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Historia, memoria
y política
Entrevista a Enzo Traverso
por Massimo Modonesi

C onversé con Enzo Traverso en el Café de l’industrie, un histórico café de París, la ciudad en la que vive
desde hace más de veinte años. Traverso es un historiador nacido en Italia en 1957, conocido a nivel
internacional por una serie de obras que destacan por los temas que abordan y la perspectiva crítica
que las caracteriza. Siguiendo y articulando dos dimensiones fundamentales del oficio del historiador, es decir
rescatar aspectos olvidados o negados y revisitar y reinterpretar a procesos históricos decisivos para la com-
prensión de las sociedades actuales, Traverso ha investigado y reflexionado en torno al totalitarismo, la violen-
cia nazi, el holocausto y los intelectuales y, recientemente, sobre el conjunto de la historia europea entre las dos
guerras mundiales.

En los últimos años, Traverso elaboró dos textos que apare- —Iniciamos con un tema que me interesa particularmente, la
cen como síntesis, balance y –al mismo tiempo– enriqueci- frase de Antonio Gramsci con la cual abres tu libro sobre histo-
miento de su recorrido intelectual. En 2006, publicó un breve ria y memoria: “La historia es siempre contemporánea, es decir
pero intenso libro sobre la historia, la memoria y la política –El política”. La idea de contemporaneidad suele utilizarse refirién-
pasado: instrucciones de uso– que resume algunas de las refle- dose a una periodización, como fórmula de libro de texto, desig-
xiones historiográficas que acompañaron su trayectoria de nando un periodo que inicia en un momento y acaba en otro.
investigación. En 2007 apareció su último trabajo, A fuego y a Me parece que la palabra contiene un aspecto teórico que apun-
sangre. De la guerra civil europea, que ofrece una sugerente in- ta hacia desafíos para pensar los procesos históricos, más aún si
terpretación de la historia europea entre 1914 y 1945. Una obra se relaciona con la política: la contemporaneidad como articu-
destinada a ser lectura indispensable para la comprensión de lación entre pasado y presente y la política como vector que
este periodo fundamental de la historia europea que es objeto puede vincular éstas temporalidades. ¿Por qué escogiste esta
no sólo de permanente investigación histórica, sino de una frase para iniciar tu libro?
áspera polémica historiográfica, política e intelectual. —Es una frase que Gramsci tomó de Benedetto Croce y que
Sobre estos y otros temas relacionados con la historiografía remite a concepciones distintas de la historia, como lo son la li-
del siglo XX europeo y la teoría de la historia versó la entrevis- beral y la marxista. Decidí usar esta cita porque mi libro es una
ta que aparece a continuación, en la cual Traverso ofrece ba- reflexión sobre la relación entre historia, memoria y política.
lances, traza líneas problemáticas, polemiza en torno a deba- Me pareció un buen comienzo. Sin embargo, pienso que la his-
tes en curso, sugiere caminos teóricos y esboza interpretacio- toriografía había fructuosamente puesto en discusión un
nes históricas. determinado paradigma político de la contemporaneidad. No

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obstante, este paradigma político ha sido recuperado en los riodización, si adoptamos este paradigma político podemos
últimos años en una dirección discutible: ha sido resucitada recorrer la historia del mundo contemporáneo a través de cier-
una concepción liberal de la historia que había estado profun- to esquema interpretativo que incluye determinadas etapas,
damente cuestionada en las décadas pasadas. La política es pero si adoptamos otros enfoques la historia cambia.
una dimensión de la historia pero no su dimensión exclusiva. Pongo un ejemplo banal. Entre 1930 y 1950, en Europa occi-
A partir de los años 60 se desarrolló la historia social, inclusive dental se viven dos momentos históricos distintos. A nivel polí-
una historia social de la política y de la cultura. Ahora regresa- tico, entre las dos guerras surgen los fascismos, mientras que
en el segundo, en la posguerra, empieza
la construcción de la Comunidad Euro-
pea. Sin embargo, desde el punto de vis-
ta de los consumos, entre 1930 y 1950 no
hay mucha diferencia, el nivel de vida de
los europeos es análogo, mientras que
entre europeos y norteamericanos la
diferencia es enorme. El obrero nortea-
mericano de Detroit –pienso en un libro
de Victoria De Grazia– tiene automóvil
en su cochera y tiene servicios cuando
eso en Europa es un privilegio. Veinte
años después, ya no serán privilegio,
gracias a un profundo cambio socio-
económico. Al mismo tiempo el sistema
político sigue siendo el que corresponde
a la guerra fría. Desde una perspectiva
política, la historia se mantiene firme en
sus rieles cuando para la historia social,
la historia de los consumos, los cambios
son enormes.
