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Históricamente, el álgebra, como rama de las matemáticas, con sus problemas y métodos, se
desarrolló de manera lenta a lo largo de varios siglos y gracias al aporte de muchos matemáticos
pertenecientes a distintas épocas y diversas culturas. Principalmente se reconocen filiaciones
griegas, árabes, hindúes e italianas.
La palabra “álgebra” no tiene una etimología específica como la palabra “aritmética”,
proveniente del griego arithmos, que traduce número. El término “álgebra” deriva del nombre de
una obra escrita hacia el año 830 por el matemático árabe Mohammed ibn Musa Al-Khowarizmi,
titulada Al-gebr w´al-mu-qabalah.
Modernamente, aunque suene redundante, corresponde al álgebra el estudio de las estructuras
algebraicas; fundamentalmente nos referimos al tratamiento de los cuerpos y los anillos. Sin
embargo, históricamente podemos identificar algunos afluentes importantes, los cuales nos pueden
iluminar la línea del desarrollo de unas determinadas prácticas que luego confluyeron hasta formar
una disciplina autónoma con sus resultados y problemas. En este sentido podemos identificar: los
problemas con incógnitas, el estudio de las ecuaciones polinómicas, la incorporación de notaciones,
las simbolizaciones, el estudio de operaciones abstractas y, también, la teoría de números.
Algunos autores identifican tres periodos bien diferenciados, caracterizados según el tipo de
representación:
Álgebra retórica: en este caso se apela al lenguaje habitual para los desarrollos teóricos.
No aparece ningún tipo de simbolismo particular para designar los elementos con los cuales
se opera.
Álgebra sincopada: se combina el lenguaje natural con alguna simbología especial.
Corresponde a una fase intermedia entre lo retórico y lo simbólico.
Álgebra simbólica: Los objetos se sustituyen por símbolos especiales y las operaciones se
instauran según sus propiedades.
Parcelación que perfila un proceso lineal y acumulativo en el desarrollo del álgebra. Para
algunos historiadores de las matemáticas ésta es una visión acomodada del desarrollo de las
matemáticas. La crítica tiene relación con la forma habitual de presentar la historia del álgebra a
través de estadios de desarrollo sucesivo. En esta manera de interpretar la evolución del álgebra se
daría de manera progresiva, empezando por el álgebra retórica, el tipo más primitivo de álgebra,
pasando por una etapa en la cual los textos aparecen escritos en un lenguaje intermedio entre lo
retórico y lo simbólico, para culminar con un álgebra descontaminada del lenguaje natural.
Así, la etapa retórica correspondería a los desarrollos de los babilonios y los egipcios (del 2000
al 1600 a. C.), contenidos en las tablillas cuneiformes y en el papiro de Rhind. El álgebra sincopada,
habría sido desarrollada por Diofanto. El álgebra simbólica habría tenido sus inicios con los trabajos
de Vieta, y habría alcanzado su madurez con Fermat y Descartes. Si además, se califica, como lo
propone Zeuthen, de “álgebra geométrica” el libro segundo de los Elementos de Euclides, se
tendría, como bien lo anota Luis Puig,1 que el álgebra árabe no sería más que un intermediario en el
desarrollo del álgebra como disciplina. En este sentido, algunos investigadores, entre los que se
destacan Roshdi Rashed y Jens Høyturp, han encontrado mucho más que un carácter
complementario en la matemática árabe; ellos han visualizado un cuerpo teórico con desarrollos
conceptuales propios y novedosos.
1
Componentes de una Historia del álgebra. El texto de Al-Khowarizmi restaurado. Departamento de Didáctica de la
matemática. Universidad de Valencia.
En este sentido, para entender la línea de desarrollo del álgebra, en cuanto disciplina que aporta
en la búsqueda de respuestas a los interrogantes centrales sobre el número y la magnitud, es
necesario que analicemos algunos aspectos mirados de soslayo por la mayoría de historiadores
occidentales. Nos referimos a algunas cuestiones culturales que tuvieron su incidencia directa en el
desarrollo del álgebra como ciencia árabe. Antes de ello, demos una mirada rápida al resurgimiento
y decaimiento de la matemática griega.
2
También de la época datan otros tratados que intentaban recopilar y aplicar los resultados trigonométricos, sin embargo
Síntesis matemática, conformada por trece libros, es la colección mayor. Eso explica la denominación de Almagesto: “el
más grande” en el mundo árabe.
cuadrilátero inscrito en una circunferencia es igual a la suma de los productos de los lados opuestos.
En versión moderna:
B
C
E
D
A
Figura 4.1
Demostración:
Se traza el segmento BE tal que el ángulo ABE sea igual al ángulo DBC; ello implica que
∠CBE = ∠ABD ; además, por estar inscritos en un mismo arco, tenemos que ∠BCA = ∠BDA . De
esta forma, los triángulos BCE y BDA semejantes, y por lo tanto obtenemos la proporción:
BC BD
= ,
CE AD
o lo que es lo mismo:
BC ⋅ AD = BD ⋅ CE. (1)
Por otro lado se tiene que ∠ABE = ∠DBC y ∠BAC = ∠BDC , lo cual implica la semejanza de
los triángulos BAE y BDC, obteneindo la proposrción,
AB AE
=
BD CD
o lo que es lo mismo,
AB ⋅ CD = AE ⋅ BD. (2)
BC ⋅ AD + AB ⋅ CD = BD ⋅ CE + AE ⋅ BD = BD ⋅ (CE + AE ),
Como CE + AE = AC, se obtiene el resultado requerido:
BC ⋅ AD + AB ⋅ CD = BD ⋅ AC.
