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Dedicatoria

Este trabajo esta dedicado principalmente a Dios, por darnos la vida y la salud, a nuestra
profesora que nos impulsa a seguir adelante, mediante métodos de estudio que fortalecen
nuestros conocimientos, a nuestros amigos por ser parte de la formación como
profesionales, a ellos por brindarnos la confianza , los consejos durante todos estos años y
ser parte fundamental de nuestra vida.

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Introducción

Los filósofos, sociólogos y economistas del siglo XVIII y primera parte del XIX formularon un
programa político que presidió el orden social en Inglaterra y los EE UU primero; en el
continente europeo, después, y, finalmente, en otros lugares del mundo. Sin embargo, ese
programa no fue aplicado íntegramente en parte alguna. Sus defensores no consiguieron
que sus ideas fueran aceptadas en su totalidad ni siquiera en la Gran Bretaña, en el país
liberal por excelencia. El resto del mundo aceptó tan sólo algunas partes, rechazando desde
un principio otras no menos importantes o abandonándolas al poco de su implantación.
Exageraría quien dijera que el mundo llegó a conocer una verdadera era liberal, pues el
liberalismo nunca pudo funcionar a plenitud.

Con todo, aunque su predominio fue breve e incompleto, el liberalismo logró transformar la
faz de la tierra. Produjo un desarrollo económico sin precedentes en la historia del hombre.
Al liberar las fuerzas productivas, los medios de subsistencia se multiplicaron como por
encanto. Cuando empezó la Primera Guerra Mundial (consecuencia ella misma de larga y
áspera oposición a los principios liberales y que, a su vez, iba a dar inicio a un período de aún
más agria resistencia al liberalismo), nuestro planeta tenía una población
incomparablemente mayor que nunca antes y la inmensa mayoría gozaba de un nivel de
vida incomparablemente superior. La prosperidad engendrada por el liberalismo redujo
drásticamente el azote de la mortalidad infantil y elevó sustancialmente el promedio de vida.

Tal prosperidad en modo alguno benefició exclusivamente a una clase específica de


privilegiados. Muy por el contrario, en vísperas de la Primera Guerra Mundial, el obrero
europeo, el americano y el de los dominios británicos vivía mejor y más confortablemente
que los aristócratas de épocas muy cercanas. Comía y bebía lo que quería; podía dar buena
instrucción a sus hijos; podía, si quería, tomar parte en la vida intelectual y cultural de su
país y, de poseer la energía y el talento necesarios, no le resultaba difícil ascender y mejorar
su status social. En las naciones donde más influencia había alcanzado la filosofía liberal, la
cúspide de la pirámide social se hallaba generalmente ocupada por personas que, sabiendo
aprovechar las circunstancias, consiguieron ascender a los puestos más envidiados gracias a
su esfuerzo personal. Desaparecían las barreras que en otras épocas separaban a siervos y
señores. Ya no había más que ciudadanos, sujetos todos a un mismo derecho. Nadie era
discriminado o importunado por razón de su nacionalidad, opinión o credo. En los pueblos
civilizados no había persecuciones políticas ni religiosas y las guerras internacionales eran
menos frecuentes. Hubo optimistas que comenzaban a entrever una era de paz perpetua.

Pero las cosas cambiaron pronto. Gran parte de los logros liberales fueron desvirtuados por
las poderosas y violentas corrientes de opinión antiliberal que surgieron en el propio siglo
XIX. Nuestro mundo actual no quiere ya ni oír hablar del liberalismo. El término «liberal»,
salvo en Inglaterra, es objeto de condena por doquier. Hay todavía «liberales» en Gran

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Bretaña, pero la mayor parte de ellos lo son sólo de nombre. Más exacto sería calificarlos de
socialistas moderados. El poder público se halla hoy en día, por doquier, en manos de las
fuerzas antiliberales. Los programas de tales partidos desencadenaron, ayer, la Primera
Guerra Mundial y, actualmente, por virtud de cuotas de importación y exportación, tarifas
aduaneras, barreras migratorias y medidas similares, están aislando cada vez más a todas
las naciones. Esos mismos idearios han auspiciado, en la esfera interna de cada país,
experimentos socialistas que sólo han servido para reducir la productividad del trabajo y
aumentar la escasez y la pobreza.

Sólo quien voluntariamente cierre los ojos a la realidad puede dejar de ver por doquier
signos anunciadores de una inminente catástrofe económica de ámbito mundial. El
antiliberalismo apunta hacia el colapso de nuestra civilización.

Quien desee informarse de qué es, realmente, el liberalismo y cuáles sus metas, no puede
contentarse con la simple lectura de los primeros liberales y los resultados que consiguieron
alcanzar, pues, como decíamos, el liberalismo jamás logró implantar ese ideario en parte
alguna.

Las manifestaciones de los partidos que hoy se denominan liberales tampoco sirven para
ilustrarnos acerca de qué sea el auténtico liberalismo. Incluso en Inglaterra, como
señalábamos, la filosofía que actualmente se considera liberal se halla mucho más cerca de
los «tories y los socialistas que del viejo programa librecambista. Cuando uno se encuentra
con liberales que admiten la nacionalización de los ferrocarriles, de las minas y de otras
empresas, apoyando incluso la implantación de tarifas proteccionistas, hay que llegar a la
conclusión de que, en la actualidad, del liberalismo no queda sino el nombre.

La lectura de los escritos de los grandes fundadores de la escuela tampoco basta para
abarcar actualmente la idea liberal. Porque el liberalismo, en modo alguno, no constituye un
dogma fijo, ni una doctrina congelada; al contrario, es la aplicación a la vida social de
descubrimientos científicos específicos. Por lo mismo que los conocimientos económicos,
sociológicos y filosóficos no han dejado de progresar desde la época de David Hume, Adam
Smith, David Ricardo, la teoría liberal también difiere hoy de la que presentaban aquellos
autores, aun cuando las bases fundamentales no hayan cambiado. desde hace mucho
tiempo, no se ha formulado que es exactamente el liberalismo actual; eso parece justificar
la aparición de este presente trabajo.