Otro problema aparece cuando se in-
tenta periodizar. Me refiero a un debate
suscitado, para poner un ejemplo, en
torno a la obra de Hobsbawm –quien
habla de largo siglo XIX y corto siglo XX–
en la cual se periodiza en forma perti-
nente pero asumiendo explícitamente
un observatorio occidental. Si nos dete-
nemos en América Latina, la primera y
segunda guerra mundial son aconteci-
mientos que tienen repercusiones en
términos geopolíticos, pero no son vira-
jes traumáticos en la historia del conti-
nente. Hay otros momentos de fractura,
por ejemplo la revolución mexicana o la
Mussolini colaboró decididamente en la persecución de los judíos
revolución cubana, la cual tiene un fuer-
mos a una historia política del mundo contemporáneo que es te impacto en Europa pero no provoca una larga ola de movi-
a menudo una historia ideológica. Escogí esta frase para abor- mientos y de guerrillas, una espiral de rebeliones y dictaduras
dar la historia política pero desmitificando su fachada y explo- militares como ocurre en Latinoamérica.
rando sus contradicciones. Hablando del problema de la pe- Si nos ubicamos en otro observatorio, en África, el congreso

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de Berlín en la década de 1880 define fronteras que existen to- como criterio y como parteaguas la historia del comunismo. La
davía hoy. La gran fractura es la descolonización de los años 50 historia del tiempo presente es la historia que se puede hacer
y 60. La periodización implica siempre un observatorio que a de un tiempo que se vivió, lo cual pone en discusión la subjeti-
menudo la historiografía, en forma acrítica, universaliza a par- vidad del historiador, implica un uso más complejo de las
tir de una singularidad, la del mundo occidental. Los estudios fuentes y, obviamente, abre el enredado problema de la rela-
poscoloniales nos ayudan a repensar cierta metodología o toda ción entre historia y memoria. Se trata de hacer historia de un
una serie de categorías que son, a veces, ni siquiera elaboradas, proceso que está grabado en nuestra memoria individual y
pero asumidas como epistémicas, espontáneamente adopta- colectiva.
das por una historiografía de corte occidental que se pretende —Justamente en torno a historia y memoria se construye el eje
universal, que universaliza y proyecta al exterior sus paradig- fundamental que articula tu libro sobre el pasado. ¿Por qué te
mas. parece fundamental esta clave de lectura y de tensión antinómi-
ca?
—Existe la fórmula del tiempo presente que rima con la idea de —Porque, desde hace un cuarto de siglo, se puede fijar como
contemporaneidad y plantea un problema: la contemporanei- punto de viraje la publicación de Lieux de mémoire de Pierre
dad como periodo que envuelve una construcción de época y Nora en Francia. Esta obra ha cambiado el léxico de la histo-
una forma del mundo, una idea de mundo. La idea de tiempo riografía no sólo en Francia, sino también a nivel internacional.
presente nació en Francia para actualizar a los estudios históri- Sin querer hacer provincianismo, no se puede negar que tuvo
cos respecto a tiempos más recientes. Sin embargo, me parece un impacto muy fuerte por la mutación semántica que se pro-
que esta propuesta se mantuvo anclada a una temporalidad ponía. Se puede discutir el concepto de memoria que propone
–los años 50 y 60– que se proponía estudiar sin seguir el trans- Nora, que establece una dicotomía rigurosa entre historia y
currir de la historia, sin mantener la promesa de acercar los memoria como dos categorías distintas e inconciliables, pero
estudios históricos al proceso histórico. ¿Qué opinas de la idea de construye un libro que es un monumento, un libro de historia
tiempo presente? ¿Te parece útil o confusa en la medida en que más que sobre la memoria.
se escapa permanentemente? A partir de este libro, entró en el arsenal del historiador un
—Esta es la definición que ha sido forjada en Francia, me pare- concepto que existía pero había sido abandonado y olvidado,
ce que en América Latina se habla más bien de historia recien- el concepto de memoria, el cual abrió una serie de problemas:
te. Este intento de periodización no existe en las mismas for- la subjetividad de la memoria y la “cientificidad” de la historia,
mas en los países anglosajones y
alemanes, en los cuales el tiempo
presente está incluido en los con- BIBLIOGRAFÍA DE ENZO TRAVERSO
ceptos de contemporary history y
Zeitgeschichte. No rechazo la noción Siegfried Krakauer. Itinerario de un intelectual nómada, Alfons el Magnànim, Valencia, 1998.