( AB + BC ) AC
=
BD AD
Como aplicación del teorema de Ptolomeo se pueden deducir las fórmulas de suma y resta de
senos de ángulos. Para visualizar este aspecto, tomemos el triángulo del caso anterior cuyo lado AD
es un diámetro, tal como aparece en la figura siguiente:
D
A
Figura 4.2
2r. BC = AC . BD +AB . CD
Uno de los aspectos relevantes del Almagesto tiene que ver con el uso de un sistema simbólico
para los números. Hasta los primeros años de nuestra era los matemáticos no prestaron mayor
interés al arte de calcular. Por ejemplo, no se sabe el sistema de numeración usado por los antiguos
matemáticos como Tales o Pitágoras. Es sugestiva la idea de que hubiesen usado piedras o marcas
en la arena para los cálculos. Justamente la palabra “cálculo” traduce piedra y “ábaco” traduce
arena. El resurgir de esta práctica obligó a volver sobre el problema de la representatividad
simbólica de los números; en particular, en el Almagesto, Ptolomeo usa para este fin, un sistema
basado en el alfabeto, según las equivalencias,
Los otros números se escribían combinando estos símbolos en un sistema aditivo. Por ejemplo,
χδ = 24, µδ = 44, etc. Para distinguirlos de las palabras, se trazaban líneas horizontales encima del
número: πβ = 82, ωξδ = 864.
Números mayores que 999, se escribían usando los anteriores precedidos de una coma:
, ατχε = 1325 .
Ptolomeo no sólo se destacó como matemático puro, sino que también usó sus conocimientos
matemáticos en aplicaciones variadas. Hizo contribuciones a la astronomía, a la óptica, a la
geografía y a la cartografía.
Algo que sorprende es el interés de Ptolomeo por la astrología, una práctica que los científicos
han mirado por encima del hombro. En el Tetrabiblos, (obra en cuatro libros), plantea las bases
fundamentales del llamado sistema “Apotelesmático” o arte interpretar las leyes del destino a partir
de la ubicación de los cuerpos celestes. Con Ptolomeo empieza a tomar fuerza el uso de la mecánica
celeste en la elaboración de los horóscopos y en las prácticas adivinatorias.
Herón es otro de los ilustres sucesores de los clásicos alejandrinos. Ha pasado a la posteridad
sobre todo por la fórmula que lleva su nombre y mediante la cual se puede calcular el área A de un
triángulo conociendo sus lados a, b, c. Si s es el semi-perímetro, el área A viene dada por:
A = s ( s − a)( s − b)( s − c)
El cambio de perspectiva de las directrices puristas euclidianas, ubica a Herón en una línea de
desarrollo trazada bajo la influencia de los matemáticos babilonios. Eso se refleja en el tipo de
problemas que motivaron su interés. Para ilustrar este aspecto, analicemos el método, usado por
Herón para calcular la raíz cuadrada de un número, conocido como “la regla de Herón” que aparece
en el libro I de las Métricas. Para ilustrar el método, Herón recurre al caso particular de extraer la
raíz cuadrada de 720, el cual aparece en el problema de calcular el área de un triángulo de lados a=
7, b = 8 y c = 9; mediante la “fórmula de Herón”, anteriormente indicada, el problema se reduce a
calcular 720 . Herón sigue los siguientes delineamientos:
Mediante una inspección directa se llega a la desigualdad: 26 < 720 < 27.
720 2
Se realiza la división , obteniendo 26 .
27 3
2
En la siguiente aproximación se calcula la media aritmética entre 26 y 27, obteniendo
3
5 5 1
26 (si se eleva al cuadrado 26 resulta 720 y se ha calculado la raíz con una
6 6 36
1
aproximación de ).
36
1
Si se quiere obtener una mejor aproximación, se toma como referencia 720 , en lugar de
36
729 y se procede de igual manera.
También en la Métrica, aparece el cálculo de raíces cúbicas. En este caso el método aparece
delineado en el cálculo de la raíz cúbica de 100 según los siguientes pasos:
3
Boyer, C. Historia de la matemática. Alianza Editorial. 1987, p.227
Considera los cubos anterior y posterior a 100, esto es 64 y 125, luego la raíz cúbica
buscada estará entre las de estas cantidades.
Determina las diferencias 125 - 100 = 25 (= 5 2), 100 - 64 = 36.
Realiza el producto 36 . 5 = 180 y lo añade al número propuesto, es decir 100 + 180 = 280.
Divide 180 entre 280 y obtiene 9/14.
Añade este valor a la raíz cúbica de 64, es decir a 4, y obtiene 65/14.
De esta forma determina la raíz cúbica de 100 con una aproximación menor que 0,02.
La esencia de la línea tradicional purista de las matemáticas fue retomada por Diofanto y Pappus
hacia el siglo III d.C. Es lo que se conoce como la “Edad de Plata” de la matemática griega.
No existe lo que podríamos denominar una biografía autorizada de Diofanto. La época en que
vivió es incierta. En el estudio preliminar de la Aritmética, Francisco Vera lo ubica entre Hipsicles,
quien vivió a mediados del siglo II a.C. y Theon de Alejandría, cuya vida transcurrió en el siglo IV
d.C. El erudito musulmán, de origen turco, Abunasr Alfarabi (950) afirma que vivió en la época del
emperador Juliano, el Apostata (361-363); Bochet de Méziriac piensa que Diofanto era un astrólogo
contemporáneo de Nerón ( 54-58 a.C.); el italiano Bombelli asegura que vivió en la época de
Antonio Pío (138-169); Paul Tanery, una autoridad en la matemática griega antigua, lo sitúa en la
segunda mitad del siglo III d. C., siendo contemporáneo de Pappus y anterior en un siglo a Theón y
a Hipatía. Incluso su edad es un enigma, y como tal aparece en el famoso epitafio escrito sobre su
tumba y el cual conocemos a través de la Antología Palatina, recopilada a fines del siglo V por el
gramático Metrodoro:
que al resolverla nos lleva a que Diofanto vivió 84 años. Pero de acuerdo con otra interpretación
podría suponerse que el hijo murió cuando tenía la mitad de la edad del padre, en cuyo caso
Diofanto habría vivido 65 1/3 años.