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Tabla de contenido
Definición del liberalismo...................................................................................................................5
Fundamentos del Liberalismo ............................................................................................................6
Fundamentos ideológicos……………………………………………………………………………………………………6
Fundamentos económicos…………………………………………………………………………………………………..6
Principales Representantes ............................................................................................................7
JOHN LOCKE ……………………………………………………………………………………………………………………….7
STUART MILL ………………………………………………………………………………………………………………………9
ADAM SMITH …………………………………………………………………………………………………………………….11
Principios del liberalismo clásico político aplicados al derecho …………………………………………….13
Condiciones de principios liberales en el mundo actual ……………………………………………………..14
¿Qué es necesario entender por liberalismo económico?..................................................... 15
La justificación del liberalismo económico propuesta por Adam Smith…………………………….17
EL LIBEALISMO SOCIAL………………………………………………………………………………………………………….. 18
Consecuencias de las Revoluciones Liberales ……………………………………………………………………20
LIBERALISMO ECONÓMICO DEL SIGLO XXI ……………………………………………………………………………..22
Conclusiones……………………………………………………………………………………………………………………..24
Bibliografía………………………………………………………………………………………………………………………..25
Anexos……………………………………………………………………………………………………………………………………26

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I. Definición de Liberalismo

Dar una definición de LIBERALISMO es una tarea difícil. Esta definición es un fenómeno
histórico; en primer lugar, la historia del Liberalismo está ligada estrechamente con la
historia de la democracia, por lo cual es difícil encontrar un consenso sobre lo que hay de
liberalismo y lo que hay de democracia en las actuales democracias liberales. Si desde el
punto de vista de los hechos es difícil una distinción, dado que la democracia ha producido
una transformación más cuantitativa que cualitativa del estado liberal, lógicamente ésa
seguirá necesaria siempre, porque el Liberalismo es precisamente el criterio que distingue
la democracia liberal de las democracias no liberales, por ejemplo, la plebiscitaria o consulta
del voto popular directo, la populista, la totalitaria etc. Máximo de productividad
económica, libertad individual y justicia social.

El Liberalismo, es una doctrina económica, política y hasta Filosófica; esto es una teoría
sobre cómo funciona la sociedad y, en consecuencia, un planteamiento de las cosas que se
deben hacer para su mejor desenvolvimiento. Procura, en última instancia, el progreso
externo, el bienestar material y no se ocupa directamente, desde luego, de sus necesidades
espirituales. No promete al hombre felicidad y contento; simplemente la satisfacción de
aquellos deseos que, a través del mundo externo, cabe atender. Dicha doctrina presupone
que la inmensa mayoría de las personas prefiere la abundancia a la pobreza: en ese sentido,
busca "el mayor bienestar del mayor numero". Aboga principalmente por:

El desarrollo de la libertad personal individual y, a partir de ésta, por el progreso de la


sociedad;

El Liberalismo implica prácticamente, que el hombre como ser racional, sea quien decida,
como pensar y de qué manera debe actuar; en sí, tener libertad de pensamiento;

Libertad de tránsito;

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Libertad de educación;

Libertad de culto y;

libertad de escoger a sus gobernantes.

Hoy en día se considera que el objetivo político del neoliberalismo es la democracia, pero
en el pasado muchos liberales consideraban este sistema de gobierno como algo poco
saludable por alentar la participación de las masas en la vida política. A pesar de ello, el
liberalismo acabó por confundirse con los movimientos que pretendían transformar el orden
social existente mediante la profundización de la democracia. Debe distinguirse pues entre
el liberalismo que propugna el cambio social de forma gradual y flexible, y el radicalismo,
que considera el cambio social como algo fundamental que debe realizarse a través de
distintos principios de autoridad.

II.FUNDAMENTOS DEL LIBERALISMO:

El liberalismo es una corriente político-filosófica que propugna como valor superior la


libertad humana. Su origen está ligado a los inicios del racionalismo ilustrado europeo del
siglo XVIII, así como a los orígenes del capitalismo mercantil e industrial. Sus principales
autores clásicos son Locke, John Stuart Mill y Adam Smith.

Basada en las siguientes posturas: Los individuos adultos tienen el derecho y la


responsabilidad de decidir sobre las cuestiones importantes acerca de sus propias vidas,
pero no pueden violar los mismos derechos de otros. El papel del estado es asegurar esos
derechos.

II.I SE FUNDAMENTA IDEOLOGICOS:

 El individualismo. El liberalismo adopta el pensamiento renacentista de que el ser


humano, y no dios como hasta entonces, debe ser el centro del universo, pero refina
este pensamiento al considerar al propio individuo como guía de su propio
comportamiento. El individuo debe ser libre para forjar su propio destino al margen
de sus orígenes, y sólo debe estar limitado en su hacer por sus propias capacidades.
Esta libertad individual se manifiesta en otras libertades, tales como la libertad de
pensamiento, libertad de expresión, opinión y publicación, libre mercado, libertad
de movimientos o libertad de participación política.
 La propiedad privada

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II.II FUNDAMENTOS ECONOMICOS:

1. La libertad de comercio (librecambismo) y, en general, la libre circulación de


personas, capitales y bienes.
2. El mantenimiento de un sistema monetario rígido que impida su manipulación
inflacionaria por parte de los gobernantes.
3. El establecimiento de un Estado de Derecho, en el que todos los seres humanos –
incluyendo aquellos que en cada momento formen parte del Gobierno– estén
sometidos al mismo marco mínimo de leyes entendidas en su sentido “material”
(normas jurídicas, básicamente de derecho civil y penal, abstractas y de general e
igual aplicación a todos);
4. La limitación del poder del Gobierno al mínimo necesario para definir y defender
adecuadamente el derecho a la vida y a la propiedad privada, a la posesión
pacíficamente adquirida, y al cumplimiento de las promesas y contratos;
5. La limitación y control del gasto público, el principio del presupuesto equilibrado y el
mantenimiento de un nivel reducido de impuestos;
6. El establecimiento de un sistema estricto de separación de poderes políticos
(legislativo, ejecutivo y judicial) que evite cualquier atisbo de tiranía;
7. El principio de autodeterminación, en virtud del cual cualquier grupo social ha de
poder elegir libremente qué organización política desea formar o a qué Estado desea
o no adscribirse;
8. La utilización de procedimientos democráticos para elegir a los gobernantes, sin que
la democracia se utilice, en ningún caso, como coartada para justificar la violación
del Estado de Derecho ni la coacción a las minorías;
9. Y el establecimiento, en suma, de un orden mundial basado en la paz y en el libre
comercio voluntario, entre todas las naciones de la tierra.

III.PINCIPALES REPRESENTANTES:
1. JOHN LOCKE

John Locke fue un ilustre pensador británico y uno de los más grandes representantes del
empirismo inglés y considerado en la actualidad como “el padre del liberalismo clásico” fue
uno de los precursores de los empiristas británico. Este médico y filósofo recibía influencias
directas de Francis Bacón quien realizo una gran contribución a la teoría del contrato social.

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Nace el 29 de agosto de 1632 en la ciudad de Wrington, Somerset. Sus padres puritanos
Anees Keene y John Locke, se decidieron a bautizarlo el mismo día de su nacimiento.

John Locke fue amigo de personajes muy relevantes de la historia, como lo son Robert Boyle,
Thomas Hydenham e Isaac Newton, tomando consejos de estos y siguiendo los pasos de
Francis Bacon empieza a formar sus primero ideales.

En 1683 John Locke huye a los Países Bajos ya que contra él se empezaban a levantar juicios
acerca de un complot organizado en días pasados contra Rye House, aunque nunca llegaron
a existir suficiente pruebas licitas en donde lo implicaran fidedignamente. En el tiempo que
tuvo en los países bajos se dedicó mucho tiempo a la redacción y durante esa fecha redacto
“la carta sobre la tolerancia” y no vuelve a casa si no tiempo después cuando finaliza la
revolución gloriosa, en donde regresa a Inglaterra para 1688.

