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Introducción : La Palabra de Dios nos motiva, no solo a vivir y disfrutar de un legado de bendición
que hemos recibido, sino también a comunicarlo a otros y engrandecerlo, cumpliendo así nuestro
llamado de ser luz en medio de la oscuridad. Un escenario propicio para comenzar a engrandecer el
legado es la familia, la cual, se convierte en nuestro primer ministerio a conquistar para que también
puedan heredar las eternas promesas para sus vidas.
Orar por nuestra familia no creyente hasta llegar a ver la respuesta requiere compromiso y
humildad, y en ocasiones somos nosotras las que debemos cambiar.
Como vemos todas las familias de la tierra son llamadas a disfrutar de la misericordia de Dios, pero
necesitamos aprender tres claves importantes:
- Es necesaria la intercesión diaria y permanente por los que no han acercado su corazón a
Dios.
- Declarar con fe las promesas que Dios nos ha entregado sobre ellos, sin juzgarles o sin
detenernos en su realidad presente sino en lo que llegarán a ser en las manos de Dios
- Ser instrumentos del amor incondicional de Dios en sus vidas aunque no estemos de
acuerdo con la vida que llevan. Dios ama al pecador aunque aborrece el pecado
Aplicación Teoterápica: Engrandecer el legado implica llevar a nuestra familia a disfrutar de sus
promesas y creer en que lo que Él ha prometido lo hará, con la convicción de que Dios como buen
Padre ama nuestra familia y anhela que ellos también vengan al arrepentimiento y disfruten de su
bendición. La clave está no en lo que la familia haga, sino en lo que nosotras como instrumentos
podamos hacer para ver su gloria y su propósito en todo
TEMA 17 julio LA GLORIA DE DIOS: LA RESPUESTA A LA BUSQUEDA DE DIOS
Para ver la gloria de Dios en nuestra vida debemos convertirnos apartando y echando de nosotros todo aquello
que no nos permite glorificar a Dios, pues cuando no lo glorificamos tampoco vemos su gloria en lo que
emprendemos, y nos perderemos lo que Él tiene preparado para nosotros: que veamos su gloria como respuesta
a nuestra búsqueda
1. El propósito de la Gloria de Dios (2 Corintios 4:6) Para el ser humano, después de la caída en el Edén fue
imposible volver a acercarse y volver a concebir la gloria de Dios en su vida, porque fue privado de esta
posibilidad. Por eso, lo único que nos acerca a la gloria de Dios es la manifestación del Señor Jesucristo (2
Corintios 4:6). Él nos da a conocer la gloria del Padre, y sólo a través de Él la podemos alcanzar.
Creer en la obra de Cristo, recibirle en el corazón por fe, y vivir para darlo a conocer en la tierra, es ser
instrumento de su gloria. Por eso la gloria de Dios no es solo ver respuestas asombrosas (según nuestra opinión)
en algo que he venido pidiendo, la gloria de Dios se manifiesta en mi vida viviendo la obra salvadora de la
sanidad total, y se materializa completamente cuando nos volvemos instrumentos de esa gloria, llevando el
mensaje de salvación, y cumpliendo la gran comisión.
2. La gloria de Dios es todo lo que necesitamos (Apocalipsis 21:23) El que experimenta la gloria de Dios en
su vida, sabe que esto le basta, no necesita otra cosa y no busca nada distinto de su gloria. La vida con sentido y
la vida abundante no solo es un concepto, sino que es un cambio total en la perspectiva de todas las cosas en la
tierra, entonces la gloria de Dios es aquello que nos llena, nos satisface, nos realiza y nos hace feliz, de manera
que todo lo que se hace es con el fin de compartir de esa plenitud que se experimenta (Isaías 60:19).
3. Hacer todo para la gloria de Dios (1 Corintios 10:31) Todo lo que haga, incluso las cosas más sencillas y
rutinarias, tales como beber o comer, deben ser para la gloria de Dios, es decir, pensando en que cada pequeña
decisión que tome y la suma de estas en el día a día, me llevarán a ver la gloria de Dios porque todo lo estoy
haciendo con este fin. Es tan maravillosos esto, que la gloria de Dios ya está preparada para sus hijos a través
de Jesucristo, para todo aquel que cree y se disponga a verla y manifestarla en su vida, solo se necesita creer
(Juan 11:40).
4. La gloria de los hombres (Juan 12:43) Una razón por la cual no vemos la gloria de Dios en nuestras vidas es
porque hemos amado más la gloria de los hombres que la gloria de Dios. Por eso alcanzar cosas materiales,
reconocimiento, poder y fama en medio de los hombres se vuelve a veces el propósito de vida y el gran objetivo;
tristemente llamamos gloria de Dios el hecho de recibir algo así, pero en realidad lo que hacemos es dar y recibir
gloria los unos de los otros, y no buscamos la gloria que viene del Dios único (Juan 5:44).
5. Las promesas y la gloria de Dios (2 Corintios 1:20) Dios responde a mi vida en su Palabra a través de las
promesas, las cuales son preciosas para mí, en ellas entiendo claramente el concepto de la gloria de Dios,
creemos que las promesas que nos han sido dadas de manera personal, las hemos recibido con el único fin de
ver la gloria del Señor en nuestras vidas, y de esta manera es que siempre serán en Él sí y en Él amén.
No debemos dudar; por el contrario, cada día debemos fortalecernos en fe y la manera de hacerlo es glorificando
a Dios en nuestra vida con obediencia y fe (Romanos 4:20).
APLICACIÓN TEOTERÁPICA: La principal causa para que en un hijo de Dios no se manifieste su gloria es el
pecado. Desafortunadamente, hoy en día existe un cristianismo superficial y permisivo, que disfraza muchas
realidades con legalismo y moralismos. La vida de cada hijo de Dios, las familias y la obra del Señor necesitan
contundentemente una respuesta: requieren la gloria de Dios. Es aquí donde cobra sentido Romanos 3: 23, que
nos deja claro que cualquier condición de pecado debe descubrirse delante de Dios, y debemos tomar la decisión
de apartarnos, si no hay arrepentimiento genuino que nos lleve a apropiarnos de su perdón no se experimentará
la sanidad total.