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SIETE TESIS PARA UNA CRIMINOLOGÍA DECOLONIAL

Aportes desde una iusfilosofía de la liberación

Palabras claves: Criminología de la liberación, Criminología Decolonial, Iusfilosofía de


la Liberación.
AUTOR: CARLOS A. SILVA

1
2
§ 1. Consideraciones generales 5
CAPÍTULO PRIMERO
CRIMINOLOGÍA EN CONTEXTO
Introducción 7
§ 2. Cuestiones epistemológicas 7
§ 3. Crisis de la modernidad 14
a) La modernidad como proyecto incompleto 15
b) La crisis del relato, un proyecto liquidado 16
c) El fin de la modernidad, la razón débil 17
d) La inseguridad ontológica 19
e) Del fordismo a la acumulación flexible 22
f) La modernidad líquida 27
§ 4. La exclusión en la modernidad tardía 32
§ 5. Teoría de la «conducta desviada» y la idea del «delincuente» 38
§ 6. Conclusiones 38

CAPÍTULO II
CRIMINOLOGÍA SITUADA EN AMÉRICA LATINA
Introducción 43
§ 7. El paradigma decolonial 43
a) El Otro como «Otro» 43
c) La crítica radical «dialéctica» hacia la novedad «analógica» 46
d) Eurocentrismo y Transmodernidad 47
§ 8. Algunos modelos posibles 49
a) Eugenio Zaffaroni, el «Realismo Marginal» 49
b) Lola Aniyar de Castro, la «Criminología de la Liberación» 51
c) Rita Segato y la «Criminología Decolonial» 58
§ 9. Conclusiones 64

3
CAPÍTULO III
TESIS PARA UNA CRIMINOLOGÍA DE LA LIBERACIÓN
Introducción 71
§ 10. Tesis I 71
§ 11. Tesis II 72
§ 12. Tesis III 74
§ 13. Tesis IV 76
§ 14. Tesis V 77
§ 15. Tesis VI 78
§ 15. Tesis VII 79
Epílogo 81
Bibliografía 83

4
§ 1. CONSIDERACIONES GENERALES.- En este trabajo abordaremos la cuestión
criminológica desde una perspectiva filosófica crítica y decolonial, advirtiendo desde el
comienzo la dificultad que conlleva el hecho de no contar con otras obras de referencia,
es decir que desde la misma perspectiva metódica, hayan sido aplicadas específicamente
a la criminología, ya que nos valemos de un marco categorial desarrollado en la década
del 70, y que en general ha permanecido en el extrarradio de la académica y salvo
contadas excepciones, ha estado aún más ausente en los trabajos jurídicos que circulan
en nuestras universidades, es por eso que será necesario abundar en citas y notas al pié,
que para marcos teóricos hegemónicos resultarían excesivos y redundantes, pero que en
este caso pueden ser de gran utilidad para quienes pretendan introducirse en las
principales obras que nos servirán de sustento.
Además reconocemos las limitaciones metodológicas, no por irracional 1, sino
por la inexorable finitud humana, la imperfectibilidad intrínseca de pretender abordar lo
complejo (el saber, es siempre impuro) 2, y dado su carácter práctico más que teórico. La
transformación real en el campo práctico de la política y del derecho, es comunitaria y
realizada desde el «Pueblo» como bloque social de los oprimidos, que es el sujeto de la
«praxis de liberación instituyente» y no desde la soledad reflexiva de la biblioteca.
Pretendemos estructurar un discurso que sea ateo del fundamento (hegeliano)
como identidad, más que la inteligencia, nos mueve la vocación ética de justicia,
provocados por la palabra interpelante de los que sufren la criminalización como
mecanismo de control social para mantener un orden de dominación colonial, nuestra
primer decisión no es teórica sino práctica, es compromiso con la transformación social
hacia un orden justo, que supone como condición de posibilidad la «liberación».
Nos proponemos abordar el tema desde la metodología analéctica3, como
método crítico que parte desde América Latina como exterioridad negada por la
ontología moderna y eurocéntrica, y pretende superar la filosofía europea que nos
1
Ver: Tesis12 en DUSSEL, 14 Tesis de Ética, p. 201 a 236.
2
Contra GOLDSCHMIDT entendemos que solo puede ser ciencia pura lo que tenga por objeto lo simple y
abstracto. Por eso la teoría trialista recae en el univocismo totalizante de la identidad, al igual que
KELSEN. Nos parece apropiado aclarar esta cuestión, aunque no podemos desarrollarla en este trabajo por
que excede nuestras pretensiones. Sin embargo subyace implícito durante toda la obra, especialmente en
las tesis finales.
3
“La crítica a la dialéctica hegeliana fue efectuada […], por los poshegelianos (entre ellos Feuerbach,
Marx y Kierkegaard). La crítica a la ontología heideggeriana ha sido efectuada por Levinas. Los
primeros son todavía modernos; el segundo es todavía europeo. […] Ellos son la prehistoria de la
filosofía latinoamericana”, cfme. DUSSEL, Método para una filosofía latinoamericana de la liberación,
p. 181.

5
incluye como «objeto» o «cosa» en su mundo. Al mismo tiempo intentamos escapar a
las imitaciones (ecos) inauténticas4 que en América Latina se han hecho del
pensamiento europeo. Este método tiene como punto de partida los movimientos
históricos de liberación de los pueblos oprimidos (América Latina, Asia y África), que
irrumpen en la historia desde sus proyectos históricos, que no se afirman como negación
a la dominación colonial, sino que enfrentan a esta desde su propio proyecto existencial
y comunitario.
Consecuentemente analizaremos en el capítulo primero, el sistema vigente que
se nos presenta a través de las teorías tradicionales (§2), o como corrientes hegemónicas
pensadas desde el centro (§3); en el segundo capítulo abordaremos sintéticamente, la
matriz de pensamiento decolonial (colonialidad del poder o Giro Decolonial) (§6) y
luego desarrollaremos algunas de las principales teorías críticas criminológicas (§7) que
parten desde la exterioridad latinoamericana (ZAFFARONI, ANIYAR DE CASTRO Y RITA
SEGATO)5, aunque con distintos niveles de criticidad, como veremos.
Finalmente pretendemos arribar a una serie de propuestas, que sirvan de tesis
que puedan aportar a la construcción de un marco teórico 6 transmoderno y decolonial,
que además de crítico (negativo) sea capaz de comprender la criminología, el delito y el
control social, no como dominación, sino como mediaciones políticas, científicas e
institucionales, para un proyecto de liberación, sin el cual sería imposible realizar la
Justicia ni los Derechos Humanos.

4
“La élite europea se dedicó a fabricar una élite indígena; se seleccionaron adolescentes, se les marcó
en la frente, con hierro candente, los principios de la cultura occidental, se les introdujeron en la boca
mordazas sonoras, grandes palabras pastosas que se adherían a los dientes; tras una breve estancia en
la metrópoli se les regresaba a su país, falsificados. Esas mentiras vivientes no tenían ya nada que decir
a sus hermanos; eran un eco”, cfme. al prologo de SARTRE a Les Dammnés de la terre de FRANZ FANON.
5
“Será necesario comprender el sentido de cada explicación en el centro y en el marco de nuestro
margen”, cfme. ZAFFARONI, Criminología, p. 19.
6
Pueden verse, por ejemplo: DUSSEL, 20 Tesis de política; y 14 Tesis de Ética.

6
CAPÍTULO PRIMERO
CRIMINOLOGÍA EN CONTEXTO
INTRODUCCIÓN.- Según la metodología propuesta, en este primer capítulo
pretendo realizar un acercamiento a los paradigmas tradicionales, pero no
desarrollándolos analíticamente7 desde lo que estos dicen de sí mismos, sino a partir de
algunos debates que se han dado en la criminología de origen latinoamericana. Estas
primeras consideraciones, serán útiles para comprender el estado de situación vigente, o
por lo menos de los últimos 30 años, en cuanto al abordaje de los problemas que
tradicionalmente han preocupado a esta disciplina (o ciencia).
Para eso en primer lugar (§2) abordaremos algunas posturas respecto de los
problemas epistemológicos de la criminología en torno al debate sobre su posibilidad,
autonomía y especificidad científica8, a partir de las elaboraciones críticas de
ZAFFARONI, ELBERT y DEL OLMO.
Nos ocuparemos luego de distintos supuestos sobre los que que se enmarcan las
teorías criminológicas actuales como la nueva criminología de YOUNG (§4), y gran
parte del pensamiento crítico que se plantean desde el centro; que son las nociones de
modernidad, postmodernidad y tardomodernidad (§3). Haremos también algunas
reflexiones sobre la crisis de la modernidad en torno a la conducta desviada y el
delincuente (§5).
§ 2. CUESTIONES EPISTEMOLÓGICAS.- ZAFFARONI plantea algunos problemas
epistemológicos que rodean a la “criminología”, en primer lugar esta dificultad se
presenta en cuanto a su existencia y autonomía, y por otro lado también se ha producido
un debate sobre su carácter científico, en el cual se incluyen las tensiones sobre la
delimitación de su objeto, y su método. Por otro lado, observa que si estas dificultades
se dan en los países centrales son aún más profundos en Latinoamérica, donde la
criminología “es un campo plagado de dudas”, dado su carácter de periférica en cuanto

7
Para eso puede verse: ANITUA, Historias de los pensamientos criminológicos; ZAFFARONI,
Criminología; La palabra de los muertos; BARATTA, Criminología crítica y crítica del derecho penal;
BERGALLI, El pensamiento criminológico; y TAYLOR, La nueva criminología; entre tantos.
8
Elbert, 1999, pp. 221-244, Olmo, 1987, pp. 23-43, sobre la tensión entre, Criminología y Derecho Penal;
(ZAFFARONI, Criminología, p. 1 a 30), (Aniyar de Castro, Criminología de los Derechos Humanos, p. 1 a
54)

7
al saber y el poder9, por eso resume que solo podemos pretender una aproximación, si
partimos desde un saber situado, dado que:
“la multiplicación latinoamericana de las preguntas centrales, sumada a la
notoria inferioridad de desarrollo teórico y recursos informativos disponibles y
al obstáculo perceptivo provocado por la más íntima e intrincada vinculación de
las cuestiones con dramáticos episodios cotidianos, hace que la criminología en
América Latina ejerza la desafiante fascinación de su intensa vitalidad, pero esa
misma vitalidad impide el tránsito, permitiendo únicamente la
«aproximación»”10
Es así, que tan solo pretende acercarse desde uno de los margenes posibles, el
nuestroamericano, dado que existen otros márgenes o periferias desde los cuales
aproximarse. Reconoce como obstáculos más relevantes: 1) una limitación subjetiva,
dada nuestra diversidad fenoménica respecto del centro, y que no pueden abordarse
desde una paradigma universalista (eurocéntrico); 2) una limitación ontológica, como
consecuencia de la estructura de poder mundial del centro frente a la periferia, que
impide la comunicación inter-marginal (diálogo sur-sur), provocando una
“domesticación intelectual”11; 3) en tercer lugar se presentan limitaciones objetivas,
producto de nuestra limitación instrumental, refiriéndose al instrumental teórico no
técnico, estadístico o falta de trabajos de campo, este problema significa que contamos
con un instrumental elaborado por la necesidad de resolver otros fenómenos, por lo que
llegaremos a resultados heterodoxos, intuicionistas o poco científicos, dado nuestros
caminos sincréticos; 4) en último lugar existe un problema de la valoración filosófica,
de las relaciones de poder que se juegan entre el centro y la periferia, y que por lo tanto
la criminología no puede estar exenta de una valorización política, debe realizarse más
que desde una objetividad, desde un compromiso con los derechos humanos.
Sobre las discusiones en torno a la existencia de la criminología como saber
autónomo y como ciencia, distingue y ubica las distintas posiciones históricas en dos

9
Sobre la colonialidad del saber y del poder ver: LANDER, La colonialidad del saber: eurocentrismo y
ciencias sociales. Perspectivas Latinoamericanas; y CASTRO-GOMEZ y GROSFOGUEL, El Giro
Decolonial, entre otros.
10
ZAFFARONI, Criminología, p. 2.
11
Término análogo a colonización del saber (MIGNOLO, MALDONADO-TORRES, LANDER, GROSFOGUEL,
CASTRO-GÓMEZ), o colonización pedagógica (ARTURO JAURETCHE), es desarrollado en el Capítulo III,
bajo el título “La gestación del poder en nuestro margen y «nuestro» saber”, en ZAFFARONI,
Criminología, p. 60 a 95.

8
grandes corrientes, 1) las que no cuestionan el poder y 2) aquellas que si cuestionan el
poder.
Las primeras se caracterizan por excluir del ámbito de la criminología el estudio
y la crítica en relación al sistema penal (el derecho penal y sus instituciones). Esta
exclusión impide estudiar y verificar las relaciones de poder a partir de las cuales se
define la política criminal, es decir qué se prohíbe y qué no (selectividad primaria), y
qué se decide perseguir y qué no (selectividad secundaria)12, limitándose al fenómeno de
la patología individual y la teoría de la desviación, y por eso es un discurso legitimador
del orden vigente, que lo toma como algo dado y fuera de su estudio y cuestionamiento.
Entre estas perspectivas confluyen corrientes distintas como: 1) aquellas de base
patololgisista, que se centran en la conducta del criminal (LOMBROSO, HOOTOM, DI
TULLIO Y OLOF KINBERG)13; 2) las que se ocupan de la integración entre el individuo y
la sociedad, observando así las conductas desviadas (MERTON y MARSHALL B.
CLINARD); 3) las de base noekantiana que entienden que la criminología como ciencia
de la naturaleza (no del espíritu) se ocupa de los “datos fácticos de las conductas que la
ley define como delito” y las relaciones causales que explican el delito (ERNST
SEELING); 4) y por último las que se orientan desde el cientificismo neopositivista,
también denominadas «cientificistas» (BUNGE y CHIRSTOPHER H. BIRKBECK).
Sin embargo como señalamos hay otras teorías que si se ocupan de las relaciones
de poder, y por eso introducen dentro del ámbito de la criminología al sistema penal, a
partir de corrientes como del interaccionismo simbólico y de la sociología del conflicto,
y pasan de la criminología de la conducta criminal a la criminología de la reacción
social (ANIYAR DE CASTRO y ROBERT), con estas características confluyen, la
criminología liberal, la criminología crítica y la criminología radical, aunque suelen
generalizarse dentro de la Nueva Criminología (TAYLOR, WALTON y YOUNG). En
definitiva esta tendencia cuestiona a las primeras por ser legitimadoras del poder y de

12
“Criminalización primaria es el acto y el efecto de sancionar una ley penal material, que incrimina o
permite la punición de ciertas personas. Se trata de un acto formal, fundamentalmente programático,
pues cuando se establece que una acción debe ser penada, se enuncia un programa, que debe ser
cumplido por agencias diferentes a las que lo formulan [...]la criminalización secundaria es la acción
punitiva ejercida sobre personas concretas, que tiene lugar cuando las agencias policiales detectan a una
persona, a la que se atribuye la realización de cierto acto criminalizado primariamente”, cfme.
ZAFFARONI, Derecho Penal. Parte General, p. 7.
13
“la criminología sería la ciencia que se ocupa de las conducta criminales consideradas como producto
patológico, en una gama de variables que van desde un biologismo genético más o menos pronunciado,
hasta una psiquiatrización del fenómeno”, cfme. ZAFFARONI, Criminología, p. 6.

9
las desigualdades bajo el manto de cientificidad y por eso operan como criminologías
de denuncia, mientras que las primeras cuestionan a las corrientes críticas por ser un
mero discurso del poder o político.
Ante esta disyuntiva, ZAFFARONI se resiste tanto al reduccionismo de los límites
cientificistas y neokantianos, como a la negación de toda cientificidad que la termina
diluyendo, sino que plantea a la criminología como un “conocimiento” que permita
transformar la realidad, es decir se aleja de los extremos, al decir que:
“la criminología de la «reacción social» aún carece de una respuesta uniforme,
aunque todos tenemos la certeza de que la disyuntiva entre «criminología con
límites neokantianos o mero discurso político sin posible traducción práctica»,
es absolutamente falsa”14
Si bien no afirma que la criminología sea una “ciencia”, tampoco cree que esta
tenga “autonomía”15, aunque plantea la necesidad de darse su propio método.
También nos interesa, la opinión de CARLOS A. ELBERT, en el artículo Bases
para una un pensamiento criminológico del siglo XXI16, presentado en el Congreso
Internacional La Criminología del Siglo XXI en América Latina, realizado en
septiembre del año 1999, en la Facultad de Derecho de la UBA, donde se preocupa por
la desconexión existente entre los estudios de criminología, la política criminal y el
Derecho Penal, que son abordados como islas, y por lo tanto provoca una “diálogo de
sordos”.
Reconoce la situación pendular en la historia de la criminología sobre su
pretensión y reconocimiento como ciencia. Y advierte que no considera la criminología
como una ciencia, sino como “disciplina científica e interdisciplinaria”, ya que si bien
carece de un objeto único y preciso, y conviven diversos métodos, “está en condiciones
de tratar temas relativos al crimen y control social con coherencia científica,
valiéndose de objetos y métodos de distintas disciplinas” 17, situación que en general
comparte con todas las demás ciencias sociales y humanas, ya que todas tienen un
objeto común aunque diversidad de métodos, y esto no les quita el rigor que deben
mantener.
14
ZAFFARONI, Criminología, p. 10.
15
“Está muy lejos de nuestro ánimo emprender la defensa de la «autonomía científica» de la
criminología, postular el retorno a sus límites neokantianos y, ni siquiera, afirmar el carácter científico
de buena parte de sus contenidos”, ZAFFARONI, Criminología, p. 9.
16
ELBERT, Bases para un pensamiento criminológico del siglo XXI, p. 221 a 244.
17
ELBERT, Bases para un pensamiento criminológico del siglo XXI, p. 223.

10
Al ir perdiendo los juristas el monopolio del abordaje de los problemas
criminológicos, fundamentalmente con la intervención de la sociología, se fue
ensanchando el objeto, y las disciplinas que intervienen sobre un mismo objeto de
estudio, lo que ha llevado a la criminología a un “estado de anomia epistemológica”18,
y ha quedado conformada mas bien como un mosaico o caleidoscopio gnoseológico. Sin
embargo el método predominantemente reconocido es el empírico-inductivo, que más
que certeza, nos proporciona probabilidades.
El desconocimiento de esta regla metodológica, ha llevado a una producción
teórica “apoyadas más en citas de autores que en trabajos sistemáticos de
investigación científica”19, fundamentalmente a las teorías apoyadas en la dialéctica
marxista, o en la Escuela de Frankfurt, quienes recaen en un simplismo y anarquía
metodológica, que priorizan teorizaciones ideológicas, por sobre una concienzuda
metodología.
Es necesario un método interdisciplinario, que no sea mera adición o
yuxtaposición de conocimiento, sino que deben integrarse, aun con la dificultad que eso
provoca. El método debe ser interdisciplinario porque el objeto es complejo, y debe
abordarse con un enfoque etiológico, y un enfoque crítico20, y mantiene una posición
escéptica respecto a la efectividad del Derecho Penal de resolver los problemas que
pretende solucionar, por eso debe procurarse la reducción de su uso al mínimo, cuando
no existan otras soluciones posible (última ratio).
El núcleo duro que debe atender la criminología latinoamericana es el control
formal, huyendo de explicaciones causalistas simplificantes, y su enfoque en el
desviado o el insano, y en todo caso debe aplicarlas al individuo, reconociendo el marco
histórico, por lo tanto propone un paradigma complejo, que aborde un mismo objeto de
estudio desde “una actividad científica compleja pero sistemática, con la posibilidad
interdisciplinaria abierta a una variedad infinita de enfoques y métodos, como un
conjunto que puede continuar denominándose criminología”, donde sean tenidos en

18
ELBERT, Bases para un pensamiento criminológico del siglo XXI, p. 228.
19
ELBERT, Bases para un pensamiento criminológico del siglo XXI, p. 230.
20
El enfoque etiológico “se ocupará de conductas, situaciones o hechos sociales problemáticos,
definidos, además, como delictivos”, y el crítico “se ocupará de cuestiones de operatividad del sistema,
selección y definiciones” con sus respectivos fundamentos, empíricos como teóricos, cfme. ELBERT,
Bases para un pensamiento criminológico del siglo XXI, p. 234.

11
cuenta tanto el estudio de las conductas individuales, como el contexto social 21, sin
recaer en las explicaciones abstractas de estructural-funcionalismo.
Sin perjuicio de los debates aún pendientes, sobre los lineamientos
epistemológicos de la criminología para el siglo XXI, es compartida la claridad frente a
la función que debe darse a la criminología y esta es “la neutralización de los aspectos
dañosos del control y la democratización y el reduccionismo institucional”22
Por último con ROSA DEL OLMO podemos enriquecer el análisis sobre el estado
de situación de la epistemología criminológica con el debate en torno al deslinde que se
pretende entre Derecho Penal y Sistema Penal, la autora de una de las obras inaugurales
de la criminología crítica latinoamericana, “Por qué la necesidad de una criminología
crítica” (1973), realiza una recopilación de una serie de debates en torno a la crisis
epistemológica que produjo la irrupción de la Criminología Crítica en la década de los
70 y 80, y que ahora nos proponemos reseñar.
Nos referimos al artículo titulado “Criminología y Derecho penal”, publicado en
1987, donde DEL OLMO, analiza el debate entre ANIYAR DE CASTRO, NOVOA MONREAL
y BERGALLI, en momentos donde surgía la teoría crítica del control social y ponía en
crisis la criminología, y comenzaban a crujir los límites y alcances del paradigma
tradicional positivista. La primer estocada parte de EDUARDO NOVOA, en
“¿Desorientación epistemológica en la criminología crítica?” (1985), donde cuestiona la
ampliación del campo de la criminología a todo en control social, propuestos por el
Manifiesto de Azcapotzalco, suscripto en México, el 25 de junio de 1981 y el I
Seminario de la Universidad de Medellín de 1984, por tornarlo demasiado vasto e
impreciso y por otro lado no considera que la lucha social sea labor del criminólogo,
debiendo limitarse al ámbito de lo jurídico penal y a lo sumo ampliarse a las
instituciones jurídicas no penales, pero no atravesar el resto de los medios de control
social.
ANIYAR DE CASTRO, responde la crítica de NOVOA en “El Jardín de al lado o
respondiendo a NOVOA sobre la criminología crítica” (1986), usando la metáfora de los
jardines para referirse a la histórica tensión entre el campo propio del Derecho Penal y
la Criminología, considerando que ambos debían formar parte de la criminología, como
21
Existe una “complicación epistemológica del punto de intersección entre lo individual y lo general, o
sea, el cómo se interrelaxionan los casos individuales con los mecanismos sociales”, cfme. ELBERT,
Bases para un pensamiento criminológico del siglo XXI, p. 238.
22
ELBERT, Bases para un pensamiento criminológico del siglo XXI, p. 242.

12
ciencia que aborde todo el control social, sin perjuicio que de ello no surja una teoría
acabada, y que caiga en la acusación de confundir lucha política con labor científica. La
teoría de ANIYAR DE CASTRO y su Criminología de la Liberación, será abordada con
más precisión en el apartado específico (§8.b).
Esta respuesta provoca una nueva réplica de NOVOA titulada “Lo que hay al lado
no es un jardín: mi réplica a L. Aniyar de Castro” (1986), donde insiste que aunque
exista un objeto común en la criminalidad, el Derecho Penal lo abordaba desde el
espectro normativo, mientras que la criminología se ocupaba de su aspectos naturales y
fácticos (empírico-social), y que no podía desarrollarse una ciencia sin un objeto
preciso, ya que “el conocimiento y la investigación científicos se tornan tanto más
exactos y fructíferos cuanto más objetivos, fríos y libres de cargas anímicas (incluso
políticas e ideológicas) se aprehendan”23, aunque coincide con la venezolana en la
necesaria interdisciplinariedad. Con respecto a la crítica de NOVOA, sobre la
inexistencia de una teoría, sino de una simple tesis, la misma ANIYAR DE CASTRO lo
reconoce cuando afirma que su labor es de una antiteoría.
ROBERTO BERGALLI, participa del debate con su artículo “Una intervención
equidistante pero en favor de la sociología del control penal” (1987), reconoce que el
derecho penal ha intentado predominar sobre la sociología del control penal, y plantea
que su trabajo corresponde a la segunda, y que no pertenece al campo estricto de la
criminología ya que esta refiere al “saber vinculado al paradigma etiológico sobre las
causas individuales del delito”24. Destaca además que prefiere una integración entre
disciplinas para abordar el control social, desde la idea de totalidad, mientras que hablar
de interdisciplina, es reconocer implícitamente el paradigma positivista de los
«enfoques multifactoriales»25.
Finalmente, DEL OLMO, hace un balance luego de analizar este debate y
concluye que no es posible un diálogo entre las diferentes posturas de NOVOA y ANIYAR
DE CASTRO, por carecer de una “plataforma común”, en cambio le parece más acertada
la posición de BERGALLI, de renunciar a la pretensión de que su teoría sea tenida por
criminológica, tampoco como crítica, optando por considerar su enfoque como
sociología del control penal. Mientras que NOVOA limita a la criminología dentro de lo

23
NOVOA, Lo que hay al lado no es un jardín, p. 320.
24
BERGALLI, Una intervención equidistante pero en favor de la sociología del control penal, p. 69.
25
BERGALLI, Una intervención equidistante pero en favor de la sociología del control penal, p. 71.

