Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
2.1. DEFINICIÓN
De esta manera Ferrero (2016) define los albaceas como: “Los ejecutores
testamentarios a quienes el testador nombra para que cumplan sus
disposiciones de última voluntad” (p. 531).
El autor agrega algo muy resaltante y es que si decimos que los albaceas son
aquellas personas que se encargan de dar fiel cumplimiento a las disposiciones
testamentarias y al referir que es una institución que se enmarca dentro del
Derecho Sucesorio, es necesario aclarar que esta figura no tendría lugar en una
sucesión intestada, puesto que sólo es admitida cuándo el testador
voluntariamente lo señala en su testamento.
Por su parte Fernández, J. (2010) describe el albacea como: “la persona(s) en
la(s) que el causante deposita su confianza para que, a su muerte, se encargue
de llevar a buen término, entre otras funciones, las que resulten más urgentes al
tiempo del fallecimiento, o incluso las propias disposiciones testamentarias” (p.
195).
CLASIFICACIÓN
a) Universales: Los designados para ejercer las facultades del cargo sin
limitaciones.
b) Particulares: Los designados para cumplir tan solamente con
determinadas funciones.
C) POR EL NÚMERO
Es por ello que podemos deducir entonces que, para que una persona sea
considerada albacea debe constar su nombre en el testamento como una
manifestación de voluntad del propio testador. Sin embargo existe la posibilidad
de nombrar un albacea dativo, según el artículo 792° C.C.
Podemos inferir que este artículo se refiere a los albaceas simultáneos; es decir
aquellos que han sido designados para ejercer el cargo conjuntamente, por lo
que, según lo establece el código deben actuar de común acuerdo o en su caso
por mayoría. Como lo refiere Fernández, J. (2010) “Deben actuar unánimemente
(consuno), por delegación a uno de ellos o atendiendo a la democracia (por
mayoría)” (p. 196).
En este caso la norma civil en el artículo 781° hace mención respecto a cuál
sería la responsabilidad de los albaceas: “Es solidaria la responsabilidad de los
albaceas que ejercen conjuntamente el cargo, salvo disposición distinta del
testador”.
La norma en mención establece que en vista que el testador no señale
expresamente cual debe ser la responsabilidad de los albaceas designados, se
deberá entender que esta será solidaria entre todos los albaceas designados.
Debemos entender esta interpretación como una imposición por la ley a causa
de la omisión del testador de pronunciarse respecto a la no procedencia de la
responsabilidad solidaria, por lo que al no haberlo hecho regirá este tipo de
responsabilidad.
Sin embargo Aguilar, B. (2010) explica que el hecho de que la norma imponga la
responsabilidad solidaria, si el testador no ha hecho mención a cual debería
operar, recaería en una injusticia ya que:
De hecho es muy cierto lo que señala el autor ya que se pueden presentar casos
en los que el testador por considerar un mejor cumplimiento de su última voluntad
establece en su testamento a dos personas como albaceas, los cuales según lo
señala la norma ejercerían el cargo en conjunto, pero si bien es cierto la norma
prevé que estos puedan tener diferencias para lo cual la solución sería tomada
por la mayoría; en este caso no se podría ya que solo son dos personas y las
mismas están en discordia por lo que no habría mayoría que decida y una mala
decisión adoptada haría al otro caer en una responsabilidad solidaria. Es por esto
que lo mejor sería no permitir el nombramiento de una pluralidad de albaceas o
en su caso al menos tener presente el testador pronunciarse respecto a la no
procedencia de este tipo de responsabilidad.
Así pues ante la falta de un albacea que ha sido designado principalmente por
el testador para que desempeñe tal cargo, lo podrán suceder los demás que
también han sido designados por el testador en la medida del orden que fueron
determinados.
Nuestra norma civil más que señalar quiénes podrían ser albaceas, se ha
limitado de una forma más breve a considerar y establecer aquellas personas
que no calificarían para desempeñar este cargo. Es por esto que el artículo 783º
establece que: “No puede ser albacea el que está incurso en los Artículos 667º,
744º, 745º y 746º”; mismo que se refieren a la indignidad, desheredación de
descendientes, ascendientes y cónyuge respectivamente. De tal manera que se
entiende que las personas que no incurra en alguna de estas causales, podrá
libremente ser designada como albacea.
