Está en la página 1de 1

Parálisis de realidad

Intentó girar su cuerpo pero no pudo, las manos no le respondían y tan solo sus dedos podía
mover como activados por pequeños espasmo. Acostado boca abajo sobre la cama de su
cuarto, con el rostro cubierto casi en su totalidad por la almohada y los ojos cerrados no podía
ver nada, pero era consciente de la posición de las cosas en el cuarto; por la forma como las
recordaba se dio cuenta que estaba soñando. Nuevamente hizo un intento para ponerse boca
arriba y no pudo, trato de no desesperarse y con pequeños esfuerzos pretendió mover el torso,
sin embargo, sentía extremadamente pesada la colcha que cubría su cuerpo. Su respiración
aumento con fuerza y en la medida que perdía la calma el peso aumentaba y se concentraba
en su espalda, sentía que algo lo presionaba y que no lo dejaría reaccionar. El miedo se
apoderó por completo de él y le hizo sentir que ese peso sobre su cuerpo tenía garras que
atravesaban la colcha y le punzaban la piel.

El miedo y la desesperación nuevamente hicieron que tuviera conciencia de su cuarto, pero


adaptado al momento, donde aquello que estaba sobre su cuerpo era un bulto enorme con
forma de gato. Esa imagen que apareció en su mente, le disparó el miedo y la desesperación,
tanto así que impulsivamente intento gritar, pero lo único que logró fue musitar un ruido
perturbador como el de un ternero hambriento.

Ya aterrorizado y al punto de rendirse, al saber que algo lo tenía atrapado, aumento sus gritos y
las pocas partes de su cuerpo, que le respondían, forcejearon con los músculos inmóviles hasta
que se reactivaron totalmente, permitiéndole emitir un grito con el que confirmó estar
despierto.

Unos segundos después, cuando la calma había retornado a su cuerpo y se encontraba boca
arriba mirando el techo del cuarto, pensaba que en esta ocasión, su parálisis del sueño, tan
frecuente desde niño, había sido más intensa que en otras y mientras lo hacía los parpados se
cerraban lentamente, cuando los volvió a abrir se dio cuenta que era demasiado tarde, se
arreglo con prisa y salió para su trabajo, pero no se dio cuenta de los agujeros que habían
quedado en la colcha comprada hace un par de días.

También podría gustarte