En la página 291, capítulo «La inteligencia» del libro que
Miguel Cané, el sincero y discreto argentino acaba de publicar en París: En viaje, encuentro estas líneas, hablando de Pombo. «Con más suerte que Pérez Bonalde, el admirable venezolano, el único que ha vertido a Heine dignamente al español, y que hoy fabrica con toda tranquilidad en New York los avisos de la casa Lanman y Kemp en siete idiomas, Pombo se puso al habla con los editores de Appleton y Co., que entonces publicaban esos cuadernos ilustrados, con cuentos morales, que todos hemos visto en manos de los niños de América entera.» No le mando, por supuesto, el párrafo por lo de los avisos, aunque a todo poeta sienta bien la leyenda, sino por lo de poeta «admirable».