de tiempo presente pero no la asu- La historia desgarrada. Ensayo sobre Auswitz y los intelectuales, Herder, Barcelona, 2001.
mo como un nuevo esquema de pe- El totalitarismo. Historia de un debate, Eudeba, Buenos Aires, 2001.
riodización porque nació para deli- La violencia nazi. Una genealogía, Fondo de Cultura Económica, Buenos Aires, 2003.
mitar una esfera –la historia con- Los marxistas y la cuestión judía. Historia de un debate, Al Margen, La Plata, 2003.
temporánea– demasiado amplia, Cosmópolis. Figuras del exilio judeo-alemán, UNAM, México, 2004.
que surge de la revolución france- Los Judíos y Alemania. Ensayo sobre la simbiosis judío-alemana, Pre-Textos, Valencia, 2005.
sa y llega al siglo XXI. Se vuelve om- El pasado. Instrucciones de uso. Historia, memoria, política, Marcial Pons, Madrid, 2007.
nicomprensiva y demasiado amplia. La guerra civil europea 1914-1945, (publicación a realizar por Prometeo, Buenos Aires
Yo la uso en sentido distinto, la his- y PUV, Valencia, en 2008).
toria del tiempo presente es una
historia que implica una relación
distinta entre el historiador y el ob-
jeto de su investigación, en cuanto el sujeto investiga una épo- el papel de los testimonios como fuente histórica, la posibili-
ca que vivió. Aunque Hobsbawm no use este concepto, fue dad de reconstruir rigurosamente y objetivamente un pasado
acusado por Charles Maier de concebir la historia del siglo XX intensamente vivido como actor, protagonista u observador.
como autobiografía, en términos muy subjetivos, adoptando Son una serie de problemas nuevos que antes no eran abor-

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dados o eran evacuados en términos Hoy es más fácil obtener una beca Studies, que se desarrollan en institu-
muy positivistas. Este debate metodo- para estudiar el holocausto que, tos de investigación, bibliotecas, cáte-
lógico se trenzó con una serie de dras, etc. Los estudios del genocidio de
por ejemplo,
temas emergentes como la memoria los gitanos son un subproducto de los
la revolución boliviana
del holocausto o del comunismo. Es Holocaust Studies. Estamos frente a fe-
decir temáticas vehiculadas por los de 1952. nómenos similares que requieren una
medios de la industria cultural que metodología similar, pero esta despro-
tensaron una serie de paradigmas con porción se produce en la medida en
los que trabajaban los historiadores. Por ejemplo, no es posible que estamos frente a dos memorias que son la una fuerte y la
reconstruir la historia de los campos de exterminio nazis sólo a otra débil, sin que haya una voluntad de prevaricación, sino
través de las fuentes de archivo sin tomar en consideración porque objetivamente los vectores que llevan estas memorias
también el testimonio de los sobrevivientes, testimonio que son muy distintos. Este ejemplo podría multiplicarse. La me-
por otra parte invade el espacio público por medio del cine, el moria, tal y como se construye en el espacio público y la so-
teatro, etc. Es un problema que no se podía eludir, que planteó ciedad civil, suscita una demanda social de conocimiento a la
un debate historiográfico sobre la relación entre historia y me- cual la historia es llamada a responder. En 1948, ningún joven
moria. La posibilidad de revisar la visión del gulag –una visión podía pensar construir su carrera universitaria estudiando el
ideológica, reconstruida por los libros de Robert Conquest que holocausto, hoy es más fácil obtener una beca para estudiar
lanzaban cifras que fueron redimensionadas después de la el holocausto que, por ejemplo, la revolución boliviana de
caída de la Unión Soviética– surgió del estímulo fundamental 1952. Existen entonces memorias fuertes y memorias débiles
de una serie de testimonios que dieron los sobrevivientes. La que tienen consecuencia sobre cómo se estudia la historia.
