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Taller No. 2 Maria, MUJER EUCARISTICA, EN LA LITURGIA Animador: Pbro, Dr. Roberto Russo - Uruguay perspectivas: biblica, patristica, del magisterio, entre otras posibles. Pero mi perspectiva va a ser aqut des- de la teologia litirgica: cémo expresa y alimenta la comuni- dad cristiana su relacién con la Madre de Jesis en el mo- mento de la celebracién littrgica. S puede aproximar al tema mariano desde diversas 1. FUNDAMENTO TEOLOGICO DE LA PRESENCIA DE MARIA EN LALITURGIA La referencia a la Virgen Maria en SC 103 aunque sea s6lo en el marco especitico del afio litirgico que en realidad no es ol tinico que atarie a su presencia en la liturgia~ es sufi- cientemente explicito como para inspirar una verdadera teo- logfa litirgica de la presencia de la Virgen Maria en la cele- bracién del misterio cristiano. Al decir de J. Castellano: snl aoa oe oiscirutos un ntimero (SC 103) que no tiene ni una palabra in- util, y que resulta una fecunda semilla que funda y explica la evolucion y la creatividad de Ia liturgia mariana posiconciliar de los tiltimos decenios’ Veamos el texto y su posterior andlisis” En la celebracién de este circulo anual de los miste- rios de Cristo, la santa Iglesia venera con amor espe- cial a la bienaventurada Madre de Dios, la Virgen ‘Maria, unica con lazo indisoluble a la obra de su Hijo; en ella la Iglesia admira y ensalza el fruto mds esplén- dido de la redencién y contempla gozosamente como tuna purisima imagen de lo que ella misma, toda en- tera, ansia y espera ser (SC 103). En la celebracién de este circulo anual de los misterios de Cristo. El texto comienza ubicando el marco litérgico espe- cifico: se trata de la insercién del memorial de la Madre en el ciclo de los misterios de su Hijo. La memoria de la Virgen queda enmarcada no en un ciclo paralelo al de Cristo, sino en el mismo circulo anual. No hay pues dos ciclos, uno de 1 J, CASTELLANO, Presencia dela Virgen Maria en la iturgia. La fecums ‘da semilla de la “Sacrosanetum Conciium” n. 103, en Burgense 45 (2004), 108. Para el comentario de SC 108 sigo muy de cerca los siguiontes estidios de J. CASTELLANO, alos evalas romito: la vor Virgen Maria, ten Nuevo Diccionario de Liturgia, Ed. Paulinas, Madrid 1987, 2030- 2061; La presenze di Maria nel mistero del culto. Natura esignificato, fen Marianum 58 (1996) 387-427; la voz Beata Vergine Maria, en Disionari San Peolo, Liturgia, Ed. San Paolo, Milano, 2001, 201- £235 con amplia bibliografa; Presencia dela Virgen Marta en fa itur- ‘ia. Le fecunda semilla de fa "Saerosanctum Conellium” n. 103, en Burgense 45 (2004) 109-130; Liturgia y vida espiritual. Teologia, celebracion, experiencia, Biblioteca Litirgica 27, Centre de Pastoral Lititgica, Barcelona 2006, 205-218. ‘ana mu casi, ew UTUROIA Cristo y otro de Maria, sino un solo ciclo que responde al tinico misterio de la salvacién en el que Maria queda inte- grada. Se subraya la unicidad de la liturgia como celebra- cién del misterio y de los misterios de Cristo. Marfa se inser- ta en ese contexto que es el tinico misterio de su Hijo. La memoria de la Virgen se coloca en el marco fundamental del aio litargico: desde el Adviento hasta la definitiva venida en la gloria de Jestis el Sefior; es decir, acomparia las celebra- ciones del Hijo* .la santa Iglesia venera con amor especial a la bienaventu- rada Madre de Dios, la Virgen Maria. El cultolitirgico tiene como sujeto integral a la Iglesia de Cristo. Con una palabra sencilla y técnica: “venera”, se indica el culto propio de la Virgen que es el de veneracién’. La expresién “con amor especial” puede indicar la frecuencia del culto mariano como también el amor especial que conoce y reconoce la presen- cia y accién de Maria en el misterio de Cristo. El fundamen- to del culto esta concentiado en el itulo esenctal de la Vir- gen Marfa que indica su vocacién, misin y dignidad eximia en el misterio de Cristo y de la Iglesia: su maternidad divina: theotdkos. Algunas de las fiestas de Maria en el Santoral deben ser iluminadas por su referencia global al misterio de Cristo en el tiempo, como por tjemplo las fess que supanen un doble eon las de Cristo: Cristo Rey, Maria eina; Corazén de Jesis, Coraaén de Maria. O las que ‘acompafian el camino de Maria en el misterio de Cristo, como la fiesta de la Vistacin, La Virgen no puede ser objeto del culto de adoracién o latria. Pero si puede ser objeto digno del culto de “dulia" o veneracién, que se ‘ributa.a todas las personas excelentes