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EL PASTOR Y EL USO DE SU TIEMPO

TEXTO Eclesiastés 3:1-15

El pastor enfrenta muchos desafíos – uno de ellos es el uso de su tiempo. Por un lado,
no tiene un jefe; por consiguiente, puede usar su tiempo como quiere. Por otro lado,
tiene muchas cosas que hacer, y debe lograrlas todas. Eso requiere una buena
administración de su tiempo. Además…

- Dios lo exige (Efe 5:16; Col 4:5). En ambos versos el verbo es el mismo –
‘exagorazo’, que significa ‘comprando’ o ‘redimiendo’ el tiempo.

- El ministerio lo exige. El tiempo es una comodidad; hay que hacer buen uso
de ella. No hay que ‘malgastar’ el tiempo, sino invertirlo bien.

- La familia lo exige. Pastores que no cuidan bien a su familia no están


haciendo un buen uso de su tiempo. Generan problemas mayores para más
adelante.

- Su salud lo exige. Dios nos manda cuidar nuestros cuerpos; eso requiere
una buena mayordomía de nuestro tiempo, para que tengamos el tiempo
suficiente para descansar (dormir las horas necesarias, tomar un día de
descanso, evitar el estrés, etc.).

- Su discipulado lo exige. ¿Cómo podemos formar bien a otros creyentes, si


nosotros no le damos un buen ejemplo a seguir?

MODELO: Cristo. Él fue un hombre MUY ocupado (Mat 9:35); sin embargo, cumplió
todo lo que el Padre le mandó hacer (Juan 17:4).

EJERCICIO: Haga un cronograma de su semana, indicando las cosas que hace de


domingo a sábado. Luego, haga una lista de cosas que no está logrando
hacer, que le parecen importantes.

¿Qué se requiere para tener una buena mayordomía del tiempo en el ministerio
pastoral?

1. Establecer Prioridades

Una buena mayordomía del dinero exige establecer prioridades en los gastos. Es igual
con la mayordomía del tiempo. El pastor tiene muchas responsabilidades; muchas
cosas que hacer. Tiene que decidir cuáles cosas son las más importantes. Tiene que
PENSARLO de antemano, y no responder a las demandas del tiempo.

Para ello, el pastor debe hacer una lista de cosas que hace, o que piensa que debe
hacer; y luego ponerlas en orden de importancia.

EJERCICIO: Haga una lista de cosas que hace o que debe hacer, y luego póngalas en
orden de importancia.
2. Asignar el Tiempo Apropiado para Cada Actividad Prioritaria

Habiendo establecido las actividades prioritarias, debemos decidir cuánto tiempo


daremos a cada una de esas actividades. El hecho que alguna actividad (por ejemplo,
leer la Biblia) tenga mayor prioridad que otra (por ejemplo, la visitación pastoral), no
significa que debe tener un mayor uso de nuestro tiempo.

EJERCICIO: Usando la lista que preparó en el ejercicio anterior, ahora decida cuanto
tiempo debe dar a cada actividad.

3. Organizar una Agenda (Diaria/Semanal/Mensual/Anual)

Habiendo decidido más o menos cuanto tiempo debemos dar a cada actividad, ahora
debemos organizar una agenda semanal, dividiendo el día en horas, y decidiendo qué
hacer en cada hora del día, de domingo a sábado.

A veces hay cosas que no podemos hacer cada semana, pero que podríamos incluir en
una agenda mensual (por ejemplo, un día de ayuno al mes) o anual (por ejemplo, dos
semanas de vacaciones con la familia). Para ello, debemos usar una agenda anual.

EJERCICIO: Usando su lista de prioridades, y tomando en cuenta cuanto tiempo piensa


que debe asignar a cada actividad, elabore su propia agenda semanal.
Luego indique qué cosas debe añadir mensual o anualmente.