posibilidad de consultar los archivos soviéticos abiertos des-
pués de 1989 permitió establecer una dialéctica nueva y fruc- —De la historia del comunismo se podría decir que se apoya en
tuosa entre las múltiples fuentes históricas. La crisis del comu- una memoria fuerte porque penetró la cultura de enteras gene-
nismo no es sólo un problema político sino también historio- raciones pero que es políticamente débil en relación con cierto
gráfico. desarrollo y punto de llegada. ¿Cómo podemos pensar la histo-
ria y la memoria del comunismo entre fuerza cultural y debili-
—Hablando de política, el segundo capítulo de tu libro sobre el dad política?
pasado menciona a la fuerza como pasaje fundamental de la —La historiografía tiene una dimensión institucional. Hay in-
historia y la memoria. ¿Cómo atraviesa la política entendida vestigaciones sobre ciertos temas porque existen instituciones
como conflicto –la política de la memoria y la memoria de la que, desde décadas, trabajan en direcciones determinadas y
política como campos de disputa– a la historia, a la sombra de tienen recursos para sostenerse. El comunismo ha marcado
las profecías paralelas de fin de la historia y fin de la política? profundamente la historia del siglo XX en todos los continen-
—La fuerza es una dimensión fundamental. Parecería una tes. Sería impensable que hoy conociera un eclipse historio-
banalidad si no fuera porque se olvida. ¿Cómo es posible que la gráfico y que se estudiara la historia del siglo haciendo abstrac-
memoria judía sea incomparablemente más presente respecto ción del comunismo. Entonces es evidente que el fin del comu-
a la memoria de los gitanos en el espacio público e influye de nismo como sistema de poder, como régimen y como estado,
manera mucho más profunda en la investigación histórica? Se no marca el final de la historiografía del comunismo. El pro-
trata de dos grupos que sufrieron genocidios similares, sobre la blema es que el fin del comunismo realmente existente entre el
base de supuestos ideológicos similares por parte del nazismo. 1989 y el 1991, la caída de la Unión Soviética pero también el
Los judíos son una minoría profunda- declive de los partidos comunistas,
mente integrada en el plano cultural, ofrecieron un legitimación a posteriori
económico y social, los gitanos son Hay una expansión de los estudios de una vieja historiografía anticomunis-
una minoría que sigue siendo margi- sobre el comunismo que es paralela ta que parecía obsoleta y debilitada. En
nal, marginada y excluida. Nos en- a la eclipse de la memoria los años 90 hubo una oleada de estudios
contramos frente a dos historiografías sobre la historia del comunismo que
del comunismo en
completamente asimétricas. Los es- reproducían todos los estereotipos ideo-
el espacio público.
tudios sobre el holocausto se volvie- lógicos de la guerra fría. Empezó Fran-
ron una disciplina, los Holocaust çois Furet con El pasado de una ilusión,

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canales de televisión
y a varias productoras
financiar una película
sobre los comunistas
en Buchenwald y en
Auschwitz. Nadie acep-
tó la propuesta. No es-
taba proponiendo una
película sobre la de-
portación de los ju-
díos de la provincia de
Alessandria en el nor-
te de Italia –tema inte-
resante pero limita-
do–, los comunistas
en Buchenwald ha-
bían creado y contro-
laban una estructura
en el campo, mante-
nían una negociación
directa con las SS sobre
una serie de cuestio-
Obispos mostrando su apoyo a Franco. Una guerra civil es una guerra ideológica nes. Para entender có-
mo funcionaba el cam-
siguió Stéphane Courtois con el Libro negro del comunismo, en po de concentración hay que tomar en cuenta la presencia de
los Estados Unidos Richard Pipes con su historia de la revolu- una fuerza política organizada entre los detenidos. Los comu-
ción rusa, Martín Maria con su historia del socialismo. Fueron nistas en los campos organizaron las pocas rebeliones que
libros que marcaron y orientaron el debate en los años del pos- hubo. Este rechazo es una consecuencia de un ocultamiento,
tcomunismo y que no eran novedosos historiográficamente en este caso voluntario, una operación política consciente. Hay
sino simples revanchas que los viejos cold war warriors se una expansión de los estudios sobre el comunismo que es
tomaban. Y una historiografía que, por el contrario, intentaba paralela a la eclipse de la memoria del comunismo en el espa-
mantener una mirada lúcida sobre el comunismo me parece cio público. Esta dialéctica entre memoria y historia, que po-
que sufre el condicionamiento de este contexto y a menudo se dría ser profundamente fructuosa, es una dialéctica que se
concibe como respuesta. Esto es inevitable. Es una respuesta debilitó, se fragilizó en los años.