Fallece el 28 de octubre de 1704 y lo entierra sus familiares y amigos en el cementerio local


de High Laver al este de Harlow. Este nunca se llega casar, ni llego a tener hijos, sus restos
reposan en la Antigua casa de Sir francis Masham.

1.1 APORTES:

John Locke fue, entre otras cosas, el iniciador del empirismo inglés y su pensamiento
constituyó uno de los pilares fundamentales del Liberalismo clásico. Menos conocido, pero
no menos importante, es su aporte a la economía, centrado en defender las bondades de la
Propiedad privada y en realizar un acucioso análisis monetario, especialmente en los temas
de Dinero, tasas de Interés y Balanza Comercial.

 El valor de la propiedad

Locke sostuvo una fehaciente defensa de la Propiedad privada en el libro Ensayo sobre el
gobierno civil. Es aquí donde sentó los principios básicos del constitucionalismo liberal, al
postular que todo hombre nace dotado de ciertos derechos naturales que el Estado tiene
como misión proteger.

La Propiedad privada, en consecuencia, es un derecho natural derivado del Trabajo, por lo


que el Estado, según Locke, no puede disponer arbitrariamente de ella. Este planteamiento
se transformaría en uno de los pilares del Liberalismo y en una de las bases del pensamiento
económico clásico

 El respeto al "orden natural"

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En su obra Consideraciones sobre las consecuencias de la disminución del Interés y la subida
del Valor del Dinero (1692), Locke estableció un verdadero tratado sobre el Dinero. Respecto
a la tasa de interés, fue muy relevante la visión newtoniana que tuvo acerca de la economía.

El autor planteaba que la Sociedad está gobernada por un cuerpo de leyes naturales, tal
como lo está el universo. Esto lo llevó, por ejemplo, a la conclusión que la ley natural -y no
una ley humana- debe determinar las tasas de interés y el Valor de las monedas. Es decir, el
Interés debía estar sujeto al libre juego de la Oferta y la Demanda, por lo que era absurdo
que la autoridad lo intentara fijar.

1.2 PRINCIPALES OBRAS:

Todas las obras y aportaciones de John Locke fueron escritos lógicamente en vida, pero a
diferencia de otros filósofos, por sus ideales empíricos muchas de sus obras como lo son el
ensayo sobre el entendimiento humano y la carta sobre la tolerancia cogieron mucha
relevancia durante su periodo de vida, dándole al mismo mayor motivación para crear otras
obras que fueran de gran aporte para la humanidad.

 El primer Tratado de Gobierno (1660)


 Los ensayos sobre el gobierno civil (1660–1662)
 Los ensayos sobre la ley de la naturaleza (1664)
 El ensayo sobre la tolerancia (1667)
 La carta de la ética en general (1686)
 El compendio del Ensayo sobre el entendimiento humano (1688)
 La carta sobre la tolerancia (1689)
 Los Tratados sobre el gobierno civil (1689)
 La carta de la Alianza y la Revolución (1690)

John Locke da una entrada plena al liberalismo clásico cuando crea la tradición de los
derechos naturales, en el cual se separa claramente la inclusión de la iglesia en la dirección
del estado. Argumenta que las personas tienen derechos naturales que deben ser
intransferibles y sin dependencia a ningún decreto de gobierno. Su teoría genera cambios
trascendentales a la hora de analizar los derechos de propiedad y propinando el
pensamiento de que cuando un hombre mezcla sus jornadas del trabajo con un alto esfuerzo
todo mejora para un buen valor de la sociedad.

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2. STUART MILL

Stuart Mill, fue un economista, filósofo y político nacido en Londres que defendió e
utilitarismo que se enfocó en la libertad, la calidad y la igualdad de género, que se dedicó a
buscar la forma de hacer feliz a las personas.

Stuart trabajó en la oficina de inspección de las Indias Orientales hasta que esta compañía
se disolviera en el año 1858. Después fue miembro del partido liberal en el Parlamento
Británico durante 3 años, en ese lugar tuvo la oportunidad de defender con fuerza y
determinación, diversas medidas a favor de las distintas clases sociales que estaban
totalmente por debajo de ser privilegiadas, por el derecho de la igualdad de la mujer e hizo
propuestas para reformar el sistema electoral.

2.1 IDEALES PRINCIPALES:

Su contribución llegó a abarcar diferentes áreas de la filosofía, economía, el derecho, esto


conlleva a la simplificación de sus ideas que se mostrarán a continuación:

 Positivismo y empirismo: El aprendizaje proviene de las experiencias, por lo tanto,


mayormente es limitado, es decir que no se puede observar completamente, solo
una parte de donde se sacarán las conclusiones.
 Democracia relacionada con las minorías: Las diferentes sociedades deber
conformar métodos que limiten el poder de los gobernantes que solamente piensan
en su propio beneficio. Del mismo modo, se le debe brindar protección a la minoría
del despotismo de la mayoría, donde se imponen los ideales solo por un número sin
respetar al grupo minorista.
 Libertad y principio del daño: Todas las personas tienen que tener libertad de tomar
sus propias decisiones y realizar las acciones que crean pertinentes mientras que no
perjudiquen a otros individuos.

2.3 CONTRIBUCIÓN DE JOHN STUART MILL EN LA ECONOMÍA

Fue un excelente representante de la escuela Económica Clásica, publicó Principles of Plitical


Economy en el año 1848, esta fue una de sus obras principales relacionada con el campo de
la economía.

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Dentro de sus análisis, llegó a investigar sobre el proceso de formación de los salarios, la
relación verdadera de intercambios y sobre el valor que tienen los bienes enfocándose en la
utilidad que tienen.

También manifestó la idea de un estancamiento del capitalismo debido a la reducción


creciente de los beneficios y propuso diferentes métodos que pudieran mejorar la
distribución de los ingresos que merecía la sociedad.

2.4 PRINCIPALES OBRAS:

 Un sistema de lógica – 1843.


 Ensayos sobre algunas cuestiones disputadas en economía política – 1844.
 Principios de economía política: con algunas de sus aplicaciones a la filosofía social –
1848.
 Sobre la libertad – 1859.
 Consideraciones sobre el gobierno representativo – 1860.

2.5 PENSAMIENTO Y TEORÍA

Entre los aspectos principales del pensamiento y teoría de este filósofo, se encuentran:

El mayor bien para la mayor cantidad de individuos: Stuart estaba muy influenciado por su
buen amigo Jeremy Bentham. Si Platón estaba convencido de que el bien era la verdad,
Bentham era un pensador radical que creía que el bien correspondía a lo útil.

Sin embargo, no llegó a esos extremos, pero pensaba que lo útil tenía gran relevancia en el
sistema filosófico al momento de incrementar correctamente la moralidad, por lo tanto,
estableció que hay que seguir el mayor bien para la mayor cantidad de individuos.

