Son secadores continuos y con una elevada producción, tienen calefacción
directa y con sistema de agitación continua. Se emplea para el secado de productos granulados como sal, azúcar y sales inorgánicas. Consiste en una carcasa cilíndrica de 0,6 a 2 m de diámetro y 2 a 20 m de longitud, ligeramente inclinada y montada sobre unos rodillos que le dan un movimiento rotativo constante. Interiormente dispone de un sistema de aletas que permite la agitación del producto a secar, produciendo el descenso de los sólidos en forma de lluvia a través de una corriente gaseosa que se mueve lentamente, con frecuencia dando lugar a un arrastre no deseado de las partículas finas en el gas. La capacidad evaporativa típica de secadores rotatorios varía entre 1000 y 6000 BTU/h•pie3. El sólido ocupa del 5 al 15% del volumen del cilindro. Su relación longitud/diámetro varía entre 4 y 15. La velocidad óptima del gas a través del cilindro es de 1,7 a 3,4 m/s. El tiempo de retención del sólido en secadores rotatorios varía de 5 min a 2 h. La pendiente del cilindro está comprendida entre 2,5 y 5% con respecto a la horizontal. En los secadores rotatorios, el secado se lleva a cabo en el periodo de velocidad constante y la temperatura de saturación adiabática del aire en la entrada. Para el sistema que se usa en la práctica, aire – agua, esta temperatura es la de bulbo húmedo. La temperatura de bulbo húmedo es la temperatura en equilibrio alcanzada por una superficie de evaporación, ocurre cuando la velocidad de calor transferido a la superficie por convección es igual al calor perdido por evaporación. Con el objeto de facilitar su estudio, los secadores rotatorios se dividen en tres zonas. En la primera, el sólido se calienta hasta la temperatura de bulbo húmedo. No hay secado, solo precalentamiento. En la segunda se evapora toda la humedad de los sólidos a una temperatura constante igual a la temperatura de bulbo húmedo a la entrada del aire. En la tercera etapa se recalientan los sólidos, esta etapa puede darse o no.