4. Ser Disciplinados con el Tiempo

Una vez que hemos organizado nuestra agenda semanal, es importante cumplir con
ella. Eso requiere bastante disciplina – con nosotros mismos, y con otras personas. Si
no logramos cumplir con nuestra agenda semanal, no estaremos haciendo un buen uso
de nuestro tiempo; y a la larga sufriremos nosotros, el ministerio, nuestra familia, y
nuestra salud.

Por supuesto, a veces la agenda semanal que hemos elaborado no es realista, o tiene
algún error de cálculo de tiempo. Podemos afinar la agenda; pero debemos aprender
a ser disciplinados con el uso del tiempo.

5. Evitar Distracciones

A veces gastamos dinero en algo que de repente nos interesa, pero que no lo hemos
presupuestado, y eso no nos permite mantener el presupuesto establecido. Lo mismo
pasa con el tiempo. Se llaman ‘distracciones’. Tenemos que ser bastante firmes, y
evitar toda clase de distracciones (por ejemplo, invitaciones a actividades que nos
halagan, pero que no son una prioridad para nosotros).

6. Ser Flexibles

Una agenda nunca debe ser una ‘camisa de fuerza’ sobre nosotros. A veces es
necesario ser flexibles (por ejemplo: has decidido que de 6 a 7 am vas a tener el
devocional; pero a las 6 y 30 tu hijo se quema. ¿Qué harás?). Se requiere bastante
sabiduría para distinguir entre la necesidad de ser disciplinados en el uso de nuestro
tiempo, y la virtud de ser flexibles, y no dejar que nuestra agenda sea una camisa de
fuerza.

EJERCICIO: Reúnanse en grupos de tres o cuatro personas, y conversen acerca de las


luchas que tienen por ser disciplinados en el uso del tiempo, las cosas que
a veces los distraen, y cómo decidir cuándo ser flexibles. Ayúdense,
aconsejándose unos a otros.

7. No Dejarse Dominar por Emergencias

Aunque es importante ser flexibles, debemos evitar ser dominados por ‘emergencias’.
Cuando una emergencia surge, no siempre hay que tratarla inmediatamente; uno
puede postergar ciertas cosas, y hacerlas en el momento oportuno.

EJEMPLO: Si has decidido usar el miércoles por la mañana para preparar el sermón del
domingo, y un hermano de la iglesia te llama esa mañana informándote de
una enfermedad en la familia, es importante recordar que no necesitas ir en
ese mismo momento a visitar; puedes hacer la visita por la tarde, cuando
tienes tiempo asignado para esa tarea.

8. Delegar Tareas

Muchas veces nos sobrecargamos con actividades, porque no hemos aprendido el arte
de delegar cosas a otros. Moisés provee un ejemplo de ello (Éx 18:13-26). Debemos
considerar las cosas que hacemos, y preguntarnos cuáles de ellas podríamos delegar a
otras personas, para tener más tiempo para las cosas que nosotros debemos hacer.

9. Dormir las Horas Necesarias

El cansancio nos fatiga, y cuando estamos cansados, no rendimos bien. Nuestras


mentes no funcionan bien, nuestros cuerpos se sienten fatigados, nuestros espíritus se
cansan y se desalientan, somos más propensos a sufrir un accidente, a tener falta de
paciencia, etc. Todo eso indica que estar cansados no nos permitirá trabajar bien. Por
consiguiente, es muy importante dormir las horas necesarias. Cada persona tiene
diferentes necesidades en cuanto al sueño (tanto las horas que debe dormir, como el
horario en que debe dormir). Por lo tanto, cada persona tiene que decidir cuántas
horas necesita dormir para un mejor rendimiento laboral.

Conclusión

Tres últimos consejos para el buen uso del tiempo:

- Hay que tomar un Día de Descanso.


- Hay que vivir en santidad (¡el pecado es un pésimo uso del tiempo!).
- Hay que vivir en la llenura del Espíritu Santo. Él nos dará toda la sabiduría y
el auto control necesario para administrar bien nuestro tiempo, como siervos
de Dios.

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