Por último el artículo 746° establece que: “Son causales de desheredación del
cónyuge las previstas en el artículo 333, incisos 1 a 6”. Es decir las siguientes:
1. El adulterio.
2. La violencia física o psicológica, que el juez apreciará según las
circunstancias.
3. El atentado contra la vida del cónyuge.
4. La injuria grave, que haga insoportable la vida en común.
5. El abandono injustificado de la casa conyugal por más de dos años
continuos o cuando la duración sumada de los períodos de abandono
exceda a este plazo.
6. La conducta deshonrosa que haga insoportable la vida en común.
La redacción del nuevo Código es más adecuada y clara que la del Código
derogado, ya que es comprensible que una persona jurídica pueda ser
considerada por el testador como la persona más idónea para ejecutar su
testamento, como puede ocurrir con una entidad financiera o cualquier
otra que su estatuto lo permita, dado el prestigio que pueda tener la
entidad.
Respecto a la autorización legal para que una persona jurídica ejerza el cargo
de albacea, debe tenerse presente que además de la existencia de una norma
autoritativa, se requerirá de un acto de designación por el testador o el juez y en
ese último supuesto, la aceptación del encargo por parte de la persona jurídica
(salvo prohibición estatutaria). En el caso de los bancos, la Ley N° 26702, Ley
General del Sistema Financiero y del Sistema de Seguros y Orgánica de la
Superintendencia de Banca y Seguros, en el inciso 5) de su artículo 275 los
autoriza expresamente a "ejercer el cargo de albacea testamentario o dativo".
Así como el testador de propia voluntad ha designado a una persona para que
a su muerte sea su albacea, esta última puede también de manera voluntaria
decidir entre aceptar o no el cargo. Así pues el artículo 785º dispone que: “El
albacea puede excusarse de aceptar el cargo, pero si lo hubiera aceptado, no
podrá renunciarlo sino por justa causa, a juicio del juez”. Entendemos por
excusa aquel término que supone una declaración de voluntad negativa, en este
caso, por parte del albacea de no querer ser tal.
Es así que como excepción a dicha regla, la parte final del artículo en comentario
otorga tal representación a los albaceas o ejecutores testamentarios designados
por el testador, facultándoles a interponer demandas o a responder en juicio, en
tres situaciones que expresamente considera.
Así se tiene que el artículo 793º de nuestra norma civil, dispone que: “El cargo
de albacea es remunerado, salvo que el testador disponga su gratuidad. La
remuneración no será mayor del cuatro por ciento de la masa líquida. En defecto
de la determinación de la remuneración por el testador, lo hará el juez, quien
también señalará la del albacea dativo”.
El artículo 796º de nuestro Código Civil dispone que: “El cargo de albacea
termina” por las siguientes razones:
Esto explica que la norma consagra dos excepciones: el mayor plazo que hubiera
señalado el testador o el mayor lazo que conceda el juez con acuerdo de la
mayoría de los herederos. En consecuencia, en la hipótesis de que el testador
no hubiese señalado plazo mayor para el ejercicio del albaceazgo por la persona
designada por él en su testamento, el cargo termina al cumplirse los dos años a
que se contrae el numeral 1 de la norma en comentario.
2. Por haber concluido sus funciones.
Según lo dispuesto por el artículo 795°, la remoción que origine el término del
cargo de albacea debe reunir, para ser eficaz, las siguientes notas
características: Debe originarse en petición de parte. Ella podrá estar constituida
por uno o más de los sucesores; por uno o más de los acreedores de la sucesión;
por cualquier persona con legítimo interés económico o moral, siendo que este
último -salvo disposición expresa de la ley autorizará la acción solo cuando se
refiera directamente al agente o a su familia. Debe sustentarse o responder a
una petición de parte que se halle debidamente fundamentada. Y debe ser
dispuesta mediante resolución judicial.