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INTRODUCCIÓN
El delirio, o idea delirante, es una creencia falsa, basada en una inferencia errónea de la realidad que no
concuerda con la inteligencia del paciente ni con su nivel cultural.
La idea delirante constituye la manifestación más típica de la enfermedad mental en el acervo cultural de
nuestra sociedad. Como alteración del pensamiento, está presente en una gran variedad de cuadros
patológicos tanto psiquiátricos (esquizofrenia, trastorno delirante, trastorno bipolar, etc.) como orgánicos
(demencias, intoxicaciones por drogas, trastornos metabólicos, etc). Por lo tanto, y a priori, parece
esencial el conocimiento de la terapéutica enfermera indispensable para el abordaje del enfermo que
padece ideas delirantes, independientemente de las causas que las originé.
La idea delirante es un sistema que no encaja con Etiqueta Diagnostica Enfermera alguna, es la
responsable de numerosas alteraciones de la salud del paciente. Anteriormente, la etiqueta diagnostica
“trastorno del proceso del pensamiento” suponía una fuente de confusión para el profesional enfermero,
pues erróneamente se ha llegado a considerar el problema central del paciente con delirios como
síndrome confusional. Actualmente ha sido eliminada la taxonomía NANDA I en la edición 2009 – 2011,
lo que, ha criterio del autor, simplifica y orienta el plan de cuidados aquellas áreas donde el profesional
enfermero atiende a un paciente experimentan delirios, independientemente de la causa debe de tener
en cuenta que este síntoma esta relacionado con un síndrome que produce profundas disfunciones en
sus patrones de adaptación a la salud, y con estas a las que se pueden y se deben tratar. Es frecuente
recurrir a la expresión que lo resumen a la perfección:“el profesional de enfermería cuida al paciente, no
trata el delirio”.
Se desea resaltar un aspecto más en esta introducción y es la importancia de una relación terapéutica
con el enfermero que sufre ideas delirantes. La relación terapéutica es la base de todo cuidado enfermero
en salud mental. Por ser una técnica fundamentada principalmente en los aspectos comunicacionales
endointrospectivos, se presentarán en el plan de cuidados las bases que el profesional debe considerar
para conseguir este aspecto relacional con el sujeto delirante. Esto no solo ayudará al profesional de
enfermería a fundamentar sus intervenciones, sino que la relación terapéutica será la herramienta con la
que conseguirán partes de los objetivos con este paciente que sufre ideas delirantes. A continuación, se
muestran unos conceptos básicos vinculados con las ideas delirantes.
- PATRÓN DE ELIMINACIÓN
Inicialmente se preguntará al paciente si ha apreciado algún cambio en las funciones de eliminación
intestinal y vesical y, de ser así que lo escriba. Después se deben recoger frecuencias, cantidad, aspecto
de heces y de orina de a comparación de ambos parámetros se obtiene la percepción personal de dicho
patrón. Los parámetros que pueden verse alterados en éste patrón:
- Eliminación intestinal y vesical: Pueden aparecer efectos secundarios como estreñimiento diarrea
o dificultades para la misión relacionados con el tratamiento con algunos psicofármacos
(anticolinérgicos, litio).
- Eliminación cutánea: puede aparecer sudoración relacionada con los efectos descritos
anteriormente.
El paciente identificará quien es el, donde esta y en que tiempo se encuentra (día de la semana, día
del mes y año). Esta situación puede q no se mantenga durante todo el tratamiento, pero es un
resultado necesario al alta.
El paciente realizará tareas intelectuales de forma interrumpida durante un tiempo
determinado(estimado por el profesional de enfermería en función de la gravedad del sujetoy el
ámbito sanitario en el q recibe tratamiento, recomendándose 15 a 20 minutos en ámbito hospitalario
y estado agudo, 35 a 40 minutos en situación de menor gravedad)
El paciente realizará las rutinas del entorno en el que se encuentra (hospital domicilio, estructura
intermediaria, etc.) sin que sea precisa la supervisión de personal sanitario. Por ejemplo, acudirá
puntualmente a las comidas, tomas de medicación, horarios de visitas, citas con el terapeuta, etc. Es
valido que el individuo utilice de forma autónoma sistemas recordatorios como agendas, notas
colocadas en lugares visibles, entre otros.
