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CREO EN EL ESPÍRITU SANTO

Compartiendo la Palabra.

“Cuando llegó el Día de Pentecostés, estaban todos reunidos. En un mismo lugar. De pronto, vino del cielo un ruido,
como el de una violenta ráfaga de viento, que llenó toda la casa donde estaban. Se les aparecieron unas lenguas
como de fuego, las que, separándose, se fueron posando sobre cada uno de ellos; y quedaron llenos del Espíritu
Santo y se pusieron a hablar idiomas distintos, en los cuales el Espíritu les concedía expresarse”.(Hechos de los
Apóstoles 2, 1-4)

“En cada uno el Espíritu Santo revela su presencia con un don que es también un servicio. A uno se le da hablar con
sabiduría, por obra del Espíritu. Otro comunica enseñanzas conformes con el Espíritu.

Otro recibe el don de la fe, en que actúa el Espíritu. Otro recibe el don de hacer curaciones, y es el mismo Espíritu.
Otro hace milagros; otro es profeta; otro reconoce lo que viene del bueno o del mal Espíritu; otro habla en lenguas,
y otro todavía interpreta lo que se dijo en lenguas. Y todo esto es obra del mismo y único Espíritu, el cual reparte a
cada uno según quiere”. (1Corintios 12, 7-11)

El Espíritu Santo

• Cristo mandó al Espíritu Santo para ayudarnos a asimilar su doctrina y darnos la fuerza para cumplirla.

• Debemos colaborar con el Espíritu Santo aceptando su Luz y su Fuerza.

1. El Espíritu Santo nos ayuda a asimilar la doctrina de Cristo.

El Espíritu Santo prepara a los hombres, los previene por su gracia, para atraerlos hacia Cristo. Les manifiesta al
Señor resucitado, les recuerda su Palabra y abre su mente para entender su Muerte y Resurrección. (Catecismo,
n.737).

2. El Espíritu Santo nos da la fuerza necesaria para vivir nuestros compromisos bautismales.

La vida cristiana es una opción que debemos renovar todos los días. Dios nos deja libres. En cualquier momento
cabe la posibilidad de echarnos atrás, de quedarnos indiferentes, de ser unos cristianos "domesticados" como
ciertos animales que sólo sirven para adornar el hogar, pero que ya no son agresivos porque están domados.

3. El Espíritu Santo no deja de venir a nosotros constantemente

Experimentamos muchas venidas del Espíritu Santo durante nuestra vida. Las más fuertes son cuando recibimos los
sacramentos. Por medio de cada sacramento el "artífice de nuestra santificación", el Espíritu Santo, va acabando su
gran obra en nosotros, nuestra transformación en Cristo.

EL ESPIRITU SANTO VIVIFICA LA IGLESIA.

• “Lo que nuestra alma es para nuestros miembros, eso mismo es el Espíritu Santo para los miembros del
Cuerpo Místico de Cristo es la Iglesia (S. Agustín) Catecismo de Iglesia Católica N° 797

• La Iglesia es el Templo del Espíritu Santo, el Espíritu es como el Alma del Cuerpo Místico, principio de su
vida, de la unidad en la diversidad y de la riqueza de sus Dones y Carismas” Catecismo de la Iglesia Católica N° 809
• Toda la Iglesia aparece como el Pueblo UNIDO por la unidad del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo.
Catecismo de la Iglesia Católica N° 810

ACTIVIDADES

Escribe los dones del Espíritu Santo

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Luego coloca en los recuadros el número del don que le corresponde:

Nos hace sentir fuertes y Nos hace saber escuchar y


VALIENTES, para responder a ayudar, con nuestros consejos, a
las exigencias cristianas. superar las dificultades que no
nos dejan.

Nos hace conocer la inmensa Nos inspira formas de


BONDAD de DIOS Padre comunicarnos con nuestro Padre,
Misericordioso, para todos sus con Cristo y el Espíritu Santo,
hijos. que anima y fortalece

nuestra FE.
Nos hace vivir en la presencia de Dios, que
está siempre con nosotros, por medio de su
Espíritu.

Nos hace vivir en la presencia de


Dios, que está siempre con
nosotros, por medio de su Nos inspira formas de comunicarnos
Espíritu. con nuestro Padre, con Cristo y el
Espíritu Santo, que anima y fortalece
nuestra FE.

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