13
ya dado por el Derecho Penal y no penal, la criminología crítica de LOLA, rompe esa
camisa de fuerza, pretendiendo abordar todos los ámbitos en los que se desarrolla el
control social (educación, economía, cultura, etc.), aún a costa de reemplazar un
coherente y acabado sistema teórico como el positivista (por lo menos formalmente),
por una «proclama doctrinaria», antiformalista y asumiendo también los
cuestionamientos por considerarla anticientífica y militante.
Detectamos aquí los tres ejes problemáticos; en primer lugar la dificultad para
diferenciar entre la crítica y la posibilidad de elaboración de una nueva teoría que
requiere afirmarse en un momento positivo positividad, (tensión entre el momento
negativo o destructivo y positivo o creativo)26; el otro problema es la relación entre
praxis y teoría, lo que da lugar a la supuesta división entre luchadores sociales y
científicos objetivos; y en tercer lugar se verifica la dificultad en la comunicación o
interseccionalidad entre el Derecho Penal y el estudio de la criminalización (los dos
jardines)27.
Dejamos aquí planteado, el debate fundacional en el que emergen los problemas
epistemológicos que surgen de lo diferente de las tareas y por lo tanto de métodos, uno
destinado a «cuestionar» un paradigma científico fundamentado en la totalidad vigente
(positivismo científico); y otro que debe resolver la dificultad en el pasaje al momento
de «construir» una nueva teoría que requiere superar el momento crítico (negativo), y
pasar a la elaboración de nuevas categorías que fundamenten un paradigma
criminológico superador.
Sin perjuicio de lo aquí expresado, a lo largo de este trabajo se expondrán
algunas posiciones que también se involucran en el problema epistemológico de la
criminología, por ejemplo cuando analicemos los trabajos de ANIYAR DE CASTRO (§8.b)
y RITA SEGATO (§8.c).
§ 3. MODERNIDAD, POSTMODERNIDAD, TARDOMODERNIDAD Y MODERNIDAD
LÍQUIDA.

Siguiendo con el método que nos hemos propuesto, se nos plantea la necesidad
de contestar ¿ante que totalidad nos encontramos?, ¿que dicen las distintas corrientes

26
“La confusión surge porque no es lo mismo fijar una posición sobre el control social y contra el
positivismo y el derecho penal que elaborar una teoría; es decir, una explicación gnoseológica de ese
control o, si se quiere, de la criminalización”, cfme. DEL OLMO, Criminología y Derecho Penal, p. 38.
27
“Se necesita del saber de la criminología, pero también del saber del derecho penal”, cfme. DEL
OLMO, Criminología y Derecho Penal, p. 39.

14
criminológicas sobre sus propios fundamentos epistemológicos?, para ello pasaremos al
análisis de los debates planteados en torno a la crisis de la modernidad, prestando
atención a los principales exponentes que han abordado la cuestión.
Sin dudas que al hablar de postmodernidad, tardomodernidad, modernidad
líquida, se parte de la noción de modernidad, de hecho, hacer una crítica a la
modernidad supone una idea sobre lo que esta significa, y si bien no pretendemos hacer
una genealogía del término, podemos desarrollar los pensadores y textos que a partir de
la década del 80, han hecho de esta un tema fundamental, aclarando ab initio, que fue
HEGEL en sus Lecciones sobre la Historia de la filosofía universal quien utiliza el
término para designar una etapa particular de la evolución histórica 28. Entre los autores
que se ocupan de la crisis de la modernidad podemos nombrar a DELEUZE, DERRIDA,
FOUCAULT, BAUDRILLARD, NEGRI, JAMESON, RORTY, HABERMAS, LYOTARD y VATTIMO
(nos ocuparemos de los últimos tres). Además incluiremos a HARVEY, GIDDENS y
BAUMAN, por la relevancia que tienen en los planteos criminológicos en la actualidad.
El desarrollo de este tema no es ocioso en un estudio crítico sobre criminología,
ya que JOCK YOUNG, hace uso de estas categorías para sustentar las tesis principales de
su obra, especialmente en “La Sociedad Excluyente”, “Canibalismo y bulimia” y
“Merton con energía, Katz con estructura”, como veremos más adelante en el punto §4.
a) LA MODERNIDAD COMO PROYECTO INCOMPLETO.- JÜRGEN HABERMAS ubica
el inicio de la modernidad en el siglo XVII (GALILEO, BACON, DESCARTES), y se
consolida con el proyecto de la Ilustración en el siglo XVIII, caracterizada por el joven
HEGEL como una filosofía orientada en lo moral y religioso por KANT y en lo político
por la revolución francesa, para este proyecto era necesario fundar la moral en la razón,
procurando un positivismo ético29.
Sin embargo HABERMAS, parte de un análisis de la cultura moderna,
complejizando la simple idea de modernismo estético, y se ocupa de caracterizar el
proyecto de la modernidad30. Considera que este se basa en la diferenciación de la
ciencia, la moralidad y el arte; de la religión y la metafísica, que se habían mantenido

28
Ver: DUSSEL, 1492 El encubrimiento del Otro.
29
HABERMAS, El discurso filosófico de la modernidad, p. 38.
30
“El proyecto de modernidad formulado en el siglo XVIII por los filósofos de la Ilustración consistió en
sus esfuerzos para desarrollar una ciencia objetiva, una moralidad y leyes universales y un arte
autónomo acorde con su lógica interna. Al mismo tiempo, este proyecto pretendía liberar los potenciales
cognoscitivos de cada uno de estos dominios de sus formas esotéricas”, cfme. HABERMAS, La
Modernidad, un proyecto incompleto, p. 28.

15
unidas e indiferenciadas, y por lo tanto el pensamiento ilustrado va a confiar en que
podían ser abordadas desde una racionalidad cognoscitiva-instrumental, moral-práctica
y estética-expresiva. Sin embargo este proceso, al dividir y profesionalizar estas
dimensiones, va a traer consigo el distanciamiento entre la cultura popular y la cultura
ilustrada, dando la espalda a la hermenéutica de lo cotidiano. Así se esperaba que al
liberarse del oscurantismo esotérico, las ciencias y las artes no solo “promoverían el
control de las fuerzas naturales, sino también la comprensión del mundo y del yo, el
progreso moral, la justicia de las instituciones e incluso la felicidad de los seres
humanos”31
La propuesta de HABERMAS, no es descartar absolutamente el proyecto de la
modernidad32, al que considera todavía incompleto, y cuestiona las alternativas
planteadas como reacción autoritaria (voluntarista o poética) ante el fracaso de la razón
instrumental, como las que proponen las posturas neoconservadoras antimodernas o
premodernas.
b) LA CRISIS DEL RELATO, UN PROYECTO LIQUIDADO.- Otra referencia importante
en torno a la cuestión de la modernidad en crisis, es JEAN-FRANÇOIS LYOTARD, quien al
intentar responder al Conseil des Universités del gobierno de Quebec, sobre la
condición del saber en las “sociedades más desarrolladas” centra la atención en la
crisis de los metarrelatos o grandes relatos, entendidos como “las narraciones que
tienen función legitimante o legitimatoria”33, vislumbrando que en la postmodernidad
se ha dejado de creer o directamente se prescinde de los metarrelatos. Ubicando
históricamente a la sociedad postmoderna en la etapa que sigue a las sociedades
industriales, situándola en los años 50, con la reconstrucción de posguerra34.
A diferencia de HABERMAS, no considera a la modernidad como proyecto
incompleto, sino que a partir de hechos históricos como los de Auschwitz, el proyecto
moderno de la realización universal, ha quedado directamente “liquidado”35 y con él las
promesas de alcanzar el bien por medio de la razón y el conocimiento, y por lo tanto el
discurso moderno ha quedado deslegitimado, del que ya no se puede esperar un

31
HABERMAS, La Modernidad, un proyecto incompleto, p. 28.
32
“Creo que en vez de abandonar la modernidad y su proyecto como una causa perdida, deberíamos
aprender de los errores de esos programas extravagantes que han tratado de negar la modernidad”,
HABERMAS, La Modernidad, un proyecto incompleto, p. 32.
33
LYOTARD, La postmodernidad (explicada a los niños), p. 31.
34
LYOTARD, La condición postmoderna, p. 13
35
LYOTARD, La postmodernidad (explicada a los niños), p. 30.

16
progreso de la humanidad, había aparecido una razón que emancipó al hombre de la
moral, justificando el terror.
La decadencia de los grandes relatos, obliga a sostener lo cotidiano en pequeños
relatos, o relatos mínimos para poder salvarse de los grandes cuestionamientos, y en
este proceso también genera la desaparición “del pueblo como rey de las historias”36,
junto con él se pierden las grandes ideas emancipatorias que orientaron los siglos XIX y
XX, ya sea el relato de la redención cristiana, la emancipación de la ignorancia, la
realización de dialéctica de la idea universal hegeliana, la sociedad sin clases del
marxismo y también la idea de superación por vía del desarrollo de la pobreza, gracias
al capitalismo. Si bien estos son relatos distintos y antagónicos en algún punto, tienen
en común que son grandes relatos que legitiman sus instituciones en la posibilidad de
llegar a un destino mejor para la humanidad. Y ni el liberalismo (económico o político),
ni el marxismo, están libres “de la acusación de haber cometido crímenes de lesa
humanidad”37
Debe distinguirse entre posmodernismo arquitectónico38; el pensamiento
posmoderno en el campo del arte, literatura, filosofía y política; y la posmodernidad
como pérdida de confianza en el progreso general de la humanidad en la que se centra
LYOTARD. En paralelo con el declino del proyecto moderno esos espacios vacíos van a
ser ocupados por el discurso de la tecnociencia (tecnocracia, tecnopolítica, etc.), cuya
legitimación ha quedado reducida a su capacidad de racionalidad instrumental, y su
capacidad de dominio sobre lo concreto, sin embargo esta tampoco ha demostrado que
lleve inexorablemente al progreso de la humanidad, y también recae en un proceso de
autolegitimación.
c) EL FIN DE LA MODERNIDAD, LA RAZÓN DÉBIL.- Seguimos revisando las distintas
posiciones sobre la modernidad, ahora a partir de GIANNI VATTIMO, filósofo italiano
muy influenciado por las obras de HEIDEGGER (metafísica) y de NIETZSCHE (eterno
retorno), y si bien su obra es por demás extensa, nos concentraremos en La fine della
modernità (El fin de la modernidad), publicado originalmente en 1985, y en Il pensiero
débole (El pensamiento débil) de 1983.

36
LYOTARD, La postmodernidad (explicada a los niños), p. 32.
37
LYOTARD, La postmodernidad (explicada a los niños), p. 91.
38
De hecho las ideas de HARVEY se concentran fundamentalmente en el posmodernismo arquitectónico,
urbanístico y económico (como nuevo régimen de acumulación capitalista), aunque sin dejar de lado las
otras manifestaciones.

17
Siguiendo a NIETZSCHE y HEIDEGGER, caracteriza a la modernidad “como un
fenómeno dominado por la idea de la historia del pensamiento, entendida como una
progresiva «iluminación» que se desarrolla sobre la base de un proceso cada vez mas
pleno de apropiación y reapropiación de los «fundamentos»”39, en consonancia con la
postura de LYOTARD.
Propone avanzar con el debilitamiento del ser a partir de la destrucción de la
ontología siguiendo las posiciones críticas nihilistas, como condición de posibilidad de
volver a afirmar al hombre, así la posmodernidad será considerada como una edad
posmetafísica40. Estima que estos autores cuestionan el pensamiento y el fundamento
como bases del discurso ilustrado, aunque se resisten a proponer una superación, ya que
sería una forma de afirmar, aunque de otro modo, la creencia en el progreso41.
Este debilitamiento ontológico, que se produce al resquebrajarse el discurso
legitimante de la modernidad (el gran relato de LYOTARD), es decir “la negación de
estructuras estables del ser”42 provoca una implosión en el pensamiento lineal de la
historia que se orientaba siempre desde algún fundamento ordenador, que le daba
coherencia, es el fin de la historicidad43 para algunos, o el fin de la historia misma, es la
disolución de la categoría de lo nuevo (fin del progreso o la evolución). VATTIMO
prefiere definirlo como posthistoria, siguiendo a GEHLEN, al entender esta disolución
como ruptura de la unidad, por eso mismo mucha de las expresiones artísticas,
urbanísticas, literarias y cinematográficas, representan al posmodernismo como un
collage, según la interpretación de D. HARVEY.
Ante crisis de pensamiento, y desestabilización del fundamento en la
modernidad tardía, en cuanto a la relación sujeto-objeto que la metafísica proponía
como acceso a la realidad, propone una ontología hermenéutica, que ponga atención en
las interpretaciones y la comunicación, asumiendo para esta nueva etapa, de la

39
VATTIMO, El fin de la modernidad, p. 10.
40
VATTIMO, El fin de la modernidad, p. 19.
41
“Ambos se encuentran, por un lado, en la situación de tener que tomar críticamente distancia respecto
del pensamiento occidental en cuanto pensamiento del fundamento, pero, por otro lado, no pueden
criticar ese pensamiento en nombre de otro fundamento más verdadero”, cfme. VATTIMO, El fin de la
modernidad, p. 10.
42
VATTIMO, El fin de la modernidad, p. 11.
43
Con historicidad, se refiere a “un determinado modo de tener conciencia de que formamos parte de ese
proceso”, cfme. VATTIMO, El fin de la modernidad, p. 13.

18
posmodernidad, una «ontología débil», una filosofía que no puede afirmar grandes
verdades universales44, en definitiva un racionalismo débil.
d) LA INSEGURIDAD ONTOLÓGICA.- En el pensamiento del sociólogo británico,
ANTHONY GIDDENS, se encuentran muy presentes las influencias de FREUD y
HEIDEGGER, y en particular en la obra que se ocupa de la transformación de la identidad
del yo, en el paso de la modernidad a la modernidad tardía (1991), Modernity and Self-
identity (Modernidad e identidad del yo). Aunque la cuestión de la posmodernidad ya
había sido tratada en una obra publicada un año antes (1990), titulada originalmente The
consecuences of the modernity (Consecuencias de la modernidad).
Considera al capitalismo (acumulación de capital en el contexto de mercados
competitivos de trabajo y productos), la vigilancia (control de la información y
supervisión social), el militarismo (control de los medios de violencia en el contexto de
la industrialización de la guerra) y al industrialismo (transformación de la naturaleza:
Desarrollo de un «entorno creado») como las cuatro instituciones características de la
modernidad45.
En tanto que la postmodernidad se caracteriza por la transformación de estas
dimensiones «más allá»46 de la modernidad, y que en el orden económico pasará del
capitalismo a un sistema postescasez47, (una sociedad postindustrialista), que trascienda
la división de clases, y coordinado tanto nivel de los estados nacionales como en el
orden global, a los fines de lograr una redistribución global de la riqueza; del sistema de
vigilancia se pasará a un sistema de participación democrática en el orden internacional
mediante un gobierno mundial con políticas globales de cooperación; aunque reconoce
su grado de utopía, la transmodernidad supone un proceso de desmilitarización; y
finalmente, en cuanto a la industrialización, plantea que tanto el desarrollo científico y
tecnológico, estarán atravesados por una ética que ponga a los seres humanos y a la
naturaleza como centro, lo que transformará este eje institucional en un sistema de
cuidado del planeta.
La otra alternativa es que la modernidad se dirija hacia su lado oscuro, es decir,
que se produzca, otra institucionalidad y que implicaría el crecimiento del poder
44
VATTIMO, El fin de la modernidad, p. 158 a 159.
45
GIDDENS, Las consecuencias de la modernidad, p. 64.
46
Usa un concepto de más allá distinto al de la transmodernidad planeado por DUSSEL como veremos más
adelante, para GIDDENS el más allá se encuentra en una mismidad ontológica, aun eurocéntrica, mientras
que DUSSEL, plantea un más allá transontológico (metafísico) y no eurocéntrico.
47
Donde los principales productos dejarán de ser escasos como consecuencia de la tecnologización.

19
totalitario (administrativo); la posibilidad de un conflicto nuclear (militar); se producirá
un colapso de los mecanismos de crecimiento (económico); y una desintegración o
desastre ecológico (ambiental).
Finalmente concluye que la modernidad es un «proyecto occidental» 48, centrado
en el estado nacional y el sistema de producción capitalista, aunque va a adquirir una
tendencia globalizadora y universalizadora49, y propone una mirada al futuro desde un
realismo utópico, atento a la realidad de las instituciones, pero al mismo tiempo
teniendo la capacidad de «abrir ventanas» hacia una alternativa positiva, haciendo
colapsar la idea moderna en que espacio y tiempo convergen en torno a la historicidad.
Luego de realizar un diagnóstico de las consecuencias de la modernidad, en otra
obra (1991), analiza la relación entre la «identidad del yo» y la «sociedad», teniendo en
cuenta que las culturas tradicionales, difieren de la relación que se da entre estos polos
en la modernidad reciente, ya que se dialectizan ahora en un contexto de
mundialización. La modernidad siguiendo a ULRICH BECK50, puede calificarse como
«sociedad del riesgo», en la cual hay que calcular las amenazas futuras, para disminuir
su daño.
GIDDENS distingue entre «postmodernismo» y «postmodernidad», entendiendo
al primero como el movimiento y estilos que se dan en el campo estético, es decir, la
literatura, la pintura, las artes plásticas y la arquitectura, en cambio la postmodernidad,
que tiene un sentido más profundo, se refiere a la pérdida de certezas por el
hundimiento de los fundamentos que sostenían la epistemología moderna, con la
consecuente destrucción de cierta seguridad sobre la dirección (teleología) de la historia
que se vinculaba con la idea de progreso, que permitía dar sentido a las etapas del
pasado y a entender el futuro, coincidente con la postura de VATTIMO, y por lo tanto con
las críticas nihilistas de NIETZSCHE y HEIDEGGER51. Sin embargo GIDDENS, no entiende
que estamos en una etapa «más allá» de la modernidad, por el contrario considera que

48
GIDDENS, Las consecuencias de la modernidad, p. 162 a 166.
49
Aunque debemos tener en cuenta que son dos términos distintos, ya que globalización debe entenderse
como mundialización, es decir la conformación de un sistema-mundo, mientras que por universalización
debemos entender la voluntad totalizante de la modernidad, o sea la negación de la exterioridad
ontológica no eurocéntrica.
50
“Vivir en la sociedad del riesgo significa vivir con una actitud de cálculo hacia nuestra posibilidades
de acción, tanto favorables como desfavorables, con las que nos enfrentamos de continuo en nuestra
existencia social contemporánea individual y colectivamente”, cfme. GIDDENS, Modernidad e identidad
del yo, p. 44.
51
GIDDENS, Modernidad e identidad del yo, p. 26 a 27; y Las consecuencias de la modernidad, p. 52.

20
estamos en una etapa de radicalización, por eso la denomina «modernidad radicalizada»
en sus consecuencias52 (o alta modernidad), y esto implica “la disolución del
evolucionismo, la desaparición de la teleología histórica, el reconocimiento de su
minuciosa, constitutiva flexibilidad, junto con la evaporación de la privilegiada
posición de Occidente”53.
Con «seguridad ontológica», se refiere a la certeza, a cierta «fe» sobre lo
cotidiano54, que se afirma en la conciencia práctica, en la relación intersubjetiva que nos
devuelve un sentido sobre la realidad, y que se adquiere durante la niñez en su relación
con los semejantes, ante el llanto (llamado) del bebe, aparece y cobija el cuidador,
cuando alzo la mano frente a un taxi el conductor se detiene. Pero además de las
situaciones banales, aparecen también preguntas más profundas, que también se
responden, dentro de un contexto de interacciones existenciales (tiempo, espacio,
continuidad e identidad), donde se constituye el «yo», a partir de reconocer lo diferente,
«no yo», un otro que responde (o no) a mi llamado. En este proceso se adquiere lo que
ERIK ERIKSON (siguiendo a WINNICOT) denomina «confianza básica», que se relaciona
con la organización interpersonal del espacio y del tiempo.
GIDDENS, plantea cuatro cuestiones existenciales55, primero la que se plantea en
cuanto a la comprensión y ordenación del ser, que incluye la naturaleza de su propia
existencia, la identidad de objetos y sucesos en el tiempo (futuro, presente y pasado); la
segunda se refiere a la contraposición entre la finitud de la existencia humana (muerte),
y la infinitud temporal; en tercer lugar la que tiene que ver con la existencia de los
otros56; y en cuarto lugar en torno a la identidad el yo, que en la vida premoderna eran
respondidas por el marco ontológico provisto por la «tradición».
Siguiendo a KIERKEGAARD, denomina a la sensación que provocan esas dudas
existenciales, como «angustia»57, que se va calmando con la conciencia práctica, es

52
GIDDENS, Las consecuencias de la modernidad, p. 56 a 57 y 140.
53
GIDDENS, Las consecuencias de la modernidad, p. 58.
54
“Las diferentes circunstancias culturales permiten adquirir una «fe» en la coherencia de la vida
cotidiana mediante interpretaciones simbólicas de las cuestiones existenciales”, cfme. GIDDENS,
Modernidad e identidad del yo , p. 54.
55
GIDDENS, Modernidad e identidad del yo, p. 67 a 76.
56
Se vincula a él concepto de «bulimia» y «anorexia» de YOUNG, y con las soluciones «émicas» y
«fágicas» de LEVI-STRAUSS.
57
“La angustia es en esencia un miedo que ha perdido su objeto debido a tensiones emocionales
formadas inconscientemente y que expresan «peligros internos» más que amenazas externas. Deberíamos
entender la angustia esencialmente como un estado de miedo inconscientemente organizado”, cfme.
GIDDENS, Modernidad e identidad del yo, p. 62.

21
decir cuando se puede prever un resultado de lo exterior a partir de una conducta propia.
Esa sensación de dominio de la propia existencia, genera el cobijo de la «seguridad
ontológica», es la sensación de conocer que lugar ocupa cada cosa en el mundo 58
(coraza protectora), lo que también puede denominarse «confianza básica», que nos
provee de seguridad emocional, como señalamos. Sin embargo la angustia debe
diferenciarse del «miedo», ya que este se define como “una respuesta a una amenaza
concreta, y tiene por tanto, un objeto definido”, frente a una amenaza el miedo me
predispone a determinada reacción, a estar preparado, porque tengo conocimiento, lo
que ya es cierto control ontológico. El miedo predispone, la angustia paraliza porque
carece de objeto59.
Para dejar más precisiones, el autor aclara en un glosario final, que entiende por
«cuestiones existenciales» a aquellos “interrogantes sobre los aspectos básicos de la
existencia, tanto acerca de la vida humana como del mundo material: todos los seres
humanos les dan «respuesta» en las circunstancias de su conducta tardía” y por
«modernidad reciente o tardía» a la “fase actual del desarrollo de las instituciones
modernas; está marcada por la radicalización y universalización de las características
fundamentales de la modernidad”60.
e) DEL FORDISMO A LA ACUMULACIÓN FLEXIBLE.- DAVID HARVEY, en “La
condición de posmodernidad”, publicado originalmente en 1989, describe la
posmodernidad, cuando recién se estaban viendo las consecuencias de los gobiernos
neoliberales, como los de Tatcher (1979) y Reagan (1980), apenas a un año de la caída
de la cortina de hierro (1989), ya en un texto posterior del mismo autor, Breve historia
del neoliberalismo61, publicado originalmente en 2005, puede describir y caracterizar
58
“Conocer el significado de las palabras es, pues, ser capaz de utilizarlas como parte integrante de las
acciones rutinarias de la vida cotidiana”, cfme. GIDDENS, Modernidad e identidad del yo, p. 60.
59
“Ser ontológicamente seguro es poseer, en el nivel del inconsciente y de la conciencia práctica,
«respuestas» a cuestiones existenciales fundamentales que se plantea de alguna manera toda la vida
humana”, GIDDENS, Modernidad e identidad del yo , p. 66.
60
GIDDENS, Modernidad e identidad del yo, p. 294.
61
“El neoliberalismo es, ante todo, una teoría de prácticas político-económicas que afirma que la mejor
manera de promover el bienestar del ser humano consiste en no restringir el libre desarrollo de las
capacidades y de las libertades empresariales del individuo dentro del marco institucionalizado
caracterizado por derechos de propiedad privada fuertes, mercados libres y libertad de comercio. El
papel del Estado es crear y preservar el marco institucional apropiado para el desarrollo de ésas
prácticas”, cfme. HARVEY, Breve historia del neoliberalismo, p. 18. “Está última preferencia concuerda
con la famosa descripción de Lyotard de la condición posmoderna como aquella en la que el «contrato
temporal» sustituye a las «instituciones permanentes en la esfera profesional, emocional, sexual,
cultural, internacional y familiar, así como también en los asuntos políticos». Las consecuencias
culturales del dominio de esta ética del mercado son innumerables, tal y como describí previamente en
The Condition of Posmodernity”, cfme. HARVEY, Breve historia del neoliberalismo, p. 20.