en términos historiográficos que reivindica la necesidad de
mantener un acercamiento no ideológico, no hacer del antico- —Me pareció muy interesante tu intervención polémica sobre el
munismo la categoría inevitable de la literatura de la historia revisionismo. Tomando una postura crítica frente a la historio-
del comunismo, salir de los viejos esquemas, de una historio- grafía revisionista, niega valor a la palabra, señalando que la
grafía de partido y otra anticomunista. Salir de estos esquemas historia como disciplina “revisiona” y revisita a los procesos his-
para pensar una historia social. En este contexto hay una me- tóricos. En el caso italiano, el revisionismo tiene un claro eco de
moria comunista que no desapareció porque es un pasado revancha política. ¿Cómo ser antirevisionistas sin ser conserva-
reciente, es una historia del tiempo presente: quien ha sido dores, es decir sin aferrarnos a una historia escrita en otra época,
comunista en la posguerra está vivo y lleva su memoria. Sin em- a veces petrificada en monumentos ideológicos?
bargo, esta memoria despareció del espacio público, es una me- —La palabra revisionismo no me gusta porque tiene una con-
moria que ya no tiene visibilidad, lo cual es un grave problema. notación ideológica muy fuerte. Es la importación en la histo-
riografía de un concepto que en su origen es político y remite
—¿En este sentido es débil? a una controversia teórico-ideológica en el interior del marxis-
—Sí, te pongo un ejemplo. Un amigo cineasta propuso a varios mo y del movimiento obrero. Entre los comunistas, el término

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revisionista se convirtió en un En una guerra civil quien las dos guerras y fue tan usado que
insulto, una forma de estigmatizar toma las armas creo que es pertinente para captar
al adversario no sólo en el plano lo hace a partir de una elección política, algunos aspectos fundamentales de la
político, sino también en el plano relación entre violencia, política y cul-
una motivación.
moral. La introducción de un con- tura en los años entre 1914 y 1945. El
cepto con esta connotación en la concepto de guerra civil, en términos
historiografía me parece peligro- de teoría política y de derecho públi-
sa. Por otra parte, hay un argumento usado sistemáticamente co, es de un enfrentamiento interno a una comunidad nacional
por quien es acusado de revisionismo que es contundente: el que rompe el monopolio estatal de la violencia y que desem-
historiador por definición “revisiona”, porque su objetivo es boca en un conflicto sin normas y reglas compartidas entre los
revisitar el pasado con una nueva luz, iluminar zonas de som- contendientes. Un enfrentamiento que lleva inevitablemente a
bra, descubrir lo que fue ignorado. Existe una corriente histo- una violencia paroxística e implica siempre una anomia jurídi-
riográfica que piensa la historia como una invención literaria. ca, un vacío jurídico que es llenado por una participación emo-
Si fuera cierto, el concepto de revisionismo no tendría ningún cional llevada al extremo. La guerra civil es un enfrentamiento
sentido. Este concepto implica una visión normativa de la his- y un conflicto en el que quien participa no se limita a hacer su
toria –respecto la cual los revisionismos se alejarían– que es deber –el soldado que debe servir a la patria– sino que quien
indefendible. Por lo tanto el concepto me parece nefasto y pre- toma las armas lo hace a partir de una elección política, una
fiero no usarlo. Al mismo tiempo, a menudo es usado y sirve motivación y, por lo tanto, está dispuesto a sacrificar su vida
para sostener una crítica más que legítima hacia posturas e para defender un ideal. En una guerra civil se mata no por
interpretaciones del pasado muy discutibles. Yo no uso el tér- necesidad sino por la voluntad de eliminar al enemigo, que no
mino para criticar a Renzo De Felice o Ernst Nolte, pero no es desconocido sino que se había convivido con él hasta poco
quiere decir que no opine que la interpretación del nazismo de tiempo antes. Pienso que la época entre las dos guerra ha
Nolte sea apologética cuando sostiene que las cámaras de gas conocido una progresión en esta dirección: nació como guerra
son un subproducto de la guerra civil rusa y del bolchevismo, interestatal clásica –respetando en forma casi obsesiva los pro-
que sostener como De Felice que Mussolini aceptó dirigir la tocolos de la guerra entre Estados– y desembocó en un con-
República Social Italiana porque, como patriota, quería evitar a junto de guerras civiles, y se profundiza en una crisis hasta la
su país un destino “polaco”, no sea una interpretación apologé- segunda guerra mundial. Se convierte en una guerra ideológi-