Las obras de Diofanto que han llegado hasta nosotros son las siguientes:
1. Sobre los números poligonales (Numeris Multangulis): Con este libro se inicia un tratamiento
de los números que excluye la teoría de proporciones.
2. Porismas: En esta obra, Diofanto estudia tres problemas particulares que parecen simples
corolarios de algunos problemas mayores. Por este motivo algunos la consideran parte de la
Arithmética.
3. Sobre los números fraccionarios: Diofanto presenta un tratamiento de las fracciones.
4. La Arithmetica: Es la principal obra conocida de Diofanto. Consistente en una colección
de problemas separados, y escritos en forma de ejercicios para la enseñanza. Conocemos
los 6 primeros libros de los 13 que formaban esta obra. Fue tal su influencia en las
investigaciones algebraicas de las escuelas árabes y europeas que se le reconoce como el
“padre del álgebra”.4
Sin embargo, ésta es una interpretación muy occidental. Por lo menos, Roshdi Rashed ha
documentado el hecho que la traducción árabe de la Arithmetica fue trasladada después de la
aparición de los textos algebraicos de Al-Khwarizmi. En este sentido, el estilo algebraico en el que
Europa redescubre a Diofanto se debería a la traducción. El traductor árabe Qustậ ibn Lûqâ habría
escrito el texto de Diofanto en un estilo algebraico que ya estaba en boga. La primera traducción
latina de la Arithmética se debe a Wilhelm Holzman en el siglo XVI, bajo el nombre de Diophanti
Alexandrini Rerum libri sex, Basilea, 1757. Bachet de Méziriac realizó la segunda edición, bajo el
largo título: Diophanti Alexandrini Arithmeticorum libri sex; et de Numeris multangulis liber unus.
Nunc primun graece et latini editi atque absolutissimis commentariis illustrati, Paris 1621.
Uno de los aspectos innovadores de la obra de Diofanto tiene relación con la incorporación de un
tratamiento simbólico de las cantidades numéricas. Sin embargo, a diferencia del álgebra moderna,
los desarrollos establecidos por Diofanto no están gobernados completamente por el imperio de las
representaciones simbólicas, sino que se presentan en un lenguaje intermedio entre el discurso
retórico y el lenguaje simbólico. Es lo que se conoce como “álgebra sincopada”.
En general, Diofanto procede como nosotros en la resolución de ecuaciones, pero desecha, por
carecer de significado, las que no sean racionales y positivas, cuestión que determina el carácter de
las denominadas ecuaciones diofánticas.
4
Al respecto es interesante traer a colación las palabras, trascritas por H.W. Turbull, de Regiomontano en 1463:
“En estos libros antiguos se halla oculta la flor y nata del conjunto de la aritmética, el ars rei et
census que actualmente conocemos por el nombre árabe de álgebra”. (Tomado de: Turnbull, H. (1956)
Los Grandes Matemáticos. En: SIGMA. El mundo de las matemáticas. Recopilación de James Newman.
Editorial Grijalbo. Barcelona, 1994, p. 42)
El primer libro de la Aritmética esta precedido de una introducción, en la cual Diofanto presenta
los presupuestos conceptuales necesarios para leer el texto. Aunque parte del concepto,
ortodoxamente euclídeo, de número como colección de unidades, en el tratamiento de los problemas
utiliza cantidades fraccionarias sin prescindir de las representaciones irracionales. Utiliza un
singular sistema de representaciones, que resumimos de la siguiente manera:
El símbolo se utiliza para la resta, se supone que los términos que se colocan a
continuación de él son todos negativos, constituyéndose también en un factorizador.
0
∆Y δ M ε equivale a x 2 . 4 + 5 .
0
∆Y ας η M µ equivale a x 2 .1 + x.8 + 40 .
0
K Y Kβ ∆K Y α∆Y ε M γ equivale a x 6 .2 − ( x 5 .1 + x 2 .5 + 3).
5
La razón de la escogencia de esta letra reside en el hecho que aparece normalmente al final de una palabra como α ιτµος
(arithmos) y que no tiene significación numérica en el sistema griego de representar números por letras.
1. Todo número multiplicado por una fracción que tenga por denominador el mismo número
es la unidad.
3. El producto del inverso del arithmo por el inverso del aritmo es el inverso de cuadrado del
arihtmo.
Es necesario comentar que estas técnicas algebraicas elementales enunciadas antes corresponden
a lo que modernamente denominamos “Ley de los signos”, cuyo uso sería generalizado por los
árabes.
A continuación establece las reglas básicas de la reducción y simplificación de expresiones:
Veamos algunas proposiciones representativas que nos revelen el proceso seguido por Diofanto.
Proposición 1, Libro I. Descomponer un número en dos partes cuya diferencia sea dada.
Sea 100 el número dado y 40 la diferencia. Suponiendo que la parte menor es 1 arithmo, la mayor
será 1 arithmo mas 40 unidades, y , por lo tanto, la suma de ambas valdrá 2 arithmos mas 40
unidades, suma que es 100.
