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Alejandro Gaviria
domingo, abril 13, 2014
Diez mitos sobre el sistema de salud en Colombia
1. Colombia invierte mucho en salud. Falso. Invertimos 660 dólares por habitante
(PPA). Mucho menos que otros países de la región. En Colombia, el gasto de bolsillo
(como proporción del gasto total) apenas llega a 20%. En promedio, en la región
latinoamericana, elgasto de bolsillo está cercano a 50%.
2. Los colombianos odian el sistema. Falso. 80% de los colombianos dicen estar
descontentos con el sistema de salud o las políticas de salud. Pero, cuando se pasa de
la evaluación general a la valoración específica, concreta, los porcentajes cambian.
Drásticamente. Más de 60% de los colombianos dice haber recibido una buena (o muy
buena) atención en su último contacto con el sistema (Encuesta CNC, 2013).
3. Existe una crisis de salud pública. Falso. La mayoría de los indicadores de salud
pública ha mejorado sistemáticamente (ver aquí). En el último año, Colombia recibió
varios reconocimientos por sus logros en el área de la salud pública: fue declarado el
primer país del mundo libre de oncocercosis (o ceguera de los ríos), fue reconocido
como el primer país de las Américas libre de circulación autóctona de sarampión y
rubéola, y fue nombrado uno de los campeones del continente en la lucha contra la
malaria en 2013. Además, el programa de inmunizaciones colombiano ha sido
encomiado como uno de los más completos y exitosos de la región.
4. Los avances en cobertura no implican mayor acceso. Falso. Bastaría con mencionar
que, hace veinte años, una tercera parte de los colombianos más pobres afirmaban "no
tener ningún acceso a cuidado médico en caso de enfermedad" y que este porcentaje
es ahora inferior a 3% (ver aquí). Más de diez mil afiliados al Régimen Subsidiado
reciben hemodiálisis cada semana. Hace veinte años, cuando imperaban los hospitales
de caridad (y nadie hablaba de la salud como derecho), los pacientes en condiciones
similares no recibían ningún tipo de atención. Ninguno.
5. El ánimo de lucro es la raíz de todos los problemas. Falso. Los análisis comparativos
de la Superintendencia Nacional de Salud, basados en los resultados en salud, las
satisfacción de los afiliados y las quejas de la gente, muestran que las peores EPS son
las públicas: Caprecom, Convida, Capital Salud, etc. Ninguna de las anteriores tiene, por
definición, ánimo de lucro o apetito de ganancias.
6. Las tutelas en salud están disparadas. Falso. Las tutelas han disminuido
sustancialmente como proporción del número de afiliados. En 2008, había 40 tutelas en
salud por cada 10 mil afiliados al Sistema General de Seguridad Social en Salud (SGSSS).
En 2013, hubo 25 tutelas por cada 10 mil afiliados (datos basados en la base de datos
sobre tutelas de la Defensoría del Pueblo).
7. Las tutelas benefician a los más pobres. Falso. Casi la mitad de las tutelas benefician
al 20% más rico de lo población. Lo mismo ocurre con los llamados recobros (servicios
no cubiertos por el plan de beneficios que son pagados por las EPS y luego recobrados
al Estado). La protección individual de los derechos sociales tiende a ser regresiva. En
Colombia y en el resto del mundo.
9. Existe un plan (macabro) para cerrar hospitales públicos. Falso. El giro directo de los
recursos del Régimen Subsidiado (RS), la liberación de los excedentes de las cuentas
maestras del mismo RS y las crecientes inversiones en dotación de equipos biomédicos
han beneficiado (y beneficiarán) los hospitales públicos. Los hospitales de primer nivel
han mejorados sus finanzas de manera sustancial. Los hospitales de mayor nivel de
complejidad siguen teniendo problemas financieros, como resultado de la crisis del
sector y los problemas históricos de mala gestión. Los Programas de Saneamiento
Fiscal y Financiero son, en esencia, programas de salvamento que imponen unas
condiciones mínimas de buen gobierno y sostenibilidad.