como son los santos del cielo, Sabemes que la excelencia de la Virgen sobrepesa a Ia de ‘todos los bienaventurados, por lo que ol culto de “dulfa” con que se hhonra a la Virgen debe sor especialisimo y es llamado por la Iglesia como “hiperdulia” 339 suis, mane Dé oscPuios unida con lazo indisoluble a la obra de su Hijo. Este ineiso indica que no se pueden celebrar los misterios del Hijo sin hacer memoria de la unién estrechisima ¢ indisoluble de la Madre, en un dinamismo de gracia que la previene, y de cooperacién matemal que supone la colaboracién activa de Maria en la obra de la salvacién. Marfa est4 asociada con tuna colaboracién personal, maternal y Gnica. La indisolue ble presencia de la Virgen en la obta de nuestra salvacién realizada por Cristo, justifica y exige una amplia memorig presencia, celebracién, imitacién— de la Virgen®. Estamos frente al principio fundamental de a nueva reflexiGn teolégica, Maria esta indisolublemente unida a toda la obra de Crist, de la que la liturgia es memorial, presencia y actualizacién en la historia hasta su venida gloriosa. De esta forma se recupera la perspectiva cristolégica (SC 5-7) y mariana de | la obra de la salvacién. Maria ha estado siempre presente activamente en la obra salvifica de su Hijo. Esto justifica le ‘memoria de Maria en el ciclo litirgico anual y pone en evir dencia que no se pueden celebrar los misterios del Hijo sit una referencia a la presencia de la Madre. Por lo tanto le Ialesia no puede olvidar en ninguna celebracién de la obre salvifica de Cristo la presencia de aquella que a dicha obra fue asociada y continiia estando unida®. 5 Aqui se apunta a Ia “ejemplaridad” de Maria que lo desarrllar fa Marialis Cultus 16 y 23. © Este principio de la SC os la perspectiva fundamental del capitulo Vill de la LG. Es sobre fodo el enfaque de los nimeros 55-59 lo que pone de relieve la insercién de Maria en la historia de la selvacion {AT y NT nn. 55-56}, en el misterio de Cristo, con su presencia y cooperacién materna en las misterios de la infancia (n. 57), con st peregrinacién de fe en comunién con Cristo durante su vida publ a, hasta el Calvario, donde se consuma el misterio de la vedenci6n (n. 58), y hasta Pentacostés donde Marfa esta activa en oraci6n con ls discipulos, para convertirse en presencia permanente en una tl conformacién al Hijo Resucitado en a gloria de su Asuncion (n. 59} En el n, 66 habla de la naturaleza y del fundamento del culto de ls 340 uaa ex ucatsica, ou TUBER _,en ella la Iglesia admira y ensalza el fruto mas espléndido de la redencién. Maria fue redimida, salvada, santificada por el Misterio pascual de Cristo que fue anticipado en Ma- fa y que luego fue participado por Maria. Asi se pone de relieve Ia relatividad de Maria al misterio salvador de su Hijo ysu cooperacién, Un aspecto del culto mariano es la con- femplacién de la obra de la Trinidad en ella. La Iglesia se mantiene agraciada al contemplar en Maria el fruto mas excelso de la salvaci6n: en su principio ~la Inmaculada Con- cepcién-, en su cooperacién maternal con la maternidad divina -que se explicita en los mistetios de Cristo-, con su final escatolégico que es la plenitud de la salvacién que bri- lla en su Asuncién gloriosa. El tono normal de la celebracién es la contemplacion, llena de admiracién y alabanza hacia la Trinidad, por la obra de salvacién hecha en Maria. Y la contempla gozosamente como una purisima imagen de Jo que ella misma, toda entera, ansia y espera ser. Este texto de clara orientacién mariano-eclecial, anticipa en parte una, de las opciones del Vaticano Il en la LG, la consideracién del misterio de Maria a la luz del misterio de Cristo y de la Iglesia. En este texto juega un rol importante la dimensi6n escatolégica'de Maria y de la Iglesia, que son a la vez pro- pias de la liturgia. La Virgen Maria con su Asuncién giori sa, 25 {cono escatolégico de la Iglesia, lo que ya es en ella y lo que sera”. En sintesis SC 103 es un texto de gran valor teoléaico, inspi- rado en la Mediator Dei de Pio Xll (1947), doctrinalmente Virgen y afiade: “que particip6 en los misters de Cristo”. La LG completa y prolonga la tealagi litivgica de In SC. Elcelolitrgico de las fiestas de a Virgen en Oriente se ciera con la celebracién de la Dormicién de la Madre de Dios. La LG eoncluiré el cap. Vill con una visién semejante de Marfa glorficada en el cielo: “signo de esperanza y de consuelo para el pueblo de Dios peregri- no en el tierra” (LG 68). 341

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