El paciente demostrará una mejora en la capacidad de tomar decisiones. El profesional, en función
del estado del individuo, debe limitar o fomentar la toma de decisiones, de tal forma que el sujeto
tome decisiones de menor envergadura en las situaciones de gravedad, y adquiera un nivel
progresivo de autonomía a medida que mejora su capacidad cognitiva.
También se pueden formular objetivos relacionados con las alteraciones experimentadas en la relación y
comunicación con los demás.
El paciente verbalizara de forma adecuada sus necesidades, sin experimentar frustración.
El paciente será capaz de interpretar las instrucciones/normas hospitalarias, lo que será evidente
por la adecuada ejecución de estas.
El paciente tendrá una disminución/ausencia de las conductas de emociones expresadas en las
relaciones con sus familiares.
El paciente verbalizara satisfacción en la realización de sus actividades recreativos-sociales.
El paciente verbalizara una satisfacción percibida en las relaciones con el dispositivo sanitario al
que se le deriva.
Unos de los fines perseguidos por las intervenciones enfermeras es la mejora del patrón de percepción
y control de salud, en el aspecto relacionado con el tratamiento de la patología de base causante del
delirio. La funcionalidad de este aspecto no solo se sustenta en un cumplimiento de tratamiento y medidas
terapéuticas descrititas; es esencial potencial del usuario y la percepción de los factores condicionantes
e influyentes de su propia de su salud física y mental, de manera que sea capaz de comunicar con eficacia
al personal de enfermería. Se considera que el nivel más elevado que se puede pretender con el individuo
delirante es la autonomía y la resolución de problemas (como la aparición de efectos secundarios) que
pueden alterar el cumplimiento de sus regímenes terapéuticos. Se propone ver el plan de cuidados de
“Adhesión y colaboración con el tratamiento” y el protocolo sobre el “Tratamiento de los efectos
secundarios de los psicofármacos”.
Por último, y sobre la base de una posible etiología orgánica, no se pueden pasar por alto los cuidados
de enfermería dirigidos a la resolución de dicha disfunción. Aunque no se trate de un problema in
dependiente de enfermería, el paciente es tributario de recibir cuidados de este ámbito al ser estos
específicos para dicha situación de enfermedad. Así, el objetivo de enfermería que se puede formular es:
“La paciente vera cubiertas sus necesidades básicas, alteradas a consecuencia de la patología
orgánica activa.”
00079 Incumplimiento 1403 Autocontrol del pensamiento 6450 Manejo de las ideas ilusorias
00069 afrontamiento distorsionado 6460 Manejo de la demencia
ineficaz 0900 Cognición 6440 Manejo de delirio
00138 Riesgo de violencia 0912 Estado neurológico: 6420 Restricción de las zonas de
dirigida a otros consciencia movimientos
00051 Deterioro de la 1502 Habilidades de interacción 5100 Potenciación de la socialización
comunicación verbal social
00060 Interrupción de los
procesos familiares
00053 Aislamiento social
PLAN DE CUIDADOS DEL PACIENTE DELIRANTE
Los cuidados de enfermería de salud mental no se conciben sin el trabajo concienzudo para lograr una
relación terapéutica de confianza con el sujeto receptor de los cuidados. Si esta relación se logra, se
optimizarán los resultados. En el primer punto se presentarán los parámetros de la relación y
comunicación con el paciente delirante. Luego se exponen las actividades de enfermería que pueden
conformar el plan de cuidados, agrupadas en función del beneficio que producen al paciente.
Consideraciones de la relación terapéutica con el enfermo delirante
El trato con el enfermo delirante suele ser difícil. Es frecuente la aparición en el profesional de
interrogantes y temores ante esta relación. Esta incertidumbre, unida al elevado al riesgo que existe para
la integridad del paciente y de los q los rodean, se supone un aumento del estrés del profesional. por ello,
se ha de cuidar una serie de aspectos en la relación con estos pacientes, para de estar forma llevada
cabo un trabajo en el que se preserve la autoestima de ambas partes y en el que se alcancen objetivos
realistas y adecuados.
La máxima oficialidad que debe encausar el trabajo es recordar que el profesional de enfermería no trata
al delirio, sino a las personas sobre esta base, las indicaciones a seguir son:
Es fundamental conseguir una relación con el paciente que impliqué que este confié en el
profesional.
El profesional no puede estar de acuerdo con las ideas del delirante del paciente, pero tampoco
puede desafiarlas.
Cuando se toman los datos del paciente hay que evitar que parezca un interrogatorio.