10. El Ministerio de Salud y Protección Social (MSPS) no ejerce ninguna rectoría. Falso.
El MSPS se ha fortalecido técnicamente. La regulación de precios de medicamentos, la
reciente ampliación del POS, el lanzamiento del Plan Decenal de Salud Pública, la
publicación de las Guías de Práctica Clínica y la puesta en marcha del Sistema Integral
de Información de la Protección Social (SISPRO), entre otros cambios recientes,
muestran la consolidación de la (añorada) rectoría. Además, la creación del Instituto de
Evaluación de Tecnologías (IETS) y las reestructuraciones de la Supersalud y el Instituto
Nacional de Salud (INS) confirman el fortalecimiento de las funciones de regulación,
supervisión y vigilancia.
LECTURA 3
Alejandro Gaviria
martes, octubre 27, 2015
Salud, innovación y sostenibilidad
Pero el beneficio de una innovación cualquiera puede ser inferior a su costo social. No
todas las innovaciones son socialmente rentables.
Además, el valor social de la innovación farmacéutica está disminuyendo.
Para las tecnologías aprobadas hace dos décadas, un año más de vida de un paciente
con cáncer costaba 50 mil dólares en promedio, para las aprobadas actualmente cuesta
150 mil dólares. Ver gráfico.
Nuestro sistema de salud debe pagar por las tecnologías que agregan valor.
Gráficamente debe incorporar la tecnología B, pero no necesariamente la tecnología A’.
En Colombia, por mucho tiempo, el sistema pagó por todo, por A, A’ y B, casi a
cualquier precio. Sin límites racionales o percibidos.
La incorporación desordenada de las nuevas tecnologías ha sido la causa
preponderante de los problemas financieros del sistema de salud.
El gran reto de los próximos años es construir un acuerdo legítimo que nos permita,
como sociedad, incorporar de manera ordenada y sostenible solo las tecnologías que
agregan valor.
Este acuerdo necesita nuevas normas (Pj., la reglamentación de la Ley Estatutaria y del
Plan de desarrollo), pero también una nueva cultura (Pj., los médicos deben ser
plenamente conscientes de su doble responsabilidad, con el paciente y con los recursos
del sistema).
Sin un acuerdo que facilite la incorporación racional de la innovación, los problemas
financieros del sistema seguirán ahondándose con graves consecuencias sociales.
LECTURA 4
Alejandro Gaviria
Jueves, agosto 18, 2016
Contradicciones
Tercera contradicción. Los mismos que abogan por un sistema más equilibrado,
centrado en la promoción y prevención, argumentan que el sistema debe pagar por
cuidadores, niñeras, pañitos húmedos, pañales, etc. Defienden al mismo tiempo la
priorización del gasto y la obligación de pagarlo todo. Abogan por lo colectivo y por lo
individual de manera simultanea.
Casi sobra decirlo, si no superamos estas contradicciones, va a ser muy difícil resolver
los problemas financieros del sistema de salud.
LECTURA 5
En los países nórdicos, donde los ciudadanos no abusan de los beneficios, aportan lo
que pueden y toman lo que necesitan (no más), el Estado de bienestar es sostenible. En
muchos países mediterráneos, donde los ciudadanos abusan de la solidaridad
institucionalizada, aportan menos de lo que pueden y toman más de lo que necesitan,
es inviable (ver aquí). Uno puede decretar el Estado de bienestar. Uno puede también
proclamar derechos. Pero cambiar la cultura (un imperativo) es mucho más difícil.
Hay una palabra sueca que resume bien el asunto en cuestión: lagom. Imaginémonos a
30 personas sentadas en un gran círculo, descansando después de un día arduo, de una
batalla o una empresa colectiva. Uno de ellos pone a circular (literalmente) una vasija
con agua. Cada persona bebe un sorbo y le pasa la vasija a su compañero de la
derecha. La vasija da la vuelta, recorre todo el círculo y el último bebe tanto como el
primero. Lagom significa eso, una conciencia colectiva sobre las necesidades de los
otros, una moderación de los apetitos propios y un respeto a los de los demás.
En los debates en Colombia sobre el sistema de salud, resulta evidente que estamos
lejos de esa cultura, que no somos conscientes de los límites y que el derecho
fundamental a la salud se ha concebido de manera individual, no colectiva. Buena parte
de nuestros problemas vienen de allí: muchos tomamos más de lo que nos corresponde
y el agua, por supuesto, se agota antes, mucho antes de llegar al final.