Restando los términos semejantes de los semejantes, es decir: 40 unidades de 100 y cuarenta unidades
de 2 arithmos y 40 unidades, los 2 arithmos que quedan valdrán 60 unidades y cada arithmo 30, que
será la parte menor, y la mayor 30 mas 40, o sea: 70 unidades6 .
Podemos resolver el problema con el mismo espíritu Diofántico utilizando notación moderna de
la siguiente manera:
x + y = 100 (1)
x − y = 40 (2)
Proposición 22, libro I. Encontrar tres números tales que, cediendo cada uno de ellos una
fracción dada al que le sigue, resulten iguales los números que han cedido y recibido7.
Sean x, y, z los tres números buscados. Entonces el problema consiste en resolver la ecuación
indeterminada,
x z y x z y
x− + = y− + =z− +
m p n m p n
Diofanto empieza dándole un valor determinado a las fracciones; el primero cede un tercio a la
segunda, la segunda un cuarto a la tercera y la tercera un quinto a la primera. En nuestro caso m = 3,
n = 4 y, p = 5. Además le asigna un valor adecuado a una de las incógnitas, y = 4, (es claro que esta
decisión es motivada por el hecho de que 4 se puede dividir en cuartos). Este aspecto es importante
puesto que Diofanto no suma fracciones sino que sustituye de tal suerte que desaparezca el
denominador y así trabajar con cantidades enteras. En este caso hace x igual a un numero de
arithmos que tenga tercera, es decir x = 3a. De esta forma, la igualdad anterior se transforma en,
6
Diofanto. Aritmética. En: Científicos griegos. Recopilación de Francisco Vera. Aguilar, Madrid, 1970, p. 1035
7
Ibid. P. 1047
z 4 z 4
3a − 1a + = 4 − + 1a = z − +
5 4 5 4
z z
2a + = 3 + 1a = z − + 1
5 5
De los dos primeros términos se tiene que,
z
1a = 3 − ,
5
de los dos últimos se tiene,
z
1a = z − − 2 , Por lo tanto,
5
z z
3− = z− −2.
5 5
Sea 16 el número cuadrado dado, y suponemos que el primero es un arithmo. El otro tendrá menos 1
cuadrado de un aritmo, y, por lo tanto, 16 unidades menos 1 cuadrado de arithmo son un cuadrado.
Formemos el cuadrado de un conjunto cualquiera de arithmos disminuido en tantas unidades como tiene
la raíz de 16 unidades, y sea el cuadrado de 2 arithmos menos 4 unidades. Este cuadrado tendrá, pues, 4
cuadrados de arithmo y 16 unidades menos16 arithmos, que igualaremos a 16 unidades menos 1
cuadrado de arithmo, y, sumando a uno y otro lado los términos negativos y restando los semejantes
resulta que 5 cuadrados de arithmo equivalen a 16 arithmos, y, por lo tanto, 1 arithmo vale 16/5; luego
uno de los números es 256/25 y el otro 144/25, números cuya suma es 400/25, es decir: 16 unidades, y
cada uno de ellos es un cuadrado8.
8
Ibid. P. 1056-1058
16 12
De esta forma z = 4, x = y y= constituye una tripla que soluciona el problema
5 5
planteado.
La manera como hemos esbozado el proceso establecido por Diofanto deja entrever un método
general implícito. Sin embargo, eso no es algo que le preocupe; lo que a él le interesa es el estudio
de propiedades y relaciones numéricas.
Se empieza a establecer una línea de desarrollo que históricamente se conoce como “teoría de
números”. Un caso típico de esta perspectiva es el denominado “último teorema de Fermat” y
corresponde a una generalización de la proposición 18 del libro II. Parece que cuando el matemático
francés Pierre Fermat estaba leyendo a Diofanto, escribió al lado del problema II.18 de la
Arithmética (versión de Bachet de Meziriac):
No hay otro problema que pueda justificar lo mismo para mí. Fue la ilusión de mi
infancia. Nada puede reemplazar eso. Lo he resuelto. Intentaré resolver otros problemas,
estoy seguro. Algunos serán muy difíciles y tendré una sensación de realización otra vez,
pero no hay ningún problema matemático que me pueda cautivar como lo hizo Fermat
[...]
Uno de los últimos hombres ilustres de la escuela de Alejandría fue Pappus. Escribió una obra
monumental titulada Colección Matemática, en la cual no sólo encontramos algunas bibliografías,
glosas y comentarios de obras perdidas, sino también algunos resultados y problemas originales. En
esta colección sobresalen dos resultados: (1) Su popular teorema para el cálculo del volumen de
superficies de revolución. El teorema establece que si se gira una curva cerrada y plana alrededor de
un eje del mismo plano que no la atraviesa, entonces el volumen del sólido generado se obtiene
multiplicando el área encerrada, por la longitud de la circunferencia que describe el centro de
gravedad del área en una vuelta. (2) El celebérrimo locus ad tres et quattuor lineas, resuelto por
Descartes en su Geometría y que se conoce como el “Problema de Pappus”. Consiste en hallar el
lugar geométrico de los puntos que se hallan a distancias determinadas de n rectas fijas, con la
condición de que las distancias se midan de los puntos a las rectas en direcciones específicas. A
través de este problema, Pappus incorpora a la geometría curvas de grado superior a las cuadráticas
tratadas por Apolonio.
Una de las cuestiones, históricamente relevantes, que se desprende del “Problema de Pappus”
tiene relación con el método empleado para su resolución. Pappus sigue unos parámetros que se
alejan de la geometría sintética de Euclides, prefigurando el método analítico establecido por
Fermat y Descartes en el siglo XVII.
