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PRIMEROS PASOS HACIA LA

VALORACIÓN ECONÓMICA DE LOS BIENES AMBIENTALES


Y EL USO DE LAS CUENTAS PATRIMONIALES

Eduardo Comellas

Introducción

No hace demasiado tiempo atrás, la economía como ciencia postulaba que el


crecimiento económico de una determinada región o de un país se debía, casi en
forma exclusiva, a la dotación de factores productivos y a la acumulación de
bienes de capital. Bajo estos lineamientos, el crecimiento sólo era alcanzable si
aumentaba el stock de alguna de estas variables, siendo sólo limitado por la
disposición de las mismas. Dentro de esta corriente, el rol que le cometía al
medio ambiente resultaba meramente residual, ya que por un lado era
considerado como infinito proveedor de materias primas, y por otro, como un
simple receptor de desechos (males ambientales) generados residualmente por el
proceso productivo luego de la elaboración de los bienes y servicios económicos
socialmente demandados. De ese modo, la concepción con respecto al ambiente
era la de ser un proveedor ilimitado de factores productivos y a la vez, ser un
receptor infinito de residuos derivados de la producción determinada por las
fuerzas del mercado.

Con el devenir de los tiempos, las evidencias empíricas fueron demostrando que
estos dos postulados estaban lejos de ser creíbles: por una parte, el stock de
recursos naturales no renovables comenzó a reducirse, encareciéndose los
costos de extracción hasta hacer en muchos casos que su uso resultara
prohibitivo; además los mal llamados recursos naturales renovables comenzaron
a evidenciar serios deterioros en su calidad y en el grado de accesibilidad de
algunos sectores de la sociedad hacia los mismos. Por otra parte, la idea de
considerar al medio como un receptor absoluto e inmutable de residuos comenzó
a perder asidero, como ejemplo sólo vasta con contabilizar las inmensas áreas de
territorio destinadas a la acumulación de residuos, y el grado de contaminación
que desde estas zonas se genera hacia otras aledañas.

Así, bajo este escenario es que comienzan a desarrollarse los primeros


postulados ecologistas, los cuáles sucintamente planteaban la aparente
incompatibilidad entre el crecimiento de una economía y el cuidado del entorno
ambiental que la sustenta.

Sin embargo, la dicotomía existente entre los postulados establecidos por el


crecimiento económico por un lado, y la protección ambiental por otro, se
encuentra actualmente en una etapa de conciliación, en la cual ambos conceptos
han comenzado a integrarse de modo tal que el aparente antagonismo entre ellos
se ha reducido, e incluso se han entremezclado algunos de sus principios,
aparentemente inconciliables anteriormente, dando lugar a la idea de que es
posible un “desarrollo sustentable”.

Dentro de esta nueva concepción, el rol que cumplen los recursos naturales y el
medio ambiente es central, ya que la sustentabilidad del desarrollo económico se
encuentra apuntalada por la disponibilidad, tanto en calidad como en cantidad de
esos recursos. Es dentro de este marco donde la sociedad comienza a visualizar
un horizonte temporal de largo plazo, sólo alcanzable mediante la adecuada
interacción de las actividades productivas, los patrones de consumo, y el cuidado
del medio ambiente. Para concretar esa conciliación resulta necesario tomar
conciencia de la importancia de contar con métodos de valoración de bienes y
servicios ambientales que permitan elaborar indicadores socioeconómicos que,
además de medir la performance de la economía, contemplen el valor económico
de los recursos naturales.

Hoy es indiscutida la idea de que la riqueza ambiental es una de las bases


principales del desarrollo social y económico de un país, ya que brinda un enorme
flujo de bienes y servicios ambientales de cuya calidad depende en gran medida
el bienestar de la sociedad. En pos de ello, la información que se deriva de los
métodos de valoración puede ser empleada para realizar un análisis costo-
beneficio que sustente las decisiones públicas y orienten las privadas que afecten
el uso de recursos naturales, como información para el diseño de políticas y toma
de decisiones, como información para las ONG´s que defienden el patrimonio
natural, en los tribunales de justicia para el cálculo de las indemnizaciones por los
daños causados al medio ambiente y para que los países en desarrollo
aprovechen el potencial económico de sus recursos naturales de modo
sustentable.

Sin embargo, los indicadores utilizados actualmente para medir el desempeño de


la economía, constituyen un significativo aporte para obtener balances
macroeconómicos, además de su indiscutida utilidad para orientar la planificación
económica y social, pero el mejoramiento de la calidad de vida de la población, la
equidad intergeneracional, la sustentabilidad temporal de las actividades
productivas y el valor de los bienes ambientales y servicios que de ellos surjan
escapan a su cálculo.

