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ESPACIALIDA DEL CAPITAL Y LA TERRITORIALIDAD DEL

CAPITALISMO

La primera importante diferenciación conceptual, para las ciencias sociales, se refiere


al “espacio” y “territorio”. considera que el concepto de espacio se relaciona con el
patrimonio natural existente en una región definida. En el concepto de territorio se
incorpora la apropiación del espacio por la acción social de diferentes actores, y se
agrega el “juego de poder” entre los actores que actúan en un espacio. Como resultado
de este juego se define una identidad relacionada con los límites geográficos o un
espacio determinado. El territorio surge, por lo tanto, como resultado de una acción
social que, de forma concreta y abstracta, se apropia de un espacio tanto de forma física
como simbólicamente de ahí la premisa de un proceso de construcción social.
En este sentido se percibe el territorio construido como un espacio de relaciones
sociales, donde existe un sentimiento de pertenencia de los actores locales respecto a la
identidad construida y asociada al espacio de acción colectiva y de apropiación, donde
son creados lazos de solidaridad entre los actores. La construcción de la identidad, para
el pensamiento subjetivista, es precedida por la construcción de la diferenciación a
partir de fronteras, llamadas fronteras simbólicas. En la construcción territorial
“culturalista”, la frontera simbólica recibe límites territoriales, donde las identidades
están formadas con base en relaciones histórico-culturales locales. Se entiende la cultura
local a las relaciones sociales existentes en espacios delimitados y pequeños en los que
se establecen formas específicas de representación. El sentimiento de pertenencia y el
modo de actuar en un espacio geográfico dado significa una noción de territorialidad,
donde las relaciones sociales y la localidad están interconectadas, fortaleciendo el
sentido de identidad.
En efecto, el espacio se reconoce bajo las premisas de proceso, cambio y por tanto no
puede concebir de manera estática. Así, este dinamismo y su carácter relacional sólo
puede interpretarse a partir de la conexión balanceada de algunas dimensiones de
espacialidad e historicidad, donde esta articulación se objetiva y toma cuerpo dando
lugar no sólo a objetos o fenómenos distribuidos en el espacio. De esta forma,
espacio-tiempo-sociedad conforman una unidad firme para interpretar particulares
procesos socio espaciales complejos. Pero, además, resulta significativo asociar la
noción de espacio a la de dinamismo porque esta relación permite interpretar al espacio
como una construcción, una producción, sobre formas ya construidas y producidas. Más
aún, permite definir al espacio como una construcción social producto de procesos
históricos que construyen y reconstruyen formas espaciales es características a cada
formación socio-espacial.
Podemos referirnos entonces que las formaciones socio espaciales dan cuenta de
instancias de vida del hombre en sociedad en lo económico, social, político, ético,
ideológico, religioso, estético, científico-tecnológico y espaciales instancias que se
expresan tanto en la continuidad como en la discontinuidad histórica. Construido de
este modo el concepto de formación socio-espacial incluye como otra instancia al
espacio en la medida que contribuye a la reproducción de las relaciones sociales. Estas
relaciones «no sólo son relaciones de producción, en términos de posición y condición
en un campo determinado, sino también relaciones de identidad y pertenencia relativas
al género, edad procedencia, preferencias, intereses y valores de los agentes» (Lerena,
M. y Tomadoni C. 1997)
El territorio como espacio de articulación de estrategias de desarrollo se muestra como
objeto de acciones, tanto de iniciativas de la propia sociedad, a través de movimientos
sociales, organizaciones no-gubernamentales y entidades privadas, como de políticas
públicas. Ese proceso encuentra en su camino algunos importantes problemas como el
enfrentamiento entre políticas sectoriales y territoriales; estructuras centralizadas y
descentralizadas, tanto de gestión como de planeación; ambiente institucional local y
externo, entre los más relevantes. Los problemas, a su vez, tienen implicaciones sobre
otra cantidad de puntos importantes para lograr una perspectiva exitosa de propuestas
de desarrollo territorial. El territorio como una construcción social en el espacio tiempo
agrupa objetos de diferente naturaleza (carreteras, puertos, ríos, establecimientos,
parques industriales, barrios obreros, etc.), otorgando a un panorama que adquiere toda
su dinámica en el juego dialéctico, es decir, con la sociedad que le da sentido y
significación.
Este territorio en determinadas coordenadas de tiempo y lugar, tiene una dinámica
particular y está relacionado a diferentes escalas con otros territorios, que contiguos o
discontinuos, se concretan territorialmente en una región de mayores dimensiones. De
este modo, emerge un territorio de mayores dimensiones que cada uno de los territorios
que conforman esa región. se puede establecer una relación entre territorios, identidad,
cultura y mercado, donde el espacio geográfico con una identidad construida
socialmente, puede ser caracterizado por una identidad cultural definida y por lazos de
proximidad y de interdependencia, y puede significar un espacio de mercado para los
sistemas productivos locales.
Este enfoque territorial considera sobre todo la valorización colectiva y negociada de
las potencialidades de las localidades o de las regiones, denominadas como atributos
locales o de activos específicos, estas interacciones ocurrirán en el ámbito de una
institucionalidad socialmente construida, y que pauta las acciones de los actores locales,
el poder establecido entre los diferentes grupos de actores, la confianza y la
cooperación, que son factores que establecen la construcción social de un territorio.
Esos factores determinan la capacidad de movilización local para la construcción y la
organización del territorio

BIBLIOGRAFIA
Boisier, S., 1994. Postmodernismo territorial y globalización: regiones pivotales y
regiones virtuales.En: Ciudad y Territorio. Vol. II Tercera época. Nº 2. Madrid.
Tomadoni, C.y Lerena, M., 1997. Espacio, industria y su lógica a través del tiempo. En:
Revista del Instituto y Departamento de Geografía. Universidad Nacional de Cuyo.
Murilo Flores. La identidad cultural del territorio como base de una estrategia de
desarrollo sostenible

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