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de la tradicion floldgica espafiola vino de la mano de tun meditado replanteariento de algunas parcelas de la historia lteraria tradicional (los textos medievales de or ‘gen culto, la narracion picaresca, el nuevo cervantisino, Galdés y Clarin, la crisis de final del siglo xx... sobre todo, de una atencign cada ver mayor al meticuloso esti dio de la transmision de los textos en busca de Ia lectura més fable, José wher maine. “Wistelin mimiomae Ae Diack anole”. maria . Tener . 2014 Mt Gsm apn tuna parte de su caudal de conocimientos generales. Pero la tecnologia (agraria y artesana) que conocemos, la ma yyoria de las ciencias pricticas y muchos descubrimientos Iles se fraguaron en la denostada Edad Media, Y mu cho del legado de la antigiedad perduré en monasterios y excritorios, @ volvid a través de fuentes érabes en as {que habia sobrevivido el conaeimiento del griego. (Quiz lo mis significative de aquel largo roilenio fae que fragments et mundo e hizo los horizantes vitsles de las gentes mucho mas cortos, EI orden feudal fae la respuest esaparecis, como sabemos, la lengua de comunicacién, usual, donde solamente la iglesia preserve el e 4 un mundo desagregado de donde también to de una esfora politica y organizativa convin, Pero aquella nostalgia de Ia unidad perdida estvo act: vva‘en muchos més érdenes de la que pensamos, incluso ene nosottes, En el terrtorio peninsular peoliferaron los equetos reines pero sus reyes © conde y sus servidores ‘nunca olvidaron Ia existencia de una Hispania (romana y visigoda). Un rey de Castilla, Alfonso X, quiso hacer valer su ascendencia yermmanay el prestgio desu reino para ser temperador de occidente, lo que no logy: aquel “echo del imperio”, coma le Hamaron sus inventores,aitoraba a la vez el prestigioso recuerdo de Roma y la unidad crs tiana, Pero téngase presente que, desde muicho antes, los péudida de Espana” al desealabro del ao 711, cuando los musulmanes ocuparon la Peninsula, y nsmitié a la Iteratura popular y a cor pus de sus leyenelas, que dejaban en tan mal lugar al rey ‘don Rodrigo y hablaban de la existencia de una secre ta Cueva de Hercules, en Toledo, donde el rey Salomen ‘ese nombre se t habia enterrada secretos que conc werso y a lv existencia de quella Espana mitica. Las cancillrias y los lerados de los veinos cistians medic fan al porvenie del les preservaron y utlizaron, asa vez, aquella idea de una pretcrita Hispania nnida para alirmasse en sus pleitos de hheyemoniay, a la larg, para preven (y conseguir la po sibiidad de una restauracion de la union. Por eso, al igual que sicedis en el resto de Europa, uno de los legados de |i Edad Media fue la primera nocion de unidad politica ‘que, con el tiempo, genees los extados madernos de hoy. Desde el punta de le historia de fa iteratura), Espafia como Francia, Alena de la cultura (y, por supuesto, de nia, Hala, Fungria © Polonia fue y es una invencion de Edad Media ‘Tres siglos después, la historiogralia romantica regio nalista exalté aquella Espana fragmentaria como un continuseién de ta Theria prerromana, una forma na ‘ural de organizacion y un sabio presagio de un futuro federalismo igualitario. Pero es facil demostrar que los Jmpulsos centripetos y los unitarios anduvieron equi brados. ¥ los tlimos son los que prevalecieron.. Per sar que algo se habia hecho mal, desde el comienco, se ha convertido en un resistente mito historiografica hispanico, que ha dado pibulo a otras hipstesis no me nos sugestivas, En el desterro al que se via abacado en 1936, el historiador Américo Castro (Espana en su his- tori) vinculé el nacimento de la Espasa moderna al predominio social de una easta de exstianas vijos que, fen su puyga con Ine otras dos castas semiticas (musul anes y judios),asumié los prejucios de estas y ergo su poder sobre una amalgama inextricable de religiin y politica, condenando a la expulsion a las castas derrota das (los judios en 1492 Ios moriscos, en 1502 y definiti vamente, en 160g), y-2 la hipocresia y el desasosiego a Tas castas de conversa, que inelufan en sus filas no pocas personas de letras y ricos comesciantes. No se puede reyar la presencia de ese drama, ni la fuerte simbionis espafola de poder politico y poder religioso, pero los conflicios de religin estuvieron presentes en muchos lugares de Europa y han esallado a menudo en violew ‘as fratricidas: precisamente, la excepciGn espafiola en el continente es haber carecide de guetras intestinas de roligion y haber vivido ese conficto como una si (aunque brutal) represin interna. Tan utopico es pen sar en la subsistencia de una Espaita don« armoniosamente varias religiones a