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Historia, edades de la prehistoria

Indice
1. Introducción
2. Hipótesis
3. Prehistoria
4. Ritual Y Religion
5. Cultura Y Sociedad De Los Pueblos Primitivos
6. Edad Antigua
7. Mesopotámia Asiática
8. La Antigua Roma
9. Edad Moderna
10. Edad Contemporánea
11. Bibliografía

1. Introducción
Las culturas y civilizaciones surgieron a raíz de la necesidad que el hombre
presentaba, tanto en lo cotidiano como en lo intelectual.

En la prehistoria el hombre buscaba la supervivencia, creando armas y


utensilios; o trasladándose de sitio en busca de otros beneficios. A su vez
tenían un profundo sentido de lo sagrado. En la edad antigua el hombre no sólo
depende de las condiciones climáticas para poder cultivar.

En la edad media el hombre comenzó a darle importancia al razonamiento


cuestionando las teorías previamente impuestas. Con respecto a la edad
moderna, se produce el nacimiento del espíritu donde el hombre busca ser
libre. Tiene la idea del progreso, el estudio se torna atractivo y placentero.

En la edad contemporánea se sufrieron muchas revoluciones y cambios


repentinos.

2. Hipótesis
Las culturas y civilizaciones nacieron por una necesidad del hombre de
responder a demandas sociales.

La vida humana evoluciona de acuerdo con nuevas formas de pensamiento que


dan lugar a la aparición de nuevos paradigmas vinculados con el progreso.

Por ejemplo en el siglo XIX el surgimiento de los nacionalismos o los grandes


avances tecnológicos en la navegación.

De aquí la búsqueda de todo hombre de encontrar su lugar en el mundo, para


adaptarse a él.

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Problemática
La problemática que nos mueve a investigar consiste en analizar cada uno de
los momentos de la historia de la humanidad analizando causas y
consecuencias que nos permitan justificar y comprender las actuales formas de
vida de nuestra cultura.

3. Prehistoria
El período conocido como prehistoria comienza a partir de la aparición del
hombre, y comprende alrededor de dos millones de años. Su estudio se basa en
los restos de materiales encontrados hasta el momento: vasijas, piedras
talladas, armas, dibujos y restos humanos y sepulturas que permiten
determinar los períodos de la evolución.

Por eso la prehistoria se ocupa de estudiar el pasado anterior a la aparición de


la escritura.

La Prehistoria Y Sus Subdivisiones


La edad de piedra tallada o paleolítico: inició cuando los Australopithecus
elaboraron los primeros utensilios hasta el momento en que el homo sapiens
comenzó a practicar la agricultura y la ganadería. La primitiva forma habitual de
obtener alimentos era la recolección de frutos naturales, luego se agregaron la
pesca y la caza. Eran nómades, la organización social consistía en pequeños
grupos. Aprendieron el uso del fuego y el hueso, la madera, y la piedra eran
materias primas para elaborar herramientas y armas.

Hace 40.000 años –al desaparecer el "hombre Neanderthal" y expandirse el


"hombre de Cro Magnon"- se perfeccionó la fabricación de utensilios. Se entró
así al paleolítico superior. En este subperíodo se desarrolló el arte
rupestre.Otras manifestaciones de esta transformación cultural son las toscas
esculturas y pequeñas estatuillas de hueso o arcilla.
Atribuían a causas naturales todas las manifestaciones de la vida o el clima.

Neolítico o edad de piedra pulida: hacen su aparición las razas actuales. La


economía se basa en el pastoreo y la agricultura. Se utiliza la cerámica. La vida
social se hace más complicada en muchos sitios se organizan pequeños
poblados con casas-habitaciones. Se construyen grandes monumentos de
piedra llamados dólmenes y menhires.

Edad De Piedra
De la recolección y la caza a la agricultura y la ganadería. La Edad de Piedra es
el período más extenso del desarrollo prehistórico. Abarca casi toda la
existencia del hombre, puesto que comienza con los útiles más antiguos
hallados por los arqueólogos y finaliza en algunas zonas del mundo, (Australia y
Polinesia) tan solo dos siglos cuando el uso del metal (hito que marca el final de
la Edad de Piedra) fue difundido por los europeos.

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A mediados del siglo XIX, los anticuarios europeos establecieron con certeza
que el hombre vivió en tiempos remotos. Al mismo tiempo que una serie de
animales extinguidos.

La Edad de Piedra se divide en dos etapas el Paleolítico (periodo de la "piedra


antigua" o "piedra tallada") y el Neolítico (el mas reciente y mas breve "de la
piedra nueva" o "de la piedra pulida") el tiempo de transición entre uno y otro
se llama Mesolítico.

Edad De Bronce
Abarca el período de tiempo anterior a la introducción del hierro y donde gran
parte de los utensillos y armas se fabricaban de bronce.

Se había pensado que el uso del bronce había tenido su orígen en el Próximo
Oriente, pero se descubrió que su metal era conocido en Tailandia hacia el
4.500 a.C. Primero esta aleación fue usada para elementos decorativos. El
estaño necesario para su fabricación no abundaba en la región pero se
importaba desde Inglaterra durante el II milenio a.C. de esa forma se posibilitó
un uso más amplio del bronce en el Oriente Próximo y así fue utilizado para
utillaje y armamento.

El cobre natural se empleaba en diversos objetos en el 10.000 a.C. En la actual


Serbia se utilizaba el cobre desde el 4.000 a.C., aunque el bronce no se conocía
para esa época. Hacia el 3.000 a.C. se empezó a utilizar el bronce en Grecia. En
China se conoció en el 1.800 a.C. y las culturas precolombricas de América
hasta el 1.000 d.C.

La Edad de Bronce en el Oriente Próximo y en el Mediterráneo Oriental se


divide en tres etapas: inicial, media y última.

Inicial: se incrementa el uso del bronce y pasa a ser común. Fué el período de
la civilización sumeria y el encunbramiento de Acad hasta su predominio en
Mesopotamia; también generó los espectaculares tesoros de Troya. Bavilonia
alcanzó su cumbre durante el bronce medio. La Creta minoica y la Grecia
micénica fueron las grandes civilizaciones del bronce último. Esta edad terminó
en esa zona hacia el 1.200 a.C. , fecha que se generalizó la tecnología del
hierro.

Edad De Hierro
Período en el que el hierro reemplazó al bronce en la fabricación de
instrumentos y armas. Comprendió el fin de la Edad de bronce (700 a.C.) y la
expansión del Imperio Romano (27 a.C.- 68 d.C.),esta es la última fase de la
prehistoria antes que la cultura romana impusiera una nueva vida y apareciera
la alfabetización. Donde no llegaban los romanos continúa la Edad de hierro por
ej. en Escandinavia, Alemania central o en zonas remotas de Gran Bretaña.
Esta edad comenzó en China en el 600 a.C.; en Africa subsahariana hacia el
500-400 a.C.; y en Africa del Sur en el 200 d.C.

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El Trabajo Del Hierro
El hierro era más económico que el bronce ya que los filones de donde se
extraían eran más abundantes. No necesitaba aleación y era admirable para la
fabricación de hachas, clavos, cierras. Excepto en China en ningún otro país se
llegaba a la temperatura suficiente para moldear. Se calentaba en un horno, se
separaba el hierro de la escoria ; se recalentaba el hierro, convertido en un solo
bloque y luego se trabajaba el metal y se le daba forma con el martillo. El
hierro fue adoptado para instrumentos de trabajo y armamento. El bronce para
adornos personales como alfileres y espejos. El oro y la plata para hacer
brazaletes para los guerreros.

Europa
Parece haber sido usado primero en Asia Occidental entre el 2000 y el 1.500
a.C. y luego se difunde a Europa, sur de Asia y Africa del norte. La primera
cultura en Europa que pertenecía a esta Edad era la cultura de Hallstatt (1200-
600 a.C.) cuyo nombre se debe a un yacimiento donde se excavaron 2500
tumbas la 2da. es Téne . (450-58 a.C.) que recibe el nombre de un yacimiento
donde se recuperaron objetos metálicos. Los hallazgos de Hallstatt se fechan
entre el 700 y el 500 a.C. Los enterramientos reflejan gran riqueza ya que sus
muertos están acompañados por armas, como espadas de hierro y bronce,
hachas, cascos y dagas; cuencos de bronce, calderos y tazas, vasos de
cerámicas, cuentas de ámbar y de cristal. Sus eran habitantes grandes
comerciantes que exploraban todo el centro de Europa y llegaban hasta el mar
Báltico y el Mediterráneo. De sus montañas extraían la sal. Los mineros de los
últimos siglos encontraron galerías apuntaladas con vigas de madera y restos
orgánicos de la sal. Restos de instrumentos de minería como mazos, palos y
picos; antorchas, las cuales eran utilizadas para iluminar los pasillos que en
algunos casos llegaban a tener 330 m. de profundidad; fardos, fabricados con
pieles y su armazón de madera, los que fueron utilizados por los mineros para
acarrear los bloques de sal hasta la boca de la mina; también fabricaron
prendas de pieles.

Esta cultura, no solo se caracterizó por las largas espadas de hierro y jaeces de
caballos, sino también por los enterramientos principescos bajo grandes
túmulos. Una de las tumbas más conocidas es la de Vix, al este de Francia,
enterramiento femenino del siglo VI a.C., que tenía un ajuar compuesto por un
carromato y un recipiente para mezclar vino con agua realizado en bronce de
mano de obra griega, esto indica que existían relaciones directas entre Europa
y las colonias griegas del Mediterráneo Occidental. A los habitantes de Europa
de la edad de hierro se los conoce como celtas. se cree que la aristocracia
céltica importó del Mediterráneo gran cantidad de objetos de prestigio por ej.
vino, tejidos y bronces etruscos. En la Península Ibérica se destaca la zona
andaluza la cual recibió influencia fenicia desde el siglo VIII. a.C. Algo similar
sucedió en la costa levantina influida por la cultura de los Campos de Urnas.