La idea de la libertad: Para el, todas las personas debían conseguir la libertad para lograr
todo aquello que les hiciera felices y les permitiera vivir adecuadamente. Es la única manera
de formar un sistema moral sin imposiciones.

Los límites de la libertad: Para que los proyectos personales garanticen la plena felicidad, se
deben evitar daños a otros.

El fixismo: Es la idea de que las personas se encuentran aisladas del contexto. Este es un
término que se usa en la psicología y la filosofía de la mente, concepto que Stuart defendía
a pesar de no utilizarlo en sus palabras.

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3. ADAM SMITH:

Adam Smith es uno de los economistas más famosos de la historia y es considerado el padre
de la economía moderna. En sus teorías económicas combina historia, filosofía, desarrollo
económico, psicología y ética. Es uno de los máximos exponentes de la economía clásica.
Nació en Escocia en el año 1723. Poseía una prodigiosa memoria y vocación por el estudio,
facultades que le facilitaron el ingreso en la Universidad de Glasgow.

Después de un extenso periodo en el que destacó como docente excepcional en la


Universidad de Glasgow, en 1758 fue nombrado decano de la facultad rodeado de un gran
prestigio; de hecho, son varios los que afirman que Voltaire -escritor francés y exponente de
la Ilustración- le enviaba a sus mejores alumnos como muestra de su reconocimiento y
admiración.

3.1 OBRAS DE FILOSOFÍA Y ECONOMÍA:

 “Teoría de los sentimientos morales”

Su obra maestra desde una perspectiva filosófica, se publicó en 1759. En ella exponía los
principios de la naturaleza humana que guiaban el comportamiento social del hombre y
hablaba por vez primera de “la mano invisible” que, sin saberlo y sin proponérselo, orientaba
el propio interés personal hacia el bien de la sociedad. El libro comienza explorando las
conductas humanas, en las que en ningún lugar aparece el egoísmo con un rol principal. En
cambio, narra el proceso del ser humano de sentir empatía y ponerse en el lugar del otro
como su mayor virtud, ya que lo siente de forma natural aun cuando no tenga beneficio de
ello. Este sentimiento de empatía «no se limita en absoluto al virtuoso ni al humano, aunque
quizá lo sienta con la más exquisita sensibilidad. El mayor rufián, el más endurecido violador
de las leyes de la sociedad, no está completamente sin él.»

 “La riqueza de las naciones”

Tres años más tarde, en 1767, comenzó a escribir su “Ensayo sobre la riqueza de las
naciones” que fue finalmente publicado en Londres seis años más tarde. Esta obra
representó el primer gran trabajo de economía política clásica y liberal; es decir, en ella se
aplicaban a la economía -por vez primera- los principios de investigación científica, en un
intento por construir una ciencia independiente. Además, el libro fue la continuación del

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tema iniciado en su obra filosófica, donde mostraba cómo el juego espontáneo del egoísmo
humano bastaría para aumentar la riqueza de las naciones, si los gobiernos no interviniesen
con sus medidas; en definitiva, constituye el primer libro moderno de economía, por el cual
se le considera el padre de la economía moderna, su éxito fue tal que eclipsó la teoría de los
sentimientos morales, obra que muchas veces ni siquiera se menciona como referencia del
pensamiento de Adam Smith.

 “Teoría de los Sentimientos Morales”

Pretende explicar el funcionamiento de la vida moral del hombre con un principio simple de
armonía y de finalidad: un Ser grande, benévolo y omnisciente se determina por sus propias
perfecciones a mantener en el Universo y en todo tiempo “la mayor cantidad posible de
felicidad”. Este Ser ha puesto en el hombre una guía infalible que lo dirige al bien y a la
felicidad, y esta guía es la simpatía. La simpatía es el don de vernos a nosotros mismos como
los demás nos ven: es la capacidad de convertirnos en espectadores imparciales de nosotros
mismos

IV. Principios del liberalismo clásico político aplicados al derecho

El liberalismo clásico constituye una de las más importantes ideologías políticas y filosóficas
que surgieron a partir del siglo XVII, tras una época caracterizada por el poder ab- soluto del
Estado que extendía sus funciones a la intromisión en aspectos que son propios del ser
humano, por lo que el liberalismo clásico debió́ constituirse en la principal herramienta de
defensa del espacio de libertad del individuo ante el gobierno. Esta ideología se asienta en
parte en la visión individualista planteada por Thomas Hobbes. Sin embargo, es John Locke
quien a través de su teoría de la ley Natural o Estado de Naturaleza afirma que el ser humano
vive en una situación de libertad y de relativa felicidad y es titular de derechos individuales
que son anteriores al Estado, pero que a la vez dichos derechos deben ser protegidos por
una autoridad de cualquier agresión ilegitima; para lo cual debe renunciar a esa condición
natural suya y entrar en sociedad con otros hombres que conjuntamente tienen el propósito
de salvaguardar sus vidas, libertades y posesiones. Sin embargo, el gobierno tiene un límite
claro en sus acciones y existen amplias esferas de la vida humana de total libertad.

La libertad de poseer bienes (el derecho a la propiedad privada) constituye una idea
fundamental para los libera- les clásicos, pues consideran que sin ella el individuo está
perpetuamente a merced del Estado.

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6.La igualdad ante la ley conlleva a la exigencia de que to- dos los individuos deberi ́an tener
la misma participación al momento de elaborar una ley. Este es el punto en donde el
liberalismo clásico y la democracia convergen.

Esto se traduce en la libertad poli ́tica, mediante la cual las perso- nas pueden participar de
modo más pleno en la gestión de asuntos públicos gracias al sistema democrático, ya que
“la gran mayori ́a de los pensadores liberales estuvieron y están acordes en sostener que el
método democrático (o la regla de la mayori ́a) es el más adecuado para decidir quiénes
deben tener la responsabilidad de conducir y adminis- trar los negocios públicos.” .Sin
embargo, el liberalismo rechaza cualquier imperio totalitario de la mayori ́a, pues ésta
encuentra sus li ́mites en el respeto y protección de las libertades individuales.

IV.I Condiciones de principios liberales en el mundo actual

Como se puede ver, el liberalismo clásico tiene un desa- rrollo importante en lo relativo al
derecho, con escuelas que lo continúan acertadamente hasta nuestros di ́as. Es más, es tan
enfáticamente indisoluble la conexión libertadorestado de derecho, que probablemente el
derecho seri ́a la ciencia o área del conocimiento más afectada por la vulneración práctica o
real de los principios liberales. Sin libertad sólidamente afirmada, el derecho tendri ́a un
desarrollo atrofiado, con cobertura parcial e insuficiente. Y, desafortunadamente, al parecer
eso puede estar ocurrien- do en varios lugares del mundo contemporáneo.

