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1. Origen Histórico de los Capellanes en la Armada con Grado Militar.

El 18 de agosto de 1819, el Director Supremo don Bernardo O’Higgins Riquelme, nombra al primer capellán
de la Armada de Chile, sacerdote Cayetano Requena, sacerdote peruano avecindado en Chile.

El decreto de nombramiento estableció un sueldo y los derechos de su oficio inherentes a su Misión e “indica
sujeción eclesiástica al Sr Vicario Castrense” para el ejercicio del ministerio. Consecuente con lo anterior y con
el propósito de cumplir la Misión encomendada, el 2 de mayo de 1820, el Director Supremo le confiere al
sacerdote Cayetano Requena el grado militar de Teniente, con el propósito de cumplir la tarea que se le
conferiría: “organizar el servicio de Capellanes para la Escuadra Libertadora del Perú”. Esta tarea evidencia las
complejidades de la Misión, sus peligros al existir la posibilidad de ofrendar la vida y la necesidad de brindar
apoyo espiritual a las tropas en combate, además del honor que involucra ser parte del cometido confiado.

A partir de la misión asignada al teniente Requena en este hecho histórico, que es donde cobran sustento las
funciones de los Capellanes Navales, se ha estructurado a través del tiempo en nuestras FFAA y Carabineros,
la necesidad de contar con los escalafones de Servicio Religioso.

Transcurrido los años, este 2019, el Servicio Religioso de la Armada cumple su Bicentenario.

2. La necesidad de los Servicios Religiosos en las FF.AA.

Prestar el necesario apoyo a las tropas, es una necesidad permanente, vale decir 24/7. Los auxilios espirituales
son necesarios para todas las personas y, las características y responsabilidades de los uniformados, los
peligros a los que están expuestos y los límites a los cuales están permanentemente siendo exigidos requieren
ser asistidos con permanencia.

En la guerra y los conflictos de distinta naturaleza, en la adversidad del medio donde se desarrollan las
misiones y acciones (hasta rendir la vida si fuese necesario) se hace evidente la necesidad de este auxilio
espiritual.

Durante los tiempos de paz, los capellanes tienen la misión de preparar y formar espiritualmente a las tropas,
para fortalecerlas en el propósito de preservar la paz y de recuperarla cuando ésta se haya perdida, con apego
a las exigencias al derecho internacional que nunca debe perderse de vista.

El Capellán de Planta se debe preparar junto con las tropas para las misiones y las tareas en bien de Chile y su
gente. Nadie va al combate o se desempeña como es menester sin una previa planificación y preparación. Los
Capellanes deben prepararse, como un uniformado más, para esos momentos que siempre pueden venir u
ocurrir. Esto además es necesario ya que deben ser parte de un equipo humano que cumple y se prepara para
cumplir misiones futuras (Misiones de combate o de ayuda humanitaria). En 1978 los capellanes se
desplegaron en las unidades operativas y de combate de la Escuadra, Aviación Naval e Infantería de Marina.
Capellanes que vivieron un año en una carpa para dos personas en las Islas del Sur.

La preparación para la Misión y el despliegue de la misma involucra peligros. Del mismo modo que los demás
uniformados, ellos también deben tener las humanas protecciones, auxilios, seguridades y apoyos. Los
capellanes, como los médicos y profesionales de otras áreas requieren estar cubiertos y sostenidos por estos
auxilios para la consecución de la Misión. Esto en tiempos de guerra es muy evidente; sin embargo, en tiempo
de paz (de preparación para cualquier despliegue), la tarea también involucra situaciones límites e inherentes
peligros que deben ser previstos.

Es por ello que los Capellanes Navales, son comisionados a la Antártica, se embarcan en la Esmeralda, en las
unidades de la Escuadra o están presentes en los despliegues de las fuerzas de Infantería de Marina en
Misiones de Paz como en Haití. De la misma manera, esto se replica en las demás fuerzas del Comando de
Operaciones Navales, durante sus respectivos despliegues operacionales, con su impronta propia de
sacerdote, para vivir su misión y asistir a las tropas que se le han confiado espiritualmente.

