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Escribir la introducción y el cuerpo de un trabajo escrito es

un gran logro, pero de todas maneras tendrás que escribir


una conclusión. Escribir la conclusión puede parecerte
difícil, pero es más fácil de lo que seguro piensas. Primero,
para darle la forma correcta a la conclusión, enuncia
nuevamente la tesis, resume los argumentos y presenta un
enunciado final. Luego, vuelve a leer y revisar la conclusión
para que sea efectiva.

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Para empezar la conclusión, vuelve a enunciar la tesis
en otras palabras. Menciona las mismas ideas, pero en
una forma diferente. Aunque no será bueno repetir la tesis
palabra por palabra, tienes que recordarle al lector aquello a
lo que te has embarcado a probar al inicio del trabajo. Esto
te permitirá mostrar de qué manera los argumentos y las
evidencias que has presentado sustentan la tesis, y, así, el
ensayo será efectivo.[1]
 Digamos que tu tesis dice lo siguiente: “Dejar que los
estudiantes vayan a la biblioteca durante el almuerzo
mejora la vida en el campus y contribuye al logro
académico porque alienta la lectura, permite que los
estudiantes empiecen las asignaciones a tiempo y
proporciona un refugio para los que comen solos”.
 Puedes volverlo a enunciar de esta manera: “La evidencia
demuestra que los estudiantes que tienen acceso a la
biblioteca de la escuela durante el almuerzo revisan más
libros y tienen mayores probabilidades de terminar su tarea,
además que no están obligados a comer solos”.

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