En la Península Ibérica la cremación fue el rito funerario mas común. El período


acaba con la expansión cartaginesa y la definitiva conquista romana.

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4. Ritual Y Religion
Los cuerpos recuperados que se encontraban en turberas, lugar donde las
condiciones anaeróbicas los han conservado perfectamente, constituyen
testimonios fascinantes del sistema religioso e ideológico que entendían del
mundo los pueblos de la edad de hierro.

En 1950 unos extractores de turba vieron en Tollund Fen (Dinamarca) como un


rostro humano sobresalía de la tumba. Este cuerpo, el cual desde ese momento
se conoce como el hombre de Tollund, estaba desnudo; sólo llevaba un bonete
de piel y un cinturón; sus piernas flexionadas en posición fetal. Sus ojos
estaban cerrados; la soga con la cual había sido ahorcado hace 2000 años
permanecía en su cuello.

Se han descubierto cientos de "Hombres de las turberas" en el norte de Europa,


la mayoría son extractores de tumbas locales, desde hace décadas de siglos. La
mayor parte de ellos parece haber muerto de manera violenta, a veces
estrangulados ya sea ahorcados o agarrotados, otros por golpes en la cabeza o
apuñalados y en ocasiones por más de unas de estas formas. Posiblemente
fueron ajusticiados por algún delito, o tal vez por sacrificios rituales ya que se
han encontrado resto de una papilla a base de cereales en el estómago de
alguno de ellos que indiquen alguna comida ritual, mientras que su muerte
pudo haberse producido por métodos de ejecución con carácter de sacrificio.

También es probable que muchas de las víctimas pertenecieran a una alta clase
social ya que se ha observado que sus manos estaban bien cuidadas, sin callos
y sus cadáveres vestidos y aseados antes de ser depositados en la turbera.

Se realizaron otros depósitos rituales, principalmente de objetos metálicos, en


turberas y canales, por lo que es probable que tuvieran algún significado
especial para los pueblos de este período. Los depósitos votivos en la Téne
contenían 150 espadas, algunas con vainas decoradas, fíbulas, puntas de lanza
y otros útiles y armas, tanto de bronce como de hierro. Se han recuperado
depósitos similares en el Támesis; entre estos se destaca el escudo de Battersa.

Enterramientos
El sistema de enterramiento en la edad de hierro se basó en la inhumación. Los
más conocidos son los de Pazirik, en las montañas Altái, en el 400 a.C.
contienen cadáveres muy bien conservados de personas y de caballos, tejidos y
objetos de piel. Estas tumbas aparecen sobre el suelo como pequeños
montículos de tierra o túmulos recubiertos con piedras. Cada uno de estos
cubre una tumbas en forma de pozo, en las que había una cámara funeraria
formada por vigas de madera sobre las que se apilaban troncos y piedras que
llenaban pozo.

Fueron depositados en el interior de una de estas cámaras los cuerpos


embalsamados de un hombre y de una mujer, dentro de un ataúd, construido a
partir de un tronco ahuecado con una piel cortada de ciervo, una alfombra de
lana que envolvía los cuerpos y ropas de lino. Dentro de la cámara funeraria

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había más ropa, tejidos, objetos de piel, muebles de madera, ornamentos de
oro y plata y espejos. Cada una de las tumbas tenía entre 7 y 14
enterramientos de caballos. Se ha preservado alguno de ellos junto con
accesorios como bridas, sillas de montar y ropaje de abrigo. Junto a estos había
un gran carromato con un toldo decorado con apliques en forma de cisnes.

Los pueblos que enterraban a sus muertos en este tipo de tumbas eran
nómades que usaban el caballo como montura, tenían mucho en común con los
esitas quienes vivían en las estepas al norte del mar negro, que enterraban a su
elite en ricas tumbas y en su arte destacaban a los animales. Los hallazgos en
estas tumbas congeladas, con Persia y China, dadas las similitudes en los
patrones de confección de materias primas.

Poblados
Los poblados tendieron a hacer núcleos fortificados en colinas, como ejemplos
podemos mencionar a Maiden Castle, al sur de Inglaterra, y Heuneburg , en el
sur de Alemania y de oppida, centros urbanos amurallados de carácter tribal.

Una península en el norte de Polonia, localizada en Biskupín fue uno de los


poblados más fascinantes en Europa, en el 700 a.C. donde las excavaciones
arqueológicas han sacado a la luz restos sumergidos de un poblado fortificado
rodeado por una empalizada de unas 100 casas dispuestas en hileras con
muros de más de 1m. de altura, entre ellas había calles pavimentadas con
troncos.

Los habitantes, estimados entre 1000 y 1200, eran granjeros y pastores. Los
principales cultivos fueron mijo, trigo, cebada, centeno y frijoles

Se han encontrado huesos de animales que indican que los cerdos tuvieron
gran importancia en la alimentación.

Asia
El trabajo del hierro, se desarrolló en Asia Oriental. Se trabajó por primera vez
hacia el 600 a.C. en China, fundiéndose de forma similar a la del bronce. 1000
años más tarde se lograron obtener altísimas temperaturas para su fundición, la
cual comenzó en Europa en la edad media.

Los chinos produjeron muchos instrumentos y armas fundidas a molde. Los


nuevos aperos agrícolas de hierro y los útiles de madera aumentaron la
productividad de las tierras. La acuñación de moneda en China y en Europa se
inició hacia el 500 a.C. Las ciudades amuralladas y el armamento indican que la
guerra era endémica, situación reflejada por la realización de la Gran Muralla
China y del ejército de Terracota formado por estatuas representando soldados
con sus armaduras completas y sus armas.

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Africa
En Africa subsahariana los metales fueron empleados hacia el 500 a.C. Se
fundió gran cantidad en el valle del Nilo. El hierro, llegó a Africa Oriental hacia
el 200 a.C. y los ancestros de los bantúes lo difundieron, junto con la
agricultura, al sur. Estos vivían en comunidades sedentarias, usaban cerámica,
cultivaban plantas y tenían animales domesticados. El valle del Nilo y algunas
zonas de Africa Occidental son las únicas regiones que tienen testimonios de
trabajo del cobre anterior a la introducción del hierro,. Probablemente el
conocimiento de el trabajo de hierro en Africa subsahariana viene de las
colonias fenicias de la costa del norte o a través del Nilo, pero los artesanos
locales usaron los hornos de ladrillo en Tanzania y Ruanda, desde el siglo V
a.C., Para producir lo que técnicamente era el acero, pero al este en el valle de
Rift, pueblos pastores utilizaron 100 años más tarde útiles de piedra. La edad
de hierro del sur de Africa esta dividida en la edad de hierro antigua ( hacia el
200 d.C..- 1000 D.c.) y la edad de hierro final (desde el 1000 d.C. hasta el siglo
XIX.)

5. Cultura Y Sociedad De Los Pueblos Primitivos

La educación existe dede que hay hombres sobre la Tierra. La mayor parte de
la vida humana ha transcurrido en la etapa primitiva o prehistórica.

Se pueden distinguir dos etapas en el desarrollo de esa vida: la del hombre


cazador (paleolítico) y la del hombre agricultor (neolítico).

El cazador es nómada, se convierte poco a poco en agricultor y ganadero,


adquiriendo estabilidad y formando clanes y tribus.

Correspondiendo a estas formas de vida se desarrollan estructura sociales


diferentes. En la época del hombre cazador, el varón ocupaba el lugar más
importante, y la mujer aparece en uno secundario. En la edad del agricultor la
mujer aparece en un lugar preeminente por estar a cargo, además de las
faenas domésticas, las laborales agrícolas.

La base de la vida de estos grupos sociales era la familia, agrupadas en forma


de clanes o tribus con un ser animado del cual se suponen descendientes. Estos
grupos poseen cultura, armas y utensilios manufacturados por ellos.

La Educación De Los Pueblos Primitivos

Es una educación natural, espontánea, inconsciente, adquirida por la


convivencia de padres e hijos, adultos y menores. Se trata de una educación
por imitación, así aprende las costumbres de la tribu, cantos y danzas, lenguaje
que constituye su mayor instrumento educativo.

Pueblos Cazadores: procedimientos para educación muy laxos, indisciplina,


guerra, aunque no poseían riquezas o propiedades que puedan incitar al ataque

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y robo de otros pueblos, en ellos se cultivaban ciertas cualidades personales,
particularmente la destreza física y la resistencia o endurecimiento con respecto
al dolor y al clima.

Pueblos Agricultores Y Ganaderos De La Época Posterior: las faenas agrícolas y


ganaderas requieren orden, aprender fenómenos meteorológicos; la madre
ocupa un lugar más importante en la familia. La guerra impone en la educación
de los hijos una disciplina más rigurosa y una preparación para el uso de
armas. El arte se hace más esquemático. Aparte de esta educación espontánea,
hay en los pueblos primitivos una forma intencional de educación que es la
iniciación de los efebos, mediante ella reciben los jóvenes un entrenamiento
muy riguroso. Los niños son tomados de la familia y de la aldea, reunidos por
grupos y sometidos durante unas semanas en lugares solitarios, en ejercicios y
pruebas para la disciplina del alma, alejamiento de los malos demonios y
adquisición del carácter masculino. Son danzas, ascetismo y mortificaciones que
provocan estados anímicos y éxtasis pasajeros, pero también se practican
ejercicios como partidos de caza, ejercicios de armas, etc. la dirección de todo
esto puede confiarse a un jefe, sacerdote o anciano.

Caracteres De La Educación Espontánea Primitiva

Se aprende por imitación, rasgo eminentemente social de la educación


primitiva, se limita al presente inmediato con un fondo mágico, hasta la
consagración u ordenamiento de la juventud tiene carácter ritual.