Por lo tanto, a pesar de que la instauración del Estado de Derecho y el reconocimiento de


principios y derechos fun- damentales relegados en el Antiguo Régimen, trajo con- sigo
cambios significativos para la sociedad, no significa que el Estado Liberal actual no sea objeto
de cri ́ticas que pongan en duda su eficacia o funcionamiento ; pues como dice Dahrendorff
“el Estado es acusado con frecuencia de ser un inepto costoso”, pero son esas mismas
cri ́ticas las que permiten realizar cambios que incluso dan paso a nuevas etapas.

Es necesario analizar si en la realidad actual el liberalismo sigue vigente en su forma


originaria o si factores sociales, poli ́ticos o económicos han influenciado en su estructura o
se encuentra proclive a su caducidad, pues “el libera- lismo les sigue pareciendo a muchos
un producto de un pasado lejano, y el adjetivo liberal se continúa utilizan- do como sinónimo
de algo en cierta manera incompleto o insuficiente.” El liberalismo continúa rigiendo a nivel
internacional, es asi ́ que Giovanni Sartori dice: “el libe- ralismo ha sido la doctrina
prevaleciente en el occidente durante casi cuatro siglos” En palabras de Hayek: “El li-

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beralismo, lejos de ser una ideologi ́a racionalmente arti- culada por un determinado grupo
de filósofos, no es sino el resultado de la evolució n del propio hombre entendido como ser
cultural”., lo cual da cuenta de la dimensión universal de esta postura de pensamiento en la
vida hu- mana, trascendiendo el paso del tiempo y las diferencias territoriales, históricas o
culturales de los pueblos.

Como ya se ha analizado en párrafos anteriores, el libera- lismo clásico se basa en tres


principios fundamentales: li- bertad, igualdad y la oposición al Estado absolutista; pero con
el pasar del tiempo y gracias a los aportes de varios pensadores que segui ́an esta ideologi ́a,
se fueron añ adien- do otras ideas afines o complementarios a dichos prin- cipios que se
consolidaron tras la Revolución Inglesa de 1688 y el triunfo de la Revolución Francesa
dejando como resultado : “el liberalismo como ideologi ́a, el capitalismo económico como
sistema, el individualismo que sustituye a la concepción humanitaria, la autonomi ́a moral
que cree en la bondad natural, el contractualismo social, y también, el democratismo.”

necesarios, se debió introducir el nuevo espi ́ritu en la legislación, es decir limitar la libertad
personal en aras de proteger económicamente a los individuos. Este ex- perimento ha tenido
resultados importantes, evidencián- dose una clara diferencia en factores como producción
y posibilidad de recuperación luego de una recesión, tema que deberá ser abordado por los
especialistas, pero que es claramente distinto entre pai ́ses “liberales puros” (tra-
dicionalmente Estados Unidos de América) y estados de bienestar (Alemania a la cabeza).

A partir de los añ os setenta se vive un ambiente de crisis económica, junto con una crisis
petrolera y energética que dio como resultado el estancamiento de la poli ́tica keyne- siana
y que obligó a que la comunidad internacional tome decisiones poli ́ticas y económicas
encaminándose nue- vamente al sistema liberal clásico; empero se postula una visión
diferente en cuanto a la no intervención del Estado en la economi ́a, sobre todo con el fin de
que el sistema capitalista subsista. Esta tendencia es propia del neoliberalismo, tendencia
que también requiere un reflejo en la legislación, la misma que se llegó a dar en muchos
pai ́ses, sin que necesariamente eso haya significado su ejecución práctica.

del derecho es que más bien debe responder a fenómenos de la vida real antes que a ser el
resultado de una creación de “laboratorio” norma- tivo, que permita generar soluciones de
derecho ideales. En tal sentido, la poli ́tica y sus actores influyen de manera determinante en
el nivel de respeto al liberalismo clásico y su presencia en el derecho. Se puede decir que en
cuanto más Estado existe, más en riesgo se encuentra la libertad ciudadana. En

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consecuencia, los procesos de expansión estatal no deben verse solamente como peligros
para el sistema económico, sino como un latente riesgo para las libertades protegidas por
el sistema juri ́dico, las mismas que se ponen en peligro cuando el Estado

V. ¿Qué es necesario entender por liberalismo económico?

El liberalismo económico afirma que la economía de mercado constituye la mejor manera


de garantizar el crecimiento económico y de mejorar el nivel de vida de la población de una
sociedad dada. Cuando se habla de mejorar el nivel de vida, se refiere a todos los estratos
sociales y en particular los más desamparados. Este punto merece destacarse dada la
opinión ampliamente aceptada según la cual el liberalismo es una ideología al servicio de la
clase social menos favorecida. Lo contrario es, en general, verdadero: los partidarios del
liberalismo adoptan esta posición porque piensan que este sistema ofrece las condiciones
para mejorar la suerte de las clases desfavorecidas de la sociedad. Así, yo hablé de economía
de mercado, pero podría también hablar de economía capitalista. Una economía de
mercado no capitalista, es decir, una economía de mercado compuesta de productores
independientes o empresas autogestionadas, es un concepto que nunca se ha personificado
históricamente. En los hechos, sólo hay economías de mercado que eran también
economías capitalistas. Los dos términos serán pues utilizados indistintamente.

Se trata de un sistema basado en la propiedad privada y en el cual las decisiones de


producción se hacen por la iniciativa descentralizada de los agentes económicos,
principalmente por las empresas, con el objetivo de obtener beneficios, bajo la señal del
sistema de precios y en un contexto de competencia. La obtención del beneficio recompensa
el hecho de que la iniciativa privada anticipó correctamente las necesidades sociales, tal y
como se manifiestan en una demanda en los mercados. La falta de obtención de los
beneficios sanciona la situación opuesta, es decir, un error en cuanto a la anticipación de la
demanda social. Tanto las pérdidas como los beneficios se asumen privadamente, los
fracasos acumulados conllevan, a través de un proceso darwiniano, a la desaparición de las
empresas. Para funcionar, este sistema se basa en una palanca de comportamiento muy
potente: la búsqueda del interés personal. Se afirma que esta palanca implica un mecanismo
autorregulador llamado la “mano invisible del mercado”, una metáfora propuesta por Adam
Smith para designar la competencia económica, y declarada como el motor del desarrollo.
En resumen, el liberalismo económico afirma que la economía de mercado es superior en

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términos de eficiencia, de creación de riqueza y de crecimiento respecto a un sistema en el
cual la economía es regulada por el Estado, su caso extremo siendo la economía planificada,
o respecto a un sistema en el cual los roles económicos se transmiten hereditariamente de
una generación a otra.