3. Sueldo de Capellanes de Planta.

Los Capellanes no son religiosos o monjes que tengan voto de pobreza, por lo que no son mantenidos por
alguna comunidad religiosa, orden o congregación. Son sacerdotes diocesanos o seculares, inmersos en el
mundo y que no viven al amparo de una estructura parroquial, que les brinda lo que necesitan para subsistir,
(alimento, casa, movilización, previsión y salud). Los Capellanes de Planta, deben sustentarse por sí mismos;
en el marco de una función que es 24/7; entonces; perciben un sueldo de acuerdo al grado que van teniendo
con los años de servicio. Ellos deben cubrir todos los gastos que involucra su vida, cómo corresponde a todo
ciudadano y los gastos que involucra su vocación y/o profesión. Deben alimentarse, vestirse, trasladarse, estar
comunicados con el mundo, complementar su formación inicial, ir al médico y recrearse, entre otras
necesidades. Esta humana realidad se cubre con un sueldo. ¿Qué sueldo? Aquél que determina el grado militar
que tiene - ¿Cuál grado militar? Aquél que se le asignó por ley para cumplir una tarea en medio de las
exigencias de la vida naval o militar y que determina para todo uniformado, el resguardo requerido en vista
de las complejidades, exigencias y peligros que su función conlleva.

Los Capellanes cumplen transbordos, especialmente en la Armada. Este frecuente cambio de lugar y las tareas
que se le confían en distintos momentos de su carrera, es posible sólo por el hecho de que son parte la planta
institucional, estructurados en un grado de sueldo de acuerdo al grado jerárquico que ostentan. De la misma
manera requieren de una casa donde llegar al momento de ser trasbordados para ejercer su función
eclesiástica. En ese contexto, los Capellanes dejan de ser parte del escenario de su familia de origen, cómo sí
lo son los párrocos que permanecen largos períodos en sus ciudades natales. Los Capellanes no hacen pos
grados como si lo hacen los párrocos, porque viven aislados, embarcados o en lugares donde no existe esa
posibilidad. El Capellán se posterga por la patria. Por eso el Capellán tiene un sueldo del estado y los párrocos
no lo tienen.

4. Derecho de los integrantes de las FF.AA a recibir asistencia Espiritual.

Es muy importante tener presente que Chile no es un Estado Laico, cómo algunos sostienen; Chile es un Estado
A Confesional. Un Estado Laico entiende que las manifestaciones espirituales y las creencias de los ciudadanos
y de los servidores públicos se enmarcan exclusivamente en el ámbito de la vida privada. Un Estado A
Confesional como Chile, entiende que esta realidad debe ser vivida en la vida privada y pública, de tal modo
que las esferas del Estado contemplen y faciliten el acceso de los servidores públicos, que lo requieran a la
vida espiritual y a manifestar libremente sus creencias, de acuerdo con el marco de la legalidad, el bien común
y las buenas costumbres.

En ese contexto, en Chile hay desde la Constitución de 1830 libertad de culto, desde 1925 separación de la
Iglesia y del Estado y desde el año 2000 una ley que resguarda el acceso de la fe en la esfera pública, de todo
credo que se enmarque en las condiciones que estableció la ley. Entonces en las FF.AA., todos los credos con
personalidad jurídica de derecho público pueden asistir a sus fieles. En Chile alrededor del 70 por ciento de
las FF.AA. son católicas; no se puede conculcar ese derecho, por lo que se debe asistir a ese porcentaje donde
ellos ejerzan sus funciones navales y/o militares. No permitirlo atenta contra la Constitución de la República,
contra el derecho de libertad de conciencia, contra el derecho de libertad de expresión y contra el derecho de
asociación, todos enmarcados en el derecho de Religión.

Ricardo Burgos Ffrench –Davis.

SERRELIG

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