En síntesis, de la fusión entre crecimiento económico y protección ambiental no


sólo surge un nuevo objetivo, el del “desarrollo sustentable”, sino que también se
plantea el desafío de introducir nuevos instrumentos para monitorear el grado de
avance hacia el mismo. Estos nuevos instrumentos, supliendo los vacíos de los
tradicionales, deben ser capaces de reflejar el valor de los bienes y servicios
ambientales, las implicancias de incrementos o decrementos en su stock, y el
grado en que los usos actuales comprometen a los usos futuros.

Indicadores Socioeconómicos

El motivo por el cual los tradiciones indicadores económicos no resultan ser


instrumentos útiles para controlar el avance hacia el desarrollo sustentable es,
básicamente, que los mismos están construidos sólo sobre la base de precios de
mercado para los diferentes bienes y servicios, y dado que los bienes y servicios
ambientales carecen de mercado y por ello de precio, ese tipo de indicadores no
permiten calcular su incidencia.

Sin embargo, el que un


bien o un servicio BIENES AMBIENTALES
carezcan de precio no En una economía ideal, de cabida sólo en el plano teórico, el
implica que carezca de mecanismo de mercado asegura una asignación eficiente de los
valor. En otras palabras, la recursos, maximizando el bienestar social. Pero en las
economías del mundo real, el libre juego de la oferta y la
inexistencia de un demanda no siempre conduce a situaciones socialmente
mercado conduce a la eficientes, debido a excepciones a la teoría general conocidas
imposibilidad de como “fallas de mercado”.
establecer un precio para Una de esas situaciones de asignación ineficiente, se manifiesta
los bienes y servicios por la presencia de “bienes públicos”. La particularidad de estos
ambientales, lo cual no bienes radica en que proporcionan beneficios no excluibles y no
rivales. El carácter de no excluible implica que es técnicamente
implica necesariamente imposible o muy costoso excluir a cualquier persona de los
que dichos bienes no sean beneficios derivados del disfrute del bien. No rival significa que no
valorados por la sociedad. existe competencia entre los consumidores, ya que el disfrute del
bien por parte de uno de ellos, no reduce su disponibilidad para
Es por ello que los los demás.
indicadores de monitoreo
del avance hacia el Las características mencionadas, hacen que los bienes públicos
originados en el medio natural, resulten gratuitos para el
desarrollo sustentable consumidor, en el sentido de que no es necesario pagar un precio
deben estar construidos para disfrutar de ellos. Así, el mecanismo de mercado no genera
sobre la base del valor las señales indicativas respecto de su escasez relativa,
necesarias para su eficiente asignación. Es aquí donde la
que la sociedad le asigna valoración económica resulta necesaria en la medida que permite
a los diferentes bienes y descubrir el valor económico de estos bienes y proporciona
servicios y no, como información útil a los tomadores de decisiones en lo referente a la
importancia relativa de éstos frente a los demás, a la vez que
actualmente sucede, contribuye al diseño de políticas de acción cuidado y
tomando como referencia preservación.
el precio que determina el
Dado que los bienes ambientales pertenecen a esta categoría, el
mercado, máxime si se problema derivado de la ausencia de incentivos para revelar la
considera que para disposición a pagar, imposibilita conocer el valor que los mismos
algunos bienes y servicios, tienen. Pero no identificarlo rápidamente, no implica que su valor
no exista. Para estimarlo, se debe hacer uso de alguna
tales como los metodología que permita “descubrir” las preferencias que los
ambientales, directamente consumidores estratégicamente ocultan.
no existe mercado.
Valoración económica de bienes y servicios ambientales

La valoración económica no es más que encontrar, a través del uso de


metodología objetiva, un indicador expresado en términos monetarios que
permita determinar el valor de una alteración desfavorable en el medio natural
provocada por una acción o actividad económica. Así, esta acción provoca un
cambio en la condición de los recursos afectados, pasando desde un estado de
naturaleza prístino hacia otro degradado. Este cambio ocasionado será el objeto
de análisis del daño en términos de la manifestación, la magnitud, los efectos, las
causas y los agentes implicados, todo lo cual sirve para la valorización total del
daño causado.

En otros términos, valorar económicamente un bien ambiental significa poder


contar con un indicador de su importancia relativa, expresado en términos
monetarios. Así, lo que se busca es contar con una herramienta que permita
sopesar beneficios y costos sociales de las diferentes actividades económicas, y
que a su vez revele el verdadero costo social del uso de los recursos, permita el
envío de señales claras acerca de la relativa escasez de los recursos naturales y
logre, a través de lo anterior, una eficiente asignación de esos recursos. De ese
modo, la creciente conciencia ambiental, y las restricciones que el medio impone
para el desarrollo de las actividades económicas, van dando lugar a la inclusión
de variables ambientales en los procesos de toma de decisiones.

Respondiendo a esa demanda, la ciencia económica ha desarrollado algunas


herramientas para determinar el valor de los bienes y servicios ambientales. En
este sentido, el valor económico total de un recurso natural puede ser definido
como el valor presente de la suma de todos los servicios que el mismo provee a
las personas. Dichos servicios se clasifican según si son derivados del uso o del
no-uso del recurso en cuestión.