Completemos esta presentación sintética con tres observaciones adicionales. Primero, la


premisa según la cual los agentes actúan en función de sus intereses implica que, en el
análisis, la atención está centrada en los incentivos para los agentes; en consecuencia, el
dispositivo institucional apropiado debe ser tal que los agentes asisten a la realización
efectiva del objetivo perseguido mientras persiguen su interés personal. Segundo, la opinión
liberal destaca la existencia de un conflicto entre el corto plazo y el largo plazo, el escollo
que debe evitarse es el corto-placismo, es decir, la aplicación de medidas saludables a corto
plazo pero dañinas a largo plazo; los ejemplos abundan aquí, siendo el más clásico es de
mantener con vida los sectores económicos en declive para mantener el empleo, otro
ejemplo es ofrecer subsidios de desempleo a duración ilimitada. Tercero, es necesario
destacar que la tesis liberal no es tan intuitiva como se cree; yo llegaría incluso a decir que
es menos intuitiva que la tesis contraria que admite la organización de la economía por un
Estado. Sobre este último punto es necesario detenerse.

Estudiando la literatura que critica el liberalismo, se tiene la idea según la cual el liberalismo
es la doctrina dominante y que, en consecuencia, ella se impone como una evidencia; es
solo a través de un desprendimiento crítico que sería posible admitir una organización
alternativa de la economía. Esta percepción me parece incorrecta. Ciertamente, el hecho de
que hayamos nacido y vivamos en un sistema en el cual el mercado ocupa un lugar
predominante nos puede incitar a considerarlo como natural; pero, si se intenta abstraerse
de esta familiaridad, un escenario diferente aparece. Imaginémonos una asamblea de
filósofos griegos del siglo V a.C. que discute sobre la organización ideal de la economía, si
uno de ellos propone que la mejor manera de organizar la economía sería no intentar
dirigirla desde lo más alto de la pirámide, sino dejar a los individuos que forman su base
tomar la iniciativa que les parezca apropiada, sus colegas filósofos solo podrían encontrarlo
excéntrico y le dirían que tal sistema conduciría al caos. Esta reacción no es sorprendente.

V.I La justificación del liberalismo económico propuesta por Adam Smith.

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Adam Smith sigue siendo hasta el día de hoy una referencia inevitable a la hora de tratar de
fundar la defensa del liberalismo económico. Dos líneas de argumentación ligadas entre sí
están presentes en sus escritos. La primera se encuentra en la Teoría de los sentimientos
morales mientras que la segunda se halla en La riqueza de las naciones. Las examino
sucesivamente.

A. Del mal (según el moralista) surge el bien (según el economista)

Uno de los placeres de leer la Teoría de los sentimientos morales es que Smith, para hacer
pasar sus puntos de vistas, utiliza a menudo parábolas, soberbiamente dichas por añadidura.
La que nos interesa es la parábola del joven pobre ambicioso.

El hijo del pobre, a quien la ira de los cielos ha vuelto ambicioso, cuando empieza a observar
en torno suyo admira la condición del rico. Encuentra que la cabaña de su padre es
demasiado pequeña para él y fantasea con que debería vivir más comodamente en un
palacio. No le gusta el tener que andar o padecer el cansancio de montar a caballo. Ve cómo
sus superiores son transportados en diversos medios y se imagina que en uno de ellos podría
viajar con menos incomodidades. Se considera naturalmente indolente y está muy poco
dispuesto a esforzarse; opina que un vasto séquito de sirvientes le ahorraría muchas
molestias. Piensa que una vez logrado todo esto se sentaría tranquilamente y no haría nada,
limitándose a disfrutar con la noción de la dicha y sosiego de su situación. Está encantado
con la imagen distante de esa felicidad. En su fantasía parece la vida de unos seres
superiores, y para alcanzar esa meta se dedica para siempre a la búsqueda de la riqueza y
los honores (Smith, 2004, p. 319-320).

Años más tarde, todo indica sin embargo que el joven hombre pobre, que ahora se convirtió
en rico y realizó sus aspiraciones, encuentra banal e inútil los placeres de las distinciones y
del engrandecimiento, por lo que no obtiene ninguna verdadera satisfacción. El poder y la
riqueza aparecen entonces como son en realidad: unas máquinas enormes y laboriosas
preparadas para producir unas insignificantes conveniencias para el cuerpo.

VI EL LIBEALISMO SOCIAL

El liberalismo social es la aplicación de los principios liberales en la vida política de los


individuos, como por ejemplo la no intromisión del Estado o de los colectivos en la conducta
privada de los ciudadanos y en sus relaciones sociales, existiendo plena libertad de expresión

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y religiosa, así como los diferentes tipos de relaciones sociales consentidas ya sean de
carácter amistoso, amoroso o sexual, así como en aspectos de moralidad.

Esta negativa permitiría (siempre y cuando sea sometida a aprobación por elección popular
usando figuras como referendos o consultas públicas, ya que dentro del liberalismo siempre
prevalece el Estado de derecho y éste en un Estado democrático se lleva a su máxima
expresión con la figura del sufragio) la libertad de paso, la no regulación del matrimonio por
parte del Estado (es decir, éste se reduciría a un contrato privado como otro cualquiera), la
liberalización de la enseñanza, etc. Por supuesto, en el liberalismo hay multitud de corrientes
que defienden con mayor o menor intensidad diferentes propuestas.

El liberalismo social, por su parte, defiende la libertad en las conductas privadas de los
individuos y en sus relaciones sociales. La legalización del consumo de drogas está avalada
por el liberalismo social.

El liberalismo social o socio liberalismo es una doctrina política que busca encontrar un
equilibrio entre las libertades individuales y la justicia social. Esta ideología se fundamenta
en la defensa de las iniciativas individuales. Al mismo tiempo, el socio liberalismo busca
limitar la influencia del Estado en los temas de la vida social y cultural de los individuos.

De acuerdo con los postulados del liberalismo social, la función exclusiva del Estado debe
ser garantizar la igualdad de oportunidades y fomentar tanto el desarrollo individual como
la libertad de todos los ciudadanos. Pero en ningún caso debe intervenir en la toma de sus
decisiones.

En este sentido, los seguidores de esta corriente sitúan en un punto intermedio entre los
socialistas y los liberales conservadores. De los primeros critican su afán de socializar la
economía. Ellos consideran que ese tipo de política ineludiblemente desemboca en un
paternalismo de Estado ineficaz que termina por reprimir a los individuos.

Por otra parte, no están de acuerdo con los liberales conservadores en su posición de
considerar iguales a todos los individuos de la sociedad. En su criterio, esto es redundante
ya que es lo contemplado en las leyes. En su lugar, promueven la idea de una igualdad de
oportunidades, que permita a la larga una distribución más equitativa de la riqueza.

El liberalismo social está relacionado con la aplicación de principios liberales a la vida política
de los integrantes de una sociedad. El propósito final, de forma general, es el logro de su
libertad y bienestar, exige la no participación del Estado en temas de la esfera de la conducta

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privada de las personas. Esto incluye tópicos morales, religiosos y amorosos o sexuales.
Asimismo, defiende la plena libertad de expresión política, educativa y religiosa.

