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Paz imperfecta, de Francisco Muñoz.

Transformación de conflictos (John Lederach) en


lugar de resolución. Cooperación y mediación en conflictos. Caso del artista que quería
hacer un columpio con piezas de coches abandonados en un campo de refugiados
saharawi: problema de anclaje por el viento, no hay vacunas contra el tétanos,
necesitaba de soldadura que es un lujo. O el uso del color amarillo que en Occidente es
sinónimo de peligro y en Oriente de masculinidad cuasisagrada. No tener en cuenta la
lectura de derecha a izquierda. El caso del defensor del decrecimiento que fardaba de
viajar en avión frente a la ecologista alemana que venía haciendo autoestop.

No se puede leer MEMORIA DE LOS OBJETOS desde la ontología orientada a los


objetos porque lo que precisamente critica López-Aparicio es la concepción puramente
objetual del sentido de los objetos y su significado (color amarillo, que biológicamente
representa el peligro, en el mundo árabe es sinónimo de virilidad y sacralidad).

No todo arte es político salvo en una definición máxima de lo político de Aristóteles


anthropos zoon politikon, pero hay otros aspectos de la vida social o asocial. La
ceremonia del te japonesa, introducida en Japón por Eisai para mantener a los monjes
budistas despiertos (un procedimiento para conservar la fortaleza ética) y fue Rikyu
durante el shogunato quien la convirtió en un ritual de encuentro, el wabichado. La
mayor parte del llamado arte político no es sino arte moral o arte ético. Conversación
entre Lord Baelish y Cercei Lannister: el conocimiento es poder; el poder es el poder.
La política es la política. El arte puede contribuir a una causa política, especialmente en
regímenes políticos especialmente dependientes de la opinión pública como son las
democracias, a través de su incidencia en la ética y la moral (diferente valoración de
nazis y estalinistas). La política tiene que ver con la gestión de los conflictos mediante
la acumulación, conservación y uso del poder. El arte puede embellecer o afear el poder.
La cultura es política y la política cultura: noción de hegemonía de Gramsci, pero que
tiene más que ver con el kitsch, la belleza artificial que gratifica sin distancia crítica.

Obras de López-Aparicio: replicar lo de Baudelaire de llevar prostitutas a ver el Louvre,


con la ventaja de no mistificarlo porque las prostitutas a fin de cuentas son seres
humanos. Ir en kayak hacia África desde Granada en dirección contraria. Enterrarse un
día entero en el Sáhara Occidental. Contra los fiduciarios moralistas.

El rinoceronte de Durero: no lo había visto pero sí que se basaba en el boceto de los que
lo habían visto en Portugal cuando lo trajeron desde India para hacer un espectáculo de
lucha entre un elefante y un rinoceronte, presuntos enemigos.

El papel de los artistas en el 15M, que en lugar de crear su propia marea, se pensó en
algún momento en la marea roja o en la marea gris (supongo que por el gris sobre gris
de Adorno) pero finalmente se optó por la incorporación de la cultura como un factor
más en la concienciación de la población, algo fundamental para generar clima de
opinión.

Wifi Lift Procomún: subrogación de servicios a la hora de compartir el wifi. Tarifa


plana con router en el teléfono del ascensor para que todos los vecinos tuviera un wifi
procomún.
El trabajo con las minas en el Sáhara Occidental. O en el proceso de paz en Colombia.
O en Noruega (complejo vitamínico: un regalo del país del sur) o la gripe en Suecia (la
gripe porcina: los PIGS).

Crítica de la doble moralidad de los países que están y no están dentro de la Unión
Europea: la Europa de Hayek y de Huerta de Soto en la que la moneda única respaldada
por un Banco Central Europeo que tiene como objetivo principal controlar la inflación
es un proxy del patrón oro. No hay nada malo en participar de un mercado común
(socialistas amigos del comercio, Antonio Escohotado) y al mismo tiempo mantener una
divisa propia para tener cierto control sobre la inflación y el tipo de cambio.

Ontología orientada a los objetos (Levy Briant, Graham Harman, Timonty Gordon, Ian
Bogost).

Importancia de pensar en el espectador, en el receptor.

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