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Determinismo

biológico
creencia de que el comportamiento
humano es controlado por los genes de un
individuo

El determinismo biológico, en sociología,


filosofía de la ciencia y biología, describe
la creencia de que el comportamiento
humano es controlado por los genes de un
individuo.
El determinismo biológico afirmaría que
tanto las normas de conducta
compartidas como las diferencias
sociales y económicas que existen entre
los grupos, básicamente diferencias de
raza, de clase y de sexo, derivan de ciertas
diferencias heredadas innatas, y que en
este sentido, la sociedad constituye un
reflejo fiel de la biología. El determinismo
biológico habría desempeñado un papel
negativo en la explicación y creación de
conceptos como la raza, el género y la
sexualidad.[1]

El determinismo biológico se plantea hoy


en términos de determinismo genético, un
conjunto de teorías que defienden la
posibilidad de dar respuestas últimas al
comportamiento de los seres vivos a partir
de su estructura genética. Por lo tanto, la
conducta, tanto de los animales como del
ser humano, obedece a formas que han
sido necesarias para la supervivencia de
sus genes, y que se extienden a complejos
sistemas sociales adaptados a su más
favorable proceso evolutivo.

El consenso científico es que actualmente


no hay pruebas para el determinismo
biológico estricto en las ciencias
biológicas y psicológicas. Los rasgos
físicos y comportamientos son fenotipos
ya que son el resultado de interacciones
complejas entre la biología y el medio
ambiente.[2]

Determinismo biológico y
genético en la especie
humana
En el caso de los humanos, “máquina de
supervivencia” de sus genes, según la
definición de Richard Dawkins, al igual que
sus características físicas, factores tan
controvertidos como son el racismo, la
desigualdad social, la competitividad, las
guerras, el hambre, las enfermedades, la
agresividad, las diferencias entre sexos, el
libre albedrío o el altruismo, son
justificados por los deterministas
biológicos, esencialmente, a partir de
factores heredados por los genes, los
cuales a su vez se rigen por los procesos
evolutivos que operan en la selección
natural, establecidos por Charles Darwin
en la segunda mitad del s. XIX, difundidos
con posterioridad por el darwinismo social
y cuyo eco contemporáneo se halla en las
teorías sociobiológicas, suscritas entre
otros, por Edward O. Wilson o Richard
Dawkins, quienes han encontrado en
autores como R. C. Lewontin, Steven Rose,
Leon J. Kamin o Stephen Jay Gould sus
más firmes oponentes, al manifestar en
sus críticas que, escudándose en el
determinismo biológico, se intenta
legitimar el estatus elitista de
determinados grupos de poder sociales,
políticos y económicos, en el orden
capitalista mundial hoy imperante. Dichos
grupos justificarían el ejercicio de su
autoridad, dominio y opresión, sobre los
“naturalmente” menos favorecidos por la
selección natural, sobre la base de una
aparente escasez de recursos o al notable
y progresivo crecimiento de las
poblaciones, factores que en última
instancia, según los deterministas
biológicos, condicionan la conducta
humana.
Críticas al determinismo
No está en los genes -
Lewontin, Rose y Kamin

El determinismo biológico, por el que


aboga la sociobiología contemporánea y
que hoy Edward Osborne Wilson plantea
en términos de determinismo genético, es
tachado por R.C. Lewontin, Steven Rose,
Leon J. Kamin en No está en los genes
(1987), como directo sucesor intelectual
del Leviatán (1651) de Thomas Hobbes
(1588-1679) y de su célebre máxima:
“homo homini lupus”, “el hombre es un
lobo para el hombre”, quien anteponiendo
los intereses individuales a los colectivos
contribuyó en gran medida al
establecimiento de las bases de la
sociedad burguesa, sustentadas en la
competitividad, el egocentrismo, la
desconfianza y la depredación humana;
hechos naturales e inevitables para
Hobbes, puesto que según él la estructura
biológica del hombre así lo determina.