tica del fascismo. Me parece que esa concepción puede ser cri- ca, entre visiones del mundo, en el seno de regímenes colabo-
ticada aun sin recurrir al concepto de revisionismo. racionistas o de ocupación, como conjunto de conflictos dis-
tintos. Como en todas las guerras civiles no conoce leyes sino
—Una última pregunta sobre tu último libro –A fuego y a san- que se vuelve genocida. Como en las guerras civiles, las gue-
gre–. Leyendo el subtitulo que menciona a la guerra civil euro- rras totales –en particular la segunda guerra mundial– son
pea, no puedo evitar pensar en el libro de Claudio Pavone sobre guerras en las cuales no se distingue ya entre combatientes y
la resistencia italiana. Se trata de un concepto polémico, el pro- civiles y que se vuelven progresivamente en una guerra con-
pio Pavone interpretaba a la resistencia en tres niveles: como tra los civiles. Las fuerzas aliadas, que serían los buenos en el
guerra de liberación, guerra de clases y guerra civil. ¿Te parece conflicto contra los fascismos, llevan a cabo crímenes de gue-
esta última la acepción más amplia para tratar de entender la rra de una evidencia incuestionable. El concepto de guerra
historia europea entre el 1914 y el 1945? civil, a mi parecer, puede captar este proceso general. Ob-
—Reconozco que he elaborado la noción de guerra civil bajo la viamente tomando una serie de precauciones. Es una guerra
influencia del debate italiano sobre la resistencia como guerra que nace en 1914 y no en 1917, es decir que no es el resultado
civil, del libro de Pavone, y las polémicas que suscitó. Al mismo del comunismo, como diría la visión liberal antitotalitaria,
tiempo, no he proyectado una pro- asumiéndolo como un mal que sólo
blemática italiana a escala europea. en 1989 se podrá curar, definiendo
Para entender cómo funcionaba el campo
Me di cuenta de que este concepto el siglo XX como época del totalita-
de concentración hay que tomar en cuenta
está muy difundido, aunque fue sis- rismo que el liberalismo finalmente
tematizado, fuera de Italia, sólo por la presencia de una fuerza política organizada derrota para volver a llevar a la his-
Nolte y en términos muy discuti- entre los detenidos. toria a la recta vía. Es una lectura
bles. Sin embargo, apareció ya entre que no es la mía.

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Campo de Buchenwald

—Se puede entonces hablar de guerra civil sin confundir los admiración cuando se practica seriamente y no instrumental-
fines y las motivaciones de los distintos campos como tenden- mente o en forma propagandística, es una práctica de socorro
cialmente ocurre cuando se afirma que, en el fondo, todos a las víctimas, una categoría política y moral pero no historio-
combatían guiados por pasiones distintas como si fueran gráfica. Ahora bien, resulta que es usada paralelamente al
equiparables socialismo, liberalismo y fascismo. En particu- totalitarismo para condenar globalmente una época en su
lar, el primero y el último son presentados como dos demonios conjunto, como época de los tiranos, del mal totalitario, fren-
equivalentes, el rojo y el negro. ¿Cómo evitar este malentendi- te a la cual el liberalismo se erige en salvador. No es posible
do simplificador, justificador y legitimador de las derechas interpretar una guerra civil de esta manera. Una época de gue-
europeas viejas y nuevas? rra civil, de guerra total, en la que no se distingue entre com-
—En efecto, es una lectura muy difundida en Italia: fascista y batientes y civiles, una época de revolución y contrarrevolu-
antifascistas eran todos patriotas a su manera. Es una inter- ción, con los conceptos de la acción comunicativa de Ha-
pretación contra la cual tomo una postura muy clara. Las gue- bermas o de democracia como norma de Bobbio y Kelsen.
rras civiles son siempre trágicas, pero hay algunas en las que Porque es una época que no produce a Habermas, sino a
vale la pena combatir, hay guerras civiles de las cuales lleva- Gramsci, Benjamin o Schmitt. Produce una cultura política
mos la herencia, que no podemos mirar en forma distante derivada de intelectuales que piensan el conflicto, la guerra, la
como algo concluido o sobre la base de una condena moral. militarización de la política. No se puede proyectar retrospec-
Esta es la postura que domina en Francia y en el mundo occi- tivamente un ideal normativo de democracia liberal sobre una
dental, la cual consiste en usar el humanitarismo como cate- época completamente distinta. En este sentido, pienso que el
goría historiográfica. El humanitarismo, hacia el cual tengo concepto de guerra civil es pertinente!

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