6. Edad Antigua

Se denomina edad antigua al período de la historia de la humanidad que


comprende desde la aparición de la escritura (3000 años antes de Cristo) hasta,
aproximadamente, la caída de Roma en poder de los bárbaros en el 476 d. C.

Caracterizada por la aparición de grandes civilizaciones de regadío, cuando las


sociedades agricultoras dejaron de depender de las condiciones climáticas para
poder cultivar, y por la escritura; en este período tuvieron lugar importantes
sucesos que cimentaron la historia de la humanidad:

Sociedades altamente estratificadas, existencia de clases sociales.

Poderosa organización política estatal, caracterizada por la existencia de una


clase dirigente: la nobleza.

Desarrollo religioso, dirigid por la misma clase social que posee el poder
político.

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No toda la vida estaba dedicada a la supervivencia, lo que implica el desarrollo
de otras formas de pensamiento y de creación: el arte, la filosofía y las ciencias.

Gran auge por el poder militar.

Enfrentamientos constantes entre los distintos pueblos.

Permanentes deseos de conquista de territorios ajenos.

Civilizaciones Más Importantes De La Edad Antigua

Egipto

Numerosos grupos de origen semitas norafricanos, negroides del sur,


invadieron el valle y el delta del Nilo atraídos por la fertilidad del suelo. Luego
valoraron las condiciones del suelo mejorando técnicas agrícolas.

Aprendieron a disciplinar la fertilidad de la tierra en que vivían.

La población heterogénea se unió en amplias comunidades con dirigentes para


llevar a adelante la adaptación al medio geográfico.

Organización política y social: teocracia y absolutismo.

Una característica más saliente de la sociedad egipcia era la marcada


desigualdad social (monarquía centralizada).

A la cabeza de la sociedad el faraón, que era una dios sebre la tierra y como tal
era reverenciado y temido; su poder era por herencia y origen divino. Solía
realizar sus matrimonios dentro de su misma familia o con mujeres de la alta
nobleza. También estaban los escribas (clase social al servicio del estado,
mediante costosos estudios accedían a la escritura jeroglífica.

La inmensa mayoría de la población eran pobres campesinos y artesanos


sometidos a la explotación por parte del estado para el sostenimiento de cultos
y grandes templos.

Existió la esclavitud, reclutada entre los prisioneros de guerra ocupaban el


último escalón de la escala social.

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Una Vida Pensando En La Muerte

Dedicaron una gran parte de sus riquezas al culto de los reyes muertos, porque
por medio de sus ofrendas esperaban desde una gran cosecha hasta un
bienestar más grande en otra existencia después de la muerte.

Su religión era politeísta, pensaban que las divinidades estaban presentes en


las estatuas que las representaban y algunos animales sagrados como el buey.

El faraón, considerado como un dios viviente y un hijo del máximo dios, el dios
sol, denominado Ra.

Cada soberano, desde el inicio de su reinado, comenzaba a preparar la tumba


en el cual sería sepultado, una de las mayores preocupaciones de los egipcios
era proveerse de una morada para después de la muerte.

Las tumbas reales podían ser mastabas, las más antiguas y modestas (con una
cavidad rodeada por una pared de ladrillos con una capilla para las ofrendas);
pirámides, enormes construcciones de piedra; o hipogeos, tumbas subterráneas
cavadas en la roca de las montañas cercanas al valle del Nilo, son la sepultura
más modernadisimuladas en la montaña para evitar el robo de las riquezas que
se depositaban en ellas. Los cuerpos muertos se encontraban momificados.

Legado Cultural Del Antiguo Egipto

La cultura egipcia, desde las primeras épocas de Menes, el faraón unificador, se


desarrolló a lo largo de tres mil años, antes del nacimiento de Cristo.

Este pueblo ha dejado para la posteridad un rico legado que va desde las
famosas pirámides y colosales hasta esculturas de todo tipo, algunas hasta
"hablaban"; con una extraordinaria literatura y, sobre todo, su sistema de
numeración y amplios conocimientos científicos.

Para evitar los latrocinios de los saqueos de tumbas se trasladaron al Valle de


los Reyes donde pueden verse tumbas excavadas en la roca viva, templos
funerarios como el de la reina Hastsepsut. El faraón Akenatón, impuso el
monoteísmo, reglas artísticas y construyó una ciudad extraordinaria con
avenidas y puentes. Los sacerdotes no dejaron que estas ideas prosperaran y
su hijo fue obligado a continuar con las ideas anteriores.

La obra más famosa son las estatuas colosales de Memón, en épocas de


esplendor egipcio estas estatuas "hablaban", en realidad un ingenioso
dispositivo basado en la inclinación de los rayos solares, utilizaban la
condensación de la humedad en un cierto día del año, lo que provocaba un
efecto casi igual al habla.

Las paredes de las tumbas estaban cubiertas por pinturas que describen con
total realismo escenas cotidianas y del mundo religioso.

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El Legado Literario Y Los Jeroglíficos

Maravillosos poemas de amor, consejos para los gobernantes, himnos religiosos


y también verdaderas historias de aventuras, ("memorias de Sinuhit", adaptada
en una famosa película: Sinué en egipcio.

Todas estas obras están escritas en jeroglíficos, sistema de escritura basado en


ideogramas.

Más adelante se agruparon las consonantes aisladas, sin incluir vocales. En


segundo término se utilizó la hierática. Más adelante fue creada la escritura
demótica.

7. Mesopotámia Asiática

Una tierra entre ríos comprendida entre los ríos Tigris y Eufrates, entre las
mesetas de Irán y la zona conocida como Asia menor. Los río posibilitaron el
establecimiento de los hombres en medio de una zona de desiertos y
montañas. Los hombres transformaron los pantanos del lugar en campos
sembrados y en aldeas y ciudades de piedra.

La Mesopotamia Asiática podemos dividirla en dos sectores:

Al sur: baja Babilonia ê tierras arcillosas y fértiles. Abundantes cosechas

Al norte: alta Asiria ê llanura accidentada rica en bosques, minerales y piedras.

La mesopotamia fue durante mucho tiempo el centro del mundo antiguo, el


único paso importante entre el Golfo Pérsico y el Mediterráneo. Las ricas
llanuras del Tigris y del Éufrates siempre estubieron expuestas a las invasiones
de los nómadas del desierto y al ataque brutal de los montañeses. La historia
de la mesopotamia es una suceción de guerras, de invasiones y de
dominaciones que no duraron mucho tiempo.

Hacia 4000 antes de Cristo, un pueblo de origen desconocido, los sumerios,


ocuparon el sur de la mesopotamia.

Grandes constructores de diques y de canales de riego, los sumerios fundaron


ricas ciudades, uqe comerciaban con las costas del Mediterráneo y el valle del
río indo. En muy corto tiempo, los sumerios conquistaron todo el sur de
Babilonia. sin embargo, las ciudades sumerias actuaban como principados
independientes (ciudades estado) Gobernadas por príncipe, trataron de
mantener el searatismo, mientras disputaban las sangrientas guerras con las
ciudades vecinas.

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Mientras ocurría todo esto en Sumer, en el norte de Babilonia, un pueblo
llegado de los desiertos cercanos, dominaban la zona fundando ciudades. Con
el tiempo, los acadios dominaron con mano de hierro a los sumerios,
estableciendo el primer reino unificado de la región, la primera Babilonia.

Sin embargo el reino babilónico duró menos de cien años, pues nuevos
invasores acabaron con su poder, reiniciándose así un período donde cada una
de las ciudades se mantuvieron independientes.

Hacia el siglo IX, la mesopotamia era un sólo reino. Nos encontramos ante el
imperio Asirio y la capital fue la ciudad de Nínive.

Pese al triunfo, los habitantes de Babilonia, decidieron terminar con el dominio.


Se estableció un nuevo imperio llamado Nueva Babilonia. Este llegó a
conquistar las costas mediterráneas, pero, menos de cien años después,
desapareció la independencia de los pueblos.

La historia de las culturas que se desarrollaron en la Mesopotamia, es confusa,


pueblos victoriosos que sometieron a otros, luchas sucesivas para lograrla
hegemonía en el territorio, para acabar finalmente dominados por nuevos
invasores que provenían de otras tierras.

Sociedad mesopotámica:

LOS NOBLES: El rey, los sacerdotes, los escribas.

LOS HOMBRES LIBRES: Comerciantes, artesanos, campesinos.

LOS ESCLAVOS: Prisioneros de guerra.

Grecia

Denominamos griegos a todos aquellos pueblos que fueron llegando desde


3000 a. C. a los terrenos circundantes al mar Egeo. Pertenecían al grupo de los
indoeuropeos, la civilización crtense, que se desarrolló en la isla de Creta, tres
pueblos que procedían del norte: joios, arqueos, eolios.

Los dorios causaron graves daños a la cultura cretomicénica, con sus armas de
hierro conquistaron, a toda Grecia europea, obligando a los arqueos a emigrar a
las costas asiáticas de la península de Anatolia (actual Turquía)y establecieron
diversas colonias.

Las invasiones de pueblos del norte provocaron un largo período de guerras y


devastaciones. El territorio apareció políticamente dividido en ciudades
independientes. El poder político y económico pertenecía a los grandes

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propietarios. Por debajo de estos, el pueblo, ciudadanos libres, y en lo más bajo
de la escala social los esclavos, prisioneros de guerra.

Los griegos explicaron racionalmente el universo y sus leyes, creando la ciencia


y la filosofía. Se destacaron en el arte.

La acción política alcanzó su apogeo con la democracia, no contemplaba la


igualdad entre todos los hombres, favoreció el desarrollo de los valores
humanos. Educación: reflexionaron sobre su sentido individual y social,
considerándola como un proceso de construcción consciente de la personalidad
total.