Antes de tratar el tema del delirio. Es más aconsejable ofrecer ayuda para la disminución de la
ansiedad, irritabilidad o sufrimiento que padecen
Cuando se trata con un paciente con ideas delirantes, el profesional de enfermería ha de convertirse en
ele enlace con la realidad por ello se han de evitar las conductas de rechazo o falta de interés. Esto
contribuye a que el profesional pase a ser mas una amenaza que un agente terapéutico. Bajo este criterio,
incluso la forma de hablar y situarse ante el paciente a de simbolizar una realidad fácil de asimilar en los
pacientes con patología orgánica aguda la prioridad es proporcionar los cuidados de enfermería físicos y
evitar las amenazas a la seguridad. es fácil que el sujeto presente un cuadro en el que esta reversible
también lo es el cuadro psiquiátrico sintomático
En los pacientes esquizofrénicos se tendrá en cuenta una serie de sus características de su afectación.
Suelen ser pacientes con una profunda desestructuración que su yo psíquico
En algunos momentos toda tu realidad es falsa
La desestructuración puede llegar hacer tan grave que puede tener conductas que ni el propio
paciente comprende
Los criterios de abordaje no son diferentes a los ya expuestos de forma general, excepto en la frecuencia
de las reacciones comprendidas en el paciente. Estas conductas, que incluyen llanto, agresividad,
alegría, perplejidad, embotamiento afectivo, entre otras se suponen una dificultad añadida al tratamiento
del trastorno delirante. El paciente puede mostrar se hostil con el profesional sin quererlo, por ejemplo.
En estos casos es preciso presentar a paciente las consecuencias emocionales de su acción y ofrecer
una forma alternativas y adecuada de exposición de las tenciones internas.
En un cuadro de trastorno delirante, el paciente suele presentar una personalidad paranoide de marcas
toda la relación con el profesional. Este trastorno implica un núcleo caracterizado por un fuerte complejo
de inferioridad, que se compensa con una sobrevalorización, suspicacia y autorreferencias constantes.
Por ello se han de seguir las siguientes premisas:
Con estos pacientes un exceso de amabilidad provoca desconfianza.
Es importante cuidar los rechazos y los privilegios; estos son los puntos básicos de la relación del
paranoico con los demás.
No se pueden satisfacer todas las demandas. El paciente intentara clasificar al profesional como
bueno o malo en función de la búsqueda de satisfacción de demandas. Al solucionar todas las
peticiones del paciente, se acepta la manipulación de este con el consecuente entorpecimiento de la
relación con el sujeto, ya que deja de ser terapéutica para estar empañada por una contratransferencia
perjudicial.
No se puede alargar el tiempo entre visitas o contactos, y tampoco hacer estas entrevistas
excesivamente largas. No es aconsejable prestar atención extraordinaria a menos que sea una
verdadera urgencia.
En las entrevistas incluirá los silencios en su sistema delirante.
No es aconsejable realizar interpretaciones de lo que dice el paciente ya que estas se vivirán como
una intrusión.
El paciente paranoico se relacionará con el profesional de dos formas: o con un apartamiento negativo
(ignora al profesional), o con un obstruccionismo activo (monopoliza la entrevista). Si esta fase inicial se
supera adecuadamente, el paciente sobrevalorara al profesional e intentara convertirlo en un aislado,
sobre todo utilizando la adulación.
Actuación de enfermería
Cuidados encaminados a la mejora del bienestar del paciente delirante y de los que lo rodean
1. Actividades para fomentar la comodidad, seguridad y orientación a la realidad de un paciente
que experimenta un delirio (imprescindible considerar la relación terapéutica como meta
inicial del plan de cuidados).
Dar oportunidad de discutir el delirio.
Evitar reforzar el delirio.
No discutir sobre las creencias delirantes.
Animar al paciente a que cuente los delirios antes que actuar sobre ellos.
Establecer actividades recreativas que requieran atención y habilidad.
Favorecer un descanso y nutrición adecuados.
Valorar la presencia de contenidos dañinos en el delirio del paciente (es perseguido, amenazado,
quieren dañarlo, etc.). aplicar actividades de seguridad tanto del individuo como del ambiente y
prevención de la violencia.
Proporcionar al paciente un ambiente limitado que minimice los estímulos sobre el y los riesgos
posibles.
Mantener una rutina diaria coherente.
