Está en la página 1de 1

Eres cómo las hojas de los árboles en otoño que truenan cuando el viento las envuelve.

Pequeños pedazos permanecen, otros vuelan y se pierden, quizás. La mayoría desaparece.


Te le pareces tanto que suelo llamarte amor de otoño.
¡Pobre muchacho!- murmuran las señoras.
¡Hombre cobarde! - diría yo.

Derrama aquellas lágrimas y verás cómo serás amor de primavera.

También podría gustarte