Manifestaron una acentuada indiferencia por la vida ultraterrena. La


preocupación ética fue muy profunda y estaba concebida como un ideal de
existencia. Este ideal buscaba como meta el heroísmo y el honor, " ser siempre
el mejor", se convierte en la razón de ser de la nobleza guerrera y sirve de
fundamento a los ideales griegos más tardíos.

Estos ideales fueron sin duda un factor poderoso del progreso intelectual y
artístico alcanzado.

El mundo griego antiguo desarrolló una importante cultura. se extendió en las


tierras que circundaban el mar Egeo, abarcando el sur de la Península de los
Balcanes.

En esta geografía compuesta de mar , tierra y montañas y con recursos


naturales limitados floreció la civilización griega.

Se denominaron griegos a los pueblos que fueron llegando desde el 3.00 a.C. a
las tierras circundantes al mar Egeo. Los rastros culturales más antiguos
pertenecen a la civilización cretense, comenzaron a arribar pueblos del norte:
aqueos, jonios y eolios. Fue una lenta invasión que duró 6 ss. creando la
cultura cretomicénica.

La llegada de los dorios

A partir del 1.200 a.C. llegan estos pueblos provenientes del centro de Europa,
quienes conquistan Grecia, obligando a los aqueos a emigrar.

Estos pueblos se establecieron en diversas colonias en las costas asiáticas de la


península de Anatolia.

Debido a las guerras y distintas invasiones, Grecia queda dividida en una


multitud de ciudades llamadas polis.

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La colonización del Mediterráneo.

En el siglo VIII a.C. se produjo una crisis por el aumento de población y escasez
de recursos. Los polis impulsaron la colonización de nuevos pueblos desde las
costas del Mediterráneo hasta el estrecho de Gibraltar.

Esparta y Atenas.

Dos de las polis, irradiaron su influencia por todo el mundo

griego.

Artes, ciencia y filosofía.

Los griegos tomaban la música como arte esencial, asociándola a la poesía y la


danza. Otro género artístico fue el teatro.

Los griego fueron grandes matemáticos, como Tales y Pitágoras, geógrafos


como Mileto e historiadores como Herodoto y Tucídides.

También en la arquitectura y la escultura tuvieron un gran desarrollo. Uno de


los legados más importantes fue la filosofía. Los más importantes fueron:
Sócrates, Platón, Aristóteles y Heráclito.

8. La Antigua Roma

En el s. VIII a.C. en el centro de la península itálica, habitada por pueblos


latinos, fundaron una pequeña aldea llamada Roma en defensa de los etruscos.
Esta estaba rodeada por seis colinas las cuales con el tiempo quedaron dentro
del perímetro de Roma, así surge el pueblo romano.

A partir del 753 a.C. comienza la historia de la capital del mundo antiguo. Se
puede dividir en tres periodos:

La monarquía (753 a 509 a. C.)

La república (509 a 30 a. C.)

El imperio (30 a. C. a 476 d. C.) en el 476 d. C. Roma fue conquistada por los
Bárbaros.

Aspectos políticos y sociales

Las autoridades monárquicas eran el Rey, El senado y los comicios curiados. El


Rey era elegido por el senado y el cargo era vitalicio.

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La sociedad estaba dividida en tres clases: Los Patricios, los plebeyos y los
esclavos.

De la monarquía a la república

Los romanos poseían un gran respeto por las leyes. Los tres últimos reyes
fueron etruscos. La caída de la monarquía fue el rechazo de los patricios en
contra de los etruscos y sus reformas. En el año 509 a. C. los patricios
contuvieron momentáneamente el avance de estas reformas reemplazando la
monarquía por una república.

El fin de la república-Imperio Romano

Durante el año 30 a. C. la república se encontraba en un caos, que dio lugar a


que un grupo de militares comenzara a luchar entre ellos.

De esta lucha salió un triunfante Augusto, quien convirtió a la república en un


imperio, asumiendo el título de emperador.

Roma ya no era una pequeña aldea que se encontraba en el Monte Palatino, y


abarcaba todas las tierras mediterráneas y europeas hasta los ríos Rin y
Danubio. Este imperio duró mas de 4 siglos, fue derribado por guerras de
conquista y luchas civiles.

Durante el imperio, en el campo aumentó la gran propiedad y con ella el


trabajo de los empleados. En la ciudad, el centro de la vida romana era el foro.
La vida artesanal, se intensificó en los suburbios. Las ciudades aumentaron su
densidad. La ciudad mostraba distintos atractivos como por ej. el circo.

Caída del Imperio.

En el s. III d. C., comenzó la decadencia del imperio en forma notable. El


ejercito cobró cada vez más importancia por sobre el senado.

En el s. V los Bárbaros rompieron las fronteras y tomaron la parte occidental del


Imperio romano.

Edad media

Término utilizado para referirse a un periodo de la historia europea que


transcurrió desde la desintegración del Imperio romano de Occidente, en el
siglo V, hasta el siglo XV. No obstante, las fechas anteriores no han de ser
tomadas como referencias fijas: nunca ha existido una brusca ruptura en el
desarrollo cultural del continente. La edad media fue un periodo de
estancamiento cultural, ubicado cronológicamente entre la gloria de la
antigüedad clásica y el renacimiento. La investigación actual tiende, no
obstante, a reconocer este periodo como uno más de los que constituyen la

15
evolución histórica europea, con sus propios procesos críticos y de desarrollo.
Se divide generalmente la edad media en tres épocas.

Inicios de la edad media

Ningún evento concreto determina el fin de la antigüedad y el inicio de la edad


media.

La culminación a finales del siglo V de una serie de procesos de larga duración,


entre ellos la grave dislocación económica y las invasiones y asentamiento de
los pueblos germanos en el Imperio romano, hizo cambiar la faz de Europa.
Durante los siguientes 300 años Europa occidental mantuvo una cultura
primitiva aunque instalada sobre la compleja y elaborada cultura del Imperio
romano, que nunca llegó a perderse u olvidarse por completo.

Fragmentación de la autoridad

Durante este periodo no existió realmente una maquinaria de gobierno unitaria


en las distintas entidades políticas, aunque la poco sólida confederación de
tribus permitió la formación de reinos. El desarrollo político y económico era
fundamentalmente local y el comercio regular desapareció casi por completo,
aunque la economía monetaria nunca dejó de existir de forma absoluta. En la
culminación de un proceso iniciado durante el Imperio romano, los campesinos
comenzaron a ligarse a la tierra y a depender de los grandes propietarios para
obtener su protección y una rudimentaria administración de justicia, en lo que
constituyó el germen del régimen señorial. Los principales vínculos entre la
aristocracia guerrera fueron los lazos de parentesco aunque también
empezaron a surgir las relaciones feudales. Se ha considerado que estos
vínculos (que relacionaron la tierra con prestaciones militares y otros servicios)
tienen su origen en la antigua relación romana entre patrón y cliente.

Todos estos sistemas de relación impidieron que se produjera una consolidación


política efectiva.

La Iglesia

La única institución europea con carácter universal fue la Iglesia, pero incluso
en ella se había producido una fragmentación de la autoridad. Todo el poder en
el seno de la jerarquía eclesiástica estaba en las manos de los obispos de cada
región. El papa tenía una cierta preeminencia basada en el hecho de ser
sucesor de san Pedro, primer obispo de Roma, a quien Cristo le había otorgado
la máxima autoridad eclesiástica. No obstante, la elaborada maquinaria del
gobierno eclesiástico y la idea de una Iglesia encabezada por el papa no se
desarrollarían hasta pasados 500 años. La Iglesia se veía a sí misma como una
comunidad espiritual de creyentes cristianos, exiliados del reino de Dios, que
aguardaba en un mundo hostil el día de la salvación. Los miembros más
destacados de esta comunidad se hallaban en los monasterios, diseminados por
toda Europa y alejados de la jerarquía eclesiástica.

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En el seno de la Iglesia hubo tendencias que aspiraban a unificar los rituales, el
calendario y las reglas monásticas, opuestas a la desintegración y al desarrollo
local. Al lado de estas medidas administrativas se conservaba la tradición
cultural del Imperio romano. En el siglo IX, la llegada al poder de la dinastía
Carolingia supuso el inicio de una nueva unidad europea basada en el legado
romano, puesto que el poder político del emperador Carlomagno dependió de
reformas administrativas en las que utilizó materiales, métodos y objetivos del
extinto mundo romano.

Vida cultural

La actividad cultural durante los inicios de la edad media consistió


principalmente en la conservación y sistematización del conocimiento del
pasado y se copiaron y comentaron las obras de autores clásicos. Se escribieron
obras enciclopédicas, como las Etimologías (623) de san Isidoro de Sevilla, en
las que su autor pretendía compilar todo el conocimiento de la humanidad. En
el centro de cualquier actividad docta estaba la Biblia: todo aprendizaje secular
llegó a ser considerado como una mera preparación para la comprensión del
Libro Sagrado.

Esta primera etapa de la edad media se cierra en el siglo X con las segundas
migraciones germánicas e invasiones protagonizadas por los vikingos
procedentes del norte y por los magiares de las estepas asiáticas, y la debilidad
de todas las fuerzas integradoras y de expansión europeas al desintegrarse el
Imperio Carolingio. La violencia y dislocación que sufrió Europa motivaron que
las tierras se quedaran sin cultivar, la población disminuyera y los monasterios
se convirtieran en los únicos baluartes de la civilización.

La alta edad media

Hacia mediados del siglo XI Europa se encontraba en un periodo de evolución


desconocido hasta ese momento. La época de las grandes invasiones había
llegado a su fin y el continente europeo experimentaba el crecimiento dinámico
de una población ya asentada. Renacieron la vida urbana y el comercio regular
a gran escala y se desarrolló una sociedad y cultura que fueron complejas,
dinámicas e innovadoras. Este periodo se ha convertido en centro de atención
de la moderna investigación y se le ha dado en llamar el renacimiento del siglo
XII.