lo fargo de ka Balad Moderna y de nuestro tiempo, como pensar en la de tuna nacign politicamente atomizada que, al mado de tuna Suiza meridional, bubiera perseverado asi hasta el presente siglo xxt. La historia fue, como veremos, muy diferente LAS PRIMERAS RELUQUIAS: 1S JARCHAS Y LA POESIA HEKOICA [No deja de resultarcurioso que al peor conocido de tos ialectos primitives de los que se hablaba en el capitulo recedente Ia nebulosa habla mozarahe, haya que ads cibir los mas antiguas textos literaris en la Peninsula ‘Se trata de las famosas javchay (palabra arabe que sig: nifiea final, 0 slide), breves cancioneillasIvieas que se articulaban a modo de estibillos en composiciones més cextensas en lengua srabe cufta, Hamadas moaxsias (co lares). Las primeras veinticuatro -que se podrian datar entre los siglos rx y x- se dieron a conocer en 1948 en un artialo del hebraista Samuel M. Stern publicado en la revista espantola Al-Andalusy hoy disponemos de una se- sentena de ellis Su estudio plantea muchos problemas Jas jarchas romances estin eopiadas en earacteres drabes sin vacalizar con lo que su transeripein oneética correcta siempre es bastante aleatoris; pero también, desde un ‘comienza, se pensé que nos halkibamos ante poemillas preexistentes, de corte tradicional, que un poeta culto habia engarzado en sus composiciones, aunque cabe lx posibilidad de que este mismo, conocedor supericial de Ta lengua mozarabe, fuera también el autor de los vers: tos y estos sean un pastiche de dif filacién popular Porque abi residia otra problema fascinante: hasta en- tonces, la mas antigua lirica peninsulr conocida eran los bellisimos poemas en lengua gallego-portuguesa recog dos en el Cancionero de Ajuda, ol de la Biblioteca Vaticana y el Coloe! Brancut (hoy llamado de la Biblioteca Nacional dde Lisboa), Estos cOdices han teasmitido una copiosa y rca tradicin lirica, algo posterior en fecha a la proven- zal y con algin parenteseo con esta: asf sucede en las cantgas de amor, que hablan de amorios cortesanos desde el punto de vista masculino, y Ins cantigs dcaraha, que ‘son satira politiea al modo del scents oecitano. Pero la rmodalidad ms original de los Cancioneraslascantigas de ‘amigo~ ostenta wna constante tematica-la queja amorosa, puesta en boca de mujer~ y otra de signo formal -el uso) de la recurrencia parillistica~ y ambas se pusieron en. relaciin con los raagos entrevistos en las husmildes jar- has, Ya en una conferencia de soi, Ramén Menéndez, Pidal habia acertado a conjeturar mediante testimonios tardios un brillante pasado lirica castellano, cifrada en las formas del villancico amoroso. Y posteriormente, en 1949, su discipulo Dimaso Alonso propuso restablecer tuna soterrada tradicién liriea peninsular que alloraba en Jjarchas,cantigas de amigo y villancieos de Castilla: una bi potesis brillante pero discutible, como toda eusanto toca 1 los modos populares que, por su esencia, suelen ser palingenésicos La historiografialiteraria romantica privilegié, sin em Dargo, el estudio de la poesia medieval que pareefa mis rede con la rudeza de aquella época y mis préxima al solkgest de 1a Romania germanizada por las invasiones birbaras. El primer modelo interpretative de aquellas composiciones siguié las pantas del estudio de la épica hhomérica: se pensaba que hubo breves cantos primitivos| de homenaje a un héroe, luego refundidos por poetas ‘posteriores hasta formar poemas mayores o ciclos ente- 08. A comienzos del siglo xx, los trabajos de Joseph Be dier sobre la épica medieval propusieron una alternativa ‘este esquema romsntico: la ereacion de aquella épica medieval estaba ligada a las rutas de peregrinacién y la Iucrativa exhibiciGn de reliquias de héroes y santos en Jos monasterios, ala ver que obedecian a la labor prof sional de escritores vinculados a los cenobios, quienes a menudo trabajaron sobre documentos reales 0 apécrifos y siempre en relacién com las expectativas de las ereen cias populares. Anos después, el estudio pormenorizado de la épica oral an viva en las montarias adidticas de los Balcanes permitio explicar de modo satisfactorio los x recursos estéticas de aquellas arcaicas narraciones he roicas, eseritas alguna vez pero, sobre todo, memoriza das y recitadas: a ello obedecen su irregulasidad métcica (compensada por la melodia inseparable de la interpre tacidn], ef permanente uso de recetas marrativas come la nde fenumeracién, sts continuas apelaciones a la ale ‘unos oyentes potenciales “Todas estas teorias que no son incompatibles, por supuesto han tenido su Ingar entre nosotros y fueron ‘matizando las posiciones de Ramén Menéndez Pidal a lo largo de sus setenta afos de fecundo magisterio