22
con mayor precisión el fenómeno de acumulación flexible de escala global, promotor de
una ola privatizadora y mercantilista, de repotenciación del discurso libertario y del
individualismo (HAYEK, FRIEDMAN), de fuertes condicionamientos internacionales
impuestos a través de instituciones internacionales (FMI, BM, OMC), cuando no a
través de la violencia directa, como en Chile y Argentina, entre otros.
HARVEY toma la descripción de los parámetros posmodernos, a partir del análisis
urbanístico que hace el escritor y novelista británico, JONATHAN RABAN, sobre la ciudad
de Londres en la década del 70, en su obra titulada “Soft City” de 1974. RABAN,
observa que el desarrollo urbanístico estaba lejos de la supuesta organización racional
que pretendía la arquitectura moderna (LE CORBUSIER), no era una ciudad homogénea
sino una «enciclopedia» o «emporio de estilos», con formas laberínticas o de panal; la
dimensión subjetiva (libertad individual), había permitido escapar del destino
totalitarista de proyectistas y burócratas, afirmando que “«la identidad personal se ha
vuelto dúctil, fluida, infinitamente abierta» al ejercicio de la voluntad y la
imaginación”62. Es decir, emerge una estética que no se explica desde la unidad sino
como fragmentos.
Para encontrar una respuesta sobre el postmodernismo, tendrá en cuenta las
novedades intelectuales de París y del mercado artístico de Nueva York, como de la
revista de arquitectura PRECIS, la que describe al posmodernismo, como una reacción a
la «monotonía» y homogeneidad del modernismo universal, positivista, tecnocéntrico y
racionalista, afirmado en el progreso lineal, la planificación coherente y las verdades
absolutas, al que se opone la heterogeneidad y la diferencia, “como fuerzas
liberadoras”, que surge como alternativa a los discursos universales o «totalizantes» 63,
y a la prisión de los meta-relatos.
En su trabajo, siguiendo las palabras de MARSHALL BERMAN en “Todo lo sólido
se desvanece en el aire”, describe a la modernidad como fenómeno total, que se da “en
todas partes del mundo”, que atraviesa “todas las fronteras geográficas y étnicas, de
clase y nacionalidad, religiosas e ideológicas”, en definitiva que “la modernidad une a
toda la humanidad”64, es decir, que nada (o la nada) queda fuera de la modernidad
62
HARVEY, La condición de la posmodernidad, p. 18.
63
HARVEY, La condición de la posmodernidad, p. 23.
64
HARVEY, Breve historia del neoliberalismo, p. 25. Destacamos este textual, ya que contrastará con la
diferenciación que haremos más adelante desde la perspectiva decolonial (§7) distinguiendo: centro-
periferia, totalidad-exterioridad, pensando situadamente, el mismo fenómeno, y por eso denominado
moderno-colonial-capitalista, revelando la dominación colonial del otro latinoamericano a partir de la

23
(totalidad). Para ubicar la modernidad se remite brevemente a HABERMAS, quien
remonta su origen hacia el siglo XVIII, con la Ilustración, y definida como un modo
particular e histórico de dar sentido al espacio y al tiempo, ordenados en función de la
idea de progreso, y el progreso fundamentado desde la razón, como liberación del mito,
la religión y el uso arbitrario del poder, que por ser racional y ahistórico, se pretende
universal, eterno, inmutable y por lo tanto debía ser adoptado por toda la humanidad
(civilizada).
En HARVEY la distinción entre lo moderno y modernismo, como entre
posmoderno y posmodernismo, se torna confuso, ya que en general se basa más en
cánones estéticos, artísticos, arquitectónicos, urbanísticos y literarios, que en conceptos
filosóficos, epistemológicos, históricos o geopolíticos. Así por ejemplo sitúa al
modernismo cultural en el París de 1848 expandiéndose luego por ciudades como
Roma, Florencia, Londres, Berlín, Munich, Noruega, Finlandia y Viena, y luego sería
apropiado por Estados Unidos desde 1945, en ciudades como Chicago y Nueva York. Es
una concepción que se centra en ciudades europeas y norteamericanas, y muy vinculada
a lo que se adoptada como moda en esos centros de poder y determinado por los
consumidores de arte, por una vanguardia adinerada, sin reparar en lo que pasaba en las
periferias. Sin embargo para definir el fin del modernismo y el surgimiento del
posmodernismo se vale de un movimiento político y filosófico como fue el mayo
francés (nuevamente un fenómeno europeo) de 196865.
Describe al posmodernismo como campo de batalla, difícil de definir, y usado
ambiguamente para describir todo «lo nuevo», sin mayores precisiones, aplicado al
campo del arte, cine, literatura, en el plano de la arquitectura refería a la muerte de la
planificación, en algunos casos para describir la sociedad postindustrial (capitalismo
tardío), y en lo filosófico refiere al pragmatísmo norteamericano junto al postmarxismo
y postestructuralismo, y en general a toda la reacción contra la Ilustración y la muerte de
la razón, y con ella la verdad, dando lugar a la reaparición de la voluntad humana, o la
vuelta a Dios (o lo simbólico).
Aunque efectivamente lo posmoderno refiere a que «ya no hay nada que contar»,
no hay grandes revoluciones que afrontar, hay una ausencia de compromiso en
proyectos de transformación global y no hay meta-relatos que organicen los micro-

conquista, como condición de posibilidad de la modernidad.


65
HARVEY, La condición de la posmodernidad, p. 23.

24
discursos, por lo tanto todo se vuelve efímero, fragmentado, discontinuo, caótico, o
siguiendo a FOUCAULT, una preferencia a lo múltiple, la diferencia sobre la uniformidad,
lo fluidos sobre lo sólido, las formas móviles sobre los sistemas, lo nómade en lugar de
lo sedentario, todo es un pensamiento por proliferación, yuxtaposición y disyunción.
También incluye dentro de las renovaciones posmodernas la apertura al
pluralismo y al reconocimiento de la diferencia y la otredad 66, y por lo tanto la
necesidad de deconstrucción en las relaciones comunicativas, donde no es posible la
pretensión del mensaje unívoco, abriendo lugar a la participación, la performance, el
happening, el collage, en el campo del arte. También describe la vinculación de lo
efímero, cambiante, e inestable, con la aceleración que requiere el modelo de
acumulación en el capitalismo tardío, creando necesidades para poder acelerar el
proceso de producción-consumo, relacionando entonces al posmodernismo, con la
«lógica cultural del capitalismo tardío».
Además de ubicar el posmodernismo, en torno a el cambio en los cánones
estéticos, y filosóficos (en menor medida), encuentra razones económicas en el cambio
cultural que supone la modernidad tardía, y por eso analiza los cambios en el modelo de
acumulación del capital que se producen a partir de la crisis de 1973. Siguiendo a la
Escuela de la Regulación, parte de la relación que existe entre determinado régimen de
acumulación y un modo de regulación social y política (MICHEL AGLIETTA, ALAIN
LIPIETZ y BOYER MARIE C.), entendiendo por «régimen de acumulación» a un proceso
estable en el que la distribución del producto neto, entre consumo y acumulación, se
vincula con la relación entre producción y trabajo; mientras que el «modo de
regulación» se refiere a las normas sociales, hábitos, leyes y regulaciones que aseguran,
la “materialización del régimen de acumulación” adecuando los comportamientos
individuales al modelo de producción y reproducción 67, es decir que a determinado
régimen de acumulación le corresponde ciertas regulaciones en el orden social, cultural
y político (a nivel local como internacional) que le permite su desarrollo, es decir la
producción y reproducción del sistema económico histórico determinado.
Ese régimen económico, ha dejado de ser un régimen de acumulación rígido,
como el «fordista-keynesiano» (modernista), y ha entrado en una etapa de la

66
Cuando veamos el concepto de «exterioridad» (§7.a), demostraremos que lo «Otro», allí adquiere una
dimensión radicalmente diversa.
67
HARVEY, La condición de la posmodernidad, p. 143 a 144.

25
«acumulación flexible» (posmodernista), lo que se evidencia en un proceso de mayor
deshumanización del trabajo, donde se impone una cultura del descarte, así como se
flexibilizan y dinamizan los diseños económicos, productivos, y financieros, el
trabajador que había estado en la centralidad del proceso económico industrial de
posguerra, es nuevamente degradado a la condición de «recurso flexible», posibilitado
por la transformación cultural de una sociedad.
En definitiva el posmodernismo, sería el modo de regulación y la lógica cultural,
que posibilita la reproducción del «capitalismo posfordista», tardío o flexible. El
régimen de acumulación fordista es el que se desarrolla desde 1945 a 1973, conocido
como el boom de posguerra, o como The Golden Age, según ERIC HOBSBAWN. El
fordismo sostuvo un modelo de acumulación compatible con relaciones estables
(empleos a largo plazo), la necesidad de sostener un consumo masivo para poder vender
la producción masiva, compatible con las organizaciones sindicales, con el estado de
bienestar (los derechos sociales), la planificación e intervencionismo estatal, la
racionalidad técnico-burocrática, la protección de los derechos laborales, “una nueva
estética y una nueva psicología; en una palabra: un nuevo tipo de sociedad
racionalizada, modernista, populista y democrática” 68, es un régimen que buscaba
evitar las condiciones de la crisis de 193069.
Este nuevo modelo de posguerra, comienza a verificar su agotamiento a partir de
1966, con la crisis fiscal por el alto endeudamiento norteamericano, que había perdido
su hegemonía económica paulatinamente luego de la segunda guerra mundial frente a
Europa Occidental y Japón principalmente, esto provocó una aceleración inflacionaria,
y en consecuencia la devaluación del dólar, y la salida del patrón oro por parte de EEUU
anunciada por Nixon en 1971, lo que significó la defunción de los acuerdos de Bretton
Woods de 1944, y el colapso del orden económico-político mundial de posguerra. En lo
filosófico y cultural se ve cuestionada por el movimiento del mayo francés de 1968, y
encuentra su punto de quiebre en la crisis de 1973, su problema sistémico se debió a su
«rigidez». Los gobiernos de Tatcher (1979) y Reagan (1980) marcan el nuevo momento
político, que entre otras decisiones, comienzan a desguazar el Estado de Bienestar de

68
HARVEY, La condición de la posmodernidad, p. 148.
69
“Por lo tanto, el fordismo de la posguerra puede considerarse menos como un mero sistema de
producción en masa y más como una forma de vida total”, cfme. HARVEY, La condición de la
posmodernidad, p. 159.

26
posguerra. Ya no era necesario un Estado fuerte, comienza la etapa de flexibilización
económica.
Sobre este proceso de transición de «acumulación rígida» del fordismo a la
«acumulación flexible» posfordista o posindustrial, HARVEY dice:
“la flexibilización del capital acentúa lo nuevo, lo transitorio, lo efímero, lo
fugitivo y lo contingente de la vida moderna, y no tanto los valores más sólidos
implantados con el fordismo. Así como la acción colectiva se ha vuelto más
difícil -y este ha sido sin duda un objetivo central del impulso hacia el refuerzo
del control sobre la mano de obra-, el individualismo desenfrenado encuentra su
lugar como una condición necesaria, aunque no suficiente, para la transición
del fordismo a la acumulación flexible” 70.
El sentido dado al espacio y el tiempo quedan condicionados por el régimen de
acumulación vigente, y que a partir de la crisis de hiper-acumulación que culmina en
1973, se consolida una nueva dinámica cultural, donde lo efímero y fragmentario se
impone sobre lo permanente y lo unitario, el discurso científico-técnico se desprende de
la moral, la estética predomina sobre la ética, y la imagen prevalece sobre la narrativa.
En definitiva hay que destacar que modernismo y posmodernismo, son distintos
momentos culturales o modos de regulación, inherentes al capitalismo, aunque en
distintas fases de acumulación71, la primera vinculada a las economías nacionales, de
carácter industrial, y por lo tanto de vínculos estables, la segunda es de carácter
financiera, globalizada, y de relaciones inestables y flexibles. Ambos siguen siendo
movimientos internos dentro de la totalidad moderna, colonial, capitalista y «eruo-
norteamericano-céntrica», en tanto que son lógicas, discursos, estéticas e instituciones
que siguen legitimando la dominación y la violencia del centro sobre la periferia, como
veremos más adelante, por eso algunos autores la denominan «modernidad tardía» o
«capitalismo tardío».
f) LA MODERNIDAD LÍQUIDA.- Con el estallido de los relatos, la ruptura de los
lazos comunitarios y sociales, como el desencantamiento de la idea de destino común,
en la modernidad líquida, el individuo se presenta como el único artífice de su destino,
aceptando la idea de «hágalo usted mismo», pero es al mismo tiempo, un sujeto
70
HARVEY, La condición de la posmodernidad, p. 196.
71
“La neta división categorial entre modernismo y posmodernismo desaparece para ser reemplazada por
un examen del flujo de las relaciones internas dentro del capitalismo en su conjunto”, cfme. HARVEY, La
condición de la posmodernidad, p. 374.

27
implosionado, que se arma con retazos (collage) de distintos relatos, contradictorios
entre sí. Esta subjetividad ontológicamente débil y fragmentada, es proclive a la cultura
de consumo, pero también a la difundida cultura de la espiritualidad y «religiosidad
individual», que va desde el coaching ontológico y la new age, hasta el enrolamiento en
prácticas orientalistas, como el tai chi, el yoga, el arte de vivir, la medicina ayurveda; en
cualquier práctica aunque aparezca desconectada de la propia historia o tradición
comunitaria, hay una oportunidad de transformarla en una religiosidad, ya no hay
posibilidad de una religión tradicional como el catolicismo, a la vuelta de la esquina
aparece la oportunidad de una ética para armar, de tener un propio código moral72,
bajado de una góndola.
El mismo fenómeno se verifica en el ámbito laboral, donde se produce un
corrimiento del empleado de empresa (sólido), al emprendedor (líquido), que apuesta a
sí mismo, que es su propio jefe, asume su propio riesgo, y solo depende de su
capacidad, y por lo tanto también es responsable de su fracaso y pobreza. La
fragmentación del progreso, como proceso hacia la unidad, parece haber fragmentado al
hombre, un nuevo hombre que ni siquiera podemos considerar, como individuo unitario,
ya que se transforma en muchas individualidades conviviendo en una sola, una
multiplicidad ontológica, en lugar de una inseguridad ontológica, se asemeja a una
ontología esquizofrénica,
A estas transformaciones sociales que otros autores han denominado modernidad
tardía, posmodernidad, o segunda modernidad, BAUMAN prefiere denominarla
«modernidad líquida», dado que la sociedad del cambio, de lo liviano, fluida, flexible,
inestable, se asemeja al comportamiento de los líquidos, en contraste con la
«modernidad sólida», pesada, condensada, permanente, de verdades fuertes, rígida,
sistémica y convencida de su destino emancipador, afirmada en el sistema de
producción industrial fordista y en la administración burocrática (WEBER). Al decir
modernidad líquida, se posiciona entre quienes consideran que es un momento aún
moderno, que sigue teniendo como tal su intención de aumentar la productividad y
competitividad, solo que ha perdido la confianza en un fin alcanzable (telos), lo que hay
es un futuro abierto e incierto (inseguro), y que por otro lado se ha tornado desregulada
y privatizada.
72
Véase: Reflexiones de ALEJANDRO DOLINA, en: https://www.youtube.com/watch?v=X8q2UcBuicE,
min. 0:00 a 5:20 y https://www.youtube.com/watch?v=c8OMIL8ZXGs&t=16s min. 43:10 a 49:00.

28
En realidad, dice BAUMAN que el romance de la modernidad con el progreso, no
es que haya terminado, sino que se ha individualizado, ha sido fragmentada en la
dimensión individual, afirma que “si la idea de progreso en su forma actual nos resulta
tan poco familiar que uno se pregunta si aun está entre nosotros, es porque el progreso,
como tantos otros parámetros de la vida moderna, ha sido «individualizado»; lo que es
más: desregulado y privatizado”, se abre lugar para lo flexible, la aceptación de lo
contingente, la certeza apenas a corto plazo73.
Ya no hay líderes, ni proyectos colectivos, sino «modelos» posibles que se
exponen en anaqueles, a los cuales cada individuo puede adherir, y/o descartar, bajo su
propia cuenta y riesgo, ya no es necesario afiliarse, enrolarse, catalogarse o
embanderarse. Es un proceso de aumento de la individualización en desmedro de la
ciudadanía (JOËL ROMAN), de reconocimiento de un individuo con derechos (de jure),
pero con dificultades estructurales para poder ejercerlos (de facto), al mismo tiempo que
lo privado coloniza lo público74, a contramano de lo que predijeron los críticos
(ADORNO, HORKHEIMER), hay que defender lo público y colectivo para emancipar al
individuo, “no hay individuos autónomos sin una sociedad autónoma”75.
El sujeto en la modernidad líquida construye su identidad al ritmo de lo que
consume, «es» lo que consume, y existen templos creados para ese rito, los shopping
donde se calma la angustia existencial que provoca no pertenecer a casi nada, ni siquiera
a la historia. Libertad, es «libertad de consumo», la posibilidad de elegir entre las
múltiples ofertas de productos y servicios, que ya no son para satisfacer una necesidad
concreta e histórica, sino que son retazos con los que se construye la propia identidad,
con los que se llena un vacío, y traslada la misma lógica para las elecciones ideológicas,
políticas, culturales, artísticas, todo es parte del comercio, la libertad se define solo
como la «posibilidad de optar entre lo múltiple», no importa qué, cómo, ni para qué, lo
único que no puede estar ausente es la posibilidad de comprar. La ética, la estética, la
identidad, los valores, ya vienen incluidos dentro del envase; tal celular es el éxito en sí

73
BAUMAN, Modernidad Líquida, p. 144.
74
BAUMAN, Modernidad Líquida, p. 46; y reflexiones de ALEJANDRO DOLINA,
https://www.youtube.com/watch?v=X8q2UcBuicE&t=321s, min. 5:21 a 14:07.
75
BAUMAN, Modernidad Líquida, p. 46. “En la actualidad, toda liberación verdadera demanda más, y
no menos «esfera pública» y «poder público». Ahora es la esfera pública la que necesita
desesperadamente ser defendida contra la invasión de lo privado -paradójicamente, para ampliar la
libertad individual, y no para cercenarla-”, p. 57.

29
mismo, aquel saco es el de los intelectuales, esa cerveza es la que toman los que son
buenos amigos.
También los espacios en la modernidad líquida serán diseñados y pensados de
modo tal que las posibilidades de conducta de quienes lo habitan y transitan ya estén
determinadas de antemano. En este punto, BAUMAN clasifica cuatro tipo de lugares: los
lugares émicos; los lugares fágicos; los no-lugares y los espacios vacíos. Así pues,
siguiendo a LEVI-STRAUSS, en “Tristes Trópicos”, quien describió las distintas formas
sociales de lidiar con el/lo otro (lo extraño) como «antropofágicas» o «antropoémicas»76
(del griego emeîn, vomitar); considera lugares émicos a aquellos que absorben,
fagocitan, incluyen, por ejemplo los shopping, constituyen templos de consumo, que
generan un ilusorio sentido de «pertenencia», en los que se encuentran los «iguales»
(comunidad de creyentes), aunque no se relacione con esos otros, comparte el rito, y en
esos lugares está seguro de no encontrarse con el peligro de los otros indeseables; los
lugares fágicos son aquellos inhóspitos, que tienden a expulsar, a tornar incómodo e
inhabitable la permanencia en ellos, pone como ejemplo La Défense de París, un sitio
sin árboles y casi sin bancos, es un lugar que invita a pasar y retirarse, tal vez el
Monumento a la bandera de la ciudad de Rosario, pueda ser el símil de espacio público
no civil émico, para no quedarnos solo con el ejemplo Francés.
Los no-lugares (MARC AUGÉ, GEORGES BENKO y JÖEL GARREAU), “anulan,
nivelan o vacían de toda subjetividad idiosincrática”77, son lugares donde se
homogeneiza y se obstruye toda identificación o diversidad, son los aeropuertos,
autopistas, transporte público, entre otros, y que en la modernidad líquida van ganando
lugar. Por último los espacios vacíos (JERZY KOCIATKIEWICZ y MONIKA KOSTERA) son
lugares sin sentido, no aparecen en los mapas y registros, ya sea del urbanismo
burocrático como de la conciencia de los ciudadanos, lugares invisibles, que en caso de
toparnos con ellos, nos sentiríamos en una dimensión desconocida (asentamientos
precarios, predios usurpados, basurales, crotarios, etc.).
Los cuatro tipo de espacios enumerados, son espacios de «no ciudadanía», es
decir espacios «no políticos», podemos decir que son lugares donde se niega la
76
Las «antropofágicas»son las sociedades que “ven en en la absorción de ciertos individuos poseedores
de fuerzas temibles el único medio de neutralizarlas y aun de aprovecharlas”, en cambio las
«antropoémicas»prefieren “expulsar a esos seres temibles fuera del cuerpo social, manteniéndolos
temporaria o definitivamente aislados, sin contacto con la humanidad, en establecimientos destinados a
ese uso”, cfme. LEVI-STRAUSS, Tristes Trópicos, p. 488.
77
BAUMAN, Modernidad Líquida, p. 111.

30
diferencia, en los que hay que permanecer con el rótulo previamente definido y ajustar
la conducta a esa totalidad, en definitiva son espacios totalizados 78. Sin embargo en el
caso de los espacios vacíos, son en realidad dimensiones negadas por la totalidad, son la
«nada», son la exterioridad, el sin sentido, la incivilidad, lo bárbaro. La contracara a
estos son las comunidades artificialmente purificadas de diferencias, como los countries
privados, o urbanizaciones semi-privadas las que sin estar cercadas en un condominio
están diseñadas para que no sea factible la circulación de extraños79.
El concepto del tiempo también se modifica en la modernidad tardía
(posfordista), la idea de una linealidad temporal es un invento moderno, “la historia del
tiempo comenzó con la modernidad […] la modernidad es el tiempo en el que el tiempo
tiene historia”80, la velocidad en la era digital no solo acelera el tiempo a la velocidad
de la luz, sino que torna irrelevante las grandes distancias, el tiempo se emancipa del
espacio, si el poder en la modernidad era el control del territorio, en la modernidad
líquida, el software permite estar en distintos lugares al mismo tiempo, y a llegar a
cualquier lugar en un instante, la movilización de tropas, y el aparto burocrático de
control estatal pierden su sentido y se tornan costosos e ineficientes81.
La modernidad pesada, grande, duradera, lenta, representa la era del hardware
(tanques, portaaviones, bombas atómicas, ejércitos numerosos, la fábrica fordista, el
estado burocrático), en cambio en la actualidad la modernidad es liviana, ágil, pequeña,
veloz, (drones, espionaje virtual, virus informáticos, fakes news, estado mínimo), es el
capitalismo software, el poder reside en la posibilidad de reinventarse todo el tiempo.
En la modernidad sólida se valoraba el compromiso mutuo, los vínculos permanentes,
atarse a la palabra empeñada, en cambio en la modernidad fluida, se requiera la
elusividad, el descompromiso, con el otro y con la historia o tradición, ya no existen
promesas, o son a tan corto plazo que pierden sentido, es el pasaje del «para toda la

78
La contrapartida a los espacios públicos no civiles, podemos encontrarlos en los espacios públicos
civiles o políticos, por ejemplo las Universidades Públicas en la Argentina (Ley 24.521, art. 75 inc. 19
CN), donde se admite el cogobierno y la participación de todos los ciudadanos o claustros, también los
clubes, las vecinales y en cualquier lugar donde la relación intersubjetiva adquiere una dimensión política
y se admite la gestión del conflicto y la diferencia como inherente a su naturaleza.
79
El arquitecto Británico GEORGE HAZELDON, pensó para Sudáfrica el Heritage Park, como un lugar sin
amenazas, cfme. BAUMAN, Modernidad Líquida, p. 99 a 101.
80
BAUMAN, Modernidad Líquida, p. 119.
81
Ver: Good Kill, [film], NICCOL, ANDREW, Dir., EEUU, 2014; y Eye in the Sky, [film], GAVIN HOOD,
Dir., Gran Bretaña, 2015.

31
vida», de los vasos Durex, al «hasta la próxima versión» de la obsolescencia
programada.
El panóptico pensado por BENTHAM y FOUCAULT, ha quedado obsoleto, ahora la
eficacia del control reside en que no existe una torre de control, se desconocen por
completo a los controladores y son inaccesibles, son bunkers informáticos, algoritmos
de datos recogidos por el «big data», vivimos en una sociedad, de inteligencia artificial,
es una era «pospanóptica».
§ 4. LA EXCLUSIÓN EN LA MODERNIDAD TARDÍA.- Las distintas elaboraciones
teóricas expuestas hasta aquí comienzan a tomar sentido ahora que nos referiremos a la
obra de JOCK YOUNG, ya que las categorías, conceptos y perspectivas ya desarrolladas
son tenidas en cuenta por este autor, para describir la actual «sociedad excluyente», y
para elaborar sus correlativos conceptos de «bulimia» y «anorexia». ¿A que se refiere
JOCK YOUNG cuando habla de modernidad y de modernidad tardía, para explicar dos
momentos históricos, económicos y culturales diferenciados? Es importante saberlo, ya
que por un lado, el desconocimiento de estas categorías centrales en el análisis de
YOUNG, pueden llevarnos a dar por sentado determinadas características que no son las
que plantea el autor, y por otro lado nos puede tentar a pretender universalizar
fenómenos que son parciales y locales, producidos en determinadas economías y
sociedades centrales, que no se corresponden con la realidad y las relaciones sociales
que se suceden en la periferia (margen o exterioridad).
Para el modelo explicativo de YOUNG, la modernidad abarca la etapa del
«mundo incluyente», de la década de los 50’ y 60’ (1950-1973)82, una sociedad
industrial (fordista) y un estado de bienestar presente y robusto, es la era que
HOBSBAWN denomina Golden Age (Edad dorada)83, que se diferencia de la «sociedad
excluyente», más insegura material y ontológicamente (GIDDENS) que se desenvuelve
en el último tercio del siglo XX a partir de 1973, en coincidencia con HARVEY y
HOBSBAWN84.
En 1999 publica The «Exclusive» Society, Social Exclusion, Crime and
Difference in the Modernity, en el que hace un aporte singular, negando que la
inclusión/exclusión sean comportamientos estancos, sino que conviven en la

82
Alejado por cierto de las posiciones de HABERMAS, LYOTARD, VATTIMO, HEGEL, y DUSSEL.
83
HOBSBAWN, Historia del Siglo XX, p. 225 a 250.
84
YOUNG, La «Sociedad Excluyente», p. XXXI.