El poder papal

Durante la alta edad media la Iglesia católica, organizada en torno a una


estructurada jerarquía con el papa como indiscutida cúspide, constituyó la más
sofisticada institución de gobierno en Europa occidental. El Papado no sólo
ejerció un control directo sobre el dominio de las tierras del centro y norte de
Italia sino que además lo tuvo sobre toda Europa gracias a la diplomacia y a la
administración de justicia (en este caso mediante el extenso sistema de

17
tribunales eclesiásticos). Además las órdenes monásticas crecieron y
prosperaron participando de lleno en la vida secular. Los antiguos monasterios
benedictinos se imbricaron en la red de alianzas feudales. Los miembros de las
nuevas órdenes monásticas, como los cistercienses, desecaron zonas
pantanosas y limpiaron bosques; otras, como los franciscanos, entregados
voluntariamente a la pobreza, pronto empezaron a participar en la renacida
vida urbana. La Iglesia ya no se vería más como una ciudad espiritual en el
exilio terrenal, sino como el centro de la existencia. La espiritualidad
altomedieval adoptó un carácter individual, centrada ritualmente en el
sacramento de la eucaristía y en la identificación subjetiva y emocional del
creyente con el sufrimiento humano de Cristo. La creciente importancia del
culto a la Virgen María, actitud desconocida en la Iglesia hasta este momento,
tenia el mismo carácter emotivo.

Aspectos intelectuales

Dentro del ámbito cultural, hubo un resurgimiento intelectual al prosperar


nuevas instituciones educativas como las escuelas catedralicias y monásticas.
Se fundaron las primeras universidades, se ofertaron graduaciones superiores
en medicina, derecho y teología, ámbitos en los que fue intensa la
investigación: se recuperaron y tradujeron escritos médicos de la antigüedad,
muchos de los cuales habían sobrevivido gracias a los eruditos árabes y se
sistematizó, comentó e investigó la evolución tanto del Derecho canónico como
del civil.

El escolasticismo se popularizó, se estudiaron los escritos de la Iglesia, se


analizaron las doctrinas teológicas y las prácticas religiosas y se discutieron las
cuestiones problemáticas de la tradición cristiana. El siglo XII, por tanto, dio
paso a una época dorada de la filosofía en Occidente.

Innovaciones artísticas

La escritura dejó de ser una actividad exclusiva del clero y el resultado fue el
florecimiento de una nueva literatura, tanto en latín como, por primera vez, en
lenguas vernáculas. Estos nuevos textos estaban destinadas a un público
letrado que poseía educación y tiempo libre para leer. La lírica amorosa, el
romance cortesano y la nueva modalidad de textos históricos expresaban la
nueva complejidad de la vida y el compromiso con el mundo secular. En el
campo de la pintura se prestó una atención sin precedentes a la representación
de emociones extremas, a la vida cotidiana y al mundo de la naturaleza. En la
arquitectura, el románico alcanzó su perfección con la edificación de incontables
catedrales a lo largo de rutas de peregrinación en el sur de Francia y en
España, especialmente el Camino de Santiago, incluso cuando ya comenzaba a
abrirse paso el estilo gótico que en los siguientes siglos se convertiría en el
estilo artístico predominante.

18
La nueva unidad europea

Durante el siglo XIII se sintetizaron los logros del siglo anterior. La Iglesia se
convirtió en la gran institución europea, las relaciones comerciales integraron a
Europa gracias especialmente a las actividades de los banqueros y
comerciantes italianos, que extendieron sus actividades por Francia, Inglaterra,
Países Bajos y el norte de África, así como por las tierras imperiales germanas.
Los viajes, bien por razones de estudio o por motivo de una peregrinación
fueron más habituales y cómodos. También fue el siglo de las Cruzadas; estas
guerras, iniciadas a finales del siglo XI, fueron predicadas por el Papado para
liberar los Santos Lugares cristianos en el Oriente Próximo que estaban en
manos de los musulmanes. Concebidas según el Derecho canónico como
peregrinaciones militares, los llamamientos no establecían distinciones sociales
ni profesionales. Estas expediciones internacionales fueron un ejemplo más de
la unidad europea centrada en la Iglesia, aunque también influyó el interés de
dominar las rutas comerciales de Oriente. La alta edad media culminó con los
grandes logros de la arquitectura gótica, los escritos filosóficos de santo Tomás
de Aquino y la visión imaginativa de la totalidad de la vida humana, recogida en
la Divina Comedia de Dante Alighieri.

La baja edad media

Si la alta edad media estuvo caracterizada por la consecución de la unidad


institucional y una síntesis intelectual, la baja edad media estuvo marcada por
los conflictos y la disolución de dicha unidad. Fue entonces cuando empezó a
surgir el Estado moderno —aún cuando éste en ocasiones no era más que un
incipiente sentimiento nacional— y la lucha por la hegemonía entre la Iglesia y
el Estado se convirtió en un rasgo permanente de la historia de Europa durante
algunos siglos posteriores. Pueblos y ciudades continuaron creciendo en
tamaño y prosperidad y comenzaron la lucha por la autonomía política. Este
conflicto urbano se convirtió además en una lucha interna en la que los diversos
grupos sociales quisieron imponer sus respectivos intereses.

Inicios de la ciencia política

Una de las consecuencias de esta pugna, particularmente en las corporaciones


señoriales de las ciudades italianas, fue la intensificación del pensamiento
político y social que se centró en el Estado secular como tal, independiente de
la Iglesia.

La independencia del análisis político es sólo uno de los aspectos de una gran
corriente del pensamiento bajomedieval y surgió como consecuencia del fracaso
del gran proyecto de la filosofía altomedieval que pretendía alcanzar una
síntesis de todo el conocimiento y experiencia tanto humano como divino.

19
La nueva espiritualidad

Aunque este desarrollo filosófico fue importante, la espiritualidad de la baja


edad media fue el auténtico indicador de la turbulencia social y cultural de la
época. Esta espiritualidad estuvo caracterizada por una intensa búsqueda de la
experiencia directa con Dios, bien a través del éxtasis personal de la iluminación
mística, o bien mediante el examen personal de la palabra de Dios en la Biblia.
En ambos casos, la Iglesia orgánica —tanto en su tradicional función de
intérprete de la doctrina como en su papel institucional de guardián de los
sacramentos— no estuvo en disposición de combatir ni de prescindir de este
fenómeno.

Toda la población, laicos o clérigos, hombres o mujeres, letrados o analfabetos,


podían disfrutar potencialmente una experiencia mística. Concebida ésta como
un don divino de carácter personal, resultaba totalmente independiente del
rango social o del nivel de educación pues era indescriptible, irracional y
privada. Por otro lado, la lectura devocional de la Biblia produjo una percepción
de la Iglesia como institución marcadamente diferente a la de anteriores épocas
en las que se la consideraba como algo omnipresente y ligado a los asuntos
terrenales. Cristo y los apóstoles representaban una imagen de radical sencillez
y al tomar la vida de Cristo como modelo de imitación, hubo personas que
comenzaron a organizarse en comunidades apostólicas. En ocasiones se
esforzaron por reformar la Iglesia desde su interior para conducirla a la pureza
y sencillez apostólica, mientras que en otras ocasiones se desentendieron
simplemente de todas las instituciones existentes.

En muchos casos estos movimientos adoptaron una postura apocalíptica o


mesiánica, en particular entre los sectores más desprotegidos de las ciudades
bajomedievales, que vivían en una situación muy difícil. Tras la aparición
catastrófica de la peste negra, en la década de 1340, que acabó con la vida de
una cuarta parte de la población europea, bandas de penitentes, flagelantes y
de seguidores de nuevos mesías recorrieron toda Europa, preparándose para la
llegada de la nueva época apostólica.

Esta situación de agitación e innovación espiritual desembocaría en la Reforma


protestante; las nuevas identidades políticas conducirían al triunfo del Estado
nacional moderno y la continua expansión económica y mercantil puso las
bases para la transformación revolucionaria de la economía europea. De este
modo las raíces de la edad moderna pueden localizarse en medio de la
disolución del mundo medieval, en medio de su crisis social y cultural.

9. Edad Moderna

Periodo histórico que, según la tradición historiográfica europea y occidental, se


enmarca entre la edad media y la edad contemporánea. La edad moderna,
como convencionalismo historiográfico —así como las connotaciones del
término moderno, utilizado por primera vez por el erudito alemán de finales del
siglo XVII Cristophorus Cellarius—, responde en su origen a una concepción

20
lineal y optimista de la historia y a una visión euro centrista del mundo y del
desarrollo histórico. A pesar de ser aceptada comúnmente en los medios
académicos occidentales como marco referencial, será objeto de una amplia
reflexión entre los historiadores a lo largo del siglo XX en torno a su amplitud y
sus límites cronológicos, sus escenarios geográficos, su alcance semántico y los
fundamentos de la modernidad, entre sus aspectos esenciales.

El siglo XVII representó el apogeo de la mentalidad moderna, caracterizado por


el absolutismo monárquico el triunfo del mercantilismo, la revolución intelectual
y las guerras de religión.

El despotismo real fue consecuencia de una evolución gradual que adquirió


características peculiares en cada región.

Fue sobre todo en los órdenes jurídico, económico y administrativo, donde la


monarquía trabajó arduamente, afín de reducir los anacronismos que
separaban a la realidad, de las instituciones vigentes. Estas circunstancias
fueron el fomento de los nuevos ideales políticos que reflejaban de manera
especial el deseo de contar con estabilidad y protección frente a la confusión y
el caos producido por permanentes luchas.

El orden y seguridad fueron considerados más importantes que la libertad y los


monarcas reconocieron su derecho divino para gobernar, cuyo correlato era la
obediencia ciega de sus súbditos.

La nueva política económica: mercantilismo, apoyaba la intervención estatal por


considerarla factor propicio para aumentar la prosperidad comercial.

