Lo atraparon
los cables del telégrafo
cuando iniciaba su vuelo.
Se durmió boca-arriba
de la calle
con su penacho de trapo viejo
esperando a la primavera
Tu uniforme de risa
Payaso,
toda tu mirada
me viste de niño
y perfuma de alegría
el rostro de la abuela.
Payaso, payasito,
regálame una sonrisa
para volver a ser niño.
Pablo Cassi.
Mi abuelo
Me enseñó
a hallar sonrisas
entre la gente triste
a cantar con los queltehues
un himno a la madrugada;
a correr
por los caminos sin huella
y trepar los columpios
del sauce en el estero.
Mi abuelo me regalaba
solamente
cosas buenas.
Pablo Cassi.
Convención de pájaros
Mi padre
convocaba a los pájaros
cada mañana
y dialogaba en el lenguaje
de los pentagramas.
En su mesa de primavera
compartía el trigo y la cebada.
Suspendido
y en silencio
con un grillo en los bolsillos
medita
un solitario espantapájaros.
El espantapájaros
Se ha dormido
para no interrumpir
el vuelo de los pájaros.