Después de Pappus y Diofanto la producción matemática occidental entró en un período de
franca decadencia. Durante los siguientes doscientos años predominaron los retóricos, los
gramáticos y los comentaristas, cuya principal finalidad era de conservar la tradición griega. Entre
ellos sobresalen:
En el año 529, por orden del emperador Justiniano, las escuelas filosóficas fueron cerradas al
considerar que atentaban contra el cristianismo ortodoxo. Los pensadores griegos que aún
mantenían viva la llama del espíritu clásico emigraron hacia Persia, Siria y otras regiones asiáticas.
Para seguir las huellas del desarrollo de las matemáticas, especialmente del álgebra y la aritmética,
es menester que desviemos la mirada al este, hacia los árabes y los hindúes.
Sabemos que desde el año 2.000 a. C. existía en la India una civilización más o menos
desarrollada con ciertos adelantos técnicos y teóricos. Aspectos matemáticos propiamente dichos se
reconocen a partir del 800 a. C., que corresponde al período de los Sulvasutras. Consisten en una
serie de versos, en los cuales encontramos reglas para la construcción de ángulos rectos por medio
de ternas de cuerdas cuyas longitudes constituyen ternas pitagóricas.
A partir del siglo III a. C. empiezan a aparecer símbolos numéricos, como los siguientes:
Los tres primeros números siguen un proceso aditivo, pero a partir del cuarto se utiliza un
símbolo individual que implica un avance importante en los sistemas de numeración; aun no existe
un símbolo para el cero ni hay notación posicional.
El segundo período de las matemáticas indias se desarrolló entre los siglos III y XIII d. C. Se
nota en este periodo una gran influencia alejandrina como lo certifica el astrónomo Varahamihira:
“los griegos, pese a ser impuros, deben ser honrados, puesto que fueron adiestrados en las ciencias y
allí sobresalieron por encima de los demás. ¿Qué se puede decir, pues, de un brahmán si él une a su
pureza la altura de la ciencia?”9. Sin embargo, si bien es cierto que la geometría india es griega, no
pasa eso con el álgebra y la aritmética. Los hindúes fueron grandes innovadores en estos campos.
El inicio de este nuevo período lo marcan la aparición de los Siddhantas o tratados de
astronomía formulados por medio de reglas crípticas en verso sánscrito, con pocas explicaciones y
sin demostraciones. Sin embargo, los matemáticos más importantes de este periodo aparecieron un
poco mas tarde: Aryaghata (476), Brahmagupta (598), Mahavira (siglo IX) y Bhaskara (1114).
Aryaghatiya, escrita hacia el año 499, es la obra mas conocida de Aryaghata. Consiste en un
volumen de versos que cubre temas de astronomía y matemáticas. Está escrita en 123 estrofas
métricas en las cuales se presentan reglas del calculo astronómico y técnicas de medición sin
ninguna pretensión rigurosa. La tercera parte inicia formulando una serie de secuencias para
calcular raíces cuadradas y cúbicas. A continuación se da a la tarea de formular reglas para calcular
áreas, la mayoría de las cuales están muy alejadas de las que utilizamos actualmente. Sorprende,
sobremanera, el cálculo del área del círculo a partir de la mitad del producto de la circunferencia
por la mitad del diámetro. En interesante la regla usada para el cálculo de la circunferencia a partir
del diámetro:
Suma 4 a 100, multiplica por 8 y súmale 62.000. El resultado te da aproximadamente la
circunferencia de un círculo cuyo diámetro es 20.000.
Para este caso utiliza π igual a 3.1416, un valor tan aproximado como el usado por Ptolomeo.
En la segunda parte del Aryaghatiya aparece uno de los tratamientos más originales que tendría
honda repercusión en la historia de las matemáticas, se trata del sistema posicional decimal. En el
libro no se muestra el proceso seguido por el autor para efectuar los cálculos, pero sí su filosofía
fundamental del sistema posicional; concretamente, como el mismo Aryaghata afirma: “de un lugar
a otro cada uno es diez veces el que le precede”. Es importante recordar que el sistema posicional ya
había sido usado por la cultura babilonia muchos siglos antes. Seguramente los hindúes se nutrieron
de estos adelantos. Sin embargo, hacia el siglo VI la notación hindú se mostró bastante potente,
especialmente en lo concerniente en la escogencia, en primera instancia, de nueve símbolos básicos
a partir de los cuales representar cantidades por grandes que sean. La incorporación del cero, con
carácter de número, tuvo que esperar dos siglos más. No se puede olvidar que aunque ya los griegos
alejandrinos usaban el cero, solo lo usaban para designar la ausencia de un número. En la aritmética
hindú, el cero aparece como un número en toda su dimensión.
Si de evidencias se trata, el primer documento propiamente hindú en el que aparece el uso
explícito en notación decimal, consiste en un pequeño plato que data del año 595, en el que aparece
escrita una fecha del año 346. La primera aparición publica, que se conoce, del cero corresponde a
una inscripción hindú del año 876.
Sin embargo, la historia del cero, como símbolo para representar la columna vacía, no es muy
simple, máximo que lo encontramos en civilizaciones dispersas, como algunas orientales y en las
mayas de Centroamérica.
