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Que dice que es importante solo el practico pero sin su saber teórico no sería
nada .La ética formula y fundamenta juicios de valor y normas de comportamiento
para orientar la libertad del juicio de la persona
La persona humana pone en juego una concepción del bien humano precisamente en
cuanto ella es sujeto moral. La explicación más inmediata que la ética haya concentrado
su interés en el fin último o bien supremo de la vida humana, ya desde sus inicios en la
Grecia clásica, reside en la teoría de la acción, la cual permite constatar que el obrar
humano deliberado mira siempre a un fin último o supremo. No hay deseo ni tendencia sin
un fin o un bien (verdadero o aparente). Si hay un deseo debe de ver un fin que el deseo
dirige, y así con todo, no existe acciones deliberadas “vacías” .la experiencia parece
sugerir que los hombres no obramos mirando a un único fin último, sino que existen en
nuestra vida diferentes actos, cada uno de los cuales parece tener su propio fin. Muchas
de las decisiones que tomamos o más concretamente , que las decisiones con que
establecemos una jerarquía entre nuestras diversas actividades y sus respectivos fines ,
solo pueden ser tomados razonablemente sobre la base de la idea que en ese momento
de la vida tenemos acerca de nuestro bien global , acerca del tipo de vida que deseamos ,
que la ética llama fin último , y el fin último es único pero ser único no significa
necesariamente ser exclusivo de los demás fines , también se puede considerar como un
bien inclusivo , bien que actúa como principio o criterio ordenado de muchos otros bienes
articulándolos en un proyecto o plan de vida que parece el mejor y el más deseable , es
decir el fin último no es una cosa es un estado o sentimiento de satisfacción . las diversas
actividades y dimensiones existenciales de la vida humana son partes de la vida buena y
aquellas para ser efectivamente tales , deben ocupar el puesto que la vida buena les
corresponde .
Aristóteles: «Puesto que todo conocimiento y toda elección tienden a algún bien, digamos
cuál es aquél a que la política aspira y cuál es el supremo entre todos los bienes que
pueden realizarse. Casi todo el mundo está de acuerdo en cuanto a su nombre, pues
tanto la multitud como los refinados dicen que es la felicidad, y admiten que vivir bien y
obrar bien es lo mismo que ser feliz. Pero acerca de qué es la felicidad, dudan y no lo
explican del mismo modo el vulgo y los sabios. El estado de la cuestión es, pues, el
siguiente: por una parte, una perspectiva bien definida nos conduce a la noción filosófica
de fin último; y, por otra, esta perspectiva se encuentra, y no podía no encontrarse, con la
aspiración natural a la felicidad. El encuentro entre la noción de fin último y la aspiración
natural a la felicidad es, a la vez, extremamente importante y extremamente problemático
para la Ética. La aspiración a la felicidad es la expresión psicológica y fenomenológica de
la estructura finalista natural del obrar humano, cuya elaboración filosófica nos ha
conducido a la noción de fin último. El fin último o bien global del hombre deberá afrontar
el problema de la felicidad humana. Pero la felicidad no es la respuesta final, sino más
bien el inicio de una reflexión encaminada a determinar filosóficamente cuál es o en qué
consiste la verdadera felicidad. Lo que se busca es el objeto último del aspirar que sigue a
la razón y en el que ese aspirar se sacia por completo, es decir, se indaga acerca de lo
que es razonable querer como fin último o bien perfecto y autosuficiente. Por eso mismo
se procede a una búsqueda racional y no a una actividad de otro tipo.
De lo que acabamos de decir se desprende que la investigación ética acerca del fin último
no se reduce a señalar el hecho de que la conducta de cada hombre presupone una idea
sobre el contenido concreto de la felicidad. La Ética quiere determinar lo que es razonable
buscar como fin último y, sobre esa base, pronunciar indicaciones normativas y juicios de
valor sobre los diversos proyectos de vida que, de hecho, los hombres trazan para sí
mismos. La reflexión filosófica no pretende decir en general todo lo que cada uno de los
hombres debería hacer o proponerse, la actividad profesional que debería ejercer, el
modo concreto de descansar, de atender a la propia familia o de manifestar sus
convicciones religiosas, etc. Entonces no se ve motivo alguno para afirmar que la Ética no
pueda o no deba elaborarlas reflexiva y críticamente. Esto, y no otra cosa, es la
investigación filosófica acerca del fin último.
LA ACCIÓN VOLUNTARIA Y SU ESPECIFICACIÓN MORAL