los indicadores
del mercado laboral siguen mejorando en un amplio abanico de países, y alrededor de dos
tercios de los países del mundo han crecido más en 2017 que en el año anterior. A escala
mundial, se espera que en 2018 y 2019 el crecimiento se mantenga estable en el 3,0%.

El fortalecimiento de la actividad económica ha sido


dispar en los distintos países y regiones

La reciente aceleración que ha experimentado el producto mundial bruto responde


principalmente al crecimiento más estable de varias economías desarrolladas, si bien Asia
Oriental y Asia Meridional siguen siendo las regiones más dinámicas del mundo. Los
mejoramientos cíclicos en la Argentina, el Brasil, la Federación de Rusia y Nigeria a
medida que esas economías superaban la recesión también explican aproximadamente un
tercio del aumento de la tasa de crecimiento mundial entre 2016 y 2017. No obstante, los
beneficios económicos de los últimos años continúan presentando una distribución
desigual por países y regiones, y en muchas partes del mundo aún no se ha conseguido
que la economía vuelva a crecer a tasas vigorosas. Las perspectivas económicas siguen
siendo sombrías para muchos exportadores de productos básicos, lo que subraya la
vulnerabilidad a los ciclos de expansión y contracción de los países que dependen en
exceso de un número reducido de recursos naturales. Además, el potencial de la
economía mundial a más largo plazo arrastra el lastre del prolongado período de baja
inversión y débil crecimiento de la productividad que sucedió a la crisis financiera mundial.

Bolivia es un país en desarrollo y si bien está atrasado en muchos aspectos, en el tema


tecnológico está teniendo buenos avances. Al parecer, Internet está cambiando la vida de
muchos y la llegada de los teléfonos móviles inteligentes facilitó la conexión a la red en muchas
personas que antes no tenían ese servicio y en lugares que antes era impensable.

El comercio electrónico en Bolivia sigue sin despegar como se quisiera pero


hay avances. Entre 2014 y 2016 se registró un crecimiento del 5% de
consumidores digitales que rompieron las barreras de la desconfianza, oferta
insuficiente y medios de pago.

A esa conclusión llegó el estudio sobre la Evolución del Consumidor Digital en


Bolivia realizado por Captura Consulting en noviembre del año pasado
mediante el cual se encuestó a 1.040 personas de entre 15 y 60 años en las
ciudades de Santa Cruz, La Paz, El Alto y Cochabamba que se conectan a
internet por lo menos una vez por semana.

Un 10% de los encuestados en 2016 afirmó haber comprado algún producto


por Internet mientras que en 2014 (cuando se hizo similar estudio) solo un 5%
dijo haber realizado una operación de comercio electrónico. Los equipos
electrónicos, ropa y calzados son los productos que más compraron. En
métodos de pago, lo más utilizado es el efectivo contraentrega, la tarjeta de
credito y la transferencia bancaria.

Quienes no compraron ningún producto por Internet el año pasado (90%)


señalaron como causas: la desconfianza (55%), seguida del desinterés (19%),
el desconocimiento (14%) y la falta de tarjeta de crédito (3%).
Los emprendedores que quieren constituirse como una empresa legalmente establecida en
Bolivia tienen que concretar 14 pasos burocráticos en diferentes instituciones para contar
con todos los "papeles en orden". Es así que estas trabas burocráticas desincentivan a la
formalización, principalmente a las Pequeñas y Medianas Empresas (Pymes), ya que no
cuentan con los suficientes recursos económicos, por ello sugieren la creación de una
ventanilla única.
14 pasos y más de mil horas por año. Ronald Nostas, presidente de la Confederación de
Empresarios Privados de Bolivia (CEPB), afirmó que en el país se necesitan 14 pasos para
abrir una empresa, mientras que en Perú y Colombia son solo 6, en Chile 7, en Uruguay 5 y
en Paraguay 7, estando Bolivia solo por encima de Venezuela, donde hacen falta 20 trámites
para ese objetivo. Es así que en América Latina el promedio es de 8,3 pasos y en los países
desarrollados 4,7. También comentó que al no existir unidad administrativa en el Estado,
cada institución es un compartimento estanco amparada en las normas de su creación, por
lo que tienen capacidad para crear trámites y modificarlos discrecionalmente, incluso cuando
llega otra autoridad. Agregó que otro gran problema es la inexistencia de expedientes únicos
de cada administrado, lo que obliga a duplicar trámites de registros en cada institución.

"Una persona que quiere abrir una empresa en Bolivia, necesita hacer trámites en la notaría,
Impuestos Internos, Fundempresa, Sistema Financiero, alcaldía, Ministerio de Trabajo, Caja
de Seguro, AFP, entre otros, además debe hacer trámites especiales según el tipo de
negocio que quiera emprender. Además, no se presume la buena fe de quien inicia un
trámite y muchas veces las entidades piden que terceros certifiquen las declaraciones, lo
que suma los procedimientos. Otro aspecto no menos importante, es que los medios para
informar los requisitos, están desactualizados o simplemente no están disponibles. Las
personas deben asistir, en primer lugar, a la institución para averiguar los requisitos o
verificar si no han cambiado, lo que incrementa el tiempo que debe dedicar a este objetivo",
explicó Nostas.
En este marco, indicó que la apertura de una empresa es solo el principio, porque una vez
constituida, las empresas ingresan en un enmarañado de trámites, procedimientos y
requisitos complejos que muchas veces necesitan especialistas y asesores para no incurrir
en faltas que implicarían sanciones.

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