La obra mas conocida de Brahmagupta es el Brahmasphuta siddhanta, en la cual aborda el
problema de cálculo de áreas, entre los que se destaca la generalización de la “formula de Herón”
para cuadriláteros. Pero, la mayor contribución de Brahmaguta corresponde al álgebra,
particularmente en lo referente a raíces negativas y a las raíces inexactas como números; al
respecto, presenta algunas propiedades de las operaciones numéricas. Sin analizar a profundidad su
propuesta operativa, la encontramos, en algunos casos, contraria a la nuestra. Sustancialmente, esas
reglas pueden resumirse en las siguientes:
9
Kline Morris (1972): El Pensamiento matemático de la antigüedad a nuestros días. Alianza Editorial, Madrid, 1994, p.
250
Un poco más cercanos a nosotros están Mahavira y Bhaskara. Para el primero, la multiplicación
de un número por cero da cero y la sustracción de cero no disminuye el valor del número. Bhaskara
afirma que una fracción con denominador cero permanece invariable al aumentar o sustraer
cualquier cantidad, de la misma forma como la divinidad permanece inmutable cuando se crean y
destruyen mundos, de donde la división de un número por cero se designa como una cantidad
infinita.
3 + 12 = (3 + 12) + 2 3.12 = 27 .
a + b = ( a + b) + 2 ab .
Con el declinar del imperio romano, la cultura científica de los griegos se preservó
fundamentalmente a través del legado conservado en Constantinopla, capital del imperio Bizantino
hasta el siglo VII, cuando los árabes empezaron a dominar el mundo.
En el año 622, después de predicar durante diez años, Mahoma, autodenominado enviado de
Dios, huye de la Meca, su ciudad natal, y se instala en Medina. Es lo que se conoce como la Hégira
y se considera el inicio de la Era Musulmana.
En Medina, Mahoma despliega una gran capacidad de liderazgo, tanto religioso como militar,
que le permite conformar un ejército de adeptos con los cuales conquistó la Meca en el año 630.
Infortunadamente, dos años después, cuando se preparaba a invadir el imperio Bizantino, Mahoma
muere. Sin embargo, sus sucesores, los califas, continuaron su proyecto expansionista. Bajo la
consigna de una guerra santa los musulmanes atacaron y conquistaron, de manera relativamente
fácil, a los persas, a los bizantinos y a los sirios. En el año 641, con la caída de Alejandría, se pierde
gran parte de la memoria matemática antigua debido a los saqueos y desmanes causados a la
biblioteca por los invasores.
En un largo siglo -del 650 al 750-, la actividad matemática fue ahogada por las guerras y
conquistas. Por fortuna, a partir del año 750 se comenzó a gestar un proyecto cultural de
características similares al alejandrino. Bajo el califato de Al-Mansur (754-775), se declaró a
Bagdad capital del imperio y se convocó a los sabios de Siria, Iran y Mesopotamia para que
desarrollaran programas investigativos. Durante el califato de Harun Al-Rasid (786-809) se empezó
un plan de recuperación de los manuscritos griegos que inició con la traducción de los Elementos de
Euclides.
La edad de oro de las matemáticas árabes se alcanzó bajo el mandato de Al-Mamun (809-833),
quien fundó un espacio académico denominado Bait Al-Hikma o “Casa de la Sabiduría”. Era una
especie de “universidad” que poseía una sección para traducciones de textos griegos e indios, un
museo y un observatorio astronómico. Allí floreció silvestre el álgebra.
Alá os ordena lo siguiente en lo que toca a vuestros hijos: que la porción del varón
equivalga a la de dos hembras. Si éstas son más de dos, les corresponderán dos tercios de
la herencia. Si es hija única la mitad. A cada uno de los padres le conrresponderá un
sexto de la herencia, si deja hijos; pero si no tiene hijos y le heredan sólo sus padres, un
tercio es para la madre. (el Corán, 4, 11).
10
Conferencia dictada en el Departamento de Estudios Árabes e Islámicos de la Universidad Autónoma de Madrid, el 14
de abril de 1998.
11
En Quatre conférences publiques organisées par l´Unesco, UNESCO, 1981, p.152.
De esta manera, la solución de los problemas prácticos de herencia constituyen el objetivo del
libro Al-jabr Wa`l Muqabalah de Al-Khowarizmi, de cuyo nombre se deriva la palabra misma
Álgebra.
El perfil retórico que despliega el álgebra árabe no se da por una incapacidad para manejar las
representaciones simbólicas, sino por una manera de ver el mundo que les es propia. En esta
cosmovisión, los sucesos no son aislados unos de otros. El álgebra en particular, no se puede
desprender del origen pecuniario de sus problemas. Por ejemplo, los números se toman en
referencia con el dirham, la unidad de moneda del momento. La incógnita, que nosotros
simbolizamos como x, se designa como cosa si es de orden simple, y por tesoro si es de orden
cuadrada (x2).
Otro aspecto que explica el carácter retórico del álgebra árabe se puede visualizar en el sistema
lenguaje-pensamiento. Para occidente, este sistema se designa como logos, en el caso árabe como
ma´na. Tanto el logos como el ma´na tiene connotaciones filosóficas profundas. Mientras que en el
logos la función del lenguaje es establecer un puente directo entre pensamiento y realidad, en el
ma´na el lenguaje da cuenta de algo así como el sentido mental, sin exigir la existencia de una
relación con lo real. Esa es una de las razones por las cuales el cero, ausente en la matemática
griega, encontró buen asidero en el ámbiente árabe.
La falta de compromiso con lo real, implícita en los tratados árabes, le da a los objetos
matemáticos una connotación que aún resguarda el álgebra moderna y que nos permite refirmarnos
en su linaje árabe. Como bien lo refiere Rashed:
12
Modermidade Clássica e Ciencia Árabe, Revista de Estudios Árabes, DLO-FFLCHUSP, v. 1, n. 1, 1993, p. 9.