sobre cesie asunto. Sus tess originarias fueron tradicionalisas y patidarias de una sistematica elaboracién colectiva de Fuentes historieas y legendavias; mas tarde, su neotradicio nalismo combind esa preferencia por la autoria colectiva con la participacién de refundidores mis casacterizados n matizada. de intereses locales en la ss, A Menéndez Pidal se debe que los escasos textos conservados hayan recibido una aten: cida critica casi tan copiosa como la dedicada a la 6pica francesa, donde las obras son numerosisimas. El acervo cespaiiol afrece un solo cédice del Cantar del Cid, que es copia de principios del siglo x1v, posterior a su redaccion cen casi das siglos, pues debid dle ser escrito hacia 1200. A 61 se debe afadir un breve fragmento del Renvesoa- Ues (de principios del siglo xan), del que conservamos tun centenar de versos y que es la versién hispanica de Ja leyenda francesa: lo preservado contiene el lamento del emperador Carlomagno a la vista del cadaver de su sobrino Roldan, Y se conjetura la existencia de un relato sobre el primer conde castellano que se emancipé del y con Ia aceptac difusién de los poet reno leoné, ya que deponemos de una version culta (Poon de Fernin Gone en estas de cunro vero8 timado, que permit sapone laefundicin de un texto tras antigo, que como el que conocemos~esarla my Nincalad a ls intereses del sonar de San Pedro Ue Arlanea donde se enter al roe, Por liao, 3 onserva am oso tao pocma sobre a jvented Gi Moca de Rodin se tea ls evaniseos 2 tmagiarios~comiens del here ca los ntereses de a dicen de Palencia Desde que reali su primera monografa sobre la yenda de Tos infantes de Lara, Mente Pidal ings Te hula que habia djado en leds ms antiguas a eventual prosiicacén de poomasepicon perdidos lca tino eraaventurado pero no errnco ya Crna m Jr reactada en atin 4 fen del igo x) inclaye otcs de abolengo épica referdas al Cd, por ejemplo Pero el ase de tor gasses menos Fable no pasa Geter una hipétss que un posible Conor dele Cana Ge Mua ante spulad erin aagonens 0 ie suet o mismo Con un toto sobre conquita de Mi Towa en alguna catalana, Lo quest essigifiaivo es que cal toda la materia pica conservada se elisa Cas Tas era de fonera, pero lamb de villas Hore con actives mereados, donde la adic jordin y pola fue mas germiniay como seh selado, mis aie a las novedades tanspienacs. La historia de fs condes de Casa, fatares de Ia independenca del condado respect al ino de Len, conform a el ms unitara «interesante de los cilos hipotéticos de la epoca his nia primitiva, ¥ el més famoso Cantar de mio Cid (como co hay lo Hlamamos) se alaa como soltario testimonio de | temitica del vasalla rebelde, también estrechamente vinculada a los origenes del reino castellano, La historia de Rodrigo Disz de Viva, quel infanzin voluntarioso y amigo del buen derecho, esposo y padre de familia tiene an enorme aractivo y en el relato de sus hhazafas no falta patetismo (las despedidas y saludos de los parientes), un honda sentido de la camaraderia del guerrero (larelacién del Cid con sus leales, pero tambien con sus rivales) y hasta rasgos de humor (el miedo de los Jnfantes de Catrién o la burla y estafa los judis bur galeses). El eseritor holandés Cees Nooteboom ha com: parad al heroe con un esforzado samurai que conguista Valencia por su cuenta para ofrecerla al rey que le ha desterrado, y Ia critica espariola ya apunts hace tiempo lo que el poema tiene de rescate de la honra perdida, ‘cuando las hijas del Cid son humilladas por sus arsto créticos marides y solo wn duelo final ante el monatca lava Ia ofensa. En todo caso, el “realiemo” del Cantar debe llevar tan precavidas comillas como su “historic dad”; en todo caso, brillan la capacidad del autor para virtualizar el detalle menudo y la asombrosa prolifera cién de topénimos reales, odo Io cual habla de unos ‘oyentes que querian (y sabian) reconacer y hacer suyos ‘unos acontecimientos. Y canviene recordar que estos ha ban transcurrido hacfa mis 0 menos cien aflos, que no es demasiado para Ia formacin de una leyenda: el Cid real murié en 104 Por supuesto, no sabemos quién fue su autor y el Per bat (Pedro Abad) que “lo copic” no debié de ser sino tun celoso escriba. Pero la obra es muy wnitaria de ins piracion y no es ficil que intervinieran dos redactores, ‘como supuse tardiamente Menénde Pidal. Pudo estar vinculada a os intereses del monasterio de Cardenia (que conserva los resins cidianos y es el lugar donde arranca cl Cantay), «los de pueblos de la Extremadura soriana o incluso, como atrevidamente se ha apuntado, a los pro: POsitos politicos aragoneses, con vistas ala inminente y

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