A. El Valor de Uso corresponde a la medida de bienestar que le reporta al


individuo o a la sociedad la utilización del recurso, de una u otra forma. Se lo
define como el valor económico asociado con el uso "in situ". Puede adquirir
las formas siguientes:

1. El Valor de Uso Directo (VUD) es el más accesible en cuanto a


su concepción, debido a que se reconoce de manera inmediata a
través del consumo del recurso. El valor directo se divide a su vez
en valor de uso extractivo y de uso no extractivo.

2. El Valor de Uso Indirecto (VUI) a diferencia del valor de uso


directo, no requiere del acceso físico del usuario al recurso natural,
pero sí de la existencia física del recurso en condiciones aceptables.
B. El Valor de No-Uso, que contrariamente al anterior no implica
interacciones hombre-medio, se asocia al valor del medio ambiente
asignado por los individuos para periodos de tiempo futuro, y puede adquirir
las formas siguientes:

1. El Valor de Existencia (VE) corresponde a lo que ciertos


individuos, por razones éticas, culturales o altruistas, están
dispuestos a pagar para que no se utilice el recurso ambiental, sin
relación con usos actuales o futuros. El valor de existencia es el
valor de un bien ambiental simplemente porque existe.

2. El Valor de Legado (VL) corresponde al deseo de algunos


individuos de mantener los recursos ambientales para el uso de sus
herederos y de las generaciones futuras. No hace referencia a usos
futuros definidos por la generación actual, sino que deja la decisión
para las que vendrán; no obstante ello, implica un sentido de
propiedad por parte de los individuos actuales.

3. El Valor de Opción (VO) corresponde a lo que los individuos


están dispuestos a pagar para postergar el uso actual y permitir el
uso futuro del recurso. Se refiere al valor de los usos potenciales del
recurso.

La Ilustración de la derecha muestra la composición del Valor Económico Total


(VET) de los recursos naturales, diferenciando entre los enmarcados dentro de
los valores de uso y los de no uso. Cabe aclarar que según sea la metodología
utilizada para la
estimación del
Valor Económico
valor, puede Total de un
Recurso Natural
resultar que en
algunos casos se
determinen sólo
algunos Valor de Uso Valor de No Uso

componentes del
VET, mientras que
con el uso de otras
metodologías de Directo Indirecto Opción Existencia Legado
estimación puede
ser hallado el VET.

Resulta interesante destacar que a medida que se va desde la izquierda hacia la


derecha en la lectura de la mencionada ilustración, la tangibilidad del valor
comienza a decrecer. Ello obedece a que como se mencionó, resulta mucho más
sencillo estimar un valor de uso directo que un valor de no uso con opción, por
ejemplo.
Cuentas Patrimoniales

Las Cuentas Patrimoniales son una forma de inventariar los recursos naturales
existentes en una determinada Eco-zona, y después asignarle un valor
económico.

De ese modo, las Cuentas Patrimoniales permiten la medición física y monetaria


de los recursos naturales. Hasta ahora, el uso de indicadores físicos ha servido
para conocer las existencias y expresar los procesos de pérdida y/o degradación
de los recursos naturales, los cuales constituyen la base para la construcción de
las Cuentas Físicas.

Tales indicadores han venido utilizándose desde hace algunos años, sin
embargo, no son suficientes, ya que no permiten la valoración de los beneficios y
costos, es decir, carecen del atributo económico, siendo sólo indicativos y por
ello, limitan la elaboración de las Cuentas Patrimoniales. En razón de lo anterior,
es que se requiere de un proceso de conversión de cuentas físicas a cuentas
monetarias, lo cual implica la utilización de una metodología que complemente el
Sistema de Cuentas Nacionales.

Esta cuantificación económica posibilitaría valorar diversos elementos que no son


tenidos en cuenta en el sistema económico y que podrían ser incorporados al
mercado a través de determinadas políticas. Además, la valorización posibilita
estimar adecuadamente el valor de la degradación generada por las actividades
productivas y, en consecuencia, corregir la cuantía del Producto Bruto Geográfico
de la Eco-zona considerada.

Es necesario convenir que, de acuerdo a la definición usada de medio ambiente


en sentido amplio, implicaría para el cálculo de las Cuentas Patrimoniales el
imputar un valor a los recursos de una Eco-zona teniendo en cuenta que
esa naturaleza se articula, en función del desarrollo sustentable, con la
sociedad. En tal sentido, al utilizar dichos recursos, los costos que ello implica
deben incluir los costos de manejo del ecosistema, en magnitud suficiente para
garantizar la reposición de los recursos involucrados en el aprovechamiento. Los
citados costos pueden ser vistos como una internalización de las externalidades
negativas que deben ser tenidas en cuenta en el proceso de producción. Los
factores productivos no se reponen de manera gratuita, y serán cada vez más
escasos y costosos si se continúa con la actual tasa de utilización.

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