32
modernidad tardía. Si bien esa división podía ser clara en el capitalismo fordista y en los
estados de bienestar de posguerra, en la actualidad vivimos un proceso de masiva
«inclusión cultural», y al mismo tiempo se produce una «exclusión estructural», es un
proceso de doble vía, donde los limites son difusos, donde se produce un circuito en que
ingreso y expulsión social se dan simultáneamente, por eso la define como «sociedad
bulímica», a diferencia de la sociedad industrial, que creía en la resocialización del
desviado, era una sociedad que asimilaba la diferencia, es decir «antropofágica».
Las instituciones que atentan contra el proceso de inclusión son: los medios de
comunicación; la educación de masas; el mercado de consumo; el mercado trabajo; el
Estado de bienestar; el sistema político; y el sistema de justicia criminal.
YOUNG, plantea el diverso modo en que la sociedad moderna y la tardomoderna,
se enfrentan a la dificultad (problema) y a la diferencia (otro). Analiza entonces la
sociedad que observa hacia fines de la década de los noventa, y en lo que aquí nos
interesa destacar, observamos que para construir sus categorías de análisis principal
como la de tardomodernidad y modernidad recurre a GIDDENS A., HARVEY D., RABAN
J. y HOBSBAWN E., mientras que para llegar a las metáforas de canibalismo y bulimia se
nutre de LEVI-STRAUSS y ZYGMUND BAUMAN.
En cuanto al alcance de la sociedad que describe, el mismo YOUNG destaca que
el fenómeno social, cultural, económico y político que define como modernidad y
tardomodernidad se concentra en la realidad del mundo desarrollado, es decir dentro de
la totalidad cultural del «sueño americano» y el «sueño europeo»85. En la nueva
sociedad posfordista, de precariedad económica (inseguridad material), aparece un
individualismo exacerbado, donde también florece el pluralismo y una inseguridad
ontológica, empiezan a perderse las biografías individuales y colectivas, las grandes
certezas (seguridad ontológica), identidades y pertenencias duras (familia, el trabajo,
religión), se comienzan a derretir, flexibilizar, difuminar. Se va consolidando una
subjetividad tan cerrada y afirmada sobre si misma, que ya no sabe explicar que es lo
que la une con otro, ese vacío lo van a ir ocupando los objetos (bienes y servicios), que

85
“Quiero subrayar cómo estos cambios, aunque surgen en todo el «mundo desarrollado», ocurren en
circunstancias específicas. El contraste que quiero señalar aquí es el que existe entre la situación
material y cultural en «Europa Occidental» y aquella que se constata en «EEUU»; es decir, la
disparidad entre el sueño europeo y el sueño americano”, cfme. YOUNG, La «Sociedad Excluyente», p.
10, a su vez se ocupa de diferenciar los alcances del «sueño europeo» y del «sueño americano», p. 46 a
48.

33
se obtienen en el mercado, por medio del acto de consumo, que se transforma entonces
en un proceso de «consumo identitario».
De todos modos YOUNG, marca una notable diferencia respecto a LEVI-
STRAUSS, mientras que el antropólogo francés plantea que la sociedades actuales son
intolerantes con la diferencia, el criminólogo inglés, encuentra a las sociedades
tardomodernas tolerantes a la diferencia, las sociedades urbanas en la modernidad tardía
son cosmopolitas y pluralistas, aunque al mismo tiempo han ido perdiendo la capacidad
de enfrentar la dificultad. En cambio el mundo moderno era tolerante con la dificultad e
intolerante con la diferencia. La modernidad es «antropofágica», ya que intenta incluir
lo diferente con la rehabilitación y a la dificultad por medio de acciones del Estado
benefactor. La modernidad tardía se caracteriza por ser «antropoémica», aunque no en
términos absolutos, sino que al mismo tiempo que absorbe la diferencia, expulsa la
dificultad, es a la vez incluyente y excluyente86, es bulímica porque traga
(culturalmente) y vomita (estructuralmente).
En el artículo “Merton con energía, Katz con estructura”, YOUNG supone la
realidad actual (el escrito original es de 2003), como la modernidad tardía ¿Que quiere
decir?, reiteramos que se refiere al último tercio del siglo XX. Se refiere a una sociedad
en la que, a diferencia de las certezas, estabilidad e inclusión que se verificó en el
período de posguerra (‘50 y ‘60, la Edad de Oro), los límites y fronteras, sociales, de
clase, culturales, no aparecen tan claros, y son más bien difusos, y pueden cruzarse,
entrar y salir de uno a otro con cierta fluidez, en tiempos de globalización económica y
cultural. Considera que este tipo de sociedad en la que vivimos, explica la fluidez de los
delitos y castigos en la actualidad. No es una sociedad dual, in-out, incluido-excluido.
Plantea una sociedad en que el excluido, no es tan excluido ni el incluido tan
incluido, y por lo tanto lo que hay, es una división de límites borrosos 87. También
descarta la teoría de la elección racional, que supone un delincuente frío y calculador,
que desde un razonamiento instrumental, aprovecha las deficiencias del sistema para
maximizar el provecho del delito y minimizar las consecuencias punitivas.
En cambio existe un amplio universo de delitos que no pueden explicarse desde
una motivación racional, sino que deben evaluarse como una acto expresivo

86
YOUNG, La «Sociedad Excluyente», p. 95 a 109.
87
YOUNG trata el tema en La «Sociedad Excluyente», p. 95 a 154, y que retoma especialmente en Merton
con energía, Katz con estructura.

34
(comunicativo)88, como lo viene planteando la criminología cultural (J. KATZ, S. LYNG,
J. FERRELL, M. PRESDEE y K. HAYWARD), en contra de la dialéctica del miedo y del
placer, que plantea FELSON, sino ahondando en “fundamentos existenciales del
delito”89.
Encuentra la respuesta para determinados delitos urbanos, en la necesidad de
restituir la seguridad ontológica, afirmándose en el control de su territorio, siguiendo a
HAYWARD, más una cuota de resentimiento por privaciones económicas.
Plantea tres dificultades a la hora de comprender el delito, en primer lugar lo que
llama el desdibujamiento de los límites entre excluidos (underclass) y excluidos; en
segundo lugar la paradoja social de lo que se supone como proceso de inclusión a partir
del fenómeno que califica como bulimia; y en tercer lugar cuestiona la idea de una
ciudad dual.
Respecto a la visión de BAUMAN dice que “la tesis de la ciudad dual está
errada, no en su referencia a la división, sino en sus referencias a los límites” 90, y
coincide más bien con la posición de RIEFF, que no es solamente por la televisión que se
conoce los medios de vida de los ricos, y su privación sino que “es también en el
conocimiento directo y frecuentemente íntimo de las vidas de los ricos”91.
YOUNG niega una tajante diferenciación social, bajo el esquema binario
excluido-incluido, pobre-rico, sino que en la cultura de la modernidad tardía, esos
límites se «cruzan», se «desdibujan» y «cambian de lugar», es decir que “los excluidos
sociales no existen, por lo tanto, en algún ‘otro lugar’ separado espacial, social y
moralmente de la sociedad en general”, no existe ya una ciudad dual como la Chicago
fordista, sino que “la ciudad tardomoderna tiene límites difusos”, producto de un
mundo globalizado y líquido, que construye vasos comunicantes entre los distintos
sectores sociales, por los que circulan mandatos de consumo que se transforman en
hábitos comunes para quienes habitan arriba o abajo de lo que podría suponerse como la
línea de exclusión-inclusión, provocando un achatamiento o cierta homogeneización
(híbridos), gracias a la comunidad de identidad que genera el fenómeno de los mass

88
Aquí coincide con Las estructuras elementales de la violencia, de SEGATO.
89
YOUNG, Merton con energía, Katz con estructura, p. 65.
90
YOUNG, Merton con energía Katz con estrucrura, p. 69, y agrega que “la ciudad dual en la que el
pobre es moralmente segregado de la mayoría y mantenido físicamente apartado por medio de barreras
es un mito”.
91
YOUNG, Merton con energía Katz con estrucrura, p. 69.

35
media92, que son más consumidos en mayor medida por los sectores más empobrecidos
y excluidos.
Aunque todos están masificados en la cultura de consumo, se produce una
diferenciación entre los sectores honestos y trabajadores (clase media), que ante su falta
de certezas con respecto al sistema recompensas que permiten acceder a bienes
simbólicos (inseguridad ontológica) y materiales (privación relativa) de éxito social,
carga en el «otro» social (underclass) racializado y estigmatizado (por clase, sexo,
nacionalidad, religión, etnia) las culpas de su fracaso existencial. Así la afirmación de la
identidad (seguridad) de los precarios ontológicamente se construye sobre la negación
del otro, estéticamente estereotipado y culturalmente esencializado, y admitiendo
socialmente la violencia (revancha) sobre este «otro», que vive a costa de mi esfuerzo e
impuestos, por parte de las agencias de control social, justificando el exceso de
represión y punitivismo sobre el culpable de sus males (el pobre, el gorra, el negro, la
mujer, la embarazada, los niños, el extranjero).
YOUNG llega a una conclusión que da nombre al título de su obra, y plantea que
es insuficiente la postura de MERTON, que explica la conducta delictiva como una
elección racional por medios ilegítimos para alcanzar el estándar cultural común del
«sueño americano», y que por lo tanto su explicación centrada en la «estructura» debe
complementarse con la teoría de KATZ en Seduction of Crime, que pone énfasis en la
«acción» (energía), es decir en el móvil transgresor del underclass, que estigmatizado y
humillado socialmente, construye la reafirmación de su identidad y dignidad, a partir de
un sistema alternativo de valores, basado en el vértigo, la violencia, el quebrantamiento
de la ley, los cuales son reforzados por la subcultura a la que pertenece (MCVICAR,
PELECANOS, FERREL, PRESDEE, y HAYWARD).
Podemos decir que más que en una sociedad excluyente, YOUNG piensa en una
sociedad fluyente, pero es un flujo que absorbe grandes masas de la población,
imponiéndoles patrones de deseo, que terminan siendo constitutivos de su propia
identidad, y que los hacen suponer igualados con el resto de la sociedad, pero que al
mismo tiempo nunca les permite pertenecer del todo, es un modelo en el que nunca se
conseguirá lo suficiente para sentirse un igual (seguro ontológica y materialmente), sino
que en alguna de las exclusas del sistema, quedará «la ñata contra el vidrio», para luego

92
YOUNG, Merton con energía Katz con estrucrura, p. 70.

36
ser vomitados junto a toda las baratijas que les vendió el mercado, y que no terminaron
de cumplir su promesa. Además la respuesta del sistema frente a esa exclusión, es
echarle la culpa al mismo outsider, por no haber cumplido con los méritos suficientes
para pertenecer. El sistema de control social de los mass media, funcionan casi
exclusivamente con la lógica del in-out, por ejemplo, la ropa es exclusiva y para ello
además de cara, debe no-incluir todas las tallas93.
Groucho Marx decía, que nunca sería socio de un club que lo aceptase como
miembro, en cambio la lógica perversa del mensaje mediático en la era de la cultura de
«consumo-identitario», es lograr que todos, quieran ser socios del club en el que no son
aceptados como tales. Uno solo se siente frustrado si es excluido de un club en el que le
interesa entrar, y justamente esa «inclusión cultural» (momento antropofágico), que
homogeneiza el deseo por sobre las diferencias sociales, hace que todos requieran los
mismos bienes simbólicos, pero luego muestra su verdadera cara con la «exclusión
estructural», ya sea de clase, raza, género, económica o social.
La cultura de «consumo-identitario», quiere decir que en el acto de consumo se
constituye la propia subjetividad, uno «es» lo que consume, porque supone que el
«otro», con quien no constituye una comunidad, lo interpreta como otro «otro» humano-
individuo desde las valoraciones y virtudes que la publicidad ya les introdujo al
producto, es decir, que todo acto de consumo pasa a ser una ética provista por la
estética de mercado (starbucks, iphone, nike, etc.). La «marca» cumple la función
socialmente aceptada de contestarme quien soy, justamente porque le contesta al «otro»
quien soy, y si soy lo que los otros perciben de mi, yo me presento desde lo que esta
pre-supuesto entre ambos sujetos previamente incomunicados, soy lo que ya fue dicho
por el discurso de las valoraciones estéticas-mediáticas, por el etiquetamiento social,
que no es más que una profecía autocumplida.
En las obras de YOUNG, vemos como construye un sistema de categorías
imbricadas, donde conviven en tándem: «modernidad/tardomodernidad» (HARVEY,
GIDDENS y HOBSBAWN); «bulimia/canibalismo»94 (LEVI-STRAUSS, MERTON,
NIGHTINGALE y YOUNG), «antropofagia/antropoemia»95 (LEVI-STRAUSS); sociedad
93
Dice el cantautor rosarino, FITO PAEZ, “aunque te inviten a su mesa nunca estarán a tu lado”, en
Gente sin swing.
94
Es un proceso, de inclusión cultural, pero al mismo tiempo de exclusión económica y social. Con
influencias de MERTON R. y NIGHTINGALE C., ver: Young, La «Sociedad Excluyente» p. 133-135; y
Canibalismo y bulimia, p. 33-37.
95
BAUMAN, Modernidad líquida, p. 106 a 109.

37
«excluyente/incluyente» (YOUNG)96; «fordismo/posfordismo»97 (HARVEY), «mixofilia/
mixofobia»98 (BAUMAN); «dificultad/diferencia» (YOUNG).
§ 5. TEORÍA DE LA «CONDUCTA DESVIADA» Y LA IDEA DEL «DELINCUENTE».- Si
bien no es el objeto de estudio principal en este trabajo, podemos advertir que los
inconvenientes en los que se encuentra el discurso filosófico y la legitimidad científica
en la crisis de la modernidad, contaminan junto al resto de las ciencias, los metarelatos
en los que se basa la criminología, dando lugar a las distintas corrientes con las cuales
se pretende justificar la criminología como conocimiento, el concepto de la conducta
desviada, y la punición estatal, entre otros.
¿La conducta se desvía de cuál camino?, ¿en nombre de que proyecto se puede
castigar?, ¿puede definirse un delincuente?, la pena y el control social... ¿hacia que
sociedad deben orientarnos?, en definitiva, ¿cuál es el discurso legitimante de la
conducta normal?, ¿un pequeño o un gran relato?, ¿una razón fuerte o débil?, como
vemos, la criminología, no puede escapar a los planteos críticos de nuestro siglo.
Producto de la inseguridad ontológica, y de la pérdida de valores que en la
modernidad se habían mantenido estables como la familia y el trabajo, en la modernidad
tardía se dificulta comprender los límites entre la conducta normal y la desviada, explica
YOUNG que mientras en la modernidad “el otro desviado aparece como un diferente,
como un marcado fenómeno minoritario en contraste con el enorme consenso de
valores absolutos del cual él carece”, en la sociedad tardomoderna “el otro desviado se
encuentra en todas partes”99.
§ 6. CONCLUSIONES.- La desconfianza en la verdad, los grandes relatos, la razón
y la emancipación que por sí misma alcanzaría la modernidad en la idea de unicidad y
universalidad, se abre el camino hacia la legitimación de la acción, por medio del
diálogo y la comunicación de los diferentes (RORTY, HABERMAS, RAWLS), para evitar la
sinrazón, de la voluntad absoluta, o un nuevo oscurantismo religioso o mitológico. Es
este uno de los temas actuales de la filosofía en general, pero también de la filosofía del

96
Si bien aclara que no puede decirse que las sociedades antropofágicas sean más toleranes y que las
sociedades antrpoémicas, sean por sí, expulsantes, acepta como posibles estas categorías haciendo la
salvedad, y aclarando también (BAUMAN) que todas las sociedades admiten a la vez la convivencia de
ambos sistemas, de inclusión y expulsión. (YOUNG, Canibalismo y bulimia, p. 26)
97
YOUNG, La «Sociedad Excluyente», p. 20 a 21.
98
BAUMAN en Life in fragments (1995); y YOUNG, Canibalismo y bulimia, p. 29.
99
YOUNG, La «Sociedad Excluyente», p. 33.

38
derecho y de las ciencias sociales, y por supuesto la criminología, en particular si
pretende ser crítica y latinoamericana tampoco puede obviar.
La crisis de la criminología, y los debates sobre sus propósitos, su objeto y
método, no son solo un producto de sus propios vaivenes, sino que se producen dentro
de una crisis más abarcativa, un replanteo metafísico que excede en mucho la idea de
anomalía de la ciencia normal que plantea KUHN.
Podemos simplificar, esquemáticamente las distintas posturas que hemos
expuesto sobre el fenómeno de lo posmoderno, y que en términos generales coinciden
en que existe una crisis de lo moderno, pero con diferentes perspectivas, así algunos ven
la «posmodernidad», como sociedad postindustrial (HARVEY, HOBSBAWN, YOUNG, y
BAUMAN), mientras otros la ubican como una pérdida de los fundamentos modernos
(HABERMAS, LYOTARD y VATTIMO), o como una crisis de subjetividad y de las
instituciones que se da en una modernidad radicalizada (GIDDENS), si bien todos hacen
referencia a una etapa de mayores incertidumbres, de un debilitamiento de las verdades,
de una pérdida de confianza en el futuro, una mayor inseguridad, y un exacerbación del
individuo, los alcances de los conceptos son bien distintos, uno es filosófico y
epistemológico (ontológico), mientras que el segundo, es más bien sociológico y
económico (óntico)100.
¿Existe una modernidad tardía en nuestra sociedad?101. Para HARVEY el
posmodernismo es el sustrato subjetivo y cultural, que facilita las condiciones de
posibilidad, del neoliberalismo102.
En YOUNG, observamos que para elaborar su teoría de la sociedad bulímica, deja
de lado las explicaciones de los conservadores «culturalistas» (EYSENCK) quienes
consideran que la aparición del underclass se debe al desmantelamiento del estado de
bienestar que produce, según la versión de derecha, una carencia cultural, como
100
Mientras que el decolonial, como veremos en (§7.c) es metafísico.
101
“La Modernidad, entonces, sería para este paradigma mundial un fenómeno propio del «sistema» con
«centro-periferial). Esta simple hipótesis cambia absolutamente el concepto de Modernidad, su origen,
su desarrollo y su actual crisis; y, por ello, también el contenido de la Modernidad tardía o
postmodernidad”, cfme. DUSSEL, Ética de la Liberación en la Edad de la Globalización y de la
Exclusión, p 51; y véase también, 1492 El encubrimiento del otro, p. 171 y ss.
102
“La neoliberalización requería tanto política como económicamente, la construcción de una cultura
populista neoliberal basada en un mercado de consumismo diferenciado y en el libertarismo individual.
En este sentido, se demostró más que compatible con el impulso cultural llamado «posmodernidad», que
durante largo tiempo había permanecido latente batiendo sus alas pero que ahora podría alzar su vuelo
plenamente consumado como un referente dominante tanto en el plano intelectual como cultural. Este fue
el desafío que las corporaciones y las elites de clase decidieron fraguar de manera velada en la década
de 1980”, cfme. HARVEY, Breve historia del neoliberalismo, p. 60 a 61.

39
sostiene el «positivismo individual» de GOTTFREDSON y HIRSCH en Una teoría general
del delito (1990); y WILSON y HERRNSTEIN en Delito y naturaleza humana (1984);
mientras que en el ala izquierda, plantean que se debe a la carencia material, es la
versión del «positivismo social» vinculado a las políticas de Clinton y Blair.
La posición de YOUNG se acerca al estructuralismo, especialmente al concepto
de anomia de MERTON, quien plantea que la conducta desviada no se debe a una
conducta contraria a la cultura, sino que es la reproducción de los mismos mandatos
culturales, solo que los medios para alcanzar los objetivos socialmente valiosos no son
los aceptados por la norma103, es decir que “el delito se produce donde hay inclusión
cultural y exclusión económica”104, o sea cuando se encuentran pobreza, y limitaciones
estructurales para alcanzar los «símbolos de éxito» socialmente compartidos, no es
entonces producto de una conducta patológica, sino ajustada a las presiones sociales y
culturales comúnmente compartidas, y por lo tanto es una conducta «normal». La
asociación de este mecanismo social de inclusión/exclusión; combinado con la
descripción ya mencionada de LEVI-STRAUSS de antropoemia/antropofagia; y los
estudios realizados por CARL NIGTHINGALE en On the Edge (New York, 1933) sobre el
comportamiento social en Philadelphia105, donde observa que la comunidad
afroamericana supuestamente marginal, en realidad estaba sobreincluida en la sociedad
de «consumo-identitario» del American Dream; dan lugar al concepto de «bulimia» que
propone YOUNG.
Definitivamente este proceso de inclusión/exclusión, produce en los distintos
grupos sociales una pérdida de identidad, subsumiéndose en la cultura mainstream
impuesta por el marketing publicitario y los modelos de vida exacerbados por el mundo
del espectáculo (como la de hombre duro y violento: Schwarzenegger, Stallone, John
Wayne, Kirk Douglas, Mel Gibson), las figuras deportivas (que proponen los cuerpos
deseados), etc., lo que provoca una «crisis ontológica», o como hemos dicho un vacío
identitario, que luego será rellenado por el «consumo-identitario» para recuperar su

103
“La anomia es concebida, entonces, como la quiebra de la estructura cultural, que tiene lugar en
particular cuando hay una disyunción aguda entre las normas y los objetivos culturales y las
capacidades socialmente estructuradas de los individuos del grupo para obrar de acuerdo con aquéllos.
En este concepto los valores culturales pueden ayudar a producir una conducta que se contrapone a los
mandatos de los valores mismos”, cfme. MERTON, Estructura Social y anomia, p. 241.
104
YOUNG, La «Sociedad Excluyente», p. 133.
105
Ver: YOUNG, La «Sociedad Excluente», p. 135 a 143; y Merton con energía, Katz con estructura, p. 32
a 41.

40
lugar, pero ahora revalorizado artificialmente y con rasgos machistas, masculinizado,
racista, antiintelectual.

41
42
CAPÍTULO II
CRIMINOLOGÍA SITUADA EN AMÉRICA LATINA
INTRODUCCIÓN.- Según la metodología trazada, en el primer capítulo si bien
analizamos la situación vigente, creímos necesario aprehenderlas desde los debates
epistemológicos que plantearon las teorías críticas, por ser estas las que se preguntan y
cuestionan el orden vigente en el cual se produce el fenómeno criminal, es decir
deducimos lo tradicional desde la crítica.
Ahora en este segundo capítulo, es necesario realizar un nuevo análisis de estas
teorías, pero es ahora un momento crítico trascendente, es decir una crítica desde la
exterioridad (periferia o margen), para ello revisaremos la Teoría Decolonial106 (§7), y
algunas de las categorías filosóficas elementales de la Filosofía de la Liberación, como
son las de, «exterioridad», «analéctica» y «transmodernidad» que explicamos a
continuación.
Paso seguido, buscamos ahondar en algunos modelos criminológicos, que
pueden considerarse a distinto nivel, y con marcos teóricos semejantes, alternativas
posibles para una criminología crítica decolonial o de liberación (§8).
§ 7. EL PARADIGMA DECOLONIAL
a) EL OTRO COMO «OTRO»107.- En Totalidad e Infinito (1971), el filósofo judío
azkenazi lituano, EMANNUEL LEVINAS, al plantear al Otro como «Otro» se refiere a una
relación de alteridad ética. El Otro está más allá de los entes (nivel óntico) fundados en
el ser (nivel ontológico), es misterio que interpela, aparece como novedad, desde la nada
de la totalidad, habla y nos dice “tengo hambre”, “te quiero”, “me llamo Juan”. Desde
una ética de la alteridad, el Otro no podría ser interpretado desde ninguna totalidad
posible, sin negarlo como absolutamente nada. Por eso es una una relación metafísica
(más allá del nivel ontológico).
Somos educados en un discurso cívico que nos dice: “hay que ponerse en el
lugar del otro”, “no hagas a los otros lo que no te gusta que te hagan” o que “mis
derechos terminan donde empiezan los derechos de los demás”, todos corolarios del
imperativo categórico kantiano, los cuales si bien nos permiten comprender los valores

106
Dentro del amplio campo que podemos designar «matriz decolonial», incluimos al Pensamiento
Nacional y Crítico Latinoamericano, la Filosofía de la Liberación, y al Giro Decolonial.
107
Ver: HOPKINS, La categoría de «exterioridad» en el pensamiento de Enrique Dussel; DUSSEL,
Filosofía de la Liberación, p. 60 a 70; La «exterioridad» en el pensamiento de Marx; Para una ética de
la liberación, p. 97 a 156.