Alcanzó nivel mundial, ampliando las bases del capitalismo, al valorizar las
actividades lucrativas subrayar el poder del dinero y considerar a la
competencia como el fundamento de la vida económica.

Desde el punto de vista social, la característica saliente fue la ascensión de la


burguesía, favorecida por su poderío económico y su creciente alianza con la
monarquía.

Otros cambios sociales destacados fueron el crecimiento demográfico y el


debilitamiento sostenido de la aristocracia.

El progreso intelectual fue una revolución; varios factores contribuyeron a su


advenimiento:

Las ideas renacentistas


Nueva visión del mundo aportado por los descubrimientos
Revalorización de la matemática antigua.
La necesidad de un método válido y confiable apareció como una exigencia
fundamental para el quehacer científico.

21
Los espíritus más progresistas se dispusieron a buscar nuevos criterios
metodológicos.

Los límites espaciales y cronológicos del mundo moderno

El prisma euro centrista desde el que se concibe la edad moderna es la


consecuencia de la valoración que el pensamiento europeo-occidental ha hecho
de unos procesos básicos y característicos de la cristiandad occidental a lo largo
de un dilatado periodo de tiempo. En este sentido, la geografía de la
modernidad estará delimitada por Europa, concretamente Europa occidental, y
por la magnitud de la expansión de su civilización desde el inicio de los tiempos
modernos.

Pero la conceptualización del mundo moderno y sus límites espaciales y


cronológicos son objeto de diferentes aproximaciones desde la propia
historiografía de Europa occidental. La historiografía tradicional francesa, por su
lado, considera que la edad moderna transcurre entre los siglos XVI y XVIII,
situando sus comienzos en torno a la caída de Constantinopla en 1453, al
descubrimiento de América en 1492 y al fenómeno cultural del renacimiento, en
tanto que emplaza su final en el derrumbamiento de la vieja monarquía y el
proceso revolucionario iniciado en 1789 (Revolución Francesa), con el que se
iniciaba la contemporaneidad. En cambio, en la historiografía anglosajona el
término ‘moderno’ hace referencia a un periodo más prolongado y móvil. En
consecuencia, la duración de los tiempos modernos tradicionalmente se ha
situado tras el renacimiento, hacia el año 1600, y su final tiende a prolongarse
en el tiempo hasta el siglo XX. La delimitación de su ocaso puede variar según
las diferentes historiografías, en virtud del propio ritmo histórico de cada
pueblo: por ejemplo, en 1848, en las naciones de Europa central; o en 1917
para Rusia.

De cualquier modo, y aunque la historiografía occidental ha tendido a situar la


edad moderna entre los siglos XVI y XVIII, la consideración de acontecimientos
puntuales de singular relieve en modo alguno son significativos sin la valoración
de los procesos de cambio a nivel estructural en el devenir de las sociedades.
Así, los inicios de la edad moderna difícilmente pueden ser comprensibles sin
atender al despertar del mundo urbano en Occidente desde el siglo XIII, al
clima de intenso debate religioso que preludia la Reforma iniciada en el siglo
XVI, a los primeros síntomas de cambio en los comportamientos de la economía
hacia formas precapitalistas o al proceso de conformación de los primeros
estados modernos desde finales del siglo XV. Del mismo modo, el final de la
edad moderna habrá de ser igualmente flexible en virtud de los procesos
constitutivos de la quiebra y desintegración del Antiguo Régimen, cuya
transición tendrá un ritmo y una duración variable según las diferentes
realidades históricas de cada pueblo, y que a grosso modo podemos dilatar
desde finales del siglo XVIII hasta el siglo XIX, y aún en algunos casos hasta el
propio siglo XX. En consecuencia, las transiciones hacia la modernidad y hacia

22
el fin de la misma diluyen sus límites tanto en el medioevo como en la
contemporaneidad.

Los rasgos esenciales de la modernidad

La modernidad en su origen y en su esencia es un fenómeno europeo, pero la


emergencia, extraversión y expansión de Europa le conferirán una dimensión
mundial, a través de la presencia y la interacción de los europeos con otras
civilizaciones de ultramar.

Como fenómeno esencialmente europeo los rasgos de la modernidad ilustran


unas pautas de cambio profundo en la configuración del universo social, no sin
variaciones según los diferentes pueblos de Europa. En el ámbito de las
creencias, el hecho más elocuente del inicio de la modernidad es la quiebra de
la unidad cristiana en Europa central y occidental, precedido del agitado caldo
de cultivo de las herejías y las contestaciones críticas a la Iglesia romana en la
baja edad media y que culmina en la Reforma protestante y el inicio de un
largo ciclo de las guerras de Religión desde principios del siglo XVI. Asimismo,
la secularización del saber, la consolidación de la ciencia y el avance del
librepensamiento, basados en el pilar de la razón, generarán actitudes críticas
hacia las religiones reveladas.

Estos cambios en la atmósfera cultural y su manifestación en los avances


tecnológicos revolucionarán los hábitos materiales de las sociedades europeas y
su visión y relación con el entorno a escala planetaria. Los nuevos inventos, en
la navegación y en el campo militar, por citar dos ejemplos, facilitarán los
descubrimientos geográficos y la apertura de nuevas rutas de navegación hacia
los mercados de Extremo Oriente y hacia el Nuevo Mundo. En un plano más
amplio, el nuevo marco cultural perfilado en el renacimiento y el humanismo
generarán un escenario en el desarrollo del saber donde el hombre ocuparía un
lugar central, cuya proyección alcanzaría su más elocuente forma de expresión
en el espíritu de la Ilustración en el siglo XVIII y la configuración de Europa
como paradigma de la modernidad.

Desde una perspectiva socioeconómica, la lenta pero progresiva implantación


de formas protocapitalistas, vinculadas al desarrollo del mundo urbano desde
los siglos XII y XIII, y el creciente peso de la actividad mercantil y artesanal en
unas sociedades todavía agrarias, irán definiendo los rasgos de la sociedad
capitalista. Aquellas transformaciones económicas transcurrirán paralelas al
proceso de expansión de la actividad económica de los europeos en otros
mercados mundiales, bien ejerciendo unas relaciones de explotación sobre sus
dependencias coloniales o bien en un plano más igualitario, en primera
instancia, en otras áreas del globo, como expresión de la emergencia mundial
de las potencias europeas. Asimismo, conviene observar la traslación del eje de
la actividad económica, y también geopolítica, desde el Mediterráneo, que no
obstante seguirá jugando un papel crucial en la historia de los europeos en su
relación con ultramar, hacia el Atlántico.

23
Las transformaciones económicas transcurrieron. parejas e indisociables a
ciertos cambios en la estructura social del Antiguo Régimen. Entre éstos, el
protagonismo de nuevos grupos sociales muy dinámicos en su comportamiento,
tradicionalmente asimilados al complejo concepto de burguesía, los cuales
recurrirán a distintas estrategias tanto de corte reformista como revolucionario
para su promoción social y política y la salvaguardia de sus intereses
económicos. Movimientos que no convienen simplificar y superponer a otros
fenómenos sociales que atañen a otros sectores de la población, tanto agraria
como urbana, de carácter más revolucionario, como se pueden observar en el
siglo XVII en el marco de la revolución inglesa; o las estrategias de los grupos
tradicionales de poder para frenar o .neutralizar esos movimientos mediante la
cooptación de esa burguesía emergente o mediante el recurso a prácticas
represivas. De cualquier modo, estas pautas de transformación social
conducirían con mayor o menor celeridad y con las peculiaridades propias de
cada sociedad a la antesala del ciclo de revoluciones burguesas que se iniciaría
desde finales del siglo XVIII y que supondría, en términos generales, el
desmantelamiento del Antiguo Régimen.

Desde la perspectiva política, el fenómeno más relevante es la configuración del


Estado moderno, las primeras monarquías nacionales, las cuales se irán
abriendo paso a medida que se diluya la idea medieval de imperio cristiano a lo
largo de las luchas de religión del siglo XVI. El nacimiento del Estado moderno
concretará la expresión de nuevas formas en la organización del poder, como la
concentración del mismo en el monarca y la concepción patrimonialista del
Estado, la generación de una burocracia y el crecimiento de los instrumentos de
coacción, mediante el incremento del poder militar, o la aparición y
consolidación de la diplomacia, conjuntamente al desarrollo de una teoría
política ad hoc. Fórmulas que culminarían en el Estado absolutista del siglo XVII
o en los despotismos ilustrados del siglo XVIII, pero que no pueden ocultar la
complejidad de la realidad política europea y el desarrollo de modelos de
gobierno alternativos, como las formas parlamentarias que se fueron
implantado desde el siglo XVII en Inglaterra, y que vaticinan en la práctica y en
sus teorizacio.es el posterior desarrollo del liberalismo.

En su dimensión internacional, la emergencia y la configuración de la Europa


moderna perfilará una nueva visión y una inédita actitud hacia el mundo, y en
esa perspectiva la modernidad implica el inicio de los encuentros, y también
desencuentros, con otras civilizaciones a lo largo del globo.

Los descubrimientos geográficos y las nuevas posibilidades habilitadas por las


innovaciones técnicas transformarán radicalmente la visión que del mundo
tendrían los europeos. Un cambio de actitud que conjuntamente con las
transformaciones socioeconómicas, culturales y políticas llevará a los europeos
a expresar su extraversión hacia ultramar y concretar en el plano internacional
la emergencia de Europa. En ese proceso, los europeos entrarán en contacto
con otros mundos y con otras civilizaciones, no siempre con un ánimo
dialogante, sino con la pretensión de imponer sus formas de civilización, o dicho
de otro modo, con la intención de crear otras Europa, siempre que encontraran

24
las circunstancias adecuadas para hacerlo. Es cierto que en el caso de América,
el Nuevo Mundo se convirtió en el punto de destino de las utopías del viejo
continente, pero en el plano general de la política europea hacia estas áreas,
como más adelante ocurriría con la expansión europea por otros continentes, se
plantearía en términos de desigualdad en favor de las metrópolis europeas.