Determinismo biológico y
neoliberalismo

Para Pankaj Mehta, profesor de la


Universidad de Boston, la historia está
plagada de ejemplos aterradores acerca del
abuso de la teoría de la evolución para
justificar la dominación y la desigualdad y
con el neoliberalismo económico y social
estaríamos viviendo una nueva época de
auge del determinismo biológico, del
determinismo genético y del darwinismo
social. Para este autor la relación entre
genética y determinismo es antigua y, por
ejemplo uno de los institutos de
investigación genética más importantes,
cuyo origen fue eugenésico, es el Cold
Spring Harbor Laboratory. Estaríamos
viviendo el principio de la era genómica
unido a una nueva Gilded Age en la que
una pequenísima élite global (no más del
1% frente al 99% restante) tiene el poder y
la riqueza para dominar el mundo, que,
aunque no precisa justificación, alude, a
presupuestos deterministas genéticos. El
concepto de heredabilidad es útil pero es
una abstracción que depende por
completo de los modelos estadísticos
utilizados en su definición -con las
premisas y prejuicios subyacentes-.[3]

El concepto de heredabilidad y los


GWAS

Pankaj lo explica así. Los nuevos estudios


basados en la secuenciación genética
confirman las similitudes entre humanos
en el 99,9%, con diferencias del 0,1% del
ADN (que explicarían variaciones en el
color de la piel, la estatura y la propensión
a enfermar. No hay dudas acerca de la
existencia de una relación entre los genes
y las características observables
establecidas por las leyes de Mendel
sobre la herencia. Por lo tanto hay una
clara correlación entre información
genética o genotipo y rasgos observables
o fenotipo. Los factores ambientales
tienen poca influencia sobre la mayoría de
los rasgos mendelianos. Sin embargo
también sabemos que las leyes de Mendel
no son aplicables a la mayoría de los
rasgos y enfermedades. Así casi todos los
fenotipos emergen de interacciones
extremadamente complejas entre los
genes múltiples (loci) y el medio ambiente.
Es decir, para muchos rasgos no existe
una correspondencia simple entre
genotipo y fenotipo.[3]

El Estudio de asociación del genoma


completo (GWAS) pretende resolver ese
problema y es un elemento básico de la
moderna genética de poblaciones. El
propósito de los GWAS es relacionar la
variación genotípica con la variancia
fenotípica que se expresaría mediante el
concepto de heredabilidad que se define
como la fracción de la variación fenotípica
que podemos atribuir a la variación
genética (heredabilidad igual a cero
significa que toda la variancia fenotípica
es medioambiental, mientras que una
heredabilidad igual a uno significa que es
por completo genética).[3]

Como señala Richard Lewontin hay


problemas en la selección de poblaciones:

La relevancia misma de la
naturaleza física del medio
ambiente viene determinada por
los propios organismos (…). Una
bacteria que vive en un líquido no
siente la gravedad puesto que es
muy pequeña (…) pero su tamaño
está determinado por sus genes, de
modo que la diferencia genética que
hay entre nosotros y la bacteria es
lo que determina que la fuerza de la
gravedad sea relevante para
nosotros.[4][3]

Habría muchos ejemplos donde la


heredabilidad queda sujeta más al medio
ambiente que a los genes. Por ejemplo el
coeficiente de inteligencia (CI) donde los
estudios muestran un largo y sostenido
aumento en las puntuaciones de CI
durante el siglo XX (el llamado efecto
Flynn), revelando así la enorme
importancia de la influencia entorno en
comparación con la de la genética en la
determinación del CI.[3]
Utilización del determinismo
biológico por el neoliberalismo