43
de respeto, aceptación o tolerancia con el Otro; es una pedagógica que no deja de
recaer en la propuesta de interpretar al Otro desde mi «Mismo». No es igual a decir que
el Otro es «Otro», ya que esto quiere decir que nunca podemos ponernos en el lugar del
Otro sin negarlo, la reformulación desde la ética de la alteridad sería: “hay que poner al
Otro en el lugar del «Otro»”, o “el derecho del «Otro» es su derecho a cuestionar (o
resistir) el fundamento de mis derechos desde su propia cosmovisión y proyecto
histórico, desde su otredad”108, que no es solo una cuestión de convivencia cívica, o de
contrato social entre hombres iguales en libertad y derechos, es una ética que nos
permite pensar la pluriversalidad en lugar de pluralismo.
El Otro es irreductible, es absoluta y radicalmente Otro, y solo puede ser dicho
por sí mismo, su palabra es irreemplazable. La categoría de Otro, como alteridad o
exterioridad a la totalidad de lo Mismo, permite superar el proceso de «negatividad», en
que el negador y lo negado se encuentran dentro de una misma totalidad, y habilita a la
«trascendencia» (trascendentalidad interior) que es una relación metafísica, porque es
previa a toda ontología y por lo tanto a la dialéctica de la afirmación y negación. Esta
relación trascendente a la totalidad, que es cara-a-cara e irreductible, y que por ende no
puede ser atrapada por el concepto, LEVINAS la llama «religión».
Esta breve referencia a la ruptura levinasiana de la totalidad heideggereana 109, es
necesaria para comprender la categoría principal desde la cual ENRIQUE DUSSEL,
construye el discurso filosófico de la liberación, ya que la exterioridad es la categoría
fundante y seminal, es la categoría de categorías, como dice DUSSEL es la “categoría
más importante”, y que solo desde esta “se podrá contar con el instrumental
interpretativo suficiente para comenzar un discurso filosófico desde la periferia, desde
los oprimidos”110.

108
“Lo Otro metafísico es otro como una alteridad que no es formal, con una alteridad que no es un
simple revés de la identidad, ni de una alteridad hecha de resistencia al Mismo, sino con una alteridad
anterior a toda iniciativa, a todo imperialismo del Mismo. Otro con una alteridad que constituye el
contenido mismo de lo Otro. Otro de una alteridad que no limita al Mismo, porque al limitar al Mismo,
lo Otro no sería rigurosamente Otro: por la comunidad de la frontera, sería, el interior del sistema,
todavía el Mismo” cfme. LEVINAS, Totalidad e Infinito, p. 62.
109
“La ontología heiddegereana que subordina la relación con el Otro a la relación con el ser en general
-aún si se opone a la pasión técnica, salida del olvido del ser oculto por el ente- permanece en la
obediencia de lo anónimo y lleva, fatalmente, a otra potencia, a la dominación imperialista, a la tiranía.
Tiranía que no es extensión pura y simple de la técnica en los hombre cosificados”, cfme. LEVINAS,
Totalidad e Infinito, p. 70 a 71.
110
DUSSEL, Filosofía de la Liberación, p. 60.

44
Es esencial comprender, que «exterioridad» es justamente la categoría filosófica
que distingue el sistema filosófico propuesto por la Filosofía de la Liberación, de otros
conceptos críticos, como el de «margen» en ZAFFARONI (§2 y §10.a), o la de
«subalterno» para designar al dominado por condición de clase en ANIYAR DE CASTRO,
desde donde concibe su teoría crítica del control social y su Criminología de la
Liberación (§10.b), y si bien ambas se aproximan al concepto de exterioridad,
mantienen todavía una distancia de la crítica radical que permite esta categoría. Sí
observamos que RITA SEGATO111 incorpora esta categoría en su «antropología por
demanda» y su «ética de la insatisfacción»112, aunque todavía sin explicitar el método
analéctico.
DUSSEL retoma la categoría de exterioridad levinasiana y la reconstruye desde
MARX contra HEGEL y el mismo LEVINAS, y plantea que más allá del ser, se revela
contra la totalidad una libertad113 que dice, “¡Soy otro; soy ser humano; tengo
derechos!” que cobra realidad práctica cuando me interpela como oprimido, desde su
necesidad material concreta y exclama “¡Tengo hambre!”, así irrumpe, desde el más allá
del horizonte de sentido de la totalidad que se manifiesta como sistema injusto. Dice
DUSSEL, que la lógica de la totalidad-diferencia, no es lo mismo que:
“la lógica de la exterioridad o de la alteridad, por el contrario establece su
discurso desde el abismo de la libertad del otro. Esta lógica tiene otro origen,
otros principios: es histórica y no evolutiva; es analéctica y no meramente
dialéctica o científica-fáctica, aunque las asume a ambas”114
La lógica «distinción-convergencia» es superadora de la «identidad-diferencia»
(DERRIDA), el rostro interpelante del Otro, como persona es dis-tinto, meta-físico, y no
simple difference. Cuando la exterioridad, supera el rostro del Otro-individuo, como
biografía personal, y ve al Otro como comunidad, con historia y con un particular
proyecto existencial, como Pueblo oprimido, como raza, género, o clase, puede
construirse un discurso filosófico auténtico, porque nace desde la novedad del oprimido,

111
SEGATO, Antropología y Derechos Humanos: alteridad y ética en el movimiento de los Derechos
Universales.
112
SEGATO, La crítica a la colonialidad en ocho ensayos, p. 11.
113
“Sólo el libre, cada persona, es una totalidad autosubstantiva autónoma, otra: exterioridad
metafísica, realidad realísima más allá del mundo y del ser”, cfme. DUSSEL, Filosofía de la Liberación,
p. 62.
114
DUSSEL, Filosofía de la Liberación, p. 63.

45
del no-ser, de la nada, y esta es la única y verdadera forma de situar la filosofía
latinoamericana, para que sea de liberación.
Será además un discurso filosófico superador de la universalidad eurocéntrica,
que sigue repitiendo como PARMÉNIDES, que “el ser es, el no ser, no es”, el ser es
griego (el logos, λóγος), el no ser es el bárbaro. En nuestra América, este discurso es el
que ha fundado ontológicamente, la dialéctica de la civilización-barbarie y sus infinitos
corolarios, desarrollo-subdesarrollo, viejo mundo-nuevo mundo, blanco-negro, amo-
esclavo, humano-cosa, razón-mito, europeo-indígena, hombre-mujer. Decimos
superador porque parte del no-ser, para construir un filosofía mundial (pluriversal) y no
universalizante, es una ruptura con la lógica dialéctica y de la razón instrumental que ya
se encuentran dentro de la ontología; la exterioridad se abre a la trascendencia
(trascendentalidad interior), al momento metafísico y pre-ontológico, y por eso propone
un método filosófico novedoso que es el ana-léctico o ana-dialéctico.
b) LA CRÍTICA RADICAL «DIALÉCTICA» HACIA LA NOVEDAD «ANALÓGICA».- Una vez
que hayamos comprehendido el funcionamiento de la categoría exterioridad según la
Filosofía de la Liberación, podemos avanzar hacia la superación de la dialéctica
ontológica, por el «método analéctico»115. Este método si bien subsume a la dialéctica se
encuentra más allá de lo ontológico, gracias a la dimensión transontológica de
exterioridad (metafísica), que significa la afirmación desde la nada de la totalidad y no
la simple negatividad óntica. Dice DUSSEL: “Llamamos dialéctica «negativa» al
método o movimiento metódico que surge desde la negación de lo negado en la
totalidad, y por ello su limitación estriba en tener en la misma totalidad la fuente de su
movilidad crítica”116.
Es «analógica» porque no puede recaer en la lógica de la identidad-diferencia,
que sigue encerrada en la totalidad, y por eso se plantea la lógica semejanza-distinción,
lo novedoso de la exterioridad no es absoluta y totalmente separado de la totalidad (sino
más allá de su fundamento, grund), sino que seguirá manteniendo algún nivel de
semejanza con la totalidad que deja atrás, mientras que la dialéctica piensa el pasaje de
una totalidad a otra, la analéctica piensa el movimiento de una totalidad a la

115
Ver: DUSSEL, Método para una Filosofía de la Liberación, 181 a 198; Filosofía de la liberación, p.
185 a 187; y Para una ética de la Liberación, p. 350 a 389.
116
DUSSEL, Filosofía de la Liberación, p. 185.

46
exterioridad, que volverá a encerrar otra futura exterioridad, dado que no es posible
pensar un sistema perfecto, sin exterioridades, sino como postulado.
El movimiento analéctico es provocado por la interpelación del Otro oprimido
de la totalidad que lo niega, este movimiento no es generado por la teoría, sino por la
praxis a la que nos convoca la palabra provocadora del que sufre, es el compromiso con
un sistema futuro que libere al oprimido (ética de la responsabilidad), cuya palabra
como víctima es irreemplazable. Es una criticidad positiva, porque está orientada desde
la afirmación de la libertad, por la utopía presente, y la creatividad de un nuevo
momento futuro desde la alteridad que es la «liberación» (que no es el simple pasaje del
acto a potencia), y es analógico porque no es diferente y negativo, sino semejante pero
distinto.
En síntesis:
“El momento analéctico es la afirmación de la exterioridad: no es sólo la
negación de la negación del sistema desde la afirmación de la totalidad. Es
superación de la totalidad pero no sólo como actualidad de lo que está en
potencia en el sistema. Es superación de la totalidad desde la trascendentalidad
interna o la exterioridad, el que nunca ha estado dentro. Afirmar la exterioridad
es realizar lo imposible para el sistema (no había potencia para ello); es realizar
lo nuevo, lo imprevisible para la totalidad, lo que surge desde la libertad
incondicionada, revolucionaria, innovadora”117.
c) EUROCENTRISMO Y TRANSMODERNIDAD.- Luego de comprender las categorías
de exterioridad y analéctica, podemos ahora pasar a la noción de transmodernidad 118,
que se distingue de la posmodernidad (posmodernismo, tardomodernidad, modernidad
líquida) que es vista como un momento de la totalidad moderna (§2), y su mirada no
deja de ser por lo tanto eurocentrada, es decir que se encuentra todavía dentro del
sistema vigente119 y por ello fueron tratadas en el primer capítulo. En cambio la crítica a
la totalidad moderna (modernidad), desde la exterioridad latinoamericana, conduce a la
noción de «trans-modernidad», que plantea un más allá de la dominación moderna-

117
DUSSEL, Filosofía de la Liberación, p. 187.
118
Ver entre otros: DUSSEL, Europa Modernidad y eurocentrismo; Transmodernidad e interculturalidad;
1492 el encubrimiento del otro; Filosofía de la Liberación, p. 17 a 33; y Posmodernidad y
transmodernidad. Diálogos con la filosofía de Gianni Vattimo.
119
“La ontología, el pensar que expresa el ser del sistema vigente y central, es la ideología de las
ideologías, es el fundamento de la auto-interpretación de los imperio, del centro”, cfme. DUSSEL,
Filosofía de la Liberación, p. 17.

47
colonial-capitalista, y que no descarta la crítica de los posmodernos, sino que la
subsume pero la supera al afirmarse en la exterioridad aun negada por ellos.
El punto de partida para pensar la transmodernidad, es la afirmación de que
modernidad, capitalismo y colonialismo, son coetáneos e interdependientes 120,
afirmación que queda tan distanciada del discurso liberal burgués, como del
materialismo dialéctico, ambos todavía eurocéntricos. Este nuevo sistema-mundo
constituido desde 1492, se construye sobre un ocultamiento ideológico del ser de la
periferia, por el mito del ser del centro 121, que llega al paroxismo con el discurso
hegeliano del desarrollo (Entwicklung) del espíritu absoluto en sus Lecciones de
filosofía de la historia universal, donde explica la evolución de la historia de oriente a
occidente, según la evolución dialéctica del espíritu hacia el absoluto (falacia
desarrollista), que se manifiesta en la historia según el Pueblo dominante.
Contra las tesis de todos los posmodernos y los críticos europeos, para DUSSEL,
“la modernidad no se inicia en el siglo XVII, sino a finales del siglo XV, porque allí la
Europa medieval (regional) deviene en la Europa-moderno-mundial, «centro» del
«sistemamundo»”122.
América Latina, no es el atraso subdesarrollado que debe aspirar al desarrollo
moderno civilizado, sino que es la condición de posibilidad del proceso de acumulación
capitalista en el centro. Por otro lado no debe considerarse solo como una relación
centro-periferia, en el sentido geopolítico, nuestra América no es solo periferia, es
exterioridad, es lo ocultado por el mundo moderno/colonial, es el no-ser del discurso del
progreso civilizatorio de la modernidad, la nada, la barbarie que debe ser educada.
Contra la tesis del materialismo-dialéctico del marxismo eurocentrado123 que
entendía al sistema económico colonial de América Latina como feudal, DUSSEL124 va a
basarse en el trabajo del economista argentino, SERGIO BAGÚ, quien demuestra que en
realidad en nuestro continente lo que se conformó fue ya un capitalismo-mercantil, ya se
ocupó del tema en 1949 en su Economía de la sociedad colonial: ensayo de historia
comparada, y más tarde resumió:
120
DUSSEL, Transmodernidad e Interculturalidad, p. 58; y Sistema-mundo y «transmodernidad»;
QUIJANO y WALLERSTEIN, La americanidad como concepto, o América en el moderno sistema mundial; y
QUIJANO, La modernidad, el capital y América Latina nacen el mismo día.
121
DUSSEL, 1492 el encubrimiento del otro.
122
DUSSEL, Posmodernidad y transmodernidad, p. 37.
123
También MARIÁTEGUI, cuestiona la aplicación de las categorías del materialismo histórico a las
relaciones económicas de la América colonial.
124
DUSSEL, ENRIQUE, Hacia un Marx desconocido, p. 320

48
“El régimen económico luso-hispano del período colonial no es feudalismo. Es
capitalismo colonial [...]. Lejos de revivir el ciclo feudal, América ingresó con
sorprendente celeridad dentro del ciclo del capitalismo comercial [...]. Más aún:
América contribuyó a dar a ese ciclo un vigor colosal, haciendo posible la
iniciación del período del capitalismo industrial, siglos más tarde”125
En DUSSEL la dimensión espacial de la modernidad adquiere una escala mundial,
es «geopolítica»126, y es fundante del pensamiento situado que propone la Filosofía de
la Liberación, se diferencia claramente de la reflexión espacial que vimos en BAUMAN,
donde solo se miran las determinaciones espaciales que la modernidad líquida moldea
dentro de sí misma, no es una mirada de la distribución del espacio que ponga la
contradicción centro-periferia como categoría de reflexión 127. Desde un pensamiento
situado en la periferia, adquieren importancia otros fenómenos de ordenación espacial,
como el muro en la frontera EEUU-México, las defensas antimigratorias del sur
Europeo contra la oleada de refugiados que llegan por el Mediterráneo.
Por eso, para superar la ontología eurocéntrica del ego cogito impuesta por la
voluntad práctica de la conquista (ego conquiro), dice DUSSEL que será necesario:
“ir más allá de la modernidad, pero no como el posmodernismo nihilista.
Nuestro camino es otro, porque hemos sido y somos «la otra cara» de la modernidad.
Se trata de un proyecto «trans-moderno», «meta-moderno», que debe asumir el núcleo
racional moderno, pero que critique superando su mito irracional”128
§ 8. ALGUNOS MODELOS POSIBLES.-
a) EUGENIO ZAFFARONI, EL REALISMO MARGINAL.- Como vimos en el
punto §1, que aún sin utilizar explícitamente las categorías propias del Giro Decolonial,
ZAFFARONI define el concepto de violencia epistémica, que presupone el racismo
epistémico, cuando plantea que “todos los conceptos de «ciencia» y sus clasificaciones
han resultado de diferentes momentos de poder en las sociedades centrales, impuestos a
sus periferias”, y por eso, desde nuestro margen debemos utilizar el criterio de
125
BAGÚ, SERGIO, La economía de la sociedad colonial, p. 107.
126
“Se trata entonces de tomar en serio al espacio, al espacio geo-político. No es lo mismo nacer en el
Polo Norte o en Chiapas que en New York”, cfme. DUSSEL, Filosofía de la Liberación, p. 14.
127
“Nos vimos en la necesidad de reconstruir desde una perspectiva «exterior», es decir: mundial (no
provinciana como eran las europeas), el concepto de «Modernidad», que tenía (y sigue teniendo) en
Europa y Estados Unidos una clara connotación eurocéntrica, notoria desde Lyotard o Vattimo, hasta
Habermas y de otra manera más sutil en el mismo Wallerstein en lo que hemos denominado un «segundo
eutocetrnismo»”, cfme. DUSSEL, Transmodernidad e interculturalidad, p. 57.
128
DUSSEL, Filosofía de la liberación, p. 15.

49
«necesidad»129, es decir que “lo importante es establecer si existen órdenes de saberes
necesarios para transformar nuestra realidad; y cuáles son estos, sin entrar en disputas
ideológicas vinculadas a conceptos de «ciencia» que vienen condicionados por la
estructura de poder mundial”130.
En definitiva si el horizonte de la criminología es transformar la realidad, será
necesario asumir una posición valorativa de ese horizonte, el cual no viene dado por la
naturaleza, y ese horizonte en nuestro margen debe ser fundamentado por los Derechos
Humanos y en especial el Derecho al Desarrollo.
A partir de reconocer las características de nuestro sistema penal, con sus
irracionalidades, selectividad en la criminalización de los sectores excluidos, la
existencia de un sistema de control social punitivo institucionalizado en paralelo a otro
parainstitucional, y una desorganización técnica en su implementación, concluye que
“esto nos demuestra que en nuestro margen es necesario un saber que nos permita
explicar qué son nuestros sistemas penales, cómo operan, qué efectos producen, por
qué y cómo se nos ocultan estos efectos, qué vínculo mantienen con el resto del control
social y del poder, qué alternativas existen a esta realidad y cómo se pueden
instrumentar”131, es entonces un saber que parte de nuestro margen y nuestro tiempo, es
decir, desde una perspectiva geopolítica e históricamente situada, debe definirse la
criminología, ya no como aislamiento de entes, sino como un saber delimitado
epistemológicamente por la necesidad de comprender al sistema penal y su
operatividad.
Así llega a la definición de criminología, como “el saber (conjunto de
conocimientos) que nos permite explicar cómo operan los controles sociales punitivos
de nuestro margen periférico, qué conductas y actitudes promueven, qué efectos
provocan y cómo se los encubre en cuanto ello sea necesario o útil para proyectar
alternativas a las soluciones punitivas o soluciones punitivas alternativas menos
violentas que las existentes y más adecuadas al progreso social”132

129
El criterio de «necesidad» que plantea aquí es análogo al criterio de «antropología por demanda» que
nos propone RITA SEGATO, ver §8.c.
130
ZAFFARONI, Criminología, p. 14.
131
ZAFFARONI, Criminología, p. 19.
132
ZAFFARONI, Criminología, p. 20.

50
Finalmente debemos decir que, ANIYAR DE CASTRO ubica a la teoría
criminológica de ZAFFARONI sustentada en los Derechos Humanos, como integrante de
los postulados de la Criminología Crítica133.
b) LOLA ANIYAR DE CASTRO, LA «CRIMINOLOGÍA DE LA LIBERACIÓN».- La
Criminología de la Liberación134 está representada principalmente, por la criminóloga
venezolana, “LOLITA” ANIYAR DE CASTRO, y por el argentino, ROBERTO BERGALLI,
mientras que el primero se ocupa prioritariamente de cuestiones histórico-
epistemológicas, la venezolana se centró en los aspectos metodológicos necesarios para
una nueva teoría crítica, cuya intensión principal era desarrollar una construcción
teórica, que, aunque fuera intencionalmente «asistemática» (no formalizada), partiera
desde una interpretación propia y para ser aplicada a la realidad concreta (praxis)
latinoamericana135, como quedara expresado en el Manifiesto de México de 1981136.
ANIYAR DE CASTRO, recupera los antecedentes que permitieron el nacimiento de
una nueva criminología crítica latinoamericana, cuestionando la historia narrada por
ROSA DEL OLMO en América Latina y su Criminología (1981), por omitir «la»
producción criminológica latinoamericana137, que no es lo mismo que la criminología
reproducida «en» América Latina138, como simple aplicación (ecos) de teorías
pretendidamente universales, producidas en los centros de poder académico (Europa y
EEUU).
Los intentos por una verdadera criminología latinoamericana, comienzan con el
Grupo Latinoamericano de Criminología Comparada, que se conforma a partir de 1974,

133
ANIYAR DE CASTRO, Criminología de la Liberación, p. 94.
134
Ver ANIYAR DE CASTRO (1981), Conocimiento y Orden Social: Criminología como legitimación y
Criminología como liberación; (1985) Fundamentos, aportes y líneas de desarrollo posibles de una
filosofía de una criminología de la liberación; (1987) Criminología de la Liberación; BERGALLI
ROBERTO (1981), “Teoría del control social. Criminología: ¿dominación o liberación?”; (1982), “Hacia
una criminología de la liberación para América latina”; y (1983) “América Latina: Nuevos caminos
críticos”; ANITUA GABRIEL (2005), “Los movimientos de liberación nacional y las criminologías críticas
latinoamericanas”; ZAFFARONI (2011), La Palabra de los muertos, p. 255 a 256; AAVV (1986), Hacia
una Teoría Crítica del Control Social. Encuentro interdisciplinario sobre la Liberación, Vicerrectorado
Académico y el Instituto de Criminología de la Universidad del Zulia (citado por ANIYAR DE CASTRO en
Criminología de la Liberación, p. 73).
135
ANIYAR DE CASTRO, Criminología de la Liberación, p. 71 a 72.
136
ANIYAR DE CASTRO, Criminología de la Liberación, p. 13 a 15.
137
Para ANIYAR DE CASTRO, la verdadera y única Criminología Latinoamericana es “aquella que ha
intentado construirse gracias a una investigación fundada en premisas muy variadas (el materialismo
histórico, la filosofía crítica, por ejemplo; los que por cierto no son tampoco de origen latinoamericano),
sobre la concreta realidad sociopolítica del continente”, en Criminología de la Liberación, p. 5.
138
Descarta que las criminologías: defensista, positivista, antropológica, medico-legalista,
correccionalista, como de la reacción social o etiquetamiento sean propiamente latinoamericanas.

51
con motivo del 23 Curso Internacional de Criminología, realizado en Maracaibo,
Venezuela, organizado por el Instituto de Criminología de la Universidad de Zulia, el
cual se centró en el tema de la «violencia» (del 28 de julio al 3 de agosto). Para esa
época las corrientes predominante en todo el continente provenían del positivismo o el
defensismo. El encuentro contó con 251 participantes (de 24 países), de los cuales solo
unos pocos eran criminólogos, el resto eran juristas o sociólogos. El proyecto del grupo
se fue consolidando con encuentros en Quito (1976), Lima (1977) y Bogotá (1978).
La verdadera criminología latinoamericana, por haber sido emancipadora,
comprometida y cuestionadora del poder antipopular, sufrió persecuciones, como todos
los movimientos populares de liberación latinoamericanos. Así en 1977, el jurista y
sociólogo guatemalteco, Jorge Enrique Torres Lezama, sufre un “extraño accidente de
tránsito”, que lo deja inválido y debió exiliarse en Costa Rica; al profesor de la
Universidad del Salvador, Atilio Ramírez Amaya, que le tocó llevar el sumario, del
asesinato de Monseñor Romero, como Juez de Instrucción, sufrió un atentado con
ametralladoras en su casa y debió exiliarse con su familia en Costa Rica y luego en
Nicaragua. También la muerte tocó la puerta de los miembros del grupo, Guillermo
Monzón Paz y Jorge Palacios Motta, profesores de la Universidad de San Carlos de
Guatemala, fueron asesinados a tiros, en 1981. En Colombia, dos miembros del grupo y
magistrados de la Corte, Emiro Sandoval (auxiliar) y Alfonso Reyes (presidente),
presidente de la Corte Suprema, fueron carbonizados, durante la toma del Palacio de
Justicia (holocausto del Palacio), en noviembre de 1985. Heleno Fragoso (1926-1985),
también sufriría persecuciones en Brasil por defender a los detenidos ilegales durante la
dictadura de 1964. Otros tuvieron que alejarse por insuficiencia de recursos o por su
calidad de exiliados, sobretodo los miembros argentinos y chilenos. Toda esta situación
fue denunciada en el documento titulado “Criminología y represión en América Latina”,
firmado por Denis Szabo y José María Rico.
Este grupo se concentra en la investigación de los delitos de los poderosos,
denominados delitos de «cuello blanco», la selectividad del sistema penal, que prefiere
la criminalización de las clases subalternas y omite perseguir los delitos de los
verdaderos grupos de poder, salvo algún chivo expiatorio, como así también la mera
naturaleza simbólica de las leyes protectoras de los más débiles.

