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Hace 200 años, en Japón, antes de la Restauración Meiji, existió un maestro de Kendo
llamado Shoken, su hogar estaba invadido por una inmensa rata. Esta es una historia
inusual de gatos y ratas.
Cada noche la rata grande llegaba a la casa de Shoken y lo mantenía despierto. Tenía
que dormir durante el día. Consultó a un amigo que se dedicaba a criar gatos, algo así
como un entrenador de gatos. Shoken le dijo, "Préstame tu mejor gato".
Shoken consiguió entonces un segundo gato, uno de color jengibre, con un ki increíble
y una personalidad agresiva. Este segundo gato no cedió terreno, de esta manera el gato
y la rata lucharon; pero la rata lo superó y el gato tuvo que realizar una presurosa
retirada.
Buscó un tercer gato, uno de color blanco y negro, lo enfrentó a la rata pero no corrió
mejor suerte que los dos anteriores.
Shoken consiguió un gato más, el cuarto; era negro, viejo y no estúpido, pero no era tan
fuerte como el gato de callejón o el gato color jengibre. Entró al cuarto, la rata lo miró
un poco y avanzó. El gato negro se sentó, imperturbable, y se mantuvo completamente
inmóvil. Un titubeo cruzó la mente de la rata. Se acercó cautamente poco a poco; estaba
sólo un poquito asustado. Repentinamente el gato la agarró por el cuello, la mató y se la
llevó arrastrando.
El amigo le dijo, "Lo que deberíamos hacer es citar a una reunión y preguntarle
directamente a los gatos. Tu eres un maestro de Kendo, tú haz las preguntas; estoy
bastante seguro de que todos entienden sobre artes marciales".
Así que hubo una reunión de gatos, era presidida por el gato negro que era el más viejo
de todos. El gato de callejón tomó la palabra y dijo, "Soy muy fuerte".
El gato negro respondió, "Tu actividad y energía son grandes, es cierto, pero la rata
estaba más allá de tu energía; eres más débil que la gran rata. Si estás fijándote en tu ki,
orgulloso de él, se transforma en algo así como grasa. Tu ki es sólo una explosión
transitoria, no puede durar y todo lo que queda es un gato furioso. Tu ki puede
compararse con el agua que fluye de una llave; pero el de la rata es como un gran
geyser. Esa es la razón por la cual la rata fue más fuerte. Aunque tengas un ki muy
fuerte, en realidad es débil pues confías demasiado en ti mismo."
Le llegó el turno de hablar al gato blanco y negro, quien también había sido vencido. El
no era muy fuerte, pero era inteligente. Tenía satori, había terminado con waza y
utilizaba todo su tiempo practicando zazen. Pero no era mushotoku (eso es, sin metas ni
deseos de victoria), y él también se vio forzado a correr para sobrevivir.
"Mientras que yo, en un instante único, usé todas esas tres facultades
inconscientemente, natural y automáticamente, y de esa manera me fue posible matar a
la rata.
"Pero conozco un gato, en un pueblo no muy lejos de aquí, que es más fuerte aún que
yo. El es muy, muy viejo y sus bigotes son grises. Lo conocí una vez, y ciertamente no
hay nada que indique que es fuerte! Duerme todo el día. Nunca come carne ni siquiera
pescado, sólo genmai (sopa de arroz), aunque a veces toma unas gotas de sake. Nunca
ha atrapado una sola rata pues le tienen un miedo mortal y se apartan de él como hojas
al viento. Se mantienen tan alejadas que nunca tiene la oportunidad de atrapar ni
siquiera una. Un día entró en una casa completamente infestada de ratas; bueno, todas
las ratas desaparecieron en ese mismo instante y se fueron a vivir en otras casas. Las
podía espantar en sus sueños. Ese gato barbagris es misterioso e impresionante. Deben
ser como él: más allá de las posturas, más allá de la respiración, más allá de la
conciencia."
Para Shoken, el maestro de kendo, esta fue una gran lección.
En zazen, ya estás más allá de posturas, más allá de la respiración, más allá de la
conciencia.
Los 3 hermanos
Como él presentía que su destino con el TAN TIEN se acercaba decidió que no sería
posible enseñar Kenjutsu por completo a sus tres hijos y esto lo puso muy triste pues sin
duda después de su partida ellos serían presa fácil de otros guerreros de mayor nivel.
Mientras hacia un recuento de las posesiones en armas que tenía y al observar las
flechas que había forjado años antes como regalo para sus hijos, (las flechas tienen una
simbología muy particular para los Japoneses pues denotan el vehículo con que se
trasladan los deseos y las metas, y su objetivo es no regresar del lugar donde salieron)
así comparó los deseos que dejaría como último legado para sus tres hijos.
Días mas tarde convocó a los tres para dar sus bendiciones y para heredarles lo que les
correspondiese a cada uno y durante ese momento dijo:
" Se que ustedes seguirán mis pasos como guerreros y se que aún son muy jóvenes e
inmaduros en las artes del sable, no obstante que sus técnicas son complementarias y
que solo les enseñe a atacar y no a defender, les tengo una herencia mas por darles .
Sepan que en estas flechas esta el secreto para que ustedes puedan ser invencibles a
pesar de que solo saben técnicas de ataque."
Los tres muchachos se quedaron sorprendidos, se miraban entre si, pues no sabían como
tres flechas habrían de hacerlos invencibles. El anciano se sonrió y le entregó una flecha
a cada uno de ellos. los chicos las miraron y quedaron mas confusos pues las flechas no
parecían tener alguna cualidad superior y uno de ellos dijo:
"Padre gracias por tu regalo y por entregarnos estas flechas, pero dime ¿Cómo es que
esta simple flecha me va hacer invencible?
El anciano le dijo:
"Si decides romper esta flecha con tus propias manos seguramente lo lograras sin
ningún tipo de problema pero si juntas las tres te será parcialmente imposible romperlas,
juntalas de una sola ves e intenta romperlas tan solo con tus manos."
El chico comprobó que su padre tenía razón pues a pesar de que eran simples flechas,
estaban hechas de maderas duras y al juntar las tres no se podían romper.
El anciano sonrío de nuevo al ver que ninguno de los tres pudo romper el grupo de
flechas y continúo diciendoles:
Desde entonces ninguno de los tres hermanos se atrevió a pelear solo y desde ese
momento junto fueron invencibles.
* Este precepto filosofico comprende la necesidad de estar unido para no ser derrotado.
Según una vieja leyenda, un famoso guerrero, va de visita a la casa de un maestro Zen.
Al llegar se presenta a éste, contándole de todos los títulos y aprendizajes que ha
obtenido en años de sacrificados y largos estudios.
Después de tan sesuda presentación, le explica que ha venido a verlo para que le enseñe
los secretos del conocimiento Zen.
Por toda respuesta el maestro se limita a invitarlo a sentarse y ofrecerle una taza de té.
El maestro le responde con tranquilidad "Exactamente señor. Usted ya viene con la taza
llena, ¿cómo podría usted aprender algo?
Ante la expresión incrédula del guerrero el maestro enfatizó: " A menos que su taza esté
vacía, no podrá aprender nada"