Vi por pura casualidad a Joe Quijano por primera y única vez, en
diciembre de 1977, durante una Feria de Cali. Yo estaba vinculado a una organización juvenil y me correspondió en suerte participar de un encuentro regional en esa ciudad del suroccidente colombiano. Las calles aledañas al lugar donde se presentaba con su Conjunto Cachana eran un hervidero humano. Predominaba la gente joven, chicas y chicos adolescentes como yo. Muchos habíamos ido a Cali desde diversos lugares del país para el encuentro regional de jóvenes y nos dimos cita en el anfiteatro donde se presentaba. La tarde era espléndida, ni calurosa ni fría, y al atardecer, tras la clausura del evento juvenil, todos nos apresuramos a darnos cita en el concierto. Quijano y su agrupación, con Ray Cruz como cantante[10], alternaban con la famosa Charanga del flautista cubano José Fajardo, conocida como Fajardo Y Sus Estrellas. Esta agrupación venía de Miami, donde residía Fajardo, quien también de vez en cuando se presentaba en los clubes nocturnos de la ciudad de Nueva York, aunque no con la frecuencia de décadas pasadas.
Por aquellos años, finales de la década del setenta, es preciso
aclarar, la música de charanga había alcanzado en la ciudad de Nueva York, y en el ámbito latino en general, un segundo auge, posterior al de los años cincuenta y comienzos de los sesenta. Grupos como la Típica Novel, Gilberto Suárez y la Típica Ideal, Pupi Legarreta y su Charanga, la Orquesta Broadway, Lou Pérez, y José Fajardo, entre otros, estaban sonando de nuevo con mucha fuerza, y tocaban tanto su viejo repertorio, como temáticas nuevas de interés para el público más joven.
Joe Quijano, quien tenía una especie de Charanga con
trompetas, en la que la flauta sonaba con una tímbrica hedonista por entre la estridencia de los metales, se había colado con habilidad en esa nueva fiebre aparecida en pleno Boom de la Salsa, y remozando viejas melodías con lenguaje contemporáneo estaba sonando muy fuerte en la radio colombiana, en especial en la de Cali y Popayán, con su número La Salsa Se Baila Así, a caballo sobre las armonías de su viejo hit cincuentero La Pachanga Se Baila Así. También tenía pegado La Salsa Se Impone, vocalizado por Ray Cruz, que en Cali le sonó muy convincente a los miles de espectadores de aquel atardecer decembrino y ferial.