Según el socio liberalismo, la función del Estado es la de garantizar la igualdad de


oportunidades, fomentando el desarrollo personal o individual y la libertad de todos los
ciudadanos, pero en ningún caso la de sustituirlos en la toma de decisiones. El socio
liberalismo nace como corriente progresista del liberalismo clásico, e introduce la justicia
social y la democracia liberal en su programa de reformas. Es una teoría de origen europeo
basada en corrientes racionalistas ilustradas relacionadas, sobre todo, con Kant y Voltaire,
así como en el liberalismo ilustrado británico, en especial la teoría política de John Locke.
Más allá, se pueden encontrar raíces del iusnaturalismo de Tomás de Aquino y Francisco
Suárez, en la Escuela de Salamanca y en el humanismo renacentista.

El liberalismo social, no confundirlo tampoco con el liberalismo cultural ni con el radicalismo,


es una corriente del pensamiento liberal surgida en Europa a finales del siglo XIX, surge como
una respuesta a la visión individualista del liberalismo clásico y en contraposición a otros
movimientos socialistas surgidos en la plenitud de la Revolución Industrial. Es el más remoto
antepasado del social liberalismo, del liberalismo progresista y de las corrientes
socialdemócratas del liberalismo.

Dan a entender dos cambios fundamentales respecto al liberalismo clásico. Por un lado, se
trata de superar el individualismo atomístico del viejo liberalismo mediante una concepción
orgánica dando pie en favor de la sociedad. Y por otro lado, propugna una intervención del
Estado en el campo de lo social.

El liberalismo social o socio liberalismo, también conocido como liberalismo progresista,


liberalismo democrático y en Estados Unidos liberalismo moderno, es una tendencia política
que propugna tanto que el bienestar social y el desarrollo social siendo compatibles con la
libertad de sus individuos.

Los sociales liberales son críticos con el socialismo real y su pretensión de socializar la
economía, que, según ellos, cae en el paternalismo, coarta la libertad de comercio y general
ineficiencia económica e injusticia social, no así con otras corrientes moderadas del
socialismo, como por ejemplo la socialdemocracia.

VI.I Consecuencias de las Revoluciones Liberales

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En lo Políticas Las revoluciones liberales fomentaron la aparición de los ideales democráticos
que impulsarían la participación de las masas, sin discriminación de ninguna índole. La clase
trabajadora tomó fuerza como partido político, y se definieron principios como la igualdad
social, la soberanía popular, y la práctica del voto universal para elegir a los gobernantes por
mandato popular. Lo anterior en el marco de la independencia y autonomía política de los
territorios. Por ende, muchos países Latinoamericanos se valieron de estas revueltas para
inspirarse y luchar por su propia emancipación.

Mientras que en lo Económico, la burguesía se consolidó como el sector de mayor poder


económico. Sin embargo, las diferencias de clase entre la pequeña y la gran burguesía fueron
evidentes durante todo el siglo XIX. Por su parte, el proletariado y el campesinado fueron
considerados de forma activa en las consultas políticas. Ambos grupos procedieron de forma
desordenada y moderada dentro del orden social.

-Italia se convirtió en un solo país, pero desde entonces ha predominado el norte más
industrializado y poblado, sobre el sur es más pobre, agrícola y despoblado.

En consecuencia, la consideración como Ley de cualquier norma adoptada por el legislativo


elimina o, al menos, debilita de manera sustancial la capacidad de los tribunales de proteger
las libertades individuales. El concepto de Ley, propio del constitucionalismo liberal, se ha
visto sustituido de facto por un “concepto político” de la Ley que es tanto voluntad y
mandato concretos como un acto de soberanía. Aplicada a la democracia, la Ley es la
voluntad ilimitada del Pueblo soberano.

Asimismo, la independencia de los jueces, del poder judicial se convierte igualmente en una
ficción cuando se desvirtúa el carácter general de la Ley. La independencia del juez respecto
a los mandatos del ejecutivo y del legislativo tiene su esencial correlato en su dependencia
respecto a la Ley. Esto es algo muy diferente a hacerlo de los mandatos y de las órdenes
especiales de un superior. Si el Legislativo puede adoptar la forma de la Ley para dirigir
mandatos al juez, éste deja de ser independiente; es un servidor de los órganos competentes
para legislar y, si éstos usan su competencia legislativa para transformar las leyes en órdenes
especiales, son los superiores jerárquicos del juez.

Sólo en tanto se mantenga el carácter general de la Ley, puede hablarse de un poder judicial
independiente. Por su parte, los derechos individuales han pasado de ser “negativos”, una

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esfera protegida de acción, a “positivos” una exigencia de materialización de beneficios
concretos que inevitablemente exige quitar a unos para dárselo a otros.

Las libertades sancionadas por las cartas constitucionales de los siglos XVIII y XIX
proporcionaban espacios y garantías para la acción libre del hombre, pero no atribuían
ventajas sustantivas a nadie. Eran derechos absolutos (incondicionales) porque no tenían
“coste”, porque su satisfacción no exigía la cooperación forzosa de los demás. Si tengo
derecho a trabajar y nadie quiere contratarme, alguien (el gobierno) debe forzar a otro para
que lo haga.

Así, los derechos iguales para todos del liberalismo clásico se han transmutado en
desiguales, en discriminaciones.

La idea de igualdad ante la ley, de ciudadanos iguales en derechos del liberalismo clásico se
ha visto también menoscabada por la visión según la cual, grupos de individuos concretos,
han de tener un tratamiento legal diferenciado (discriminación positiva) de acuerdo con
determinados criterios de identidad étnica, sexual, cultural, religiosa etc

VII. LIBERALISMO ECONÓMICO DEL SIGLO XXI

El liberalismo se identifica como una actitud que propone la libertad y la tolerancia en las
relaciones humanas, fundamentada en el libre albedrío y en el principio de no
agresión (vid. Escuela de Salamanca). Promueve, en suma, las libertades
civiles y económicas y se opone al absolutismo, al despotismo ilustrado y
al conservadurismo. Constituye la corriente en la que se fundamentan tanto el Estado de
derecho como la democracia representativa y la división de poderes.

Desde sus primeras formulaciones, el pensamiento político liberal se ha fundamentado


sobre tres grandes ideas:

1. Los seres humanos son racionales y poseen derechos individuales inviolables, entre
ellos, el derecho a configurar la propia vida en la esfera privada con plena libertad,
y los derechos a la propiedad y la felicidad. Esto se basa en los tres derechos
naturales de John Locke: vida, libertad y propiedad privada.
2. El gobierno y, por tanto, las autoridades políticas deben resultar del consentimiento
de las personas libres, debiendo regular la vida pública sin interferir en la esfera
privada de los ciudadanos.

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3. El Estado de derecho obliga a gobernantes y gobernados a respetar las reglas,
impidiendo el ejercicio arbitrario del poder.

El liberalismo avanza y se consolida mientras los liberales organizados en partidos cada vez
pesan menos en la política de sus países. ¿Cuáles son las claves de esta paradoja? ¿Qué han
hecho mal los liberales? El siglo que comienza va a necesitar un replanteamiento del
liberalismo para que recupere su posición a la vanguardia de las ideas y en sintonía con las
nuevas demandas de los individuos.