Por último, la emergencia y la progresiva hegemonía mundial europea acabaría


influyendo en el desarrollo de las relaciones internacionales, en la misma
proporción que su expansión por el globo, aún lejos a finales del siglo XVIII de
lo que sería la culminación de las prácticas imperialistas y de la hegemonía
europea en vísperas de la I Guerra Mundial. La crisis del universalismo imperial
y pontificio (la Christianitas medieval) entre los siglos XIV y XVI dejará paso a
una nueva realidad internacional europea definida por el protagonismo de los
estados modernos, la pluralidad de los estados soberanos, y la configuración
del ‘sistema de estados europeos’, cuya acta de nacimiento bien puede datarse
en la Paz de Westfalia de 1648. Los estados, y concretamente las grandes
monarquías europeas de los siglos XVII y XVIII, serán el elemento
predominante en las relaciones internacionales de la edad moderna y al
designio de éstos quedará relegadas la suerte de las posesiones europeas de
ultramar y las posibilidades de penetración en otros mercados extraeuropeos.

Cambios y permanencias en el mundo moderno

Buena parte de la historiografía modernista sigue manteniendo una división


trifásica de la evolución de dicho periodo histórico, aunque introduciendo
matices y observaciones que se han ido suscitando a medida que se ha ido
revisando la historiografía tradicional occidental. En este sentido, se distingue
un primer periodo, ajustado a un "largo siglo XVI", entre mediados del siglo XV
y las últimas décadas del siglo XVI, de nacimiento de los tiempos modernos y
en el que se comienzan a manifestar con notoria claridad los rasgos de la nueva
época y la disolución del mundo medieval; un periodo de reajuste y crisis, entre
las últimas décadas del siglo XVI y las décadas centrales de la segunda mitad
del siglo XVII, marcado por tensiones sociales y económicas de desigual
impacto en los diferentes estados, reajustes en la correlación de fuerzas entre
las potencias europeas a lo largo de la guerra de los Treinta Años, y de cambios
importantes en las fórmulas de organización del poder en los estados; y una
tercera etapa, iniciada en las décadas finales del siglo XVII hasta las últimas
décadas del siglo XVIII, con el inicio del ciclo revolucionario, caracterizado por
la recuperación económica y demográfica, aunque en algunos casos perdurará
el estancamiento, el desarrollo del espíritu de la Ilustración y la consolidación
de dos modelos políticos (el despotismo o el absolutismo ilustrado) y la
monarquía parlamentaria inglesa, junto a otros factores indicativos de cambio
en términos político-ideológicos, como la Independencia estadounidense y la
Revolución Francesa, o en términos socioeconómicos a raíz de las primeras
manifestaciones de la industrialización en Inglaterra.

Pero en la consideración crítica de los cambios y los rasgos de la modernidad se


ha de ser extremadamente cauteloso al estudiar las diferentes realidades

25
históricas de los pueblos y los estados, considerando su propia idiosincrasia y
su propio ritmo evolutivo, tanto dentro como fuera del ámbito europeo. Y
asimismo, se ha de considerar el alcance social de los cambios y la inercia de
las permanencias, puesto que a lo largo de la edad moderna es mucho más lo
que permanece que lo que cambia respecto a la edad media, si apreciamos la
estructura y los comportamientos demográficos, la naturaleza agraria de las
sociedades europeas, o la naturaleza de las relaciones sociales en el marco de
la sociedad estamental. La misma apreciación se puede plantear para definir los
límites de la edad moderna y el inicio de la contemporaneidad en virtud de la
pervivencia del Antiguo Régimen, a raíz de las pautas de cambio y continuidad
en las esferas económica, social, político-ideológica y cultural, en los diferentes
pueblos y dentro de las mismas sociedades nacionales.

10. Edad Contemporánea

Periodo histórico que sucede a la denominada edad moderna y cuya proximidad


y prolongación hasta el presente le confieren unas connotaciones muy
particulares por su cercanía en el tiempo. Benedetto Croce, filósofo italiano de
la primera mitad del siglo XX, afirmaba que la "historia es siempre
contemporánea" y si ciertamente la historia tiene como centro al hombre, no
menos cierto es que ésta tiene como centro al hombre actual. En consecuencia,
si la visión del pasado remoto está condicionada por las circunstancias y la
mentalidad del hombre actual, también lo estará, y en mayor medida, el pasado
reciente tan cercano a su experiencia vital.

El término, acuñado desde la historiografía occidental y plenamente asumido


como referencia cronológica, se aplica a un objeto histórico con entidad en sí
mismo y, por 2tanto, no se le considera como un último tramo de la historia
moderna. No obstante, la determinación de sus límites y su evolución siguen
siendo objeto de controversia entre las distintas historiografías nacionales, en
virtud de la diferente concepción en torno al significado de la
contemporaneidad, o la posmodernidad, como la han denominado algunos
especialistas. Desde la historiografía francesa, el concepto de
contemporaneidad y de historia contemporánea se introdujo en la reforma de la
enseñanza secundaria de Victor Duruy en 1867, estableciendo sus orígenes
desde 1789. En la historiografía anglosajona, donde la concepción de la
modernidad es más elástica, la contemporaneidad resulta más dinámica en la
medida en que une al presente un pasado muy próximo. De cualquier modo, en
toda la historiografía occidental persiste la controversia en torno a la naturaleza
y el contenido semántico de lo contemporáneo. Un concepto que, asimismo, ha
sido afrontado desde diferentes actitudes intelectuales a lo largo del tiempo,
como puede apreciarse en el rechazo de la historia positivista de conferir la
dignidad de la historia a la actualidad o el creciente interés desde la década de
1960 por abarcar el pasado más inmediato desde la historia, en diálogo
permanente con las demás ciencias sociales. Desde esta perspectiva han ido
aflorando, especialmente desde los años ochenta, los estudios sobre la historia
del tiempo presente, u otras denominaciones como historia reciente o historia

26
del mundo actual, para referirse a un periodo cronológico en que desarrollan su
existencia los propios actores e historiadores.

La especificidad y los límites del mundo contemporáneo

En sus orígenes, la controversia sobre la especificidad y los límites del mundo


contemporáneo se desarrolló dentro de un marco esencialmente occidental y
euro centrista, pero la compleja y heterogénea naturaleza de éste y los cambios
sobrevenidos en Occidente han influido en la revisión de estos postulados hacia
horizontes más amplios, acordes a la globalidad del mismo.

La cercanía en la memoria histórica, sus difusos contenidos por tratarse de


procesos inconclusos que percuten en el presente y mediatizan el porvenir, la
asincronía y las peculiaridades con que las sociedades se insertan o no en los
parámetros de la contemporaneidad, así como su proyección hasta el presente
y, por tanto, su carácter esencialmente dinámico y abierto, ilustran la
especificidad de ésta respecto a otras eras del pasado.

Tradicionalmente, la historiografía europea occidental, y en concreto la


francesa, ha emplazado los orígenes de la contemporaneidad en el ciclo
revolucionario iniciado en 1789 (Revolución Francesa), enmarcándola más
adelante en los cambios estructurales asociados a la disolución del Antiguo
Régimen. La asunción de estos criterios, de cualquier modo, son vinculados por
las diferentes historiografías nacionales a su propia singularidad histórica: 1808,
en el caso español a partir de la guerra de la Independencia; 1848, en los
países de Europa central a raíz de la oleada revolucionaria que tuvo lugar en
aquella coyuntura (revoluciones de 1848); o el agitado periodo revolucionario
entre 1905 y 1917 en la Rusia imperial que desembocó en la Revolución Rusa.
La transición de una era a otra se asocia a dos procesos fundamentales: la
aparición de la sociedad capitalista, cuyos síntomas iniciales y primer modelo se
forjaron en Gran Bretaña con la primera Revolución Industrial; y las
revoluciones burguesas, que irán jalonando la transición hacia un modelo social
y hacia fórmulas de organización del poder diferentes de las del Antiguo
Régimen. En la historiografía anglosajona, los inicios de la contemporaneidad se
sitúan en el siglo XX, no sin disparidad de criterios a tenor de cómo se
interprete el término. El historiador inglés Geoffrey Barraclough escribía en
1964 que la historia contemporánea "empieza cuando los problemas reales del
mundo de hoy se plantean por primera vez de una manera clara", y que "hasta
1945 el aspecto más destacado de la historia reciente era el fin del antiguo
mundo".

La proyección de la contemporaneidad hasta el presente constituye uno de sus


rasgos más peculiares, pero precisamente esa cercanía al presente dificulta su
periodización interna. Las opciones planteadas por los historiadores son
múltiples, proponiendo desde la división en una alta y una baja edad
contemporánea, la distinción entre un siglo XIX largo y un siglo XX corto, o la
diferenciación entre la contemporaneidad propiamente histórica y la historia
actual o del tiempo presente, cuyos límites internos son objeto de continua

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discusión. De cualquier modo, lo evidente es que el cambio de las estructuras,
siempre lento y por debajo de la aceleración del tiempo histórico en
determinadas coyunturas, se sitúa en un proceso de transición desde la
modernidad al mundo contemporáneo, en el caso de mantener esa proyección
lineal del tiempo, cuyos rasgos aparecen mejor delineados a medida que
avanza el siglo XX, y en la que cada sociedad habrá trazado un itinerario con su
propio ritmo y peculiaridades. Del mismo modo, se podría afirmar que el
carácter global e interdependiente del mundo contemporáneo ha facilitado un
mejor conocimiento del mismo y la constatación de la concurrencia de
sociedades cuyos ritmos históricos son diferentes y que reaccionan de forma
plurivalente hacia lo que Occidente ha definido como constitutivo de lo
contemporáneo.