52
En 1981, se aprueba en Azcapozalco, México, el Manifiesto de Criminólogos
Críticos Latinoamericanos, documento fundacional de un nuevo grupo, concentrado en
la Teoría Crítica del Control Social, elaborado por ROBERTO BERGALLI, JULIO
MAYAUDÓN, EMIRO SANDOVAL y LOLA ANIYAR DE CASTRO. En aquel manifiesto se
declaran los temas a tratar y el punto de partida del nuevo movimiento, reconociendo
que la violencia y la represión estatal operan como instrumento de control para sostener
una relación de dependencia entre países periféricos y centrales que se apropian de las
riquezas naturales y explotan los recursos humanos (numeral 2); denuncia que la
criminología tradicional, es afín, a los intereses de las potencias imperiales, de las
minorías y del capital transnacional (numeral 3); declara como objetivo la construcción
de una Teoría Crítica del Control Social que debe denunciar el rol legitimante que tiene
la criminología tradicional (positivista, defensivista y patologicista) y crear alternativas
superadoras al ese control opresor (numeral 6). Con este manifiesto, nace en América
Latina, la criminología crítica.
En 1984 se realiza en Medellín el segundo encuentro de criminólogos críticos,
alrededor del tema de “La educación como forma de control social”, y al mismo tiempo
se realizó el “Primer Seminario de Criminología Crítica”, y un “Congreso Mundial de
Delincuencia de Cuello Blanco”, que contaron con más de 300 participantes, los
encuentros siguen en Managua (1985), La Habana (1986) y Maracaibo (1987). RAÚL
ZAFFARONI se integra al grupo comparado en 1984139, con su proyecto “Derechos
Humanos y Sistemas Penales en América Latina”, auspiciado por el Instituto
Interamericano de Derechos Humanos (IIDH), y desde el exterior es ALESSANDRO
BARATTA quien más se involucró con este grupo latinoamericano.
Como parte de esa historia, la propuesta de ANIYAR DE CASTRO, es una teoría
criminológica, que se basa en la contradicción centro-periferia, y si bien habla de
«liberación», se sigue situando en los márgenes de una visión clasista, y crítica, aunque
reconoce que como latinoamericanos, la dominación se ejerce, desde centros de poder
extranjeros, tanto desde el punto de vista económico, político como epistemológico
(aunque no usa este término). Plantea que la criminología como “Teoría Crítica del

139
Los principales integrantes fueron: Roberto Bergalli, Thamara Santos, Emperatriz Arreaza, Francisco
Delgado, Luis Marcó del Pont, Emiro Sandoval, Luis Gómez, Carlos Sulbarán, Emilio García Méndez,
Carmen Antony, Edgar Saavedra Rojas, Antonio Muñoz, Fernando Tocora, Luis de la Barreda y por
supuesto Aniyar de Castro.

53
Control Social representa la superación de la Criminología como Control Social, esto
es, su crítica, su negación”140.
Utiliza el término crítica como develadora del encubrimiento ideológico, en el
sentido de la Escuela de Frankfurt. Habla de «ideología» como falsa conciencia, que
impone los «valores» de un sector dominante, como sentido común, a los fines de
legitimar su interés parcial, definiendo lo que es el bien común y orden público que
justifica tanto la definición del desviado como el que atenta contra sus intereses (la
norma), y justificando el ejercicio de la violencia (preventiva y represiva) del Estado
contra esa conducta o estereotipo social (control social), es lo que GRAMSCI define
como «bloque histórico». Podemos decir, que si bien se define como teoría crítica del
control social, utilizando categorías como «liberación», «dependencia», «centro-
periferia», se mantiene implícitamente, dentro de una posición filosófica óntica, ya que
no crítica el fundamento del «ser», es decir que si bien define a la dominación a partir
de la comprensión de la «totalidad», como lo hace la Filosofía de la Liberación, su
crítica se mantiene dentro de la totalidad vigente, dado que no supera el método
dialéctico (§12. Tesis III y §15. Tesis VI).
Los valores a los que se debe la criminología tradicional, según la visión de
ANIYAR DE CASTRO, son los esenciales al sistema de dominación capitalista, y por lo
tanto esta criminología cumple un servicio al control social141 para sostener y reproducir
el procesos de valorización y acumulación del capital, pero con la particularidad de ser,
en nuestro caso, un capitalismo periférico y dependiente.
La criminología tradicional, es entonces, aquella que sirve al mantenimiento del
orden vigente mediante el reforzamiento del control social, desde su campo específico
de intervención, así constituye la “organización sistemática de conocimientos y
técnicas, originales o provenientes de ciencias y disciplinas diferentes, orientadas al

140
ANIYAR DE CASTRO, Criminología de la Liberación, p. 35.
141
“Entendemos el control social, «como el conjunto de sistemas normativos (religión, ética, costumbres,
usos, terapéutica, y Derecho -este último entendido en todas sus ramas, en la medida en que ejercen ese
control reproductor, pero especialmente la penal; en la medida en que ejercen ese control reproductor,
pero especialmente la penal; en sus contenidos tanto como en sus «no contenidos»-) cuyos portadores a
través de procesos selectivos (estereotipia y criminalización), mediante estrategias de socialización
(primaria y secundaria o sustitutiva), establecen una red de contenciones que garantizan fidelidad (o, en
su defecto, el sometimiento) de las masas de valores del sistema de dominación; lo que por razones
inherentes a los potenciales tipos de conducta discordante, se hace sobre destinatarios sociales
diferencialmente controlados según su pertenencia de clase»”, cfme. ANIYAR DE CASTRO, Criminología
de la Liberación, p. 31.

54
reforzamiento del control social, y al mantenimiento, por esa vía, del sistema al cual
sirve”142.
Asume que el método de una Criminología Crítica del control social debe ser el
«método histórico dialéctico», es decir que debe tener en cuenta los modos históricos de
producción, y su desarrollo dialéctico según la superación de las contradicciones de
intereses, inherentes a cada totalidad histórica143. Aquí, como mencionamos, debemos
advertir su distanciamiento del método analéctico, propuesto por la Filosofía de la
Liberación dusseleana, (principal corriente de esta filosofía), por ello consideramos que
la criminología de la liberación propuesta por ANIYAR DE CASTRO, sigue estando dentro
del «pensamiento crítico latinoamericano», pero todavía no podemos aceptarla como
propiamente de la Liberación, en tanto que no supera el eurocentrismo de la Escuela de
Frankfurt a la que tanto se ha referido DUSSEL, por eso podemos concluir que es una
Criminología Crítica, en transición144 hacia una «Criminología Analéctica», que sea
verdaderamente superadora de la totalidad «moderna-colonial-capitalista», es decir
filosóficamente «transmoderna».
La Teoría Crítica del Control Social, entonces, se caracterizará por ser
«antiformalizante y asistemática»; «autorreflexiva e histórica»; «dialéctica»; y
«socialmente comprometida», asume la función de denunciar desde el materialismo la
injusticia social, desenmascarando el discurso que legitima el control social (producir
contraideología), además de evitar caer en un falso universalismo145. Por eso, su
objetivo, a diferencia de la criminología tradicional, será el estudio de las conductas
desviadas, pero “sólo deberá abordarse para observar cómo opera diferencialmente
sobre ellas el control social”146 y así «quebrantar» el orden ideológico dominante, o en
su caso elaborará propuestas de estructuras alternativas de control social que permita la
realización de los Derechos Humanos, como así también superar la condición de

142
ANIYAR DE CASTRO, Criminología de la Liberación, p. 31.
143
La totalidad según el marxismo ortodoxo, solo contempla las relaciones de producción, es decir el
sistema económico, mientras que el paradigma decolonial, incluye en la totalidad a la modernidad (ego
cogito) y el colonialismo (ego conquiro), cfme. DUSSEL, Sistema-Mundo y «Transmodernidad».
144
Dice la misma ANIYAR DE CASTRO, “no tenemos como objeto «un pedazo» del control social.
Sabemos más, ahora al menos, solo sobre un sector del mismo, el penal, tal vez porque venimos de otra
criminología y tardamos en desprendernos de los viejos objetos. Pero los criminólogos críticos del
mañana tampoco serán los criminólogos críticos de hoy. Somos el puente, la transición. Esa es la
propuesta y ese el desafío”, en Criminología de la Liberación, p. 75.
145
ANIYAR DE CASTRO, Criminología de la Liberación, p 38 a 39.
146
ANIYAR DE CASTRO, Criminología de la Liberación, p. 40.

55
dependencia y colonización por parte de los países centrales, será entonces criminología
de la liberación en contraposición con una criminología de la represión.
Así una Criminología de la Liberación, está planteada como una teoría crítica,
deslegitimadora de la ideología y el control social vigente, que opera en función de
sostener políticamente por medio de la «obediencia» (coerción estatal), y socialmente
mediante el «consenso» (hegemónico gramsciano)147 un orden de dominación tanto
hacia dentro de la comunidad política nacional, de minorías poderosas contra el interés
de las mayorías populares, y en el orden internacional una relación de dominación entre
economías centrales y periféricas (dependientes).
La visión de ANIYAR DE CASTRO no se limita al control social realizado desde el
Derecho Penal y la criminalización selectiva, como objetos de la criminología, sino que
plantea un abordaje interdisciplinario que que permita integrarse con otros mecanismos
de control como el sistema pedagógico, cultural, epistemológico, económico, político,
etc., para ello se organizó en Maracaibo (1985), un encuentro interdisciplinario sobre
liberación, con exponentes de Filosofía del Derecho, Filosofía de la Liberación,
Criminología de la Liberación, Teología de la Liberación, comunicación social entre
otras disciplinas148.
Debemos destacar como uno de los rasgos característicos de la Criminología de
la Liberación, su esfuerzo por recuperar, una perspectiva de la ciencia jurídica desde
una ontología del Derecho, comprendido dentro de una «totalidad» histórica, lo que
obliga a desplegar una metodología apropiada para abordar el fenómeno jurídico desde
una perspectiva compleja. Esta posición metódica y epistemológica, implica que la
función de la ciencia jurídica, y dentro de esta la criminología, es develar los distintos
mecanismos del control social, (pedagógico, cultural, simbólico, epistemológico,
político, etc.) sin caer en la tentación del «reduccionismo óntico» al que invita todo el
tiempo el positivismo científico.
Así la Criminología Crítica, se reconoce como una ciencia que aborda solo uno
de los mecanismos de control social, delimitado por su objeto particular, que se centra
147
“para nosotros, el tema esencial de una criminología liberacionista es, pues, no solamente la manera
como se ejerce el control formal, sino la manera como se conforman y manipulan las ideologías, sin lo
cual entenderíamos muy poco de aquel control formal: obediencia, por una parte, consenso por la otra.
La búsqueda de la legitimación es hoy la preocupación central del poder, porque éste intenta ser, más
que sólo dominación, hegemonía”, cfme. ANIYAR DE CASTRO, Criminología de la Liberación, p. 66.
148
Planteo formulado en 1984, en Medellín continuado en el “Encuentro Nacional sobre la Liberación”
realizado en Maracaibo en abril de 1985, cfme. ANIYAR DE CASTRO, Criminología de la liberación, p. 72
a 74.

56
en los procesos de selectividad primario (sociedad política - formal) y secundario
(sociedad civil - informal), erigiéndose en teoría crítica del «todo» como fundamento
del control social vigente, pero asumiendo su especificidad, sin convertirla idealmente
en un «falso» todo, lo que la convertiría en un «fetichismo científico» funcional al
proyecto ideologizante (totalizante) de quienes ejercen dominación en el sistema
histórico concreto (moderno, capitalista y colonial). Es entonces, liberación de la «razón
instrumental», que es la razón que responde a una totalidad en la que el horizonte de
sentido, se funda en la «valorización del capital»149.
Este método nos permitirá acceder a la verdad completa gracias a “la
articulación de los hallazgos clínicos con el contexto global en el momento histórico
concreto”, sin importar que para acceder a ese conocimiento se hayan utilizado técnicas
“fisicalistas, empíricas, positivas”, por el contrario, la “omisión de la totalidad crea
ideología por ocultación”150.
Nos ha interesado, a los fines de este trabajo, acentuar el momento del
surgimiento de la Criminología de la Liberación, en el extenso legado de la autora,
cuyas principales obras son la trilogía: “Criminología de la Reacción Social” (1977),
“Criminología de la Liberación” (1987) y “Criminología de los Derechos Humanos”
(2010), prologada por ZAFFARONI, que reflejan tres momentos de la evolución de su
pensamiento. En la última hace su propia retrospectiva concluyendo que de aquellos
fragmentos elaborados en la década de los 70 y 80, quedaron “astillas para dibujar los
nuevos tejidos”151, y también reconoce, que en aquellos tiempos corrió el riesgo de una
contradicción “la de querer hacer de nuestras interpretaciones un nuevo paradigma
positivista”, lo que considero una reflexión coincidente con la crítica que también
hemos hecho a su método dialéctico.
Sin embargo se defiende, recordando que su Criminología de la Liberación, no
pretendió ser una teoría, a la vez que considera que no debe defenderse de quienes la
acusan de posmoderna, porque considera valiosas la libertad, la relatividad, el
pluralismo y la diferencia. Esta confesión tardía de ANIYAR DE CASTRO, nos confirma
149
“Liberación de las estructuras explotadoras; especialmente, pero no exclusivamente, a través de una
liberación de la ocultación de las relaciones de poder y del funcionamiento enmascarado de los
intereses. Liberación del discurso educativo, religioso, artístico, jurídico y criminológico, vinculados a
aquellas relaciones de poder. Liberación de la razón tecnológica que en nuestros países nos
contrabandean un concepto artificial de desarrollo. Todo ello, en beneficio de lo valorativo, en función
del hombre y de su expansión”, cfme. ANIYAR DE CASTRO, Criminología de la Liberación, p. 80.
150
ANIYAR DE CASTRO, Criminología de la Liberación, p. 36.
151
ANIYAR DE CASTRO, Criminología de los Derechos Humanos, p. XIV.

57
que aún en la etapa madura de su obra, no optó por construir una criminología, desde las
categorías fundamentales de la Filosofía de la Liberación.
El problema con que se enfrenta la teoría crítica de ANIYAR DE CASTRO, es que
carece de una noción «positiva» del poder, al que solo entiende como «dominación»,
por eso dice: “no solo no nos propusimos hacer una teoría, sino, justamente, una
antiteoría para evitar una formalización que se convirtiera posteriormente en otra
forma de poder”152, es decir que no termina de superar el momento negativo de su
método dialéctico, como ella misma reconoce, al decir que el debate aun sigue abierto, y
no tiene «punto final», y que esta teoría, se ha ido conformando como un proceso que
todavía esta inconcluso. Esta cuestión, sí ha sido superada (por lo menos
provisoriamente) por la propuesta filosófica de ENRIQUE DUSSEL153, gracias a la
aplicación de los principios (o fundamentos) éticos normativos (material, formal y
factibilidad) a su teoría política de la liberación 154 desarrollada en sus 20 tesis de
política (2006), y en 14 Tesis de ética (2016), entre otras.
c) RITA SEGATO Y LA CRIMINOLOGÍA DECOLONIAL.- Para la teórica decolonial y
feminista, RITA SEGATO, solo han podido trascender de sur a norte, de periferia al
centro, cuatro teorías originadas en Latinoamérica, 1) la teología de la liberación; 2) la
pedagogía del oprimido; la Teoría de la marginalidad (Teoría de la Dependencia) y 4) la
perspectiva de la colonialidad del poder (o Giro Decolonial). Compartimos la
afirmación de SEGATO, aunque debería incluirse una quinta, la Filosofía de la
Liberación, y particularmente la versión analéctica de ENRIQUE DUSSEL, por no estar
necesariamente subsumida en alguna de las otras cuatro mencionadas, aunque se vale de
todas ellas.
Plantea que la perspectiva de la colonialidad del poder, propone superar las
categorías marxistas y las liberales modernas republicanas, para poder «aprehender» la
realidad latinoamericana. Los conceptos de «colonialidad», de «invención de raza» y su
crítica al «eurocentrismo», son fundamentales en la estructuración de la perspectiva de
la colonialidad del poder, que la distingue de otras perspectivas como de los Estudios
Postcoloniales.

152
ANIYAR DE CASTRO, Criminología de los Derechos Humanos, p. 23.
153
Ver: DUSSEL, Ética de la Liberación en la Edad de la Globalización y de la Exclusión.
154
Al poder positivo, de liberación lo denomina hiperpotentia, y al pueblo cuando construye sus
instituciones desde el consenso crítico de los oprimidos, plebs, para construir un nuevo orden futuro,
utópicamente sin oprimidos al que denomina populus, cfme. DUSSEL, 20 Tesis de política.

58
El encorcetamiento categorial que proviene de los centros de poder, e impuestos
desde la constitución del mundo moderno-colonial, y reproducidos especialmente en los
ámbitos académicos, provoca imperceptibles efectos procustianos, ejerciendo «violencia
epistémica» y «racismo epistémico», como formas de «colonialidad del saber». Esta
forma de colonialidad, racializadora de los saberes, que homogeneiza artificialmente lo
que en realidad es una verdadera «pluriversidad epistémica», se verifica en el modo en
que circula globalmente el conocimiento, jerarquizando a países «productores» sobre
los «consumidores» de categorías, mecanismo con el que se contamina
epistemológicamente, todas las interpretaciones científicas, que van desde el
fundamento liberal-individualista de los Derechos Humanos, el multiculturalismo, el
contractualismo político y el desarrollismo en lo económico, entre otras.
A través de la obra de QUIJANO, la antropóloga argentina, sigue la senda
mariateguiana (José Mariátegui) y arguediana (José María Arguedas) 155, y plantea la
necesidad de recuperar las «categorías andinas», como la de buen vivir, traducción
castellana de conceptos ancestrales, como los de Sumak Kawsay (Quechua) y Suma
Qamaña (Aymara), incorporados como principios seminales del nuevo
constitucionalismo latinoamericano de Ecuador (2008) y Bolivia (2009)
respectivamente, en las cuales se propone que el valor-comunidad, como fundamento de
una «racionalidad de vida» que afirme al humano en comunidad y convivencia con la
naturaleza en equilibrio, prevalezca por sobre la valoración del capital, y su consecuente
«racionalidad instrumental» orientada a mejorar la tasa de ganancia y la acumulación
irracional, que justifica la hiperconcentración de riqueza a escala global. Al mismo
tiempo, esta racionalidad, que es nueva (transmoderna) y vieja (andina y premoderna) al
mismo tiempo, permite una reformulación del poder como servicio (DUSSEL), y no
como dominación (WEBER).
Resaltaremos aquí, los principales ejes del giro decolonial que retoma SEGATO
para construir el marco teórico en el que sustenta sus investigaciones. En principio
debemos aclarar que su estructura conceptual la toma de ANÍBAL QUIJANO, y en menor
medida de autores como RAMÓN GROSFOGUEL, WALTER MIGNOLO, IMANNUEL
WALLERSTEIN, CATHERINE WALSH, ARTURO ESCOBAR, SANTIAGO CASTRO-GÓMEZ y
todavía más residualmente utiliza categorías elaboradas por ENRIQUE DUSSEL.
155
Ver: QUIJANO, ANIBAL, “El nudo arguediano”, en Centenario de José María Arguedas. Sociedad
Nación y Literatura, Lima, Universidad Ricardo Palma, 2011.

59
Como señalamos, a diferencia de los estudios postcoloniales, QUIJANO, junto a
WALLERSTEIN plantean que América inventa a Europa, constituyéndose en categoría
central y no periférica, ya que es la condición posibilidad para lograr una fenomenal
acumulación de metálicos con los cuales, Europa puede constituirse en centro del
sistema mundo, por ello la categoría fundamental de este marco teórico es la de
«Sistema Mundo Moderno/Colonial», no habla de «modernidad» a secas, para no
ocultar la otra cara de la modernidad (exterioridad), es decir que “América no se
incorporó en una ya existente economía-mundo capitalista”, por el contrario, “una
economía mundo capitalista no hubiera tenido lugar sin América”156, entonces
colonialismo, capitalismo y modernidad son coetáneos e interdependientes 157, por eso
también se usa la expresión «Sitema-Mundo Moderno-Colonial-Catitalista».
Este paradigma también se diferencia, tanto de las explicaciones liberal
burguesas republicanas, como de las alternativas que provienen del materialismo
histórico y el socialismo real, ya que plantea que el sistema de dominación colonial, se
estructura en la racialización158, como modo de: apropiación de riquezas y organización
del trabajo en el orden económico; y al mismo tiempo es el mecanismo para legitimar el
ejercicio del poder, como «colonialismo» (hasta las independencias institucionales) o
como «colonialidad» (luego del nacimiento de los estados nacionales americanos); y
como discurso de subordinación de saberes, como «racismo epistemológico»159; todo
esto se resume como colonialidad del «ser», del «saber» y del «poder», que está basado
en la antinomias civilización/barbarie, oriente/occidente, mágico-mítico/científico,
irracional/ racional, tradicional/moderno, ser/no-ser y blanco/negro, entre otras.
El marco teórico y filosófico del Giro Decolonial y de la Filosofía de la
Liberación, demuestran cómo el «clasismo» del materialismo histórico desde la
izquierda, y el liberalismo capitalista y su idea de «progreso» por derecha, ambos

156
QUIJANO y WALLERSTEIN, La modernidad como concepto, o América en el moderno Sistema Mundial,
p. 584.
157
Ver: QUIJANO, La modernidad, el capital y América Latina nacen el mismo día.
158
Según QUIJANO, el «racismo» es un modo específico e histórico de colonización, que aparece con la
modernidad, mientras que otras formas de colonialismo histórico se han basado en el «etnicismo», es
decir que racismo es la otra cara del eurocentrismo, ver: QUIJANO, «Raza», «Etnia» y «Nación».
159
“El gesto pedagógico por excelencia de esta universidad eurocéntrica, inherentemente racista y
reproductora del orden racista mundial […] es desautorizar: nos declara ineptos, nos impide producir
categorías de impacto global. El orden jerárquico de la pauta colonial, distribuye el valor de los
resultados de la tarea intelectual, y opera invariablemente en el sentido de la reproducción del
diferencial del capital racial de naciones y regiones con sus respectivos parques académicos”, cfme.
SEGATO, Brechas descoloniales para una universidad nuestroamericana, p. 49.

60
eurocéntricos, han ocultado formas precoloniales de organización política, como el
comunitarismo indígena, al mismo tiempo que desconocen el patriarcado como modo de
dominación.
Cabe aquí hacer una breve aclaración sobre las diferencias que existen al interior
de la perspectiva de «Género Decolonial» 160. Así, mientras que algunas teóricas
feministas, ubican el nacimiento del patriarcado (MARÍA LUGONES y OYEWUMI
OYERONKE) junto a la configuración misma del Moderno/Colonial Sistema-Mundo;
otras (RITA SEGATO), advierten que en realidad la colonialidad del poder, simplemente
reconfigura formas de patriarcado que son preexistentes y que se encuentran presentes
en prácticamente todas las estructuras sociales arcaicas, y sus mitos constitutivos, es la
«prehistoria patriarcal de la humanidad»161, y que solo se diferencian unas de otra en su
intensidad162.
Hasta aquí, revisamos el marco teórico general, que estructura la teoría de
género decolonial de RITA SEGATO, desde estas coordenadas, y a través del método
etnográfico163, la autora feminista, analiza la violencia de género, comprendida dentro
de una estructura patriarcal propia del mundo moderno/colonial, en la que se
comprenden los «mandatos de masculinidad» y las diferentes potencias que la
constituyen.
Según su perspectiva, el acto de violación “que no todas las sociedades
contemporáneas ni todas las épocas de nuestra historia perciben o percibieron como un
crimen – no es sencillamente una consecuencia de «patologías individuales» ni, en el
otro extremo, un resultado automático de la dominación ejercida por los hombres, sino
un «mandato»”164. Esta interpretación, lleva a comprender los principios de la violencia
a partir de dos ejes: un «eje vertical», de relación del violador con su víctima; que se
intersecta con un el «eje horizontal», que corresponde a la relación del violador con sus
pares.
160
LUGONES, Heterosexualism and the Colonial/Modern Gender System y SEGATO, La critica de la
colonialidad en ocho ensayos, p. 80 a 96.
161
Ver: SEGATO, Las estructuras elementales de la violencia, p. 143; La Guerra contra las mujeres, p. 19;
y Clase 1, min: 01:19:00 a 01:23:20.
162
SEGATO, Género y Colonialidad: del patriarcado comunitario de baja intensidad al patriarcado
moderno de alta intensidad.
163
“Basándose en evidencia etnográfica de una cultura particular, este ensayo propone una salida para
la trampa estática y ahistórica del estructuralismo -lacaniano o lévi-straussiano- para las relaciones de
género y el bastidor simbólico que parece dominarlas”, cfme. SEGATO, Las estructuras elementales de la
violencia, p. 15.
164
SEGATO, Las estructuras elementales de la violencia, p. 13, las bastardillas no corresponden al original.

61
Se refiere al patriarcado como:
“perteneciendo al estrato simbólico y, en lenguaje psicoanalítico, como la
estructura inconsciente que conduce los afectos y distribuye valores entre los
personajes del escenario social. La posición del patriarca es, por lo tanto, una
posición en el campo simbólico, que se traspone en significantes variables en el
curso de las interacciones sociales”165,
entonces, el patriarcado puede entenderse en tres niveles, un nivel simbólico, un nivel
discursivo y un nivel de las prácticas concretas.
También debemos considerar que las conclusiones a las que arriba SEGATO,
provienen de su método etnográfico y su recorrido investigativo, es así, que su abordaje
a la cuestión de género desde una matriz decolonial, surge como una derivación teórica
a partir del estudio del culto Xangô, en la tradición religiosa afrobrasileña de Recife, en
el nordeste brasileño166. En esa cultura Yoruba la identidad individual se erige sobre
cuatro niveles: «biológico, psicológico, social y sexual», que facilita a sus miembros,
cierta transitividad en su identidad de género, totalmente distinta a las rígidas pautas del
sistema de sexo/género en el mundo moderno-colonial. Supone que esta forma
particular de dar sentido a las pautas de sexo, género y parentesco, provienen del
«trauma» impuesto por la esclavitud167.
A partir de la observación de este tipo de culturas, puede vincular las estructuras
simbólicas que impuso el colonialismo y su relación con el ejercicio de la violencia de
género, que le permite explicar sus principios (siguiendo el modelo de LEVI-STRAUSS),
a partir de considerarla como un «intercambio simbólico» que se produce en un eje
horizontal (entre iguales), y un eje vertical (de relación jerárquica o entre distintos
estatus), en el eje horizontal, se da la relación entre pares donde se producen relaciones
de competición o alianza, por medio de la dádiva, en cambio en el eje horizontal, se
produce una relación de tributo, entrega o exacción (ver cuadro).