Educar a la familia sobre la forma de tratar al sujeto con delirio.
Informar al paciente y su familia sobre la naturaleza de las ideas delirantes.
4. Actividades para lograr disminuir la aprensión y temor del paciente delirante. Estas actividades
no tienen sentido por si solas si no se realizan conjuntamente con las actuaciones expuestas para
mejorar el bienestar.
Utilizar un enfoque de serenidad ante el paciente (se debe intentar que el lenguaje verbal del
profesional sea congruente con la comunicación de serenidad).
Comunicar las expectativas de conducta del paciente.
Comunicar al paciente que el profesional esta para cuidarlo y protegerlo.
Proporcionar objetos que den seguridad.
Escuchar de manera activa.
Animar a que el paciente verbalice los miedos.
Cuidados de enfermería sobre el ambiente para disminuir el riesgo de lesión o daño por conductas
violentas y/o negligentes del paciente que delira.
1. Intervenciones para fomentar la seguridad en cualquier ambiente.
Estas actividades son aplicadas para los pacientes tratados de forma ambulatoria y que permanecen
en su domicilio.
Identificar los riesgos del ambiente: presencia de armas potenciales (cuchillos, utensilios de
cocina, útiles de jardinería, sustancias venenosas, zonas de almacenamiento de medicación,
etc.).
Eliminar los factores peligrosos del ambiente. En estos casos, si el paciente convive con
familiares, se les aconsejara que retiren dichos factores peligrosos.
Alterar el ambiente para minimizar riesgos.
Utilizar dispositivos de restricción de las zonas y ambientes que puedan convertirse en
situaciones peligrosas.
Dar ayuda al paciente y a la familia en la construcción de un ambiente más seguro
3. Intervenciones para disminuir el riesgo de fuga del recinto hospitalario donde es tratado el
paciente.
Observar al paciente para la búsqueda de indicios de fuga (indicios verbales, merodear cerca de
las salidas de la unidad, ropas superpuestas, desorientación, ansiedad de separación, etc.).
Clarificar el estado legal del paciente.
Comunicar el riesgo de fuga a los demás cuidadores.
Cuidados para lograr la adhesión al tratamiento del paciente delirante incumplidor de la terapia
1. Actividades para minimizar los efectos de la ruptura familiar por la hospitalización.
El trabajo en el periodo de internación del paciente es esencial, ya que el aislamiento familiar puede
implicar problemas de adaptación posteriores, que conllevan un riesgo de agravamiento del
pronóstico del enfermo.
Estimular las visitas de miembros de la familia (en función del estado del paciente y del contenido
de las ideas delirantes). Para ello, puede ser preciso facilitar la flexibilidad de las visitas
dependiendo de las necesidades familiares y del paciente.
Ayudar en la puesta en marcha de estrategias de normalización familiar, sobre la base de las
alteraciones presentes o potenciales de la dinámica familiar.
Proporcionar al paciente los mecanismos necesarios para la comunicación con miembros de la
familia.
Dependiendo del estado del paciente, se puede facilitar las visitas al medio familiar.
Valorar la reacción de la familia frente a la enfermedad del paciente y la carga psicológica
generada.
Favorecer la expresión de sentimientos y preguntas, que deben ser correctamente escuchados
y canalizados entre la familia y el paciente, y viceversa. Es importante ofrecer esperanzas
realistas.
Explorar las expectativas del paciente, familia y profesionales sanitarios, a fin de identificar las
discrepancias y los puntos en común. Se reducirán los desacuerdos utilizando técnicas de
comunicación.
Explorar los mecanismos de adaptación para la resolución de problemas, reforzar las técnicas
adaptativas y valorar la necesidad de adiestramiento en nuevas formas de adaptación.
Incluir a los miembros de la familia junto con el paciente en la toma de decisiones sobre los
cuidados, cuando resulte oportuno y adecuado. Animas en la toma de decisión conjunta.
Presentar a la familia otras familias que estén pasando por situaciones similares.
4. Intervención para mejorar el apoyo del paciente por parte del ambiente social y comunitario.
Determinar los sistemas de apoyo en uso, los sistemas sociales potenciales que pudiera percibir
un beneficio y las barreras de acceso.
Remitir grupos de auto ayuda y de apoyo mutuo, si resulta oportuno.
Implicará a las redes sociales en los cuidados y en la planificación.
Explicar a los implicados en el aspecto social la manera en la que pueden ayudar.