Transposición de
términos de un lado a Cancelación de
Álgebra términos iguales
otro de una ecuación
a lado y lado de
una ecuación
Elaborar un breve tratado sobre el cálculo por las reglas de completación y reducción,
condensando lo que es más brillante e importante en las aritméticas usadas
constantemente por los hombres en las cuestiones de herencias, procesos judiciales, en el
comercio y en todos sus asuntos de agrimesura, de excavación de canales, de cálculos
geométricos y otras cosas variadas de especie parecida.
El libro está compuesto de tres partes. En la primera parte Al-Khowarizmi expone los
presupuestos teóricos generales para calcular por al-jabr y al-muqabalah. En la segunda parte
aborda cuestiones geométricas y la tercera parte está dedicada a problemas de herencia.
Aunque los elementos fundamentales de lo que actualmente denominamos álgebra están
contenidos en la primera parte, los otros confirman el hecho que los elementos primitivos
corresponden a moldes formales de objetos de variada naturaleza. Como lo expresa Luis Puig, de
manera sugestiva: “los elementos primitivos carecen de compromiso ontológico y pueden, por
tanto, usarse para representar otros tipos de objetos”.13
Se pueden diferenciar dos clases de conceptos primitivos insdispensables para el cálculo por Al-
jabr y Muqabalah: los llamados álgebraicos puros y los aritméticos. Los primeros corresponden a la
incognita simple, designada por “raíz” o “cosa”,14 y el cuadrado de la incognita que se designa
como “tesoro”. Los aritméticos corresponden a los números racionales positivos, la igualdad y las
operaciones suma, resta producto, cociente y radicación.
13
Luis Puig. Componentes de una historia del álgebra. El texto de Al-Khwarizmi restaurado. Departamento de
Matemáticas, Universidad de Valencia.
14
La escogencia de la palabra “cosa” guarda relación con el espíritu del álgebra. Es una palabra del corán que abarca todo
lo imaginable sin necesidad de materializarse.
Tanto los algebraicos como los aritméticos son designados por palabras y los problemas son
expuestos y solucionados de manera retórica.
Al-Khowarizmi distingue seis formas canónicas de ecuaciones para las cuales establece
métodos de solución. Para resolver otro tipo de ecuación se debe reducir a una de las formas
canónicas. Las seis formas y su respectiva traducción en notación moderna aparecen en el cuadro
siguiente.
Para visualizar el método de reducción tomemos por ejemplo la ecuación, en notación moderna:
2 x 2 − 78 = −20 x
2 x 2 + 20 x = 78 (por al-jabr)
Así, la ecuación ha sido llevado a una de las formas canónicas; para cada una de éstas, Al-
Khowarizmi desarrolla un método genérico de resolución. En particular, la ecuación del ejemplo
pertenece al cuarto tipo; en palabras del mismo Al-Khowarizmi:
Raíces y tesoro igualan números. Es como tú dices “un tesoro y diez raíces del mismo,
igualan treinta nueve dirhams”; es decir, ¿cuál será el tesoro que, cuando se aumenta
con diez de sus propias raíces, asciende a treinta nueve?
Tome la mitad de sus raíces y eleve este número al cuadrado, sume el resultado a treinta
y nueve. Tome su raíz cuadrada y sustraiga la mitad del número de raíces hasta obtener
3, que es la raíz del tesoro que buscaba; el tesoro es nueve.
5 5x 25
x x2 5x
x 5
x 2 + 2bx = c 2 ,
x 2 + 2bx + b 2 = c 2 + b 2
x 2 + 2bx + b 2 = c 2 + b 2 (x + b )2 = c 2 + b 2
x + b = b2 + c 2
x = b2 + c 2 − b
2
x 2 = b 2 + c 2 − b
Obsérvese que en este caso, la incognita del problema es el tesoro; en realidad, la ecuación
planteada correspondería a,
x + 10 x = 39 .
Al-Khowarizmi presenta un método de solución para cada una de las ecuaciones canónicas. Lo
interesante es que se trata de un procedimiento sui generis en el cual se destaca el carácter general
desarrollado con “formas vacías”, “cosas”, que bien podrían interpretarse como los elementos
primigenios de nuestras variables. Justamente, las dos últimas partes de Hisab Al-jabr Wa`l
Muqabalah constituyen ejemplos de cómo aplicar la teoría general algebraica a casos concretos.
El proyecto de traducción de los manuscritos griegos, iniciado en el siglo VIII, continuó con
mayor fervor en los siglos IX y X. Se hicieron nuevas traducciones de los Elementos de Euclides,
así como también de algunos libros de Arquímedes, Apolonio y Ptolomeo. Justamente, muchos de
los textos griegos llegaron a nosostros a través de las traducciones árabes.
Sin embargo, algunas de las obras más importantes no sólo fueron transladadas, sino analizadas
y muchas de sus resultados generalizados. En particular nos interesa preguntarnos respecto al
interés de los árabes por el problema de las cuadraturas y cubaturas.
Como lo hemos estudiado en la tercera lectura, el mayor logro de los antiguos griegos fue la
cuadratura de la parábola mediante el método exhaustivo, realizada por Arquímedes. Los árabes
fueron un poco más allá de este resultado a través de las investigaciones de un matemático siglo IX,
llamado Al-Haitman, quien instauró un método para hallar volumes de revolución.
Abu Ali Hasan Ibn Al-Haitham, más conocido como Alhazen, fue un científico prolífico que
incursionó en los campos de la matemática, la física y la medicina. Nacio en el año 965 en la ciudad
de Basrah (Irak) y falleció en el año 1039.