Los fundamentos de la contemporaneidad

Partiendo de estas consideraciones previas y enfatizando el fenómeno de la


transición en la configuración de la contemporaneidad, desde una concepción
amplia y global, y en la que conviven elementos de permanencia de la
modernidad con las fuerzas y tendencias de cambio, conviene tener en
consideración dos planteamientos previos: en primer término, la tendencia
hacia la universalización de la civilización occidental, en clave de imposición, por
lo general, a partir de su supremacía tecnológica y material y de la proyección
de su modelo de sociedad como paradigma de modernización, que le ha llevado
a desarrollar una relaciones desiguales con otras civilizaciones; y en segundo
lugar, la presencia de otras civilizaciones, cuyas actitudes varían según el caso y
los diferentes momentos históricos frente a la tendencia uniformizadota de
Occidente y reivindicadoras de su propia identidad, sin cuya consideración
difícilmente podría comprenderse el mundo contemporáneo.

En el ámbito de lo político, uno de los rasgos más ilustrativos de la


contemporaneidad es la creación y extensión del Estado-Nación y de los
fenómenos intrínsecamente vinculados al mismo, como el nacionalismo, cuyo
nacimiento tuvieron lugar en el continente europeo y cuya generalización a lo
largo de todo el globo están fuera de toda discusión. La reivindicación y
extensión del derecho a la autodeterminación —esgrimido tanto desde
planteamientos democráticos como marxistas—, el rebrote de los nacionalismos
en Europa central y oriental (tras las revoluciones de 1989 y el final de la
Guerra fría), el protagonismo de los estados en las relaciones internacionales o
la descolonización ponen de relieve la vitalidad del Estado-Nación. Una realidad
que, en modo alguno, puede ocultar las dificultades para plasmar ese concepto
no sólo en el mundo extraeuropeo sino en partes de la vieja Europa, y que han
sido a menudo motivo de sangrientos conflictos. En un mismo plano, habría que
incluir los modelos político-ideológicos que generados y suscitados desde
Europa habrían de tener una amplio eco en el mundo, como las formas liberales
y democráticas, los fascismos o el socialismo, que según diferentes épocas y las
distintas realidades sociales se intentaron plasmar con mayor o menor fidelidad
o con un consciente afán de búsqueda de una adaptación original. En ciertos
casos, el fracaso de estas fórmulas ha impulsado la búsqueda de soluciones

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originales inspiradas en la propia tradición, como puede observarse en algunos
ejemplos del mundo islámico.

En el ámbito económico, el capitalismo se ha convertido en el marco conceptual


y estructural sobre el que se configura la actual economía mundial. El proceso
iniciado en Europa, concretamente en Gran Bretaña, y su progresiva expansión,
no sin fuertes convulsiones y desequilibrios desde sus primeros momentos, ha
alcanzado una dimensión planetaria. Tras los reajustes industriales, mercantiles
y financieros posteriores a la II Guerra Mundial, el capitalismo ha generado
unas posibilidades de consumo insospechadas. Un proceso posibilitado por los
avances de la ciencia y de la tecnología y la creciente interdependencia
económica, favorecido, entre otros factores, por la progresiva concentración de
la riqueza, en manos de un pequeño grupo de estados, en entidades
económicas como las multinacionales y en organismos internacionales como el
Fondo Monetario Internacional o el Banco Mundial que dictan las pautas de
comportamiento económico de los estados. Un sistema que de forma
permanente se ha basado en una relación desigual en favor de los actores que
han mantenido una posición hegemónica en el sistema económico y fomentado
unas relaciones de dependencia, antes bajo formas de colonización en la era
del imperialismo o en la actualidad mediante la perpetuación de los
desequilibrios Norte-Sur. Una influencia que también se ha manifestado en la
propia concepción de las teorías y modelos económicos, y que se ha agudizado
tras el fracaso del socialismo real y el escaso efecto de las propuestas
realizadas en pro de un nuevo orden económico internacional más justo.

Uno de los cambios aparejados al desarrollo de las sociedades industriales en


Europa desde el siglo XIX fue el cambio en el comportamiento demográfico y el
crecimiento de la población. A lo largo del siglo XX, la explosión demográfica ha
sido uno de los fenómenos de mayor relevancia y, de hecho, se ha convertido
en uno de los grandes problemas globales que se le plantean a la humanidad
de cara al próximo milenio. Asimismo, a lo largo del siglo XX se ha configurado
y generalizado la sociedad de masas tendente a disfrutar de altos e igualitarios
niveles de vida, consumo y bienestar, pero cuya materialización presenta
grandes disfuncionalidades ya se trate de poblaciones que tienen acceso al
desarrollo o viven sumidas en el subdesarrollo. Indudablemente, los problemas
sociales que aparecen en cada universo social son radicalmente diferentes, pero
en el caso de estas últimas se plantea la frustración ante el hito de la
modernización y la experiencia vivida respecto a la misma. Estas condiciones
plantean un desequilibrio constante para aquellas sociedades, provocando
fenómenos complejos de alcance mundial como las migraciones desde el Sur
hacia el Norte o la búsqueda de soluciones revolucionarias, que en ocasiones
ponen de relieve las reticencias hacia Occidente o la debilidad de las estructuras
incorporadas desde Occidente, por ejemplo el Estado-Nación, como se ha
puesto de manifiesto en los estados centroafricanos a finales del siglo XX.

La fisonomía del mundo contemporáneo sería difícilmente comprensible sin


apreciar la trascendental importancia del desarrollo de la ciencia y la tecnología,
en especial en lo concerniente a la información y a las comunicaciones. La

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interdependencia y la globalidad del mundo, sintetizadas en la expresión de la
"aldea global" de Marshall McLuhan, han sido posibles gracias a dichos avances.
Asimismo, los avances en la ciencia han sobrepasado los límites del mundo
occidental para mostrar un claro poli centrismo en los focos de desarrollo de la
ciencia, como bien refleja el papel que ha jugado Japón tras la II Guerra
Mundial. Un desarrollo científico cuyas aplicaciones han alcanzado un altísimo
grado de difusión a lo largo del globo, aunque los beneficios del mismo todavía
sean objeto de una asimétrica distribución. La cultura y su amplio elenco de
manifestaciones ha sido uno de los ámbitos que mejor ha reflejado y ha dotado
de un nuevo lenguaje y una nueva imaginería a la contemporaneidad. La crisis
de la posmodernidad manifiesta en el pensamiento filosófico, en las ciencias y
en las expresiones artísticas han puesto de relieve las limitaciones sobre las que
se habían basado los preceptos de la modernidad euro-occidental, y la
necesidad de replantear sobre nuevas bases el conocimiento del cosmos y la
naturaleza humana. En este proceso ha influido no sólo el propio devenir de la
sociedad occidental y la crisis de civilización experimentada a lo largo del siglo
XX, sino también el encuentro con otras formas de cultura y con otras
civilizaciones.

Por último, el ámbito que mejor ilustra los nuevos signos del mundo
contemporáneo son los cambios que han sobrevenido en la configuración de la
sociedad internacional actual. Los dos últimos siglos han mostrado la transición
desde una sociedad internacional forjada desde la hegemonía eurocéntrica, a
partir de un modelo de equilibrio de poder entre las grandes potencias
europeas y que culminó en los imperialismos de principios del siglo XX, hacia
una sociedad internacional plenamente universalizada, cuyo alumbramiento
corrió parejo a la crisis del poder de Europa a través de dos sangrientas guerras
mundiales. La nueva sociedad internacional establecida sobre unos pilares
decididamente universales, se fraguó tras 1945 sobre la lógica de la bipolaridad
de dos superpotencias no europeas, los Estados Unidos y la Unión de
Repúblicas Socialistas Soviéticas, y más adelante, al finalizar la Guerra fría,
sobre una realidad poli céntrica, cuyos contornos y definición son todavía objeto
del debate sobre el denominado ‘nuevo orden mundial’. La sociedad
internacional tras 1945 ha sido el resultado de dos juegos de fuerzas: la
dialéctica Este-Oeste, sobre la que se manifestó la Guerra fría, y la dialéctica
Norte-Sur, cuya notoriedad fue mayor a medida que fue emergiendo una nueva
realidad, el Tercer Mundo, cuya irrupción tuvo lugar con los procesos de
descolonización. Una tensión que aflora en toda su complejidad en el final del
siglo XX, mostrando no sólo las fisuras existentes entre el Norte y el Sur en
términos socioeconómicos, sino en un plano más amplio, al evidenciar las
tensiones entre civilizaciones. Una nueva sociedad internacional más
vertebrada, en la medida en que se ha ido institucionalizando la
multilateralización de las relaciones internacionales, y más compleja a tenor de
la incorporación de nuevos actores, como los organismos internacionales, las
organizaciones no gubernamentales, las multinacionales o las internacionales
de los partidos, que sustraen protagonismo a la tradicional primacía de los
estados. Y en última instancia, una sociedad internacional que expresa en su

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totalidad la interdependencia y la globalidad de los fenómenos y los
acontecimientos del mundo contemporáneo.

En este trabajo se ha analizado el surgimiento de las diferentes civilizaciones y


culturas del mundo que fueron evolucionando a través del tiempo.

Durante la prehistoria los hombres eran nómades, pero a medida que pasaba el
tiempo se agruparon en tribus transformándose en sedentarios.

Con el surgimiento del trueque ( neolítico) comienza la escritura, que se


utilizaba para la contabilidad de sus productos. En el momento que surge la
escritura comienza la historia, la cual se divide en varias edades caracterizada
por diferentes acontecimientos.

Como conclusión se puede decir que varias culturas y civilizaciones que han
tenido lugar en la historia del hombre, (como la egipcia, maya, azteca, etc.)
han dejado sus legados que hemos utilizado como base de culturas y
civilizaciones que se verifican en la actualidad

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