Con mucha frecuencia, cuando los liberales de cualquier tendencia se confrontan con la
cuestión del alcance y la influencia del liberalismo en nuestros días, la respuesta queda en
el aire por falta de consenso y, sobre todo, porque la mayoría de ellos son incapaces de
ofrecer una opinión firme. Son tiempos extremadamente contradictorios, en los que unos
datos parecen apuntar hacia un triunfo espectacular de las ideas liberales mientras otras
pistas hablan de una humanidad que camina hacia “algo” que, pese a su mayor o menor
apariencia liberal, presenta fuertes puntos de contradicción con este sistema de ideas —y
numerosos factores de riesgo que hacen temer una futura involución hacia el sometimiento
de las personas—.

El liberalismo no puede seguir mirándose el ombligo, rememorando viejas conquistas ni


conformándose con el mero papel —casi institucional— de corpus central de las
democracias occidentales. No puede seguir siendo para las grandes masas la aburrida
ideología de la corrección ni permitir que la gente lo contemple como una tendencia más
dentro de eso que, ajenos al riesgo de generalizar, denominan “la derecha”. Lo contrario de
ser liberal es ser conservador (strictu sensu), y viceversa, pero durante demasiado tiempo y
en demasiados lugares los liberales se han limitado a “conservar” el statu quo y a hacer una
política conformista. No se ha visto a los liberales, ni remotamente, como inspirados por una
misión esencial que trasciende al sistema vigente, sino como guardianes grises del mismo,
como burócratas de la política más complaciente y conformista. Y sin embargo, no debería
ser difícil para los liberales volver a sus orígenes combativos y aplicar su energía a una lucha
trascendente que es cada día más sentida por millones de personas en todo el mundo: la
pugna por la libertad y la responsabilidad individuales y el consiguiente desmantelamiento
del colectivismo en todas sus vertientes. Lo interesante es que, al contrario de sus
antecesores, los liberales de hoy no tendrían que luchar por ideas extrañas a su tiempo ni

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generadoras de un rechazo firme y hasta brutal por parte de la sociedad o de elementos
organizados en su seno, sino que las ideas liberales, incluso las más radicales, están en la
cresta de la ola y sintonizarían perfectamente con los anhelos y aspiraciones de un
porcentaje considerable de la ciudadanía —un porcentaje impensable en épocas
anteriores— si fuéramos capaces de expresarlas y explicarlas bien.

Conclusiones

 El liberalismo, en realidad, es la búsqueda de un tipo de asociación política en la que


la libertad y las expectativas individuales puedan realizarse con independencia del
poder político. El liberalismo clásico trata de elaborar instrumentos políticos y
constitucionales capaces tanto de reconducir el poder político a una dimensión
controlable como de evitar sus futuras expansiones a costa de las libertades
individuales. Un intento, que puede no ser compartido, pero en el cual se manifiesta
el constante deseo de hacer que convivan las dos componentes fundamentales y
antagónicas de la modernidad: el carácter natural de los derechos individuales y la
artificiosidad del estado
 Los diferentes intentos de conciliar ambos términos han dado como resultado la
constatación de que el mejor orden es el resultado, involuntario, de la generalización
de las normas de conducta que han tenido éxito a lo largo de los tiempos, y no tanto
el producto derivado de las opciones de los representantes de las mayorías, de lo

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que se deriva que la solución a este problema es una drástica reducción de las
competencias de los gobernantes y del propio estado
 No obstante, es preciso concluir que el expediente de la separación de poderes, tal
como se ha concebido hasta ahora, no ha resultado eficaz. Además, la propia
reducción progresiva de las competencias del estado no resuelve el problema de los
posibles abusos por parte de quienes, a través de la legislación, deberían formular
normas generales y abstractas acerca del disfrute de los derechos individuales, y por
parte de quienes (poder ejecutivo) deberían establecer la escala de prioridades en la
satisfacción de las expectativas. La adaptación de un sistema de normas a las nuevas
situaciones acaba inevitablemente por atribuir un poder discrecional a quienes, por
el título que sea, están llamados a desempeñar labores de gobierno.

Bibliografía

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Económica, 2000.
 Historia de la teoría política (tomos 3 a 6), Fernando Vallespín Oña (ed.),
Alianza Editorial, 2002.
 El liberalismo en occidente: historia en documentos (6 tomos), E.K.
Bramsted y K.J. Melhuish (eds.), Unión Editorial, 1982-1984. Tomo 1
 De Lo Político a la política. Liberalismo: El otro límite de la legitimidad.
Pablo M. Fernández Alarcón. E-Prints Complutense, Madrid 2005
 Historia del pensamiento económico (2 tomos), M.N. Rothbard, Unión
Editorial, 1999.
 Martínez Fernández, A. C. (2016, febrero 22). El liberalismo progresista:
sus ideas fuerza. Tomado de debate21.es.
 Pineda Portillo, N. (2017, octubre 16). Liberalismo social o
socioliberalismo. Tomado de latribuna.hn.
 González, P. (s/f). Ni socialismo, ni liberalismo: Socioliberalismo.
Tomado de camaracivica.com.

25
 Kukathas, C. (2001). Liberalism. The international context. En J. R.
Nethercote (editor), Liberalism and the Australian Federation, pp. 13-
27. Annandale: Federation Press.
 Howarth, D. (2009). What is Social Liberalism? Tomado de
socialliberal.net.

Anexos

26
Resumen Del Liberalismo

27
El liberalismo es una doctrina que se basa en la defensa de las iniciativas individuales y que
busca limitar la intervención del Estado en la vida económica, social y cultural.Se trata de
un sistema filosófico y político que promueve las libertades civiles y que se opone al
despotismo. La democracia representativa y los principios republicanos se basan en las
doctrinas liberales.Aunque suele hablarse del liberalismo como un todo uniforme, es
posible distinguir entre distintos tipos de liberalismo. El liberalismo económico es el más
difundido ya que es defendido por las grandes corporaciones y los grupos económicos más
fuertes. Se basa en limitar la intromisión estatal en las relaciones comerciales,
promulgando la reducción de los impuestos y eliminando las regulaciones.

El liberalismo económico cree que, al no intervenir el Estado, se garantiza la igualdad de


condiciones y se establece un mercado de competencia perfecta. La falta de intervención
del Estado, sin embargo, no permite la ayuda social (se cancelan los subsidios, por ejemplo).

El liberalismo social, por su parte, defiende la libertad en las conductas privadas de los
individuos y en sus relaciones sociales. La legalización del consumo de drogas está avalada
por el liberalismo social.El liberalismo político, por último, entrega el poder a los ciudadanos,
quienes eligen a sus representantes de manera libre y soberana. Los funcionarios estatales,
por lo tanto, son elegidos por el poder popular de la democracia.

Cada una de estas doctrinas del liberalismo, por supuesto, cuenta con variantes y defensores
más o menos acérrimos de las libertades promovidas.

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