Para Pankaj, a pesar del limitado éxito del


Estudio de asociación del genoma
completo -que no llegan ni a explicar la
estatura-, los deterministas biológicos se
muestran arrogantes y pretenden que se
podrá en un futuro explicar con las bases
genéticas de rasgos mal definidos,
temporalmente variables y de difícil
cuantificación como la inteligencia, la
agresividad o las preferencias políticas.
Como hay observación considerada
científica el determinismo biológico puede
parecer plausible -además nadie duda de
que los elementos constitutivos más
básicos de un organismo están
codificados en su material genético y que
la evolución ha dado forma a esos genes
mediante algún tipo de combinación de
variabilidad y selección genéticas- pero
querer explicar el comportamiento
humano es claramente descabellado.
Nigel Goldenfeld y Leo Kadanoff resaltan
la importancia de las propiedades
emergentes del sistema en su conjunto
para su comprensión y la inutilidad de
explicaciones de inferior rango -teoría de
sistemas-. No puede reducirse las
propiedad de un ser vivo a sus genes. En
otro campos Engels[5] y Karl Marx
sostuvieron la misma opinión en relación
con la cantidad y la cualidad, así Marx
señaló que a partir de cierto punto, las
diferencias meramente cuantitativas pasan
a constituir cambios cualitativos.[3]

Actualmente las grandes empresas


obtienen grandes beneficios y una
pequeña elite acumula enormes
cantidades de riqueza y la desigualdad
alcanza niveles cercanos a los de
denominada Gilded Age. Las
contradicciones existentes del capitalismo
y del capitalismo neoliberal según Pankaj,
se hacen cada vez más evidentes -no hay
igualdad de oportunidades, ni mérito, ni
derechos democráticos reales-. Aparece
entonces el determinismo biológico que
ofrece explicaciones científicas para dar
cuenta de las contradicciones de
civilización creadas por el capitalismo. Si
todas las explicaciones se reducen a la
genética -lo cual es cierto en algunos
aspectos-, entonces ya no tenemos que
pensar en razones sociales, económicas,
políticas, etc.[3]

Señala Pankaj que el crítico literario


Roberto Schwarz ya señaló que el
determinismo biológico es una ilusión
socialmente necesaria bien fundada en la
mera apariencia. Y como, a semejanza del
arte y la literatura, la ciencia refleja el
proceso social al que debe su existencia.
Los científicos heredan los prejuicios de
las sociedades en las que viven y
trabajan.[3]

Según Pankaj en ningún otro lugar esto


resulta más evidente que La encarnación
moderna del determinismo biológico, con
sus supuestos decididamente neoliberales
acerca de los humanos y las sociedades
es el cúlmen de ese planteamiento. El
abuso de la genética y de la teoría de la
evolución -el darwinismo social- han
justificado la dominación y la desigualdad;
la esclavitud y el colonialismo, las
explicaciones científicas de la violación y
el patriarcado y las explicaciones
genéticas de la superioridad inherente de
la elite gobernante. En la era genómica en
la que nos encontraríamos habría que
vigilar que le genética no justifique los
desafueros del neoliberalismo.[3]

Véase también
Determinismo
Sociobiología
Darwinismo social
Richard Lewontin

Referencias
1. Feminist Frontiers, Ninth Edition, by
Taylor, Whittier, and Rupp; How
Societies Work, Fourth Edition, by
Joanne Naiman
2. Nature via Nurture by Matt Ridley,
2003
3. El resurgimiento del determinismo
biológico en la era neoliberal , Pankaj
Mehta, 2014, en Sin permiso
4. Richard Lewontin
5. [http://digital.csic.es/bitstream/10261
/10414/1/engels.pdf Engels y las
nuevas perspectivas de la lógica
matemática. Lorenzo Peña, CEMI
(Universidad de León), 1984, pp. 163-
218, ISBN 84-600-3777-0

Enlaces externos
El resurgimiento del determinismo
biológico en la era neoliberal , Pankaj
Mehta, 2014, en Sin permiso
En contra del determinismo biológico -
Richard C. Lewontin , Carlos López
Fanjul.

Datos: Q252962
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Última edición hace 9 días por Aosb…

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