Al-Haitham escribió más de docientos libros, de los cuales pocos le ganaron al olvido y a las
guerras. Su obra más famosa ha llegado hasta nosotros bajo el nombre de el Tesoro de la óptica.
Traducido al latín en la alta edad media, fue usado como referencia por Rober Bacon, Paolo Vitellio
Leonardo Da Vinci y Johan Kepler. En este libro Al-Haitham, estudia la estructura del ojo, el
aparente aumento del tamaño de la luna cuando se acerca al horizonte y el problema de hallar el
punto de un espejo esférico en el que debe reflejarse la luz procedente de un foco luminoso, en lo
que se conoce como “el problema de Alhazen”.
Con referencia al objeto de nuestro interés, Al-Haitham logró calcular el volumen de un sólido
producido por la rotación de un segmento de parábola alrededor de la cuerda. Para ello se basó en
cálculos de fórmulas para las sumas de los primeros n cubos y las cuartas potencias, mientras que
Arquímedes se limitó a calcular la suma de los n primeros enteros y la de sus cuadrados. Tales
fórmulas desempeñarían un papel fundamental en el posterior desarrollo del cálculo. En la figura se
observa la forma geométrica ingeniosa en la cual debió basarse Al-Haitman para obtener la fórmula
general:
n n n p
(n+1 ) ∑ i k = ∑ i k + 1 + ∑ ∑ i k
i =1 i =1 p = 1 i = 1
1k + 2k + 3k +… +nk 1
1 k + 2 k + 3k
nk +1
1k + 2k . . . n
1k 2k+1 3k+1
1k+1
1k 2k 3k nk
Dando valores a k se obtienen fórmulas concretas para las sumas de potencias. Por ejemplo, si k
n 1
=1, obtenemos las siguientes expresiones, al reemplazar ∑ i = (n2 + n) :
i =1 2
p
n n n
(n+1 ) ∑ i = ∑ i2 + ∑ ∑ i (1)
i =1 i =1 p =1 i =1
1
( i² + i )
n n n
(n+1 ) ∑ i = ∑ i2 + ∑ (2)
i =1 i =1 i =1
2
1 3 1 2 1
∑ i2 = 12 + 22 + ..... + n2 = n + n + n (3)
3 2 6
Si se sustituye k = 3, se obtendría:
1 5 1 1 1
14 + 24 + ..... + n4 = n + n4 + n3 − n (5)
5 2 3 30
Hemos dicho que desde el siglo VII el mundo musulmán presentó la tradición matemática
griega, enriqueciéndola con elementos de la aritmética y el álgebra de oriente; pero hacia el siglo
XII la ciencia árabe empezó a decaer15.
Afortunadamente la Europa Occidental comenzaba a salir de la oscuridad intelectual y
manifestaba gran sensibilidad por nuevos conocimientos. En 1142 se tradujeron los Elementos de
Euclides del árabe al latín y en 1145 se tradujo el Álgebra de Al - Khowarizmi. Después de la
recuperación de Toledo por los cristianos, comenzó en España un movimiento de traducciones
latinas. El más prolífico de éstos fue Gerardo de Cremora (1114-1187) a quien se le deben
traducciones, además de los Elementos, de la Medida del Círculo y apartes Sobre la Esfera y el
Cilindro de Arquímedes. En 1269 William de Moerbeke publicó una traducción al latín de la obra
existente de Arquímedes. Todas estas traducciones restablecieron el progreso de la ciencia
matemática al menos al nivel del Álgebra y la Geometría. Sin embargo, la obra de Arquímedes
todavía era muy sofisticada como para que pudiese tener una asimilación amplia y no pudo dar
completamente sus frutos sino hasta los siglos XVI y XVII. Si los árabes retomaron y enriquecieron
15
Entre 1100 y 1300 los ataques de las Cruzadas Cristianas debilitaron los árabes del este. Posteriormente su territorio
fue invadido y conquistado por los mongoles. A partir de 1258 dejó de existir el califato de Bagdad. Posteriormente esta
civilización árabe casi fue exterminada por Tamerlán, uno de los mayores conquistadores de la historia de origen mongol
(1331 - 1405). Finalmente el reducto de imperio árabe de Granada fue recuperado por los españoles en 1492. En este
marco de circunstancias políticas y sociales, la muy debilitada actividad científica árabe o pudo jamás recuperar la
dinámica que la caracterizó en el siglo XI.
Bibliografía
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ciencias, Revista de la Universidad Nacional Autónoma de México, vol. III, #3, Agosto de 1987,
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_____________. Entre Arithmétique et algèbre. Recherches sur L´Histoire des Mathématiques
Arabes. Paris, Société d´Édition Les Belles Lettres, 1984.
Problemas y Ejercicios
i. Encontrar tres cuadrados tales que la diferencia entre el mayor y el mediano esté en
una razón dada con la del mediano y el menor.
ii. Descomponer un número dado en dos partes tales que una fracción dada de la primera
exceda en un número dado a una fracción dada de la segunda.
iii. Añadir un mismo número a dos números dados de modo que los resultados estén en
una razón dada.
Vd. = k.o.
b
A.C. S.A.
A.C S.A.-
1
i. X
a
ii. Pruebe que
n
v( P ) = ∑ πk
i =1
2
h 5 (n 2 − i 2 ) 2 y
n −1
v(Q) = ∑ πk
i =0
2
h 5 (n 2 − i 2 ) 2 .
8
iii. Usar los dos problemas anteriores para demostrar que v ( P ) < v ( Z ) < v (Q )
15
8v( Z )
iv. Concluir que v( S ) =
15