165
SEGATO, Las estructuras elementales de la violencia, p. 14.
166
Ver: SEGATO, “La invención de la Naturaleza: Familia, sexo y género en la tradición religiosa
afrobrasileña”, en Las estructuras elementales de la violencia, p. 179 a 220, texto publicado
originalmente en Anuario Antropológico/85, Río de Janeiro, con el título: “Inventando a Natureza:
Família, Sexo e Gênero no Xangô do Recife”.
167
SEGATO, Las estructuras elementales de la violencia, p. 212.

62
Relación jerárquica Eje vertical
de status

Eje horizontal
Relación de Dádiva
competición o
alianza
Tributo
Formas de
economía
simbólica

Como podemos observar, cada coordenada tiene su economía simbólica, aunque


operan en un único sistema que admite el cruce de ambos ejes. De aquí en adelante
tomaremos en cuenta también, las explicaciones ilustrativas que la autora realizó
durante tres clases en la Facultad Libre de Rosario, en 2016 168, donde explica que a
partir de los resultados en sus trabajos de campo (entre 1993 y 1996) con violadores en
las cárceles en Brasilia, comienza su “vida infeliz”, así pasa a su etapa de estudio sobre
la violencia, que en un principio consideró desde una etiología individual y coyuntural,
pero luego llega a la conclusión que la violencia de este tipo es un fenómeno
«estructural», del mundo moderno/colonial capitalista.
Se propuso estudiar que es lo que expresaban este tipo de delitos contra las
mujeres, que en principio aparecían como ininteligibles, pero las evidencias de sus
estudios, la alejan de posiciones como las de SUSAN BROWNMILLER en “Against our
will: Men, Women and Rape” (1975), que es una tesis clásica feminista, sobre la
violación. SEGATO encuentra que hay formas de violación simbólicas, que no tiene en
miras una «razón instrumental» (como «robo» de un servicio, para satisfacción de un
deseo), sino como una «acción expresiva», como enunciado, dice «algo».
Ya en otros estudios, como los del psiquiatra norteamericano, MENACHEM AMIR,
se descubre que las violaciones por lo general no son individuales, privadas, sino en
grupo. La violación es una acción comunicativa (no es una acción solitaria, el violador
168
SEGATO, Clase 1 y 2, Contra-pedagogías de la crueldad. También puede verse el libro publicado a
partir de esas 3 clases (25, 26 y 27 de agosto), en SEGATO, Contra pedagogías de la crueldad.

63
actúa en grupo, y no es un sujeto anómalo), es una acción «interlocucionaria» (acto
comunicativo), comunica a la sociedad y a sus pares, y se interpreta a través de una
conciencia práctica y no analíticamente. Es decir que no solo se explica dentro de la
relación aislada (del mundo de sentido), «agresor-agredida», sino que se juega también
en la relación del «agresor-pares», es decir con su cofradía o hermandad, y dirigida
también a la sociedad (dentro de una totalidad).
La masculinidad es un «status» de prestigio, que se adquiere como un «título»,
que debe ser actualizado, reforzado, es lo que denomina «mandato de masculinidad», es
decir que “el hombre debe probarse hombre todo el tiempo”, debe ser actualizado a
cada momento (semejante a la parábola del amo y el esclavo de HEGEL). Además la
modernidad/colonialidad, cancela (enyesa) la transitividad de género, y estanca
binariamente las opciones sexuales.
§ 10 CONCLUSIONES.- ANIYAR DE CASTRO, a pesar del término que da a su
criminología, no sustenta su teoría en la denominada Filosofía de la Liberación169, ya
bastante desarrollada para la fecha de la publicación de su Criminología de la
Liberación, sino que en principio utiliza categorías de la Teoría de la Dependencia170
también de origen latinoamericana, y fundamentaciones que incorpora desde las teorías
marxistas y la Escuela de Frankfurt.
Concibe la criminología de liberación, como una teoría que desenmascara los
mecanismo ocultos, que utilizan los sectores dominantes minoritarios, para hacer ver
como «común», los valores que legitiman los intereses que solo benefician a una parte o
«sector» social (clase, élite, corporación). Los trabajos realizados por el Grupo
Latinoamericano de Criminología Comparada, justamente se han ocupado de demostrar
el desigual tratamiento que han desplegado: la dogmática penal; el derecho penal; las
agencias de control social; y la criminología tradicional, para tratar los delitos de los

169
Lo más importante de destacar es que en ANIYAR DE CASTRO, el término Liberación, se asimila más al
término emancipación de los críticos europeos, que al alcance superador del término que le da DUSSEL,
«Liberación es ser lo que no se era (el esclavo se libera del amo), en cambio emanciparse es llegar a ser lo
que ya se era en potencia (el hijo se emancipa del padre)», emanciparse es un proceso de negatividad
dialéctica dentro de lo «mismo» de la totalidad, en cambio liberarse significa el pasaje del «no ser»
(libre), al «ser» novedad (ontológica) fuera (exterioridad) de la totalidad vigente. Ver: ENRIQUE DUSSEL,
14 Tesis de ética, p. 179.
170
No rastreamos en las obras de la autora, tenidas en cuenta para este trabajo, citas directas a los
principales referentes de esta teoría como GUNDER FRANK o THEOTONIO DOS SANTOS, pero emergen del
uso permanente de las antinomias, centro-periferia, y dominación-dependencia. Aunque si hay algunas
referencias a HELIO JAGUARIBE y PAULO FREIRE, en ANIYAR DE CASTO, Criminología de la liberación, p.
128.

64
poderoso, denominados de “cuello blanco” (ecológicos, financieros, transnacionales,
monopólicos) y las conductas «desviadas» que amenazan al sector dominante, ya sea en
su dimensión política (subversión), como en su dimensión individual (delincuencia).
Por lo tanto, visto desde el paradigma decolonial y de la Filosofía de la
Liberación (analéctica), y siendo estrictos, la Criminología de la Liberación, a pesar del
término y alguna referencia a DUSSEL171, consideramos que aun, se encuentra dentro de
los límites de una criminología crítica latinoamericana, sustentada fundamentalmente en
el paradigma crítico que no termina de superar la negatividad dialéctica (ADORNO) y
antiformalista172, como método de emancipación propuesto por la Escuela de Frankfurt,
al considerar «toda» razón, como razón dominadora173, sin embargo hay que destacar
que aunque no incorpore metódicamente las categorías epistemológicas de una nueva
filosofía decolonial, su perspectiva latinoamericana está sustentada en la teoría de la
dependencia y en la pedagogía del oprimido, que son pilares constitutivos de la
Filosofía de la Liberación174.
El análisis del delito de violación, que realiza SEGATO, desde un paradigma de
base estructuralista, pero desde una matriz decolonial a partir de la obra de QUIJANO, la
lleva a ocuparse no solo del criminal, o del desviado, sino que abarca el contexto
histórico político en el que esa violencia se engendra, al mismo tiempo se ve en la
necesidad de estudiar la cuestión de género y el patriarcado, esquivando las posturas
etiológicas individuales y positivistas del delito. También evita caer en las
consideraciones tradicionales que simplifican la violencia como relación individual
entre víctima y victimario, aislándola el contexto histórico, político y cultural, y por lo
tanto le impiden ver, que quien comete el crimen, no es un sujeto anómalo, sino un

171
“La Filosofía de la Liberación, representada allí por el pensamiento de Düsel, al sustituir la noción
de «clase» por la de «pueblo», entendida en su dimensión cultural de comunidad, también representó un
espacio interpretativo diferente al predominantemente basado en el materialismo histórico”, cfme.
ANIYAR DE CASTRO, Criminología de la Liberación, p. 73. Observamos que la cita original es incorrecta,
refiriéndose a DUSSEL, como “Düsel”, lo que pone de manifiesto, la poca preferencia que tuvo este autor
y sus categorías entre las fuentes de la autora, en la que influyen predominantemente los autores
frankfurteanos. Si bien la autora, advierte que Dussel, remite a la categoría «pueblo», como superación a
la categoría económica de «clase», no la incorpora metódicamente a su teoría criminológica.
172
ANIYAR DE CASTRO, Criminología de la Liberación, p. 78 a 80.
173
Resalta que “la teoría crítica se enfrenta a todas las demás doctrinas sociológicas por su modelo de
razón crítico y negativo […] la teoría crítica opone una negatividad liberadora, porque la razón
reificada es un método más de control; «lo absolutamente cierto es siempre restricción»”, cfme. ANIYAR
DE CASTRO, Criminología de la Liberación, p. 79.
174
“Ratificamos, una criminología de la liberación como la que proponemos, deberá estar basada en el
materialismo histórico y tomará elementos de la teoría frankfurteana”, cfme. ANIYAR DE CASTRO,
Criminología de la Liberación, p. 79.

65
sujeto que cumple mandatos concretos que se producen y se reproducen
permanentemente en nuestra sociedad, dentro de un mundo moderno/colonial que se
estructura sobre la racialización y el patriarcado.
Nos queda todavía la pregunta: ¿podemos considerar su trabajo de SEGATO como
criminología? Siguiendo a ZAFFARONI, ANIYAR DE CASTRO, y ELBERT, contestamos
positivamente, ya que sus trabajos se encuentran dentro del amplio objeto propio de la
criminología.
Nos apoyamos en ZAFFARONI, porque destaca la importancia de la filosofía y la
antropología filosófica, como campos de saber llamados a elaborar respuestas para los
problemas que se originan en nuestro sistema penal, dado los interrogantes que se
producen desde nuestro margen. También deben ayudar a elaborar estas respuestas: la
política, la economía, la sociología, el derecho, la biología, la medicina, la psiquiatría, la
psicología, la teología, el arte175.
También con ANIYAR DE CASTRO, no nos cabe más que aceptar dentro del
campo criminológico la teoría de la colonialidad del poder aplicada al estudio de la
violencia de género, y no solo eso, sino que además creemos que la perspectiva de
SEGATO, forma parte integrante y complementaria de una Criminología de la
Liberación, en tanto que cumple con los parámetros de criticidad hacia la totalidad
colonial, y escapa al positivismo y su reduccionismo óntico del fenómeno delictivo y
del «otro» desviado, mostrando un camino hacia una criminología de la «alteridad».
Por otro lado, el enfoque de los intercambios simbólicos (figura 1), es una
respuesta posible a lo que ELBERT, describe como la «complicación epistemológica»,
que implica comprender la “intersección entre lo individual y lo general”, y por lo tanto
se ubica aun dentro de lo criminológico, ya que la interdisciplina científica, que propone
ELBERT, se considera abierta a una “infinidad de enfoques y métodos” que dentro de esa
diversidad, se los puede seguir considerando criminología 176, cuyo punto en común es el
arraigo en la realidad concreta y situada.
Si a la interpretación incluida en las “Estructuras fundamentales de la violencia”,
la ubicamos como parte integrante una criminología liberadora, o más precisamente

175
Dice, que “en nuestro margen es necesario un saber que nos permita explicar qué son nuestros
sistemas penales, cómo operan, qué efectos producen, por qué y cómo se nos ocultan estos efectos, qué
vínculo mantienen con el resto del control social y del poder, qué alternativas existen a esta realidad y
cómo se pueden instrumentar”, cfme. ZAFFARONI, Criminología, p. 19.
176
ELBERT, Bases para una un pensamiento criminológico del siglo XXI, p. 238.

66
como «Criminología Decolonial», ¿de que se trata su método? En su Introducción a “La
crítica de la colonialidad en ocho ensayos”, reconoce que su postura teórico-política se
sustenta en: la «colonialidad del poder» y en una «antropología por demanda». La
primera ya ha sido analizada, y la segunda significa un método ético, basado en la
interpelación del «otro», es decir que es desde la exterioridad de quien investida, de
donde proviene la demanda insatisfecha, el querer saber, y la posibilidad de encontrar
respuestas, es una «antropología de la alteridad», en la que el antiguo objeto, se
humaniza, cuestiona e interpela desde su proyecto histórico comunitario, desde su
mundo de sentido, en definitiva “la tarea de la antropología «no será la de dirigir
nuestra mirada hacia el otro con la finalidad de conocerlo, sino la de posibilitar que
nos conozcamos en la mirada del otro», «permitir que su mirada nos alcance», e
inclusive que abra juicio sobre nosotros”177.
Pero si bien consideramos, en especial los temas que abordados en las
“Estructuras elementales de la violencia”, como parte de la criminología, nos parece
igualmente imprescindible tener en cuenta el marco teórico general propuesto por
SEGATO, para abordar el delito, el control social, el desviado, la violencia individual e
institucional, dentro del contexto histórico específico en nuestro margen, entendido
como la periferia del sistema-mundo moderno/colonial, que en tiempos del capitalismo
global, seguimos dentro del largo período de prehistoria patriarcal. Además su método y
objetivo pretende ser interpelado desde afuera, desde la alteridad, sentando las bases
para una «criminología de la alteridad», que es también criminología de la liberación.
En su ensayo “El derecho latinoamericano en la fase superior del colonialismo”,
publicado por la editorial de Madres de Plaza de Mayo (2015), ZAFFARONI describe las
actuales condiciones (fase superior) de colonialidad en nuestro margen, que se
desarrollan en el período posterior a las dictaduras genocidas del cono sur (década de
los 80). Una vez realizado el trabajo sucio por las fuerzas militares y paramilitares
contra sus compatriotas, el nuevo orden mundial, puede comenzar el desmantelamiento
de las políticas de bienestar, de protección industrial y desarrollo, e imponer las
condiciones necesarias para iniciar un proceso de hiperacumulación (más preciso que
denominarlo acumulación flexible).

177
SEGATO, La Crítica a la colonialidad en ocho ensayos, p. 12.

67
Se da a conocer entonces, el decálogo de buenas conductas, que fue explicitado
con el eufemismo de «Consenso de Washington» 178 (1989), y que planteaba las nuevas
condiciones que necesitaba el «mundo», para aprovechar el flujo de capitales que había
estado contenido por la cortina de hierro. Aparecen al mismo tiempo los técnicos que se
necesitaban para aggiornarse a los nuevos tiempos, y así cada gobierno o banco central,
debía contar con su Chicago Boy, que pudiera asesorar y ejecutar lo que habían
teorizado HAYEK, FRIEDMAN y VON MISES (Escuela Austríaca).
Esta nueva etapa de «totalitarismo corporativo»179 está signada por el predominio
de las corporaciones, en especial las financieras y mediáticas, por sobre las
democracias, el interés de las minorías por sobre el bienestar de las mayorías, pero
ahora con una novedad, esto se lograba dentro de un contexto de democracias formales
y en estados de derechos humanos con responsabilidad internacional, toda una paradoja.
La preocupación de ZAFFARONI por mostrar la otra cara de la posmodernidad,
que obviamente no desarrollaron los autores eurocentricos como HOBSBAWN, HARVEY,
LYOTARD, BAUMAN, VATTIMO o HABERMAS, nos permite afirmar que su ensayo se
enrola en el paradigma del Giro Decolonial, mostrando que la modernidad/colonialidad,
sigue vigente bajo la forma de posmodernidad/totalitarismo-corporativo, ocultando bajo
el nombre de neoliberalismo o globalización, lo que en realidad debería precisarse
como «bursocracia» o «marketocracia»180, que no son más que nuevas formas de
dominación plutocráticas y coloniales a escala global.
Entonces, podemos decir, que en parte asistía razón al relato del fin de las
ideologías declaradas en 1992 (FUKUYAMA), pero las ideas que habían muerto, eran “las
nuestras”, la de los pueblos, en cambio las que necesitaba el mercado gozaban de buena
salud, pero se camuflaban en el nuevo sentido común producido y reproducido desde las
usinas de los monopolios de comunicación que expropian la opinión pública.
El colonialismo en su fase actual (colonialidad), es también criminal como fue
durante el colonialismo, solo que con nuevas tecnologías del poder, necesarias para
lograr el control social que requiere las nuevas formas irracionales de hiperacumulación

178
Se nombraba como «consenso» lo que en realidad no fue más que una nota del economista británico,
John Williamson, quien tituló el artículo sobre este nuevo decálogo: “What Washington means about
consens” (1989).
179
ZAFFARONI, La crítica en tiempos de totalitarismo corporativo, tema expuesto por el autor en la clase
inaugural del 27 de febrero de 2018, de la Cátedra Libre “Criminología de la liberación”, organizada por
la Asociación Madres de Plaza de Mayo, y publicada como apunte en 2018.
180
Puede verse: CORREA, RAFAEL, The Bannana Republic, a la no república.

68
bursocrática, que se montan sobre dispositivos diferentes según se apliquen en el centro
o en la periferia del poder global181.
En el lado marginal del planeta, en la periferia, el modelo de exclusión no puede
explicarse solo como «bulimia»182, sino que debemos tener en cuenta los mecanismos
específicos que se utilizan en los países dependientes, como la supuesta guerra contra
las drogas, el enfrentamiento entre excluidos, la construcción de sentido de medios
oligopólicos que son «parte» del capital financiero y no simplemente están a su servicio,
todo esto tiene como fin justificar y ocultar lo que no es otra cosa que un «ecocidio» y
un «genocidio por goteo», como nuevas formas de violencia letal contra las mayorías
marginales al servicio de la acumulación de capital en el centro global.
Si la teoría de la bulimia nace desde el centro, nuestra periferia colonial debe
construir sus propias categorías desde una mirada decolonial y liberadora. El
conocimiento producido desde nuestro margen, debe estar al servicio de un proyecto
incluyente; necesitamos producir un conocimiento para descolonizar, que requiere como
precondición la toma de conciencia de nuestra situación real e histórica de periferia
dependiente. Este es el sentido que debemos darle a la teoría del realismo marginal, en
tiempos de totalitarismo corporativo, como fase superior del colonialismo, cuyos efectos
son el ecocidio y genocidio por goteo, así ZAFFARONI, concluye que “la lucha
latinoamericana por la realización de los Derechos Humanos no puede ser otra cosa
que la lucha contra el colonialismo en su fase actual, en lo que adquiere la prioridad la
lucha por el derecho al desarrollo humano, cuya premisa es la independencia”183

181
Aquí es importante ver el contraste entre la teoría de la bulimia de YOUNG, y la distinción que hace
ZAFFARONI respecto del centro y periferia, gracias a su criminología situada en el margen, y consciente de
la colonialidad del poder, cfme ZAFFARONI, El derecho latinoamericano en la fase superior del
colonialismo, p. 51 a 56.
182
ZAFFARONI, El derecho latinoamericano en la fase superior del colonialismo, aclara que “es una
ingenuidad política peligrosa percibir la situación actual de Latinoamérica fuera del marco del
colonialismo [...] confrontan dos modelos de estado, que tratan de configurar sendos modelos de
sociedad: uno incluyente y otro excluyente”, p. 49; y que “el colonialismo se opone al derecho humano
al desarrollo, en tanto que la resistencia al colonialismo impulsa su realización”, p. 51.
183
ZAFFARONI, El derecho latinoamericano en la fase superior del colonialismo, p. 84.

69
70
CAPÍTULO III
TESIS PARA UNA CRIMINOLOGÍA DE LA LIBERACIÓN
INTRODUCCIÓN.- Concluimos este trabajo, con una serie de tesis que surgen del
tercer momento del método analéctico (transontológico) que nos hemos propuesto, y
que pretenden ser superadoras, aunque tal vez provisoriamente, tanto del sistema
vigente (lo que la totalidad dice de si misma) en la que se sitúan los modelos
criminológicos tradicionales elaborados desde el centro y que hemos visto en el primer
capítulo; como del momento crítico desde la alteridad, que expusimos en el segundo
capítulo desde distintos modelos posibles (ZAFFARONI, ANIYAR DE CASTRO Y SEGATO).
Tendrá este tercer momento positivo, la intención de describir afirmativamente
algunos conceptos que puedan servir como novedad, de base para una Teoría
Criminológica Decolonial, que preferimos seguir denominando como ANIYAR DE

CASTRO, «Criminología de la Liberación», pero ahora nutrida con mayores precisiones


epistemológicas aportadas por el Giro Decolonial y especialmente por la Filosofía de la
Liberación en su versión analéctica, con la intención contribuir en la construcción de un
puente para lograr un mayor diálogo y transferencia entre estas matrices y la
criminología crítica latinoamericana.
Seguramente, nuestro trabajo adolece de ciertas imprecisiones metódicas,
producto de la brevedad de la obra, y de la juventud teórica de la analéctica, pero por
ahora nos basta con evitar ser un perro que se muerda la cola. Y ciertamente, no
creemos que hayamos llegado al punto de partida.
Así finalizamos este trabajo con una serie de conclusiones, que son a su vez
línea de llegada y de partida, con la expectativa de aportar una mayor riqueza,
diversidad y complejidad epistemológica para robustecer una criminología
latinoamericana, situada y decolonial.
§10. TESIS I. CONTRA LA BULIMIA Y LA EXCLUSIÓN ONTOLÓGICA.- Una
criminología de la liberación debe estar siempre advertida sobre el encubrimiento
ideológico que en general tienen las teorías desarrolladas desde el centro como las
reelaboraciones latinoamericanas que que se basan acríticamente en estas, aún las que se
autodenominan como críticas. Si bien es cierto que ANIYAR DE CASTRO y ZAFFARONI,
ya lo han planteado, tenemos que agregar aquí, que la crítica que permite salir de la
alienación ideológica eurocéntrica, debe denunciar no solo los efectos injustos de la

71
criminología y del control social, sino que debe denunciar el fundamento totalizante con
el que encubren la Otra realidad latinoamericana. Por esto es que la categoría
fundamental para realizar una crítica radical, desde el margen, no es la de totalidad,
sino la de «exterioridad».
Hemos podido constatar, ya advertidos por esa categoría, que la teoría
criminológica de YOUNG, se basa en una exclusión ontológica, que está estructurada
todavía sobre: la interpretación de la historia, que pone el eje en la contradicción entre
«fordismo-posfordimo» como HARVEY y HOBSBAWN; la «inseguridad ontológica» de
GIDDENS, sobre la «ontología débil» de VATTIMO; los «pequeños relatos» de LYOTARD;
la «sociedad líquida» de BAUMAN. El excluido para YOUNG, es el que no alcanza a
realizar la integración dentro de la totalidad de la identidad euro-norteamericana, del
sueño europeo y el american dream, su mirada ni se acerca a la posibilidad de pensar un
mundo trans-capitalista, transmoderno o decolonial. Podríamos decir con YOUNG y
contra YOUNG: “Merton con Estructura, Katz con Energía, Merton y Katz con
decolonialidad”.
§11. TESIS II. MÁS ALLÁ DEL REALISMO MARGINAL.- Estamos con ZAFFARONI,
pero tenemos que lograr ir más allá del concepto de margen, profundizando su
dimensión crítica, para pensar una teoría crítica del control social, en general, y la
criminología en particular. Entendemos que el realismo marginal, utiliza categorías del
pensamiento situado, aún sin citar explícitamente los principales referentes del Giro
Decolonial o la Filosofía de la Liberación, por ejemplo cuando señala que “la tarea
más importante de cualquier aproximación criminológica latinoamericana debe ser la
crítica ideológica”, y que esa crítica consiste en “establecer cuál es la capacidad de un
sistema de ideas para permitirnos el acceso de la realidad”184 (semejante a la
«antropología por demanda» de SEGATO), o cuando incorpora la tesis del sistema-
mundo moderno/colonial de WALLERSTEIN y QUIJANO, a partir de aceptar el planteo de
GUNDER FRANK185
También cuestiona la falacia desarrollista, y denuncia el encubrimiento del otro
en la ideología racista de la historia planteada por HEGEL e introducida por el

184
ZAFFARONI, Criminología, p. 22.
185
“No estamos en ninguna etapa precapitalista, sino que estamos incorporados al sistema capitalista o
industrial mundial, solo que cargando con la peor parte del mismo. Nuestro subdesarrollo es expresión
del poder mundial y no un fenómeno originario, de modo que no hay categorías centrales que puedan
explicarlo”, cfme. ZAFFARONI, Criminología, p. 23.

72
positivismo científico de SPENCER186, y el “fatalismo progresivo”187 del marxismo
dogmático. Además plantea la cuestión de la colonización del ser, a través de la
negación de la otredad americana como nada de la totalidad colonial, y en sus propios
términos, dice que el colonialismo“para impedir de raíz cualquier análisis de su
accionar, opta por negar directamente nuestra existencia, o sea, afirma rotundamente
que no existimos, que no somos nada”188, del mismo modo que desarrolla la
interseccionalidad del poder y el saber, como formas de dominación, en el capítulo II de
su Criminología, titulado La estructura del poder mundial y el saber189, demostrando
como el poder instala como natural, científico y aséptico; y por ende verdadero y
universal, lo que en realidad es la orientación de las ciencias por la razón de
acumulación de capital, desarrollo tecnológico y progreso 190. Debe tomarse conciencia
que el realismo crítico marginal, en un contexto de colonización pedagógica, tendrá
carácter contracultural porque se dará a contramano de nuestras élites académicas y
clases medias antipopulares191.
El planteo del realismo marginal es, a la vez una «criminología del oprimido»,
ya que debe revelar “la violentísima contención represiva de los más carenciados y la
violencia de igual magnitud que implica la invulnerabilidad de los poderosos” 192, se
propone como criminología de los vulnerables, con la finalidad de evitar la selectividad
sistemática, de los que «nacen delincuentes», que es el lugar ontológico al que están
predestinados, y así pasar de la criminología clínica, a una clínica de la vulnerabilidad,
para lograr “una inversión del planteo etiológico «socio-psico-biológico» de la
conducta criminal a nivel individual, por un planteo etiológico «socio-psico-biológico»
de la vulnerabilidad individual al sistema penal”193 (un saber para liberar al oprimido),
que no niega la importancia de la criminología clínica, sino que debe ponerse a

186
ZAFFARONI, El derecho latinoamericano en la fase superior del colonialismo, p. 27 a 31.
187
ZAFFARONI, Criminología, p. 22 a 23.
188
ZAFFARONI, El derecho latinoamericano en la fase superior del colonialismo, p. 24 a 26.
189
ZAFFARONI, Criminología, p. 33 a 59.
190
Para ver una crítica a la racionalidad científica desde el paradigma decolonial, recomendamos las obras
de FRANZ HINKELAMMERT.
191
“una tentativa de realismo criminológico marginal, [...], será siempre «contracultural» para las
clases medias y sus intelectuales, pero estamos seguros de que no lo será para las culturas de las
grandes mayorías carenciadas y para la parte de la clase media que haya tomado conciencia de nuestra
marginalidad”, cfme. ZAFFARONI, Criminología, p. 24.
192
ZAFFARONI, Criminología, p. 24.
193
ZAFFARONI, Criminología, p. 26.

73
funcionar en un sentido inverso, el mismo pasaje debe suceder con la etiología, pasando
de una etiología de la conducta criminal, a una etiología de la vulnerabilidad.
Los paradigmas tradicionales de la criminología basados en la etiología de la
conducta criminal se ocupan de los “buenos candidatos”, y omiten el análisis estructural
e histórico de la vulnerabilidad, dejan afuera una criminología no convencional, que se
ocupe las violencias del poder dominante de los etiquetados como “malos candidatos”,
como la criminalidad económica, ecológica, de la guerra, del terrorismo de estado, los
cyberataces, el intervencionismo de inteligencia extranjera, los delitos mediáticos,
financieros, políticos, etc., por no se ajustan al modelo. La clínica debe ser una clínica
de la vulnerabilidad, que preste atención al sistema penal haciendo clínica de
policización y clínica de burocratización.
En definitiva esta segunda tesis quiere decir que debemos dar a la teoría del
realismo marginal, el sentido metafísico de la alteridad, que propone el método
analéctico, el margen será entonces, no solo periferia geopolítica, ni negación
ontológica, sino la alteridad metafísica que propone la analéctica, tendremos que tener
el oído atento no solo a la “palabra de los muertos”, sino también a la de los “muertos
vivientes”, los nadies del sistema, a las víctimas del genocidio por goteo194.
El derecho latinoamericano en la fase superior del colonialismo, debe pensarse
desde una iusfilosofía de la liberación, para que pueda ser radicalmente crítico del
discurso jurídico que legitima u oculta los intereses de la plutocracia mundial, que bajo
sus formas de «bursocracia» o «marketocracia», logra imponer las necesidades
irracionales de hiperacumulación, en desmedro de la vida humana de nuestros pueblos y
de la naturaleza195.
§12. TESIS III. EN EL CAMINO DE LOLA Y MÁS ALLÁ.- En su momento
advertimos, que la Criminología de la Liberación, que propone ANIYAR DE CASTRO,
mantiene todavía un importante distanciamiento del método analéctico, propuesto por la
Filosofía de la Liberación dusseleana, (principal corriente de esta filosofía), por ello
consideramos que su propuesta teórica, sigue estando dentro del «pensamiento crítico

194
Coincidimos absolutamente en que “la más importante tarea que tiene por delante el derecho
latinoamericano, es la de asumir la necesidad de reforzar su papel de instrumento de lucha contra el
colonialismo, formar juristas populares en esta línea, contribuir a despertar a nuestras poblaciones de la
ensoñación televisiva, erigirse en un freno al actual genocidio por goteo, asegurar los derechos
elementales de los habitantes, jugarse decididamente por el modelo de sociedad inclusiva”, cfme.
ZAFFARONI, Criminología, p. 122.
195
Ver: ZAFFARONI, La pachamama y el humano.

74
latinoamericano», todavía influenciada por el materialismo dialéctico y la Escuela de
Frankfurt, pero creemos que desde la senda trazada en sus orígenes, es posible retomar
una Criminología de la Liberación, que se estructure teóricamente desde las categorías
fundamentales de la Filosofía de la Liberación y del Giro Decolonial.
El sentido que da a la «liberación», siguiendo a ENRIQUE UREÑA, en La teoría
crítica de la sociedad en Habermas (1978), es la función de “desenmascarar todo tipo
de legitimación ideológica, así como la de exigir una discusión racional de toda
relación fáctica de poder”196, es generar consciencia sobre la irracionalidad autoritaria,
legitimada bajo la forma de razón científica, técnica o instrumental, y poner el acento en
la razón práctica o moral para revalorizar la dignidad humana. En estas reflexiones
realizadas 25 años después de iniciado el movimiento y a 12 años de publicar su
Criminología de la Liberación, las fuentes teóricas que siguen teniendo preeminencia
son las mismas que señalamos, es decir el materialismo histórico (marxista) y los
críticos de Frankfurt, y reconociendo tangencialmente a la Filosofía de la Liberación, la
Pedagogía del Oprimido y la Teología de la Liberación como elaboraciones teóricas que
abrazaron el mismo compromiso, pero no incluyendo sistemáticamente sus categorías,
ni sus principales obras y autores.
Por eso concluimos que es una Criminología Crítica, en transición hacia una
«Criminología Analéctica». Deberá avanzar entonces en pensar más allá del horizonte
de sentido de la totalidad «moderna-colonial-capitalista», y proponerse como
radicalmente crítica desde la exterioridad, y no agotarse en procurar ser integradora de
la totalidad desde la multidisciplina, sino que beberá declararse filosóficamente
«transmoderna».
Cuando leemos que para superar la ruptura moderna “el único elemento
aglutinador sería la ideología. Pues bien, nosotros queríamos hacer, a la vez, ciencia y
moral, filosofía, política y ética”197, debemos traducir «aglutinar» por buscar las
semejanzas en la alteridad, es decir «analogar», teniendo en miras el futuro desde la
utopía presente que es atender las necesidades materiales de quienes nos interpelan
como víctimas del sistema. No recaer en la identidad de la totalidad, debe ser el máximo
cuidado de una teoría decolonial y de liberación.

196
ANIYAR DE CASTRO, Criminología de los Derechos Humanos, p. 17.
197
ANIYAR DE CASTRO, Criminología de los Derechos Humanos, p. 22.

75
§13. TESIS IV. HACIA UNA «CRIMINOLOGÍA DE LA ALTERIDAD».- Nuestra cuarta
tesis consiste en afirmar que la antropología de SEGATO, es la que mejor comprende la
irrupción del otro, que ella denomina «resistencia» de la alteridad. Su teoría como todo
conocimiento que se deduce desde la exterioridad, es necesariamente insurgente más
que crítico es de liberación. Su método es una apertura para construir una anomia de la
alteridad, de la provocación interpelante, que deriva en una propuesta antipunitivista.
Hemos visto que propone una antropología por demanda, que nos permite pensar
también en una «Criminología por demanda» significará una criminología interpelada
desde la alteridad, que traduzca en el plano de la ciencia criminológica, en el discurso
político, en la legislación penal, la contención de la violencia de formal e informal como
mecanismo de control social. Lo que otrora constituía el «objeto», recupera su
dimensión humana y comunitaria, que desde su proyecto histórico existencial y a partir
de su horizonte de sentido interpela a la criminología (a la ciencia y la técnica) haciendo
sus propias preguntas. Su concepción política filosófica, la lleva a replantear una
epistemología y un método que no caiga en la ontologización del Otro.
En la «antropología por demanda» y su «ética de la insatisfacción» 198 de los
Derechos Humanos, SEGATO efectivamente incluye la categoría de «exterioridad», que
toma de LEVINAS, y completa con NIETZSCHE, MERLAU-PONTY, y FOUCAULT. Distingue
una ética de los conformistas o satisfechos (ser-totalidad) y una de los disconformes e
insatisfechos (no ser-alteridad), que son los que “tienen disponibilidad hacia la
diferencia – lo nuevo, el otro –” (aquí DUSSEL diría lo «distinto»). Apertura quiere decir
que no conozco el punto de llegada, sino el camino que se abre desde la alteridad, y
como el Otro habla de un mundo distinto al mío, solo puedo pensar el futuro desde la
semejanza, por esto contra la misma SEGATO decimos que no nos dirigimos a lo
universal199, que es la definición eurocentrada de los Derechos Humanos.
Propone una apertura ética a la “expansión de los derechos”200, con la escucha
etnográfica, que es un método ético de la «disponibilidad» a la pregunta del Otro, lo que
nos abriría a la necesidad de construir nuevas categorías y teorías (novedad), y superar

198
SEGATO, Antropología y Derechos Humanos: alteridad y ética en el movimiento de los Derechos
Universales.
199
“En cuanto actitud, por lo tanto, el anhelo ético es universal, en el sentido de que puede ser
encontrado en algunos miembros de cualquier grupo humano, pero los objetos de ese anhelo son
variables”, SEGATO, Antropología y Derechos Humanos, p. 16 a 17.
200
SEGATO, La crítica a la colonialidad en ocho ensayos, p. 11; y Contra-pedagogías de la crueldad,
Clase 1, min. 34:00 a 43:00.

76
la colonización epistemológica que nos condena solo a consumir las categorías y marcos
producidos desde el centro.
También SEGATO asume explícita y metódicamente la matriz de la
decolonialidad del poder, principalmente tomando la obra de ANIBAL QUIJANO, lo que le
permite lograr la interseccionalidad entre género y colonialidad 201, para comprender las
estructuras patriarcales, y la violencia de género como mandato de masculinidad
engendrado por esa totalidad moderna/colonial.
Entendemos que los trabajos de SEGATO, especialmente los que explican la
violencia de género, se enmarcan sin duda dentro de la criminología, y es tal vez lo más
cercano que hemos podido ver, a una criminología de la liberación. Sin embargo todavía
no introduce sistemáticamente el método analéctico, por ejemplo sigue nombrando al
Otro como diferencia, que lo sitúa en el plano ontológico, mientras que LEVINAS, como
DUSSEL, lo colocan en una dimensión metafísica, que exige de la analogía (aná), y ver
al Otro como distinto, es decir no incluso en mi totalidad, con el cual puedo dialogar y
construir desde la semejanza, de lo contrario sería una relación ambigua, escéptica e
inconmensurable.
§14. TESIS V. DE LA CRIMINOLOGÍA CRÍTICA, A UNA CRIMINOLOGÍA DE LA

LIBERACIÓN.- Proponemos un pasaje, que se dará de a pequeños pasos, y que a partir de


las astillas, clavadas por las criminologías críticas latinoamericanas, se puedan ir
desmodernizando sus críticas, aspirando a una crítica radical desde la alteridad de los
oprimidos. La epistemología decolonial debe ser tenida en cuenta por una criminología
del sur. También se debe comprender desde la «exterioridad» el concepto de anomia, es
decir que no debe ser puesta en función de justificar el punitivismo contra los desviados,
previamente etiquetados y construidos como tales por el sistema, sino que hay que
buscar en las conductas «desviadas», que realidad se está manifestando desde afuera,
quienes están en la otra frontera de la normalidad vista como conducta esperada.
Dudamos que pueda ser vista solamente como conducta afirmativa de los valores
homogeneizados, como plantea YOUNG en su dinámica de inclusión-exclusión,
presumimos que en las conductas criminales de los sectores previamente victimizados
por su condición de raza, clase, género, también se están diciendo muchas cosas

201
Puede verse entre tantas otras: SEGATO, Género y Colonialidad: del patriarcado comunitario de baja
intensidad al patriarcado moderno de alta intensidad.

77
«contra» el sistema que los niega como humanos, debemos entender estas como
acciones comunicativas, como vimos en SEGATO.
Una Criminología de la Liberación, tiene como punto de partida el
reconocimiento del sistema-mundo moderno-colonial, que clasifica y jerarquiza en raza,
género, clase, para legitimar el discurso del centro contra la periferia, en los ámbitos del
poder del ser y del saber. Reconocer los mecanismos de producción y reproducción del
sentido colonial, será fundamental para construir un contra-discurso, que a la vez de
quitar consenso a los mecanismos de control social de dominación, se pueda fundar
positivamente desde el consenso crítico, nuevas instituciones de convivencia y paz
social, como la justicia distributiva y restaurativa.
También será una criminología política, epistemológicamente renovada, fundada
en un proyecto político de liberación, que debe darse en todos los campos, el
pedagógico, el cultural, sexual, económico, y que tenga como horizonte ético-
normativo, refundar todas las instituciones jurídicas a partir de una nueva constitución,
trans-moderna, trans-capitalista, pluri-cultural, pluri-nacional, participativa,
comunitaria, latino-americanista, que supere el antropocentrismo de la razón
instrumental y recupere la importancia de la dimensión ecológica para el bienestar y
supervivencia de todas las especies. La totalidad capitalista no solo ha necesitado negar
al otro como clase, raza o sexo para justificar su hiperacumulación, sino que también
necesita objetivar e instrumentalizar la naturaleza como “recurso”, visión que viene
siendo superada por los conceptos del Sumak Kawsay y Suma Qamaña.
§15. TESIS VI. LA CRIMINOLOGÍA DESDE EL MÉTODO ANALÉCTICO.-
Hemos visto que ANIYAR DE CASTRO, se preocupa por pensar la teoría crítica del
control social, desde una filosofía ontológica, al pretender reintegrar lo que el
cientificismo positivista ha desintegrado, que es la totalidad, y así lo manifestaba en su
obra temprana al decir que “lo contrario sería caer involuntariamente en la vieja
tentación positivista de parcelar la realidad, y perder de vista la categoría de totalidad,
práctica que hemos siempre combatido”202, pero la misma postura epistemológica
observamos en su obra posterior cuando dice que:
“no hay métodos inductivos ni deductivos en lo que hacemos, lo estadístico es
informativo más que explicativo. Hay una epistemología, un marco conceptual y

202
ANIYAR DE CASTRO, Criminología de la Liberación, p. 75.

78
ético, con una correcta organización interna del pensamiento que está orientada
a un objetivo, y una aspiración -por definición, nunca definitivamente cumplida-
a la categoría de la totalidad”203.
Aquí postulamos que una criminología pensada desde una ética de la liberación,
más que pretender integrar (buscar lo universal) los saberes desde la totalidad, siguiendo
el método analéctico, se debe proponer deducir la totalidad desde la exterioridad. La
totalidad dominadora, se comprende desde la palabra de la víctima, el que sufre lo
injusto. No es lo mismo integrar la totalidad, que pretender su apertura desde la
exterioridad, que ruptura de lo universal eurocéntrico. Si el ser es la luz con que se
ilumina al ente, la exterioridad es el no-ser que desde la nada irrumpe con luz propia 204,
esa luz es la que permite comprender al Otro no como mera negación sino como
alteridad que se instituye desde su propia historia, para fundar un nuevo momento
futuro, analógico y distinto, que no avanza hacia la unidad (integración), sino a la
pluralidad, la diversidad, a través de la relación entre distinción y semejanza. Tampoco
descartamos la relación dialéctica, dado que el método analéctico, la susbsume.
El método analéctico nos permite además, construir la libertad y no solo negar la
dominación, su momento positivo es posible gracias a los principios éticos 205 que son
afirmativos, afirmación de la vida material (principio material), mediante un proceso
que formalmente permita el consenso (principio procedimental), y que encuentra las
mediaciones que lo hagan posible (factible), y que deben ser aplicados a los distintos
campos prácticos, como el político y el jurídico. Podremos distinguir entonces
emancipación de liberación.
§16. TESIS VII. DEBE SER SUPERADORA DE LA POSMODERNIDAD

EUROCÉNTRICA. Una criminología pensada desde una iusfilosofía de la liberación, debe


estar situada en la posmodernidad, para superar los análisis eurocéntricos. Para ello será
necesario que reconozca el sistema-mundo moderno-colonial-capitalista, como la
totalidad vigente. Esto significa, afirmar que modernidad, capitalismo y colonialismo,
como tres momentos coetáneos e interdependientes que deben ser superados. Será

203
ANIYAR DE CASTRO, El triunfo de Lewis Carrol, p. 24.
204
“Conocer viene a ser aprehender el ser a partir de nada o llevarlo a la nada, quitarle su alteridad.
Este resultado se obtiene desde el primer rayo de luz. Iluminar es quitar al ser su resistencia, porque la
luz abre su horizonte y vacía el espacio: entrega el ser a partir de la nada. La mediación (característica
de la filosofía occidental) sólo tiene sentido se se limita reducir las distancias” , cfme. LEVINAS,
Totalidad e Infinito, p. 67 a 68.
205
Ver: DUSSEL, Ética de la Liberación en la Edad de la Globalización y de la Exclusión.

79
también una criminología de los Derechos Humanos, pero como apertura expansiva
hacia lo pluriversal, y geopolíticamente situado desde la mundialidad. Como enseña el
jurista mexicano, ALEJANDRO ROSILLO, “a partir de los conceptos y categorías de la
filosofía de la liberación es posible construir un fundamento de los derechos humanos
basado en tres pilares: la alteridad, la praxis de liberación y la producción de vida”206
Una criminología pensada a partir de una juricidad entendida en un Estado
transmoderno, en que el poder no es entendido como dominación (WEBER), sino como
servicio, constituido desde la hiperpotentia instituyente207 del bloque social de los
oprimidos208, desde una democracia participativa (consenso-formal), como analogada
principal del concepto plurisémico de democracia, que pueda construir positivamente
nuevas mediaciones, a partir de una racionalidad de la producción y reproducción de la
vida (material-contenido) en complementariedad con la naturaleza (no como objeto), y
que pueda concretarse prácticamente (factibilidad) gracias a planificaciones
estratégicas, que permitan concretarlas en las actuales condiciones geopolíticas,
culturales y científicas.
Desde la perspectiva de la iusfilosofía de la liberación los derechos humanos se
fundan, no en un iusnaturalismo a priori, ni en un iuspositivismo formalista, sino en:
“la praxis históricas de liberación, en cuanto ésta se realiza por una comunidad
de víctimas -que se constituye en un sujeto intersubjetivo- que busca, al ejercer el
derecho a generar derechos, subvertir el sistema que le niega la satisfacción de
necesidades para la producción y reproducción de vida, y dar paso a un nuevo
sistema”209.
El desafío de pensar el Derecho, desde una iusfilosofía de la liberación, es un
camino que ya ha sido emprendido entre otros autores, por: DAVID SÁNCHEZ RUBIO210
(España), ANTONIO WOLKMER211 (Brasil), ALEJANDRO MEDICI212 (Argentina),
206
ROSILLO, Fundamentación de derechos humanos desde América Latina, p. 151
207
Ver: DUSSEL, Tesis 12, de las 14 Tesis de Ética, p. 201 a 236. Esta tesis es importante, porque es el
momento positivo, en la cual se instituyen nuevas mediaciones históricas para la afirmación de la vida,
consensual y factible, desde él consenso crítico de los oprimidos.
208
Ver: DUSSEL, Tesis 12, de sus 20 Tesis de Política, p. 94 a 99.
209
ROSILLO, Fundamentación de derechos humanos desde América Latina, p. 122 a 123.
210
DAVID, SÁNCHEZ RUBIO, Filosofía Derecho y Liberación en América Latina, Bilbao: Descleé de
Brower, 1999; y Derechos Humanos Instituyentes. Pensamiento crítico y praxis de liberación, España,
AKAL, 2018, entre otras.
211
ANTONIO, WOLKMER, Pluralismo Jurídico. Fundamentos de una nueva cultura del Derecho, Madrid,
Dykinson, 2018; Teoría Crítica del Derecho desde América Latina, México, Akal, 2017, entre otras.
212
MEDICI, ALEJANDRO, Otros Nomos. Teoría del nuevo constitucionalismo latinoamericano, San Luis
Potosí, UASLP - CENEJUS, 2016; y La Constitución Horizontal, San Luis Potosí, UASLP - CENEJUS,

80
ALEJANDRO ROSILLO213 (México), LUCAS MACHADO214 (Brasil), JESÚS ANTONIO DE LA

TORRE RANGEL215 (México), ANTONIO SALAMANCA216 (Ecuador). También destacamos


a BOAVENTURA DE SOUSA SANTOS (Portugal), quien concibe los Derechos desde una
epistemología del sur. En esa senda concebimos este trabajo.
EPÍLOGO.- Creemos haber juntado algunos «retazos», de los que hablaba
LOLITA, también trajimos algunos «ponchos» cocidos a lo largo de los últimos 40 años
por pensadores que consideramos realmente auténticos de nuestra América, en especial
el filósofo mendocino ENRIQUE DUSSEL, esperamos dejar algo más que un collage o un
emparchado ambigüo, sino un pensamiento coherente y estructurado
metodológicamente, no con la pureza del cientificismo fundado en un idealismo
universalista, sino con las necesarias impurezas de un pensamiento analógico y mestizo,
imprescindible para comprender una realidad mestiza y diversa, como la nuestra.
Creemos que estas tesis se orientan a superar los tres ejes problemáticos que detectamos
en el inicio (§2).
Por otro lado somos conscientes que el nuevo momento fundado desde la
afirmación del Otro oprimido, no es teórico o discursivo, sino esencialmente práctico,
que se realiza a partir de la satisfacción ética antropológica, de las necesidades
materiales de los humanos vivientes de la comunidad, que en el actual sistema sufren las
injusticias, son las víctimas de la desocupación, el hambre, los criminializados y
explotados por su condición de clase, raza, origen nacional, y también las mujeres
violentadas por el sistema patriarcal.

2012, entre otras.


213
ROSILLO, ALEJANDRO, Fundamentación de derechos humanos desde América Latina; y Praxis de
liberación y derechos humanos, una introducción al pensamiento de Ignacio Ellacuría, San Luis Potosí,
FDSLP, 2008, entre otras.
214
MACHADO, LUCAS Y LIXA IVONE, Cultura jurídica latino-americana: entre o pluralismo e o monismo
na condiçao da colonialidade, Curitiba, Multimedia, 2018; y MACHADO, LUCAS, Juricidades
insurgentes: elementos para o pluralismo jurídico de libertação latino-americano, Tesis doctoral,
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215
DE LA TORRE RANGEL, JESÚS A., Apuntes para una introducción filosófica al derecho, México, Porrúa,
2007; “Filosofía, de la liberación y derecho: Distintas perspectivas críticas de lo jurídico”, en Revista
Caleidoscopio, Nº 10, Año 2001, Aguascalientes, p. 175 a 199; Iusnaturalismo, Personalismo y Filosofía
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uso alternativo del derecho, México, CENEJUS, 1984, entre otras.
216
SALAMANCA, ANTONIO, Teoría Socialista del Derecho, Quito, Editorial Jurídica del Ecuador, 2011; El
derecho a la revolución. Iusmaterialismo para una política crítica, México, UASLP, 2006; y “El derecho
a la Revolución: origen, proyecto político y praxis histórica de la insurgencia de los pueblos y la
naturleza”, en Revista Direito e Práxis, Nº 3, Vol. 7, 2016, p. 659 a 689, entre otras.

81
La liberación será creativa, es la libertad poiética, inventar o errar, decía SIMÓN
RODRÍGUEZ, desde la nada de sentido podemos expresar nuestra voluntad de vida,
históricamente situada, construir el logos (λóγος) desde nuestros mithos (μῦθος), será
necesario que abandonemos el ego cogito solipsista, androcéntrico, antropocéntrico,
descorporizado y totalizante, nuestra realidad actual no es la crisis subjetiva de la
inseguridad ontológica de los europeos, o la frustración por no alcanzar el american
way of life, no vivimos una simple exclusión bulímica, sino una exclusión metafísica, la
violencia contra nuestros pueblos existe desde la constitución del mundo moderno-
colonial, contra esa violencia debemos construir nuestro propio saber desde el diálogo
comunitario y corporal, a partir de la recuperación de nuestro espacio y nuestra
naturaleza, como ha dicho FABIEN EBOUSSI BOULAGA, “Je pense, done je suis
(Descartes) es la causa del crimen contra el Je danse, done je vie” 217, ¡Danzo luego
vivo!

217
EBOUSSI BOULAGA, La crise du muntu, Authenticite africaine et philosophie, p. 56, citado en DUSSEL,
ENRIQUE, Ética de la Liberación en la Edad de